—Mara dime algo por favor...— yo casi le suplicaba mientras estábamos sentadas en el sofá de mi casa. Mi amiga me miraba con los ojos bien abiertos y la boca que se le caía. —Es que... es que no lo vi venir…— —¿Piensas que no debí haberlo hecho? Que quizás… ¿fui demasiado fácil?— le preguntaba y ella reaccionaba. —¡No! ¿Qué demonios dices? No, no lo creo. La verdad es que él es exageradamente atractivo... y no hicieron nada malo, estoy segura. Además, tú necesitabas algo de diversión amiga... lo que pasaste no es nada fácil, no lo mereces, nadie lo merece— —Pero el problema es Mara... que ahora no sé dónde estamos él y yo... es decir— —Están casados, pero digamos que eso… especialmente no tenía por qué suceder. No me extraña tomando en cuenta tu historial poco satisfactorio con James... yo estaba a punto de sugerirte que le hicieras una propuesta indecente a tu nuevo grandote y sexy esposo— —¡Mara!— le digo dándole un pequeño golpecito en el hombro. Ella ni actúa ofendida —
—¿Esperando a tu esposita? ¿No deberían venir juntos como la gran y espectacular pareja que son?— escucho decir a Jonah detrás de mí mientras estoy cerca de la puerta esperándola. ¿Qué demonios hace esta vago aquí?Estaba completamente ansioso, tanto que me había venido un rato antes simplemente para tener la oportunidad de hablar con ellas a solas. Todos estos días he tratado de darle su espacio, pero ya me estoy desesperando, y sobre todo temía que no viniera. Eliot me había dicho innumerables veces que tenía que haber hecho algún acto romántico, llevarle flores, chocolate y ese tipo de cosas. Nunca he sido demasiado bueno con eso, así que no sabía qué hacer... pero sin duda alguna no había hecho lo suficiente para que ella decidiera perdonarme, de alguna manera, y que volviera a la casa.Yo tenía terror de que alguien dijera para visitarme, o que inventaron una cena o algo y que ella tuviera que estar. Pero más allá de eso, realmente me dolía no estar con ella. Compartir las simpl
—¿Qué demonios significa esto?— pregunto exaltado. —Estás muy equivocado hijo si crees que yo te tengo que dar explicaciones por lo que hago o no— me dice mi padre muy orgulloso. Yo estoy que quiero matar a alguien. —¿Me vas a decir que es pura casualidad que vayas a estar entrometiéndote en el mismo Instituto donde yo justamente deseo hacer mis investigaciones?— pregunto. —Yo tengo el derecho de trabajar donde quiero ir...— dice él y yo me la acerco, enfrentándome a él, solo quiero intimidarlo un poco que entienda que yo no soy más un pequeño al que él pueda menospreciar. —Dile a los Pascals qué te vas a retirar y que no quieres estar involucrado en esto— digo con voz seca, pero mi padre no sé amilana, sino todo lo contrario se me pone a la par. —Yo hago lo que me dé la gana. Y sí... ¿Quieres escucharlo? Te lo digo entonces: Estoy aquí para vigilar que no arruines tu vida— —¿Mi vida?— pregunto ofendido — ¿O lo que te preocupa es el legado de la familia?— le digo y él no me
—Realmente esto no es necesario Oliver, estoy segura de que tienes mil cosas que hacer y...— —En lo absoluto, nada más importante que esto. Y es extremadamente necesario— decía él mientras estaba arrodillando cambiándola cerradura de mi casa. Se veía contento ayudándome. Había insistido venir hasta aquí y hacerlo él mismo. Parecía que estábamos amenazados por todos lados, y ambos teníamos las consecuencias que podrían ocurrir si nuestra mentira se descubriera. Él perdería su trabajo y yo la posibilidad de adopción. Quizás él podría conseguir empleo en otro lugar, era un hombre es extremadamente famoso en el mundo de la medicina... en cambio… ¿Qué otra opción yo tenía? Yo desde hace ya unos días me había dado cuenta de que la decisión que habíamos tomado no era cualquier cosa, y que estaba impactando mucho más de lo que creíamos y que podía ser peligroso. Pero como dicen, ya estábamos montados en el barco y teníamos que remar. Oliver nunca había venido a mi casa y desde el momento
Luego de que Lisa me llamara angustiada, fui inmediatamente a ayudarla. Me impresionaba siempre la capacidad que ella tenía de mantener la compostura hasta en los momentos más complicados. Por supuesto que lo que había comentado Perla era completamente falso y yo mismo hablé con los médicos que la atendieron. Perla seguía actuando, soltando gritos y lágrimas de cocodrilos, señalando a mi esposa, con toda la mala intención, y aun cuando el resto del personal estaba preocupado, de alguna manera parecía que conocían al personaje. Si bien la trataban con dedicación como con cualquier mujer embarazada; nadie se atrevió siquiera a señalar a Lisa. Todo lo contrario, ni mencionaban el tema, ella realmente era muy respetada en el hospital, su segundo hogar como ella decía.—Mírame Lisa... nada ha sucedido, son todas palabrerías de ellas intentando meterse bajo tu piel. Tú tampoco podrías haber hecho algo para herirla, y nadie lo hubiese creído— le decía, tomando sus mejillas mientras ella es
—Guten morgen— escucho una voz masculina que me susurra. Yo abro los ojos e inmediatamente me doy cuenta de que estoy sonriendo ¿Quién se levanta tan sonriente? Pues evidentemente yo una mujer que acaba de pasar una noche increíble con su esposo. Sí, con su esposo, no con un amante, o con un hombre cualquiera. Con su esposo de mentira. El cual por cierto luce increíblemente sexy en la mañana. Su cabello rubio muy claro, está despeinado, tiene una camiseta con un cuello bajo que me deja ver su cuello y el inicio de su pecho, su piel clara, y me deja entrever todas esas superficies maravillosas, sus pectorales y brazos fuertes, con los que ayer me deleité. Tiene un short que me deja al alcance sus grandes piernas, y básicamente todo Oliver es como un sol amaneciendo. —¿Buenos días... supongo?— pregunto mientras me incorporo sujetando las sábanas cubriendo mi pecho. —Así es...— dice mientras se inclina y me dan suave beso. Yo aprovecho de acariciar su mejilla y encuentro el nac
—Doctor Wagner... ¿Se encuentra bien?— me preguntaba uno de los estudiantes. Cuando volteo es justamente Wallace, el pobre chico que tuvo que enfrentarme y comunicarme que había básicamente abandonado a mi esposa a su suerte. Lisa se enteró y le agradeció por su ayuda y además me hizo prometer que me iba a disculpar con él. Fue una conversación incómoda, pero lo hice, más o menos. —Ehhh... Sí ¿por qué?— —Usted estaba... tarareando una canción— dice mirándome con algo de preocupación. Y yo me quedo reflexionando. —¿En serio?— pregunto y él asiente —Guao, supongo que sí... lo estaba haciendo— Recordé que Lisa suele hacerlo, canta una canción mientras prepara el desayuno y yo desde hace un par de días me quedo observándola; muchas veces sin que ella se dé cuenta. Así que al parecer yo el doctor amargado y malhumorado... estaba cantando una canción que ni siquiera conozco. Recuerdo que alguna vez leí que las personas cantaban cuando el corazón estaba contento. Poco me había imaginado
—¿Qué estás cantando?— me pregunta él, susurrando a mi oído, abrazándome desde atrás, por sorpresa, mientras yo sonrío. Estoy preparando el desayuno y debo haber comenzado a cantar muy bajito, pero él parece estado inusualmente atento a mí. Me encanta que haga esto, no puedo empezar a explicar cuánto me gusta. —Ummm creo que es una canción vieja, no recuerdo muy bien el nombre. Habla sobre una pareja y uno de ellos tiene mucho miedo, porque hace tiempo que estaba solo, y de alguna manera eso impide que la relación continúe, y se refiere a que tienen que avanzar— le explico intentando recordar la letra completa. —¿Cómo por ejemplo? Canta para mí…— pregunta a él, y la punta de su nariz roza suavemente mi cuelo, desde la base hasta detrás de mi oreja, mientras va dejando suaves besos, literalmente, sutiles roces. Son deliciosos. —Canto muy mal— digo entre risas, como diría la mayoría de las personas, ¿para qué demonios estaba cantando? —Por favor... compláceme— dice de una forma end