—Oliver... ¿Estás bien mi vida?— le preguntaba ya por tercera vez esta noche. —Al cien por ciento…— decía mientras bailábamos. —Es que te ves descansado, ojeroso y con la mirada perdida— le respondo. Y vaya que había sido así. Mi esposo estaba profundamente distraído acá al extremo que varias veces lo he tenido que llamar para que vuelva de nuevo al planeta tierra, hoy más que nunca desde ese comentario de como hubiese querido mi boda. ¿Será que está pensando en nuestro matrimonio? Hace días lo veo haciendo planes y trabajando en la computadora. Ha estado bastante ocupado. Al parecer lo habían llamado a unos excompañeros de la universidad y había conseguido una buena propuesta en Alemania. Antes me había negado varias veces que no quería ir para allá, pero hace ya un tiempo que no me lo ha repetido. Tengo miedo de que esté tramando algo y que quizás no quiera contarme para no preocuparme. Para él últimamente todo ha sido la adopción, la adopción, la adopción. Está tan seguro d
—¿Cómo va la luna de miel? ¿Qué tal es Escocia? ¿Es tal como lo imaginabas?— —¡Ohhhh mi querida amiga! ¡Es mejor! ¡Mucho mejor! Las vistas son fantásticas, el paisaje parece de un cuento de hadas. Realmente me siento como si viviera en una de esas películas que tanto amo. El clima no nos ha acompañado del todo bien... pero digamos que no perdemos el tiempo y nos quedamos muy junticos y abrazados en la cama...— dice con una voz maliciosa y me hace sonreír. Hace ya casi una semana que Mara se casó y se fue a su luna de miel, la cual suena prácticamente como un paraíso. Creo que jamás había estado tanto tiempo sin ella, desde que nos conocemos y creo que el que ella no esté cerca, ya empezó a afectarme. También porque había cosas que quería conversar con ella y no tenía con quién a hacerlo. La realidad es que no quería molestarla con mis problemas, de alguna manera pinchar su burbuja de felicidad. Mi amiga se merecía estar tranquila y disfrutar con su esposo. Así que por un buen rato
Desde hace ya varios meses, yo pensaba que Lisa Marie me había mostrado solo un destello de lo fabulosa que era, pero algo me decía que era como abrir una pequeña puerta donde uno veía una luz; pero que si se abriera un poco más, inclusive de par en par... podría ser glorioso. Era una persona fantástica con un corazón de oro. El cual yo estaba destruyendo en pedazos en este mismo instante.Ella había estado intentando entrar en contacto conmigo desde hace días. Me enviaba los más dulces mensajes, cuando llegaba a casa me decía que me amaba y me extrañaba. Me lo decía con tanta ternura que me hacía sentir peor.Cuando la besaba disfrutaba cada ligero toque, el aroma de su cabello, y el sabor de sus labios. Cuando hacíamos el amor yo m
—Liebling... por favor no te vayas así ¡Es la mitad de la noche! Por favor quédate, si quieres yo me voy…— me decía él mientras caminaba detrás de mí. ¿Qué cuernos le importa? Yo lo sabía, yo lo sabía... de alguna forma dentro de mí lo sabía. Éramos muy diferentes, yo no estaba su altura, era un medio para un fin. Ya lo sabía, siempre lo supe. Pero me dejé engañar. Creí en las historias felices, en los romances de películas como de los que me reía con Mara. El chico lindo, pero difícil, la chica es simple pero de buen corazón, y lo hace cambiar. Y luego son felices para siempre. Incluso ella lo hace querer cosas que antes ni había pensado, de las cuales hasta había renegado de por vida: casarse, tener hijos, estar con una sola mujer por el resto de sus vidas hasta que la muerte los separe. Pero todo eso era mentira. El resto de las mujeres tenían la excusa de que... se engañaron, ellos mintieron... o ellas mismas creyeron ese cuento perfecto. Yo no. Yo tenía un contrato, yo tenía
—¿A Alemania...? Sabíamos que iba a ser una opción, pero pensé que no la ibas a aceptar, por lo menos por ahora... entendemos que es una maravillosa oportunidad...— me dice Emilia con preocupación. Yo intento colocar mi mejor cara. Ayer justamente ella se había ido de la casa. Tuve que llamar al taxista para me confirmara que había llegado a casa sana y salva. Cuando el hombre me preguntó qué demonios le había hecho a esa pobre mujer, simplemente le dije que yo había sido un estúpido. El hombre no me respondió, nada parecía entender, que todos los hombres en algún momento metemos la pata y nos arrepentimos sin poder solucionarlo. —Claro que, la adopción viene primero. Lisa ha estado bastante ocupada con eso y estamos organizando todo para la llegada del niño. Pero mi idea es irme por un tiempo, volver en cuanto antes... — respondo. Todo esto ha sido mucho más difícil de lo que había pensado. Era relativamente fácil imaginar eso que decía, como si fuera verdad, porque era lo que
—Lisa... por fin la encuentro— me decía una voz conocida cuando yo volteaba. —Ohhh… hola Doctor Wallace, ¿qué le trae por aquí?— pregunto. —Es solo que tenía un mensaje de su esposo. Él justamente está en una operación complicada, ahí quería asegurarse de que recibiera mi mensaje— decía él muy sonriente. Claro, por supuesto, que es por eso, no es porque está convencido de que yo no voy a leer nada de lo que me envié. Lo cual evidentemente he hecho. —Ohhh claro...— decía yo aparentando creerle. —Me ha comentado que, mañana tienen una reunión por la adopción. Me había enterado de que querían adoptar un niño, me parece fabuloso— dice él. —¿Una reunión?— —¡Sí! El doctor estaba muy emocionado, parece ser algo importante. Dijo que usted estaría recibiendo un correo electrónico de la agencia y que se presentarían mañana. Supongo que ustedes hablaron de eso con mayor detalle luego, pero el doctor Wagner estaba muy preocupado de que usted recibiera el mensaje e insistía en que yo se
Me había matado trabajando todos estos días intentando no pensar en ella y por supuesto, evitando llegar a mi casa. Me sentía terrible solo ahí, ver todo desesperadamente vacío porque todo era vacío sin ella. Y, sin embargo, me había cansado de dormir en el hospital y de vez en cuando tenía que simplemente venía a tomar un verdadero baño, cambiar mi ropa y seguir con mi rutina que consistía en poner la mejor cara y hablar de cosas triviales del día a día. Una de las peores partes me resultaba intentar parecer normal. Todo iba bien en el hospital y en el instituto, Emilia y Jason prácticamente me seguían y me alababan cuando yo me sentía con el desgraciado. No tenía nadie con quien conversar esto y estuve a punto de inclusive hablarlo con Wallace, quién se había convertido en un excelente compañero de trabajo y que parecía ser un hombre bastante sensato.¿Pero qué pensaría el de mí? La sola idea me daba vergüenza, a veces me preguntaba también qué diría mi madre, o que pensaría de es
Nada mejor para los problemas, que una mente ocupada, decía mi abuela Eugenia. La vida me había plantado varios tropiezos en mi camino, de los peores y yo pensaría que a estas alturas sería muy fuerte, podría ser casi superpoderosa. Pero quizás no era tan fuerte como yo imaginaba... ya que la traición y el cómo me había dejado Oliver, me había afectado en lo más profundo. Me despertaba sin él, no recibía mensajes, y no lo veía. Éramos dos piezas de un rompecabezas que antes estaban unidas y ahora... no eran nada. La idea de ver a los niños, me ilusionaba tanto como me aterraba, la simple decisión de elegir alguno, me parecía una locura. Todos merecían tener amor y cariño, no era una decisión fácil, pero tenía que tomarla. Este era el primer paso y estaba convencida de que era uno de los más importantes que daba, y que tendría en toda mi vida. La señora Vivian estaba completamente emocionada, tanto que ni siquiera le preocupaba el hecho de que Oliver no estaba aquí. Él claramente