Lyra cabalgó durante varias horas, envuelta entre los fuertes y cálidos brazos del teniente Peter, durante todo el trayecto luchó contra el agotador cansancio que parecía poner pesas de plomo sobre sus párpados conforme los minutos avanzaban.
Sin embargo, cuando finalmente recostó levemente su cabeza contra el amplio y sabe pecho del hombre, el sueño la reclamó casi al instante, envolviendola entre sus tranquilas brumas de humo que rápidamente cerraron sus ojos volviendo el mundo de oscuridad.
Pero muy en contra de las pesadillas que deberían haber abordado su mente tras los hechos ocurridos durante ese día, fue una calma serena en compañía de un vasto mar lo que inundó su imaginación.
La playa de cálida arena blanquecina estaba vacía, sin embargo en esa soledad no se sentía tan sola como uno podría imaginarse, de alguna manera y con la llegada de una ola que rompía contra la costa, el inconfundible aroma dulzón del jazmín llegaba hasta ella, colmando su alma de una extraña sensación que jamás había sentido.
Seguridad.
Allí, sola, en compañía de aquella fantasmal brisa con aroma a jazmín, Lyra se sentía en completa calma, paz y tranquilidad, segura de que nada malo le ocurriría siempre que el aroma de aquella dulce flor estuviera a su alrededor.
Sin embargo, aquello no era más que un sueño, una fantasía onírica a la que intentaba aferrarse con desesperación, luchando con todo su ser para que fuera real.
Pero no lo era.
De forma abrupta y repentina, sin lograr espabilar por completo su mente de aquel magnífico sueño, los azules ojos de Lyra se abrieron, revelando un mundo en dónde para nada estaba segura, y el aroma a jazmín la había abandonado, llevándose consigo la paz y tranquilidad.
La hermosa chica de cabello color oro se restregó sus ojos, ayudando a sus pupilas a adaptarse a la luz del sol.
Su primer instinto fue intentar moverse lo menos posible para evitar caer del caballo; sin embargo rápidamente notó que no se encontraba sobre el animal.
Recostada contra las enormes raíces de un Álamo plateado y con su cuerpo cubierto por una enorme capa de color azul oscuro, Lyra comenzó a recordar lentamente lo que había ocurrido.
Su último recuerdo fue el de recostarse contra el pecho de Peter y cerrar sus ojos.
Ante aquel pensamiento, sus afiladas mejillas se sonrojaron, mientras comenzaba a incorporarse lentamente de su lugar entre la tierra y las raíces.
Si bien, aquel no era el lugar más cómodo del mundo para dormir, ella había descansado en lugares mucho peores que ese.
De pie junto al Álamo de plateadas hojas, la hermosa chica de cabello color oro notó que el hermoso caballo blanco se encontraba amarrado a una rama a varios metros de ella, refugiado en la sombra de las copas de los árboles que rodeaban el valle de verde césped.
Con pasos ligeros como el aire, Lyra se aproximó al majestuoso animal, para hacer lo que había deseado desde que observó aquel brillante pelaje bien cuidado.
Suavemente, con la misma delicadeza que una gota de rocío besa los pétalos de una flor, la hermosa chica deslizó su mano por el lomo del caballo.
—Hola precioso ¿Cómo te llamas?—susurro ella al caballo, obsequiandole una sonrisa.
—Tristan—respondió una profunda voz masculina a sus espaldas.
Al oírla, dió un respingo, apartándose del animal y dando un paso más lejos del lugar, mientras volteaba rápidamente en aquella dirección.
Peter se encontraba de pie a sus espaldas, sujetaba entre sus brazos una pequeña pila de ramas mientras que su cabeza se encontraba algo ladeada con una encantadora sonrisa en sus labios.
Cuando Lyra comprendió que era la voz del teniente la que había provocado aquel ataque de miedo, relajo su cuerpo, mientras su corazón comenzaba a retomar su ritmo habitual con lentitud.
—¿Tristán?—preguntó ella algo extrañada. Cuando el teniente de mirada esmeralda respondió con una afirmación de cabeza, ella continuó— Es un pésimo nombre para un caballo tan hermoso.
La hermosa chica de cabello color oro se dió media vuelta para observar nuevamente al animal con notable admiración, ignorando el dificultado esfuerzo que debía hacer el atractivo teniente para llevar la leña hasta el lugar deseado.
—Según la señorita lengua de plata ¿Cuál es un nombre apropiado para este caballo?—ronroneó Peter una vez que logró dejar el montón de leña en un lugar cerca de las raíces dónde Lyra había dormido.
Al instante, él tomó unos trozos de madera y hojas secas que extrajo de uno de sus bolsillos y comenzó a intentar prender fuego. Pero era muy malo en eso.
—Siendo honesta, no estoy segura, pero Tristán no es un nombre adecuado—respondió ella, aproximándose al teniente y tomando un poco de las hojas secas.
Con ayuda de una pequeña ramita, la hermosa chica de cabello color oro encendió el fuego en la mitad del tiempo que el teniente demoró en seleccionar las ramas que utilizaría.
—¿Cómo lo hiciste tan rápido?—preguntó el chico de mirada esmeralda observando a Lyra con notable admiración en sus facciones.
—¿Porque me dejaste sola con el caballo?...¿Acaso era una especie de prueba o no te diste cuenta que podía escapar?—respondió de forma veloz ella, evitando la pregunta hecha por el teniente.
No sé encontraba de humor para explicarle que desde que tenía seis años había aprendido a encender fuego, cazar e incluso hacer ropa con la piel de los animales que ella misma asesinaba, todo por ganar la desesperada carrera que era el intentar sobrevivir en una familia donde era la única mujer y, según muchos, una desgracia para ellos.
Sin embargo, al parecer, Peter no notó el descarado intento por desviar el sentido de la conversación, por lo que respondió a la pregunta de ella sin rodeos.
—Tristan es mi más fiel compañero, confío más en el que en la mayoría de mis hombros, por no decir todos—comenzó a decir él tomando asiento en una raíz algo torcida, sin apartar su profunda mirada del rostro de ella—. Lo tengo desde que era muy pequeño, yo mismo lo crié y entrené, es por eso que si tú intentabas escapar con él, no habrías tenido mucha suerte, dudo que tan siquiera te dejara montarlo.
—Podría haber escapado a pie—ronroneo ella, sintiéndose incapaz de dejarle vencer aquella discusión.
Sin embargo, el rostro del teniente estaba muy lejos de aparentar cansancio, enojo o frustración, puesto que sus brillantes ojos destellan de buen humor, al igual que su rostro se colmaba de jovialidad.
—Claro que sí, pero luego de ver lo cansada que estabas, dudo que lograras llegar muy lejos—respondió él con una sonrisa arrogante tirando de sus comisuras—. ¿Sabes que babeas al dormir? Ensuciaste todo mi uniforme.
—Pobre de tí y tu esposa, quien de seguro deberá lavar tu uniforme a la vez que tus calzones y soportar tu compañía—se burló ella.
La sorpresa invadió el rostro de Peter, mientras que una de sus oscuras cejas se elevaba en lo alto de su frente.
—¿Esposa?—dijo él antes de reír a carcajadas, solo cuando su estómago dolió de tanto reír él se detuvo y continuó hablando—. No estoy casado, soy muy joven para eso… bueno en realidad no soy tan joven gracias a mi linaje, pero aún así no tengo planeado casarme, menos hacer que una dama deba soportar mi compañía.
Lyra mordisqueó su labio inferior algo nerviosa ante el atrevimiento de las palabras que estaba por decir, sin embargo no podía guardarlas y contenerlas en su interior.
—Muy considerado de tu parte, teniente—comenzó a decir ella antes de reunir el valor suficiente para continuar hablando—. Tus padres…¿quién de ellos era humano y quién un sangre pura?
Aquella pregunta sorprendió realmente al atractivo chico frente a ella, quien deslizó rápidamente su mirada color esmeralda hacia otro punto del paisaje, encontrando demasiado interesante un aburrido hongo gris que crecía de manera perezosa junto al tronco de un árbol.
—Mi madre era una sangre pura y mi padre humano—soltó Peter luego de que el silencio que cayó sobre ellos se volvió casi tan insoportable como caminar sobre brasas ardientes.
—¿Era?—susurró Lyra, tomando asiento frente a la pequeña hoguera que había encendido, mientras soplaba suavemente para avivar las llamas.
Finalmente, los brillantes ojos color esmeralda del teniente se posaron sobre ella, mientras una profunda tristeza los inundaban.
—Era, tiempo pasado… ellos murieron hace mucho tiempo atrás, asesinados por su relación entre razas—explicó él con una media sonrisa ladeada.
La hermosa chica de mirada azul con iris dorado observó a Peter durante largos segundos que parecieron eternos.
Lentamente, los recuerdos de las historias que su padre solía contar, sobre los asesinatos masivos de humanos y sangres puras que decidían tener relaciones románticas con seres de otras razas, comenzaron a inundar su mente.
Aquello formaba parte del pasado, de la historia de aquel reino, un pasado manchado de sangre hacía quinientos años atrás.
Sin embargo, en la actualidad aquel pensamiento retrógrado había sido casi eliminado, cuando descubrieron que los hijos nacidos entre humanos y sangres puras solían ser más fuertes que los de una sola raza.
Era por ese motivo, también, por el que ella estaba allí.
Si tenía buena suerte moriría, si el destino no la favorecía, ella debería casarse con un cruel y despiadado rey sangre pura, y engendrar cuántos hijos le fuera posible.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral, arrancándola de aquel aterrador ensueño en el que se había sumido.
—¿Es muy difícil? Ser alguien como tú me refiero—susurro Lyra, jugueteando con una rama en el fuego.
Peter la observó durante varios segundos, mientras sus pensamientos analizaban los pros y contras de su linaje.
—Si te refieres a las habilidades sangre pura, no, es muy simple controlarme gracias a mi humanidad—comenzó a decir él—, pero si te refieres a la pertenencia de un lugar ya es otra historia.
Lyra aguardo con paciencia, a la espera de que él continuará su explicación, y así lo hizo.
»—No pertenezco a los humanos ni a los sangre pura. Los humanos me temen por mi linaje materno—continuó diciendo él, abriendo la boca para señalar sus caninos afilados—, y los sangre pura me consideran inferior por no ser completamente como ellos… al parecer, la falta de orejas picudas los afecta mucho.
Algo de humor, al menos eso parecía envolver la última oración. Lyra respiró aliviada mientras le obsequiaba una media sonrisa algo forzada.
»—Tu fuiste la primera persona que me vio, no con temor o desdén, si no como una persona normal—explicó el con un brillo extraño iluminando sus ojos.
—Orejas picudas o no, dientes afilados, para mí una persona es una persona y ya—respondió la hermosa chica de cabello color oro elevando sus hombros.
El teniente de hermoso rostro la observó durante unos segundos, antes de ladear su cabeza y volver a hablar:
—¿Alguna vez conociste un sangre pura?—pregunto él sin apartar la mirada de ella.
—No—dijo ella sin rodeos con completa honestidad.
Peter sonrió, mientras negaba con la cabeza algo triste y pasaba una mano por su cabello negro como la noche.
—Bueno, Lyra, cuando conozcas a los monstruos que habitan este reino, quiero saber si seguirás pensando lo mismo que en este momento—ronroneo el hechando la cabeza hacia atrás para observar la aparición de las primeras estrellas en el firmamento.
La hermosa chica de mirada azul con iris dorado estuvo a punto de abrir la boca e insultarlo, o como mínimo defender sus creencias.
Sin embargo, un rugido aterrador irrumpió el vasto silencio que reinaba en el bosque, logrando erizar el vello del cuerpo de Lyra.
—¿Qué fue eso?—susurró ella con creciente terror, mientras observaba al teniente ponerse de pie y desenfundar una larga espada muy afilada.
Lyra tragó duro, mientras sentía como cada uno de los huesos de su cuerpo comenzaban a temblar.
—Es una quimera—murmuro él en un tono casi inaudible, mientras agudizaba su oído. Un instante después, sus ojos se ensancharon mientras observaba a la chica de cabello dorado—. ¡Corre hacia Tristán!
Aterrada.Esa palabra podía describir a la perfección el estado en el que se encontraba Lyra; con cada una de las fibras musculares de su cuerpo entumecidas y el corazón latiendo tan fuerte en el centro de su pecho, que parecía el incesante golpe de un martillo.Nunca había visto una quimera, su pequeña y aislada aldea estaba lo suficientemente apartada del bosque como para no toparse con ningún tipo de criatura desagradable como la que ahora se aproximaba a ellos a gran velocidad.Sin embargo, ella solía escuchar las historias de su padre alrededor del fuego, historias que él solía decir mientras comían para engañar los hambrientos estómagos de sus hijos y llenarlos con palabras y un poco de comida.Aún así, la mente de Lyra no dejaba de viajar una y otra vez a esas historias que su padre una vez le contó, con la luz de una hoguera iluminando su rostro: "Veloces, letales y muy peligrosas. Capaces de devorar hombres en el tiempo que uno demora en parpadear"La hermosa chica de cabello
Igual que la quimera, el cuerpo del hermoso teniente Peter cayó rígido, igual que una piedra.Sin embargo, a diferencia de aquella vil bestia, el corazón del hermoso hombre aún latía, mientras que su pecho se hinchaba y desinchaba regularmente gracias al oxígeno que los llenaba.Lyra se quedó quieta, estática en su lugar, con la mirada clavada en el desvanecido teniente de mirada esmeralda.Se había desmayado, pronto el veneno comenzaría a destrozar todos y cada uno de sus órganos vitales arrebatándole la vida lenta y tortuosamente.Tragando duro y mordisqueando su labio inferior con nerviosismo, la hermosa chica de mirada azul con iris dorado pensar y repenso una y otra vez qué decisión tomar.Por un lado estaba su tan ansiada libertad, con solo susurrarle una palabra al oído de aquel hermoso animal, ella podría llegar al confín del mundo si lo deseaba, comenzando una nueva vida desde cero.Sin embargo, si decidía tomar aquella decisión, la muerte del teniente Peter mancharia sus man
Del tamaño de la palma de una mano, la pequeña personita de cuerpo blanco y algo luminoso, flotaba a unos pasos de ella, con sus enormes y redondos ojos almendrados fijos en ella.—¿Cómo sabes mi nombre?—respondió la chica de cabello color oro con notable terror.El espectro blanquecino ladeó un poco la cabeza, como si intentase observar algo más allá de lo que sus propios ojos le permitían ver.—Tus lágrimas, ellas me dijeron quien eres, Lyra—respondio el hermoso ser con vos colmada de paz, una que lograba tranquilizar los huesos de la hermosa chica—. Se a que viniste aquí, y te puedo ayudar, la flor que buscas está hacia allá.El extraño y precioso ser levanto una pequeña mano, señalando con la punta de su dedo el lugar mencionado.Durante varios segundos, la hermosa chica de cabello color oro dudo si era correcto hacer caso de las indicaciones de un extraño ser que acababa de conocer.Sin embargo dudaba de tener otra opción, aparte de que si la hubiera querido atacar ya lo habría h
La cabeza de la hermosa mujer de mirada azul con iris dorado daba vueltas, todas las sensaciones habían tomado control de su cuerpo, de sus músculos y huesos, de cada una de sus terminales nerviosas, generándole un gratificante cosquilleo electrizante sobre la superficie de su piel.Estaba jadeando, con la cabeza hechada hacia atrás y los ojos bien apretados, cuando Peter, en una muestra de poder y autocontrol, se apartó de forma abrupta de ella, volviendo a arrancar un gemido de sus labios.Al instante, sintiendo que el calor abandonaba su cuerpo, en conjunto con el festín lujurioso de emociones, Lyra se acurrucó contra el cuerpo del teniente, volviéndose un ovillo de lana sobre si misma.Cómo acto reflejo, el la acobijo entre sus fuertes brazos, rodeándola e impregnando su menudo cuerpo de calor con aquel inconfundible aroma a jazmín.—Lo lamento, no debí hacerlo—susurro Peter con su voz áspera y algo agitada— ¿Te lastimé?—¿Si me lastimaste?—pregunto ella incrédula apartandose leve
El cielo, pintado de un azul oscuro, tan profundo como las inmensidades del océano, se había salpicado por un sinfín de estrellas, las cuales coronaban en su trono más alto una luna llena que iluminaba todo el bosque con su pálida luz blanca.La hermosa chica de mirada azul con iris dorado observaba fascinada cada pedacito de aquella hermosa y perfecta cúpula de cristal que cubría su cabeza.Rara vez podía salir de noche de su casa, sobre todo con los problemas de hambruna y hurtos que azotaban su pequeña aldea.Tanto sus padres como sus hermanos, optaban por quedarse dentro de su humilde refugio, a la espera de que el nuevo día llegará, desplazando las sombras de la noche con su penetrante luz.Lyra no recordaba la última vez que había podido alzar su mentón al cielo para devorar con admiración aquella hermosa pintura, por lo que en esa ocasión, se tomó un increíblemente largo tiempo para ver aquello de lo que se había estado perdiendo.Al principio intento contar las estrellas, una
Los dos jóvenes se quedaron hablando y comiendo hasta que el fuego comenzó a consumirse y decidieron ir a dormir.Cómo el riesgo de ser atacados por una criatura cuando el fuego finalmente se extinguiera aumentaría, optaron por dormir juntos entre las raíces del Álamo de plateadas hojas.Sin embargo, una vez enredados entre la rígida madera y los cálidos cuerpos del otro, el sueño no los reclamo tan rápido como ellos hubieran deseado.Al cabo de varios minutos de oír el tranquilo y relajante latir del corazón del teniente a su lado, Lyra logró conciliar el sueño.Aún así, Peter tardó varios minutos más en lograr cerrar sus ojos de forma decisiva, solo cuando la última brasa dejo de arder el sueño lo reclamó.Ninguna bestia los atacó aquella noche, por lo que ambos se dejaron enredar entre los brazos del sueño hasta que los primeros rayos de un sol vespertino beso sus rostros, dejando una cálida y agradable sensación a su paso.Cuando la hermosa chica abrió sus ojos color azul y oro, l
Ambos cabalgaron durante varias horas, Lyra aferrada a la cintura del hermoso teniente, con su rostro colocado de forma pacífica contra los fuertes músculos de la espalda del hombre.Ella observaba con sobria paz el paisaje, sin embargo, aunque sus ojos parecieran estar admirando la belleza del mismo, en realidad su mente se encontraba abstraida sobre ella misma."Si puedo desear algo en esta vida, será que el no te escoja como esposa."Esas habían sido las palabras de Peter, y era lo que daba vueltas en la mente de la hermosa chica de mirada azul y dorada, una y otra vez, como si intentará descifrar lo que él atractivo hombre había intentado decir.Habían montado todo el día, lo único que habían ingerido como alimento habían sido unas extrañas bayas que el teniente había asegurado que no eran venenosas antes de hecharcelas a la boca.Por prudencia, Lyra aguardo varios segundos antes de comer un par.Sin embargo, de eso habían pasado ya varias horas, por lo que en ese momento, su estó
Peter:«¿Qué demonios estoy haciendo?» se dijo a si mismo mientras su cuerpo seguía sus propias órdenes, guiadas por el creciente latir de su corazón.El paso junto a la hermosa chica de cabello tan dorado como el sol, buscando un espacio seguro donde podría dejar su ropa sin que el agua la estropease.Una vez que lo encontró, lentamente comenzó a tirar de los lazos que mantenían la pesada armadura en su lugar, y rápidamente se la retiró.Acto seguido, continuo tirando con suavidad de los pequeños botones que unian la blanca camisa, demasiado sucia, sobre su cuerpo.Con el torso desnudo, el si volvió levemente en dirección hacia la hermosa chica cuyos ojos parecían retratar el firmamento con el sol.La garganta del teniente se movió mientras su respiración se volvía irregular.Allí está Lyra, vistiendo solo un pequeño pantalosillo blanco, mientras que una tela ancha cubría su pecho.El corazón de Peter se contrajo de dolor al observar su increíblemente delgado cuerpo, la piel se pegab