El cielo, pintado de un azul oscuro, tan profundo como las inmensidades del océano, se había salpicado por un sinfín de estrellas, las cuales coronaban en su trono más alto una luna llena que iluminaba todo el bosque con su pálida luz blanca.La hermosa chica de mirada azul con iris dorado observaba fascinada cada pedacito de aquella hermosa y perfecta cúpula de cristal que cubría su cabeza.Rara vez podía salir de noche de su casa, sobre todo con los problemas de hambruna y hurtos que azotaban su pequeña aldea.Tanto sus padres como sus hermanos, optaban por quedarse dentro de su humilde refugio, a la espera de que el nuevo día llegará, desplazando las sombras de la noche con su penetrante luz.Lyra no recordaba la última vez que había podido alzar su mentón al cielo para devorar con admiración aquella hermosa pintura, por lo que en esa ocasión, se tomó un increíblemente largo tiempo para ver aquello de lo que se había estado perdiendo.Al principio intento contar las estrellas, una
Los dos jóvenes se quedaron hablando y comiendo hasta que el fuego comenzó a consumirse y decidieron ir a dormir.Cómo el riesgo de ser atacados por una criatura cuando el fuego finalmente se extinguiera aumentaría, optaron por dormir juntos entre las raíces del Álamo de plateadas hojas.Sin embargo, una vez enredados entre la rígida madera y los cálidos cuerpos del otro, el sueño no los reclamo tan rápido como ellos hubieran deseado.Al cabo de varios minutos de oír el tranquilo y relajante latir del corazón del teniente a su lado, Lyra logró conciliar el sueño.Aún así, Peter tardó varios minutos más en lograr cerrar sus ojos de forma decisiva, solo cuando la última brasa dejo de arder el sueño lo reclamó.Ninguna bestia los atacó aquella noche, por lo que ambos se dejaron enredar entre los brazos del sueño hasta que los primeros rayos de un sol vespertino beso sus rostros, dejando una cálida y agradable sensación a su paso.Cuando la hermosa chica abrió sus ojos color azul y oro, l
Ambos cabalgaron durante varias horas, Lyra aferrada a la cintura del hermoso teniente, con su rostro colocado de forma pacífica contra los fuertes músculos de la espalda del hombre.Ella observaba con sobria paz el paisaje, sin embargo, aunque sus ojos parecieran estar admirando la belleza del mismo, en realidad su mente se encontraba abstraida sobre ella misma."Si puedo desear algo en esta vida, será que el no te escoja como esposa."Esas habían sido las palabras de Peter, y era lo que daba vueltas en la mente de la hermosa chica de mirada azul y dorada, una y otra vez, como si intentará descifrar lo que él atractivo hombre había intentado decir.Habían montado todo el día, lo único que habían ingerido como alimento habían sido unas extrañas bayas que el teniente había asegurado que no eran venenosas antes de hecharcelas a la boca.Por prudencia, Lyra aguardo varios segundos antes de comer un par.Sin embargo, de eso habían pasado ya varias horas, por lo que en ese momento, su estó
Peter:«¿Qué demonios estoy haciendo?» se dijo a si mismo mientras su cuerpo seguía sus propias órdenes, guiadas por el creciente latir de su corazón.El paso junto a la hermosa chica de cabello tan dorado como el sol, buscando un espacio seguro donde podría dejar su ropa sin que el agua la estropease.Una vez que lo encontró, lentamente comenzó a tirar de los lazos que mantenían la pesada armadura en su lugar, y rápidamente se la retiró.Acto seguido, continuo tirando con suavidad de los pequeños botones que unian la blanca camisa, demasiado sucia, sobre su cuerpo.Con el torso desnudo, el si volvió levemente en dirección hacia la hermosa chica cuyos ojos parecían retratar el firmamento con el sol.La garganta del teniente se movió mientras su respiración se volvía irregular.Allí está Lyra, vistiendo solo un pequeño pantalosillo blanco, mientras que una tela ancha cubría su pecho.El corazón de Peter se contrajo de dolor al observar su increíblemente delgado cuerpo, la piel se pegab
Para el momento en el que finalmente la noche había logrado envolverlo todo nuevamente con su precioso manto, Peter y Lyra ya se encontraban dentro de la cueva, cuya entrada estaba escundida con la caída de la cascada.La hermosa chica de mirada azul y dorado, había sido la encargada de encender el fuego, ya que había demostrado ser mucho mejor que él en esa tarea; por su parte, el atractivo teniente había cazado un par de aves pequeñas, las cuales ya se encontraban desplumadas, azandose lentamente sobre el fuego.El relajante sonido del agua retumbaba de forma pacífica en las cavernosas paredes de la cueva, imponiendo un ambiente tranquilo y muy sereno que daba lugar a la exploración de sus propios pensamientos.Aquello era un arma de doble filo.—¿Cómo te convertiste en teniente?—solto ella de forma repentina, tomando por sorpresa al hermoso hombre sentado de forma relajada frente a ella, con la mirada perdida en sus propios pensamientos.Peter la observó durante unos segundos con a
El hermoso castillo que Lyra había imaginado es sus sueños no podía distar más de la realidad; envuelto en tinieblas y oscuras sombras, el castillo se alzaba sobre la cornisa de un risco, rodeado por un enorme tumulto de pinos de frondosas copas que impedían el paso de la luz.Con su cuerpo entero temblando como una hoja en otoño, la chica de cabello color oro avanzó sobre el lomo de Tristán, intentando infundir valor en su aterrado corazón; al fin y al cabo las apariencias engañan.Cuando finalmente llegó hasta la entrada principal del castillo, Peter detuvo el caballo.—A partir de aquí debes seguir sola—escupió el teniente sin un ápice de emoción en su voz.Lyra desmontó, sin embargo no apartó ni por un segundo su mirada azul y dorada del rostro de su acompañante.—Tengo miedo—susurró ella con un hilo de voz—. No quiero entrar sola.—Ese no es mi problema—graznó el chico de mirada esmeralda, mientras jalaba las riendas de su montura y comenzaba a alejarse de Lyra, sin despedirse.E
Una vez que ambos estuvieron listos, no demoraron en partir, sin embargo antes de montar Peter extendió su mano hacia Lyra obsequiandole un pequeño puñado de ballas.—Come, engañara a tu estómago hasta que lleguemos al castillo—dijo el con simpleza vaciando el contenido de su mano sobre la palma de ella antes de montar—. Tranquila, no son venenosas.—Gracias—fue la única respuesta que salió de los labios de la chica de mirada azul-dorada.Poco le importaba a Lyra saber que aquello no era venenoso, por el contrario, esa simple mención apagó otra pequeña llama ardiendo con esperanza en su pecho.A esas alturas, una vez que ingresara al castillo, era probable que su única esperanza quedará limitada a veneno o arrojarse de una torre alta, si es que acaso las ventanas no tenían barrotes.—¿El castillo está muy lejos?—susurro ella con pánico ante la respuesta a aquella pregunta.Peter guardo silencio varios segundos, sopesando aquella pregunta mientras fingia observar el bosque en busca de
Ambos cabalgaron por el inmenso bosque durante todo el día, haciendo breves pausas ocasionales para que Tristán descansara, momentos que Peter utilizaba para dar pequeñas indicaciones a Lyra sobre cómo sostener un cuchillo o como enterrarlo en el cuerpo de un oponente.La chica de hermosa mirada azul-dorada escuchó con suma atención cada una de las indicaciones, sintiendo ansias por ser ella la que portara el arma.Sin embargo Peter no le permitió empuñar el cuchillo en ninguna ocasión, simplemente se limitó a explicar y Lyra a replicar con gestos en el aire, mientras sostenía su cuchillo invisible.—¿Tienes miedo de que sea mejor que tú con el cuchillo?—ronroneo Lyra a espaldas del hermoso guerrero de mirada esmeralda mientras se sujetaba a su cintura para evitar caer de Tristán.Una baja risa resonó desde las profundidades del pecho de Peter, haciendo que las manos de Lyra temblaran levemente de forma refleja.—¿Miedo?—solto el guerrero de mirada esmeralda con notable sentido del hu