—Debo confesarte algo, Peter—susurro Lyra observando el hermoso castillo resplandeciente bajo la luz de la luna—, esta es la construcción más hermosa que jamás he visto.El teniente de mirada color esmeralda observó el ánguloso rostro de Lyra, el cual había logrado adquirir algo de relleno gracias al alimento que el había logrado cazar en el correr de aquellos días, sin embargo aún le quedaba un largo trayecto por recorrer.—"El castillo de la luna" así le decimos muchos de nosotros, a escondidas, claramente—dijo Peter sosteniendo una agradable sonrisa en su dirección.El rostro de Lyra cambio de posición, buscando refugio en los profundos ojos del teniente, los cuales ya la estaban esperando.—¿Porque deben decirlo a escondidas?—pregunto ella, mientras las llamas del fuego ante ella, hacían que un sinfín de sombras danzarán en sus facciones.El teniente observó a la hermosa chica ante él, y sopeso si debía o no decirle el verdadero motivo de aquello.Finalmente optó por hablar, al fi
El día era simplemente hermoso, el sol brillaba con fuerza en el cielo y no había una sola nueve que eclipsará su magnificencia.Ante sus ojos, el imponente castillo se alzaba con fuerza y majestuosidad, igual que una flor surgiendo de la nieve en pleno invierno.—No tienes nada que temer, eres una de las invitadas del rey, y como tal nadie te hará daño—dijo Peter, mientras tiraba de las riendas de Tristán para que aligerara el paso.Ella había logrado retrasar la partida hasta la mitad del día, excusándose en que quería practicar un poco más con el cuchillo antes de ir al castillo.Sin embargo, el verdadero motivo de aquello había sido el buscar al ave de la noche anterior.Al principio, Lyra creyó que todo había sido un sueño, pero cuando sintió el frío metal pinchar la piel de su mano, comprendió que había sido real.Aún así, por más que busco por las inmediaciones, no logro encontrar ni el más mínimo rastro de aquella ave tan peculiar.Por lo que allí estaba, montando detrás de Pe
Tanto el exterior como el interior de aquel hermoso castillo no dejaban lugar a la decepción.Enormes techos acupulados provistos de hermosas pinturas donde hermosas mujeres eran protagonistas, era solo el comienzo.Pisos de reluciente mármol y adornos que iban desde el oro hasta la plata, recubrían las lujosas paredes del castillo, el cual se asemejaba más a un palacio de ensueño que a aún castillo conocido por su corte de pesadillas.Todo era extremadamente exquisito, delicado, sofisticado y hasta elegante.Mientras admiraba su propio reflejo en el pulido y brillante suelo de mármol bajo sus pies, Lyra no pudo evitar sentir vergüenza de si misma y su propio aspecto.Su cabello, una vez de brillante dorado intenso, ahora se marchitabs bajo los efectos de dormir casi una semana en el bosque sin refugio.Luego estaba el tema de su pésimo estado físico: desnutrida, delgada y casi famelica eran palabras que se podrían adecuar perfectamente a la falta de carne alrededor de sus huesos.Tod
Nada logró mitigar el penoso pesar que sentía Lyra en el centro de su pecho.Ni el hostentosamete lujoso cuarto que le habían asignado, el cual derrochaba belleza, elegancia y sofisticación. Tampoco la cálida tina repleta de agua jabonosa que ya la esperaba en el centro del cuarto de baño.Nada de eso sirvió, no cuando su mente estaba ocupada por el simple pensamiento de saber que el cuero rey estaría, en esos preciosos instantes, preparándose para el banquete.Uno al que ella debería acudir sin poder evitarlo.—¿Que tienes niña?—pregunro Lady Mary varios minutos después de que Lyra sambuyera su cuerpo por completo en la tina de agua caliente.La amable mujer se había ofrecido a bañarla personalmente, algo a lo que Lyra se había negado rotundamente, sin embargo aceptó la ayuda de ella para cepillar su largo cabello dorado.La chica de mirada azul-dorada permaneció con la vista fija en un hermoso candelabro con incrustaciones de cristal de roca durante varios segundos antes de atrevers
Luego de pasar más de media hora observando y seleccionando la enorme montaña de vestidos que Lady Mary sostenía con firmeza ante sus ojos, Lyra decidió que los vestidos no eran lo suyo.Cuando era pequeña solía utilizar el mismo vestido celeste todos los días, su madre lo lavaba por las noches para que en la mañana pudiera volver a utilizarlo.El vestido de su infancia era poco más que un trozo de tela prolijamente cortado y remendado un millón de veces por su madre, ya que a la pequeña de cabellera dorada le gustaba demasiado trepar árboles y perseguir pequeños animales por el bosque.Finalmente, cuando su madre se canso de remendar la misma prenda todos los días, decidió hacerle unos pantalones con aquella tela, y adapto una remera de su hermano mayor para que le quedase bien.Desde entonces, ella había utilizado esa ropa siempre, incluso en aquellos momentos estaban junto a ella, reposando en el suelo plácidamente.—¿No puedo ir con pantalones?—incistio por enésima vez la chica de
En el preciso instante en el que ella puso un pie en el salón del banquete, supo que había cometido un error fatal al escoger el simple y ordinario vestido azul.Todas las mujeres del lugar vestían los vestidos más lujosos y hostentosos que encontraron en sus vestidores, incluso más de una de ellas había seleccionado el vestido blanco.Ahora, reunidas en pequeños grupos hablaban entre ellas sobre la belleza o fealdad de algunas mujeres en la sala, mientras que se lanzaban miradas de odio entre las que traían el mismo atuendo.El vestido de Lyra era lo suficiente simple y ordinario como para que aquellas mujeres no se molestará tan siquiera en hablar más de su deplorable aspecto físico.Soltando un largo y profundo suspiro, Lyra observó el hermoso salón, el cual tenía una enorme araña colgando tranquilamente en el centro.De su interior, Miles de luces doradas parecían salir en diferentes direcciones, estampandose contra las paredes forradas del salón.Aquello debía ser sin lugar a dud
Su cuerpo se endureció, al mismo tiempo que sentía como su corazón comenzaba a latir con gran fuerza, a pinte de sentir como este intentaba escapar de su pecho.La mirada intensamente púrpura de Hades la dejo petrificada durante varios segundos, haciendo que el aire se quedase en sus pulmones mientras olvidaba lentamente cómo respirar.Para su suerte, la mirada del rey se deslizó hacia otro punto, otra doncella entre su fila de ganado, dándole una pequeña ventaja para respirar.Con los pies nuevamente en la tierra y la cabeza en su lugar, Lyra pudo apreciar la impactante belleza de aquel cruel rey.Sentado en el trono de ébano negro, tan oscuro como su cabellera; Hades mantenía sus piernas cruzadas casualmente una sobre la otra, mientras mantenía se firme mentón apoyado de forma sumamente relajada sobre su puño derecho.Era en esa mano, en la que Lyra pudo apreciar un anillo de extraña forma, terminando en una garra de color plata.Lentamente, la mirada azul con iris dorado de Lyra es
La sangre ardía en llamas en las venas de Lyra, con rabia y cólera, sintiéndose cansada de callar, agachar la cabeza y aceptar las mierdas que vociferaban las personas con poder a su alrededor.Para su suerte, ese brutal impulso de adrenalina que colmaba su torrente sanguíneo igual que una droga, no aligeró su efecto cuando toda la corte se volvió hacia ella, con miradas de asombro, admiración y respeto.—¿Cómo me llamaste?—siseo Hades, avanzando un paso hacia ella.Solo eso se atrevió a avanzar, antes de detenerse en seco y evaluar a la muchacha con ojos depredadores, muy probablemente arrepintiendose de no haberla transformado en ave cuando fue el momento adecuado.—Te llame jodido cobarde—ronroneo Lyra con los dientes apretados y su mirada clavada en Hades igual que flechas de fuego—¿O es que la arrogancia se te subió a la cabeza y te impide oír con claridad?Silencio profundo y eterno, de esos que caían como plomo sobre el mundo y lo esclipsaban todo por completo, se cirnio sobre