Luego de pasar más de media hora observando y seleccionando la enorme montaña de vestidos que Lady Mary sostenía con firmeza ante sus ojos, Lyra decidió que los vestidos no eran lo suyo.Cuando era pequeña solía utilizar el mismo vestido celeste todos los días, su madre lo lavaba por las noches para que en la mañana pudiera volver a utilizarlo.El vestido de su infancia era poco más que un trozo de tela prolijamente cortado y remendado un millón de veces por su madre, ya que a la pequeña de cabellera dorada le gustaba demasiado trepar árboles y perseguir pequeños animales por el bosque.Finalmente, cuando su madre se canso de remendar la misma prenda todos los días, decidió hacerle unos pantalones con aquella tela, y adapto una remera de su hermano mayor para que le quedase bien.Desde entonces, ella había utilizado esa ropa siempre, incluso en aquellos momentos estaban junto a ella, reposando en el suelo plácidamente.—¿No puedo ir con pantalones?—incistio por enésima vez la chica de
En el preciso instante en el que ella puso un pie en el salón del banquete, supo que había cometido un error fatal al escoger el simple y ordinario vestido azul.Todas las mujeres del lugar vestían los vestidos más lujosos y hostentosos que encontraron en sus vestidores, incluso más de una de ellas había seleccionado el vestido blanco.Ahora, reunidas en pequeños grupos hablaban entre ellas sobre la belleza o fealdad de algunas mujeres en la sala, mientras que se lanzaban miradas de odio entre las que traían el mismo atuendo.El vestido de Lyra era lo suficiente simple y ordinario como para que aquellas mujeres no se molestará tan siquiera en hablar más de su deplorable aspecto físico.Soltando un largo y profundo suspiro, Lyra observó el hermoso salón, el cual tenía una enorme araña colgando tranquilamente en el centro.De su interior, Miles de luces doradas parecían salir en diferentes direcciones, estampandose contra las paredes forradas del salón.Aquello debía ser sin lugar a dud
Su cuerpo se endureció, al mismo tiempo que sentía como su corazón comenzaba a latir con gran fuerza, a pinte de sentir como este intentaba escapar de su pecho.La mirada intensamente púrpura de Hades la dejo petrificada durante varios segundos, haciendo que el aire se quedase en sus pulmones mientras olvidaba lentamente cómo respirar.Para su suerte, la mirada del rey se deslizó hacia otro punto, otra doncella entre su fila de ganado, dándole una pequeña ventaja para respirar.Con los pies nuevamente en la tierra y la cabeza en su lugar, Lyra pudo apreciar la impactante belleza de aquel cruel rey.Sentado en el trono de ébano negro, tan oscuro como su cabellera; Hades mantenía sus piernas cruzadas casualmente una sobre la otra, mientras mantenía se firme mentón apoyado de forma sumamente relajada sobre su puño derecho.Era en esa mano, en la que Lyra pudo apreciar un anillo de extraña forma, terminando en una garra de color plata.Lentamente, la mirada azul con iris dorado de Lyra es
La sangre ardía en llamas en las venas de Lyra, con rabia y cólera, sintiéndose cansada de callar, agachar la cabeza y aceptar las mierdas que vociferaban las personas con poder a su alrededor.Para su suerte, ese brutal impulso de adrenalina que colmaba su torrente sanguíneo igual que una droga, no aligeró su efecto cuando toda la corte se volvió hacia ella, con miradas de asombro, admiración y respeto.—¿Cómo me llamaste?—siseo Hades, avanzando un paso hacia ella.Solo eso se atrevió a avanzar, antes de detenerse en seco y evaluar a la muchacha con ojos depredadores, muy probablemente arrepintiendose de no haberla transformado en ave cuando fue el momento adecuado.—Te llame jodido cobarde—ronroneo Lyra con los dientes apretados y su mirada clavada en Hades igual que flechas de fuego—¿O es que la arrogancia se te subió a la cabeza y te impide oír con claridad?Silencio profundo y eterno, de esos que caían como plomo sobre el mundo y lo esclipsaban todo por completo, se cirnio sobre
Conforme Lyra avanzaba hacia el impresionante salón del banquete, el incremento de adrenalina que colmaba sus venas comenzó a disminuir, mitigando su efecto de forma paulatina, volviendo a su estado de reposo inicial.Esto hizo que la razón y la consciencia de la hermosa chica ganará camino y se hiciera oír entre tantos impulsos de adrenalina.El pánico la invadió, mientras notaba lo que realmente había echo.Enfrentó a Hades, el rey más poderoso y temido del que se tuviera conocimiento hasta ese momento; no conforme con eso, ella lo humilló frente a su corte, la corte de pesadillas.Lyra tragó duro mientras se aproximaba a un banco de madera, el cual se encontraba en compañía de una larga mesa de madera, dispuesta de tal forma que cabieran almenos diez personas allí.Sin embargo, está se encontraba completamente vacía, por lo que ella tomó asiento allí.Sus piernas ya se encontraban temblorosas ante la mera idea de lo que había hecho, logrando llegar por puras casualidades a la mesa
Peter la escoltó con elegancia y sofisticación durante varios pasillos tan lujosamente decorados como el salón del banquete y el del trono.Todo el castillo era sumamente elegante y mágico, sin embargo los jardines eran aún más preciosos de lo que ella jamás podría haber imaginado.Pequeños arbustos de flores preciosas, cuyos colores Lyra jamás había visto, se encontraban dispuestos en pequeñas filas a lo largo de un camino de piedras marrones, cada uno de ellos estaba cortado con pequeñas figuras.En el centro del lugar, ella pudo observar una enorme fuente de agua turquesa; sin embargo, conforme se aproximó a ella, notó que está no se encontraba realmente en el centro, si no en la entrada de un enorme laberinto de espesos libustros de un intenso color verde.—Es magnífico—susurro Lyra, asombrada por el enorme tamaño, no solo del jardín, también del laberinto.—Si, lo es—comenzo a decir Peter con una sonrisa surcando sus labios—. Pero no tanto como tú enfrentándote a Hades.Lyra lo o
A diferencia del tranquilo y elegante ritmo de caminata de Peter, Hades derrochaba sobria sensualidad en cada paso que daba.Mesiendo su cuerpo con el baiben de sus caderas, era capaz de hechizar a cualquier ojo que tuviera el descaro y las agallas de observar al rey de las sombras durante más de diez segundos.—¿Sabes algo, Lyra?—comenzo a decir Hades aún escoltandola del brazo—, espero y no te moleste que te llame simplemente por tu nombre, me gusta dejar el formalismo para la corte.—Esta bien, igual no me creía capaz de referirme a usted cómo Rey Hades primero de Meryn, cada vez que quisiera entablar un diálogo—ronroneo Lyra con una sonrisa lupina.Hades rio profundamente, aquel sonido, similar a un trueno atravesando la noche, perforó el cuerpo de la chica de cabellera dorada, acelerando su corazón de forma instantánea, mientras se deleitaba con el fuerte y cálido tacto del brazo del rey.—Como le decía, Lyra—continuo hablando Hades, disfrutando con sobrio placer la pronunciación
El aroma embriagador a algo cítrico que ella no logro identificar, mezclado con el calor que emanaba su propio cuerpo la dejo completamente aturdida, embelezada y casi himnotisada, perdida en aquella profunda mirada púrpura.—Dimelo, Lyra… cual es tu más profundo deseo—volvio a repetir el, mientras sus labios comenzaban a deslizarse alrededor de su cuello, como una gentil y sensual caricia.Muy lejos de ser algo romántico, para Hades aquello era meramente un intento de tentarla para obtener la verdad de sus propios labios, al fin y al cabo, todas las mujeres solían sucumbir ante tales actitudes de su parte.En principio, Lyra no parecía ser la escepcion, puesto que hecho la cabeza hacia atrás, permitiéndole el acceso a cada centímetro de su cuerpo.Aquello liberó una cadena de Hades, una que logró volver a sujetar con fuerza en el preciso instante que sentía que su autocontrol se iba al drenaje.Aquello era un peligroso juego llevaba adelante con todas las mujeres que eran seleccionad