Cuando el hermoso y sensual teniente Peter extendió su mano derecha hacia ella, ofreciéndole ayuda para montar el caballo, Lyra retrocedió una paso por instinto.
Esto hizo que las oscuras cejas del chico de mirada esmeralda se alzarán en un gesto de sorpresa.
—¿Le temes a los caballos?—preguntó el teniente con amabilidad, mientras el grupo de hombres se aproximaban aún más, cerrando el paso de ella, como si temiesen que pudiera intentar escapar.
—No, no me dan miedo—respondió ella manteniendo su mirada azul fija en él—, ¿Pero porque debo ir contigo y no con ellos?
Aquella respuesta sorprendió aún más al grupo de hombres que la rodeaban, incluso al propio teniente, quienes permanecieron callados durante unos segundos antes de responder.
Para cualquier mente lógica, si un hombre apuesto te ofrece montar con él en su hermoso caballo, en lugar de caminar varios kilómetros con las fuerzas escaseando cada vez más, cualquiera aceptaría de inmediato… pero no Lyra.
Aún montado sobre su hermoso caballo blanco, Peter ladeó levemente la cabeza, adoptando un ángulo que volvió su rostro aún más apuesto, si es que acaso aquello era posible.
—Estás en los huesos. Si caminas hasta el puente en este estado, morirás antes de divisar las montañas—respondió el teniente con su penetrante mirada clavada en ella como dagas.
Las palabras de él volvieron a sentirse como un golpe en la boca de su estómago, sin embargo no había nada que pudiera decir que borrará la verdad implícita en cada letra.
Desde hacía varios minutos sentía el agotamiento próximo a ella, sacudiendo sus huesos con pequeños temblores. Sin embargo, ese no sería un agotamiento típico, de esos que luego de una siesta se superan, no, si ella cerraba los ojos con certeza no volvería a abrirlos.
Pero Lyra era terca, y no daría el brazo a torcer con tanta facilidad.
—Voy a morir de todos modos, ¿Porque no adelantarlo?—frías palabras salían desde el interior de un corazón tan frío como el hielo.
El silencio volvió a imponerse en el lugar, cayendo encima de ellos como una gruesa tela que todo lo envuelve, todo lo oculta, todo lo sofoca.
Sin apartar la hermosa mirada color esmeralda de ella, el teniente bajó del caballo, aterrizando a unos pasos de distancia de ella.
De pie, se podía apreciar que su belleza y atractivo no se detenía en los afilados rasgos de su rostro.
No.
Todo su cuerpo parecía ser una obra de arte, una qué incluso debajo de la pesada armadura plateada se podía apreciar.
Quizás no era tan hermoso y atractivo como sus ojos le hacían creer, sin embargo en su pequeña aldea, eran muy pocos los hombres atractivos que se podían encontrar, y sin lugar a dudas ninguno tan destacable como el teniente Peter.
—¿Por qué? Porque mientras el oxígeno aún llene tus pulmones tienes esperanza, solo cuando tú corazón deje de latir debes aceptar tu destino—respondió Peter, avanzando lo suficiente como para detenerse a escasos centímetros de ella.
De lo único que no se había dado cuenta la hermosa chica, era de lo increíblemente algo que él era en comparación con otros hombres.
Todo su cuerpo podría cubrir el de ella si tan solo lo deseaba o se lo proponía.
—¿Y si no quiero luchar?—susurró ella, sin apartar la mirada de los profundos ojos de él, abrazando y deleitándose en el vibrante color verde que habitaba en estos, perdiéndose.
Peter se inclinó hacia adelante.
Los hombres a su alrededor guardaron silencio mientras contenían la respiración, fingiendo no estar allí presentes; la propia Lyra se obligó a contener su propia respiración mientras el aroma a jazmín que destilaba el cuerpo de aquel teniente la golpeaba e inundaba sus fosas nasales.
Durante un segundo ella creyó que él la besaría, por lo que la hermosa chica estuvo otro segundo más debatiéndose si aquello le gustaría o no realmente, al fin y al cabo nadie jamás la había besado.
Pero Peter siguió su viaje, esquivando sus labios y deteniendo su boca a escasos centímetros de su oído.
—No te creo—ronroneó él en su oído, el aliento mentolado haciendo cosquillas contra su piel, dejando una vaga sensación de cosquilleo a su paso.
El hermoso teniente se apartó, volviendo a adoptar su postura recta y rígida, con su mirada verde esmeralda aún fija en ella igual que cuchillos afilados.
Tenía razón, Lyra sabía que él tenía razón.
Jamás bajaría los brazos, dejaría de luchar o simplemente se entregaría a un destino cruel. Nunca, no mientras sus pulmones se llenarán de oxígeno y el corazón latiera en medio de su pecho.
—¿Igual me llevarás al castillo sabiendo que lucharé a cualquier precio por escapar de mi destino?—preguntó ella, manteniendo su mirada fija en él con aires desafiantes, provocandolo.
El hermoso chico de cabello oscuro y mirada esmeralda sonrió ampliamente, revelando unos preciosos caninos algo afilados para ser humanos.
Fue entonces cuando ella comprendió que el teniente no era un simple mortal como ella y el resto de los hombres que la rodeaban.
No.
Peter era un mestizo, nacido de un humano y un sangre pura.
Cuando el atractivo chico notó como la respiración de Lyra se apresura, volviéndose irregular, se dió cuenta que había cometido un error al revelar su herencia.
Volviendo a adoptar su rostro frío y rígido como la piedra, él retrocedió un paso hacia atrás, dándole el espacio suficiente a la hermosa chica de cabello color oro para que se sintiera lo suficiente segura.
Sin embargo, la respiración irregular de Lyra no se debía al miedo, era más bien la sorpresa lo que se apoderó de su corazón; eso y el impacto de notar con plena totalidad la belleza que emanaba aquel chico frente a ella.
Una parte de ella sabía que debía temerle, incluso debería intentar escapar de él y su destino, bien sabía el infierno lo peligrosos que podían ser los sangre pura.
Aún así, lo último que sentía en aquel momento era miedo de él.
—Si voy contigo debes prometerme una cosa—advirtió ella intentando enderezar su columna para parecer más alta de lo que era, sobre todo en su presencia.
Peter notó el gesto y elevó una oscura ceja en lo alto de su frente antes de responder:
—¿Dime?—escupió él con frialdad.
—Galopamos despacio, me mareo si voy muy rápido—respondió ella cruzando los delgados brazos por encima de su casi inexistente pecho.
Las comisuras de los labios del teniente se elevaron, mientras una pequeña sonrisa poseía sus carnosos labios.
Sin embargo, no hubo ninguna señal ni revelación de los afilados caninos.
—Está bien, Lyra, como lo desees—ronroneó él dando media vuelta y montando el caballo.
La hermosa chica de cabello color oro y mirada azul avanzó un paso hacia el caballo, sin embargo se detuvo y volteo para observar a sus acompañantes.
Allí estaban, a unos pasos de ella, los hombres que la habían perseguido a lo largo del bosque, quienes en un día habían sido más honestos con ella que muchas personas durante toda su vida.
—Gracias… Espero volver a verlos—dijo ella haciendo una clara reverencia con la cabeza.
—Yo espero no volver a verte nunca, Lyra—comenzó a responder el capitán—. Si te vuelvo a ver, tú estarías sentada en el trono junto a él, y siendo honesto, creo que ese sería un destino aún peor que la muerte.
Ella lo observó y asintió levemente con la cabeza, tomando nota mental de aquel consejo oculto.
Sin decir otra palabra, ella se dió media vuelta para acercarse al caballo y montar detrás de Peter, sin embargo este la detuvo antes de hablar:
—Irás al frente—fue lo único que él dijo antes de extender una mano hacia ella, ofreciendo su ayuda.
—Puedo ir detrás sin ningún problema—respondió Lyra con tono altanero, sintiéndose ofendida.
—Llevas al menos dos días sin comer, si es que no más… iras al frente, así podré corroborar que no te desmayas y caes del caballo—respondió el a secar manteniendo la mano extendida hacia ella.
Lyra estaba preparada para pelear, enfrentarse a él y poner en claro sus objeciones.
Pero estaba muy cansada para luchar, tan siquiera la idea de pensar en discutir la agotaba.
Entonces, sin decir una sola palabra, ella tomó la pálida mano que Peter le ofrecía y tomo lugar delante de él, permitiendo que sus fuertes brazos la rodearan antes de salir al galope lento por el frondoso bosque.
Lyra cabalgó durante varias horas, envuelta entre los fuertes y cálidos brazos del teniente Peter, durante todo el trayecto luchó contra el agotador cansancio que parecía poner pesas de plomo sobre sus párpados conforme los minutos avanzaban.Sin embargo, cuando finalmente recostó levemente su cabeza contra el amplio y sabe pecho del hombre, el sueño la reclamó casi al instante, envolviendola entre sus tranquilas brumas de humo que rápidamente cerraron sus ojos volviendo el mundo de oscuridad.Pero muy en contra de las pesadillas que deberían haber abordado su mente tras los hechos ocurridos durante ese día, fue una calma serena en compañía de un vasto mar lo que inundó su imaginación.La playa de cálida arena blanquecina estaba vacía, sin embargo en esa soledad no se sentía tan sola como uno podría imaginarse, de alguna manera y con la llegada de una ola que rompía contra la costa, el inconfundible aroma dulzón del jazmín llegaba hasta ella, colmando su alma de una extraña sensación
Aterrada.Esa palabra podía describir a la perfección el estado en el que se encontraba Lyra; con cada una de las fibras musculares de su cuerpo entumecidas y el corazón latiendo tan fuerte en el centro de su pecho, que parecía el incesante golpe de un martillo.Nunca había visto una quimera, su pequeña y aislada aldea estaba lo suficientemente apartada del bosque como para no toparse con ningún tipo de criatura desagradable como la que ahora se aproximaba a ellos a gran velocidad.Sin embargo, ella solía escuchar las historias de su padre alrededor del fuego, historias que él solía decir mientras comían para engañar los hambrientos estómagos de sus hijos y llenarlos con palabras y un poco de comida.Aún así, la mente de Lyra no dejaba de viajar una y otra vez a esas historias que su padre una vez le contó, con la luz de una hoguera iluminando su rostro: "Veloces, letales y muy peligrosas. Capaces de devorar hombres en el tiempo que uno demora en parpadear"La hermosa chica de cabello
Igual que la quimera, el cuerpo del hermoso teniente Peter cayó rígido, igual que una piedra.Sin embargo, a diferencia de aquella vil bestia, el corazón del hermoso hombre aún latía, mientras que su pecho se hinchaba y desinchaba regularmente gracias al oxígeno que los llenaba.Lyra se quedó quieta, estática en su lugar, con la mirada clavada en el desvanecido teniente de mirada esmeralda.Se había desmayado, pronto el veneno comenzaría a destrozar todos y cada uno de sus órganos vitales arrebatándole la vida lenta y tortuosamente.Tragando duro y mordisqueando su labio inferior con nerviosismo, la hermosa chica de mirada azul con iris dorado pensar y repenso una y otra vez qué decisión tomar.Por un lado estaba su tan ansiada libertad, con solo susurrarle una palabra al oído de aquel hermoso animal, ella podría llegar al confín del mundo si lo deseaba, comenzando una nueva vida desde cero.Sin embargo, si decidía tomar aquella decisión, la muerte del teniente Peter mancharia sus man
Del tamaño de la palma de una mano, la pequeña personita de cuerpo blanco y algo luminoso, flotaba a unos pasos de ella, con sus enormes y redondos ojos almendrados fijos en ella.—¿Cómo sabes mi nombre?—respondió la chica de cabello color oro con notable terror.El espectro blanquecino ladeó un poco la cabeza, como si intentase observar algo más allá de lo que sus propios ojos le permitían ver.—Tus lágrimas, ellas me dijeron quien eres, Lyra—respondio el hermoso ser con vos colmada de paz, una que lograba tranquilizar los huesos de la hermosa chica—. Se a que viniste aquí, y te puedo ayudar, la flor que buscas está hacia allá.El extraño y precioso ser levanto una pequeña mano, señalando con la punta de su dedo el lugar mencionado.Durante varios segundos, la hermosa chica de cabello color oro dudo si era correcto hacer caso de las indicaciones de un extraño ser que acababa de conocer.Sin embargo dudaba de tener otra opción, aparte de que si la hubiera querido atacar ya lo habría h
La cabeza de la hermosa mujer de mirada azul con iris dorado daba vueltas, todas las sensaciones habían tomado control de su cuerpo, de sus músculos y huesos, de cada una de sus terminales nerviosas, generándole un gratificante cosquilleo electrizante sobre la superficie de su piel.Estaba jadeando, con la cabeza hechada hacia atrás y los ojos bien apretados, cuando Peter, en una muestra de poder y autocontrol, se apartó de forma abrupta de ella, volviendo a arrancar un gemido de sus labios.Al instante, sintiendo que el calor abandonaba su cuerpo, en conjunto con el festín lujurioso de emociones, Lyra se acurrucó contra el cuerpo del teniente, volviéndose un ovillo de lana sobre si misma.Cómo acto reflejo, el la acobijo entre sus fuertes brazos, rodeándola e impregnando su menudo cuerpo de calor con aquel inconfundible aroma a jazmín.—Lo lamento, no debí hacerlo—susurro Peter con su voz áspera y algo agitada— ¿Te lastimé?—¿Si me lastimaste?—pregunto ella incrédula apartandose leve
El cielo, pintado de un azul oscuro, tan profundo como las inmensidades del océano, se había salpicado por un sinfín de estrellas, las cuales coronaban en su trono más alto una luna llena que iluminaba todo el bosque con su pálida luz blanca.La hermosa chica de mirada azul con iris dorado observaba fascinada cada pedacito de aquella hermosa y perfecta cúpula de cristal que cubría su cabeza.Rara vez podía salir de noche de su casa, sobre todo con los problemas de hambruna y hurtos que azotaban su pequeña aldea.Tanto sus padres como sus hermanos, optaban por quedarse dentro de su humilde refugio, a la espera de que el nuevo día llegará, desplazando las sombras de la noche con su penetrante luz.Lyra no recordaba la última vez que había podido alzar su mentón al cielo para devorar con admiración aquella hermosa pintura, por lo que en esa ocasión, se tomó un increíblemente largo tiempo para ver aquello de lo que se había estado perdiendo.Al principio intento contar las estrellas, una
Los dos jóvenes se quedaron hablando y comiendo hasta que el fuego comenzó a consumirse y decidieron ir a dormir.Cómo el riesgo de ser atacados por una criatura cuando el fuego finalmente se extinguiera aumentaría, optaron por dormir juntos entre las raíces del Álamo de plateadas hojas.Sin embargo, una vez enredados entre la rígida madera y los cálidos cuerpos del otro, el sueño no los reclamo tan rápido como ellos hubieran deseado.Al cabo de varios minutos de oír el tranquilo y relajante latir del corazón del teniente a su lado, Lyra logró conciliar el sueño.Aún así, Peter tardó varios minutos más en lograr cerrar sus ojos de forma decisiva, solo cuando la última brasa dejo de arder el sueño lo reclamó.Ninguna bestia los atacó aquella noche, por lo que ambos se dejaron enredar entre los brazos del sueño hasta que los primeros rayos de un sol vespertino beso sus rostros, dejando una cálida y agradable sensación a su paso.Cuando la hermosa chica abrió sus ojos color azul y oro, l
Ambos cabalgaron durante varias horas, Lyra aferrada a la cintura del hermoso teniente, con su rostro colocado de forma pacífica contra los fuertes músculos de la espalda del hombre.Ella observaba con sobria paz el paisaje, sin embargo, aunque sus ojos parecieran estar admirando la belleza del mismo, en realidad su mente se encontraba abstraida sobre ella misma."Si puedo desear algo en esta vida, será que el no te escoja como esposa."Esas habían sido las palabras de Peter, y era lo que daba vueltas en la mente de la hermosa chica de mirada azul y dorada, una y otra vez, como si intentará descifrar lo que él atractivo hombre había intentado decir.Habían montado todo el día, lo único que habían ingerido como alimento habían sido unas extrañas bayas que el teniente había asegurado que no eran venenosas antes de hecharcelas a la boca.Por prudencia, Lyra aguardo varios segundos antes de comer un par.Sin embargo, de eso habían pasado ya varias horas, por lo que en ese momento, su estó