Capítulo 3:

Cuando el hermoso y sensual teniente Peter extendió su mano derecha hacia ella, ofreciéndole ayuda para montar el caballo, Lyra retrocedió una paso por instinto.

Esto hizo que las oscuras cejas del chico de mirada esmeralda se alzarán en un gesto de sorpresa.

—¿Le temes a los caballos?—preguntó el teniente con amabilidad, mientras el grupo de hombres se aproximaban aún más, cerrando el paso de ella, como si temiesen que pudiera intentar escapar.

—No, no me dan miedo—respondió ella manteniendo su mirada azul fija en él—, ¿Pero porque debo ir contigo y no con ellos?

Aquella respuesta sorprendió aún más al grupo de hombres que la rodeaban, incluso al propio teniente, quienes permanecieron callados durante unos segundos antes de responder.

Para cualquier mente lógica, si un hombre apuesto te ofrece montar con él en su hermoso caballo, en lugar de caminar varios kilómetros con las fuerzas escaseando cada vez más, cualquiera aceptaría de inmediato… pero no Lyra.

Aún montado sobre su hermoso caballo blanco, Peter ladeó levemente la cabeza, adoptando un ángulo que volvió su rostro aún más apuesto, si es que acaso aquello era posible.

—Estás en los huesos. Si caminas hasta el puente en este estado, morirás antes de divisar las montañas—respondió el teniente con su penetrante mirada clavada en ella como dagas.

Las palabras de él volvieron a sentirse como un golpe en la boca de su estómago, sin embargo no había nada que pudiera decir que borrará la verdad implícita en cada letra.

Desde hacía varios minutos sentía el agotamiento próximo a ella, sacudiendo sus huesos con pequeños temblores. Sin embargo, ese no sería un agotamiento típico, de esos que luego de una siesta se superan, no, si ella cerraba los ojos con certeza no volvería a abrirlos.

Pero Lyra era terca, y no daría el brazo a torcer con tanta facilidad.

—Voy a morir de todos modos, ¿Porque no adelantarlo?—frías palabras salían desde el interior de un corazón tan frío como el hielo.

El silencio volvió a imponerse en el lugar, cayendo encima de ellos como una gruesa tela que todo lo envuelve, todo lo oculta, todo lo sofoca.

Sin apartar la hermosa mirada color esmeralda de ella, el teniente bajó del caballo, aterrizando a unos pasos de distancia de ella.

De pie, se podía apreciar que su belleza y atractivo no se detenía en los afilados rasgos de su rostro.

No.

Todo su cuerpo parecía ser una obra de arte, una qué incluso debajo de la pesada armadura plateada se podía apreciar.

Quizás no era tan hermoso y atractivo como sus ojos le hacían creer, sin embargo en su pequeña aldea, eran muy pocos los hombres atractivos que se podían encontrar, y sin lugar a dudas ninguno tan destacable como el teniente Peter.

—¿Por qué? Porque mientras el oxígeno aún llene tus pulmones tienes esperanza, solo cuando tú corazón deje de latir debes aceptar tu destino—respondió Peter, avanzando lo suficiente como para detenerse a escasos centímetros de ella.

De lo único que no se había dado cuenta la hermosa chica, era de lo increíblemente algo que él era en comparación con otros hombres.

Todo su cuerpo podría cubrir el de ella si tan solo lo deseaba o se lo proponía.

—¿Y si no quiero luchar?—susurró ella, sin apartar la mirada de los profundos ojos de él, abrazando y deleitándose en el vibrante color verde que habitaba en estos, perdiéndose.

Peter se inclinó hacia adelante.

Los hombres a su alrededor guardaron silencio mientras contenían la respiración, fingiendo no estar allí presentes; la propia Lyra se obligó a contener su propia respiración mientras el aroma a jazmín que destilaba el cuerpo de aquel teniente la golpeaba e inundaba sus fosas nasales.

Durante un segundo ella creyó que él la besaría, por lo que la hermosa chica estuvo otro segundo más debatiéndose si aquello le gustaría o no realmente, al fin y al cabo nadie jamás la había besado.

Pero Peter siguió su viaje, esquivando sus labios y deteniendo su boca a escasos centímetros de su oído.

—No te creo—ronroneó él en su oído, el aliento mentolado haciendo cosquillas contra su piel, dejando una vaga sensación de cosquilleo a su paso.

El hermoso teniente se apartó, volviendo a adoptar su postura recta y rígida, con su mirada verde esmeralda aún fija en ella igual que cuchillos afilados.

Tenía razón, Lyra sabía que él tenía razón.

Jamás bajaría los brazos, dejaría de luchar o simplemente se entregaría a un destino cruel. Nunca, no mientras sus pulmones se llenarán de oxígeno y el corazón latiera en medio de su pecho.

—¿Igual me llevarás al castillo sabiendo que lucharé a cualquier precio por escapar de mi destino?—preguntó ella, manteniendo su mirada fija en él con aires desafiantes, provocandolo.

El hermoso chico de cabello oscuro y mirada esmeralda sonrió ampliamente, revelando unos preciosos caninos algo afilados para ser humanos.

Fue entonces cuando ella comprendió que el teniente no era un simple mortal como ella y el resto de los hombres que la rodeaban.

No.

Peter era un mestizo, nacido de un humano y un sangre pura.

Cuando el atractivo chico notó como la respiración de Lyra se apresura, volviéndose irregular, se dió cuenta que había cometido un error al revelar su herencia.

Volviendo a adoptar su rostro frío y rígido como la piedra, él retrocedió un paso hacia atrás, dándole el espacio suficiente a la hermosa chica de cabello color oro para que se sintiera lo suficiente segura.

Sin embargo, la respiración irregular de Lyra no se debía al miedo, era más bien la sorpresa lo que se apoderó de su corazón; eso y el impacto de notar con plena totalidad la belleza que emanaba aquel chico frente a ella.

Una parte de ella sabía que debía temerle, incluso debería intentar escapar de él y su destino, bien sabía el infierno lo peligrosos que podían ser los sangre pura.

Aún así, lo último que sentía en aquel momento era miedo de él.

—Si voy contigo debes prometerme una cosa—advirtió ella intentando enderezar su columna para parecer más alta de lo que era, sobre todo en su presencia.

Peter notó el gesto y elevó una oscura ceja en lo alto de su frente antes de responder:

—¿Dime?—escupió él con frialdad.

—Galopamos despacio, me mareo si voy muy rápido—respondió ella cruzando los delgados brazos por encima de su casi inexistente pecho.

Las comisuras de los labios del teniente se elevaron, mientras una pequeña sonrisa poseía sus carnosos labios.

Sin embargo, no hubo ninguna señal ni revelación de los afilados caninos.

—Está bien, Lyra, como lo desees—ronroneó él dando media vuelta y montando el caballo.

La hermosa chica de cabello color oro y mirada azul avanzó un paso hacia el caballo, sin embargo se detuvo y volteo para observar a sus acompañantes.

Allí estaban, a unos pasos de ella, los hombres que la habían perseguido a lo largo del bosque, quienes en un día habían sido más honestos con ella que muchas personas durante toda su vida.

—Gracias… Espero volver a verlos—dijo ella haciendo una clara reverencia con la cabeza.

—Yo espero no volver a verte nunca, Lyra—comenzó a responder el capitán—. Si te vuelvo a ver, tú estarías sentada en el trono junto a él, y siendo honesto, creo que ese sería un destino aún peor que la muerte.

Ella lo observó y asintió levemente con la cabeza, tomando nota mental de aquel consejo oculto.

Sin decir otra palabra, ella se dió media vuelta para acercarse al caballo y montar detrás de Peter, sin embargo este la detuvo antes de hablar:

—Irás al frente—fue lo único que él dijo antes de extender una mano hacia ella, ofreciendo su ayuda.

—Puedo ir detrás sin ningún problema—respondió Lyra con tono altanero, sintiéndose ofendida.

—Llevas al menos dos días sin comer, si es que no más… iras al frente, así podré corroborar que no te desmayas y caes del caballo—respondió el a secar manteniendo la mano extendida hacia ella.

Lyra estaba preparada para pelear, enfrentarse a él y poner en claro sus objeciones.

Pero estaba muy cansada para luchar, tan siquiera la idea de pensar en discutir la agotaba.

Entonces, sin decir una sola palabra, ella tomó la pálida mano que Peter le ofrecía y tomo lugar delante de él, permitiendo que sus fuertes brazos la rodearan antes de salir al galope lento por el frondoso bosque.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo