Aterrada.
Esa palabra podía describir a la perfección el estado en el que se encontraba Lyra; con cada una de las fibras musculares de su cuerpo entumecidas y el corazón latiendo tan fuerte en el centro de su pecho, que parecía el incesante golpe de un martillo.
Nunca había visto una quimera, su pequeña y aislada aldea estaba lo suficientemente apartada del bosque como para no toparse con ningún tipo de criatura desagradable como la que ahora se aproximaba a ellos a gran velocidad.
Sin embargo, ella solía escuchar las historias de su padre alrededor del fuego, historias que él solía decir mientras comían para engañar los hambrientos estómagos de sus hijos y llenarlos con palabras y un poco de comida.
Aún así, la mente de Lyra no dejaba de viajar una y otra vez a esas historias que su padre una vez le contó, con la luz de una hoguera iluminando su rostro: "Veloces, letales y muy peligrosas. Capaces de devorar hombres en el tiempo que uno demora en parpadear"
La hermosa chica de cabello color oro tragó duro, mientras su entumecido cuerpo se quedaba fijo, clavado en su lugar como si la planta de sus pies hubieran echado raíces en el suelo de aquel bosque.
—Lyra, escúchame con atención—susurro la voz de Peter en su oído, mientras ella se preguntaba ¿Cuándo demonios había llegado hasta su lado?—, muévete despacio hacia Tristán y montalo. Si algo me sucede escapa con él susurrando en su oreja "Alazán".
Aquellas palabras, muy lejos de infundir tranquilidad en el cuerpo de la hermosa chica, lleno de terror su mirada color azul.
El sonido de pasos comenzó a escucharlos en el bosque, aproximándose más y más hacia ellos.
Lyra intentó seguir el sonido de los movimientos con su mirada, sin embargo una gentil mano tomó su rostro con firmeza.
—Necesito que me prometas que te irás si caigo en combate—susurro el hermoso chico de rasgos angulares y mirada esmeralda.
Ella lo observó durante varios segundos, analizando cada fracción de su rostro, en busca de la más mínima señal de temor o nervios, pero solo encontró preocupación, no por su posible muerte, si no por ella.
Fue entonces cuando Lyra asintió suavemente con su cabeza, arrancando así un suspiro de alivio de los labios del teniente.
—Ve ahora hasta Tristán y montalo—susurro él liberando el gentil agarre de su rostro y deslizando la mano en uno de sus costados para extenderle una daga—. Toma, ¿Sabes cómo usarla?
Si, ella había aprendido a utilizar dagas, cuchillos, arcos y muchas cosas más en su desesperada carrera por sobrevivir día a día.
Pero no le diría eso a él, entonces simplemente se limitó a asentir con la cabeza en confirmación.
—Genial, es un préstamo, me la devolverás cuando la cabeza de la bestia ruede por el suelo—ronroneó él, mientras indicaba a Lyra con la cabeza que se marchara.
Enmudecida, como si las palabras se hubieran borrado de su memoria, la hermosa chica de cabello color oro y mirada azul con iris dorado, se apartó del teniente, caminando con pasos dubitativos y temerosos hacia Tristán.
Con cada paso que daba, nuevos pensamientos ocupaban su mente, llenando de ideas su cerebro; poco a poco y a medida que avanzaba más, comprendió porque Peter le había dado la daga.
Dudaba que llegara a utilizarla, sin embargo era una forma de infundir tranquilidad en el corazón de la chica, de alguna manera él buscaba consolar el alma aterrada de ella.
Y lo consiguió, puesto que sosteniendo la daga con fuerza en un apretado puño cerrado, ella comenzó a caminar con mayor soltura, mientras los músculos de su cuerpo se volvían más ligeros.
Cuando finalmente logró llegar hasta el animal, hizo lo indicado.
Dando un pequeño y algo torpe salto, ella montó al hermoso caballo de pelaje blanco como la nieve y esperó con paciencia, mientras los segundos se escurría en el reloj del tiempo.
Al cabo de veinte segundos, el rugido de la bestia atravesó el cuerpo de ellos y llenó la mente de Lyra.
Por primera vez podía asegurar que aquello era el sonido más aterrador que jamás hubiera oído.
Sin embargo, un instante después, cuando la enorme bestia de dos cabezas, cuerpo de león, pico de Halcón y cola de serpiente, emergió de las profundas sombras que envolvían los troncos de los árboles unos metros más apartados de ellos, Lyra se quedó paralizado nuevamente, sintiendo que el sudor de las palmas de sus manos se incrementaba, volviendo dificultosa la tarea de sostener la daga.
Con las piernas temblorosas, vio pasar a su lado, veloz como un rato, al teniente mientras esté sostenía en lo alto aquella espada.
La criatura rugió, en un intento por acobardar el valiente corazón del atractivo hombre, pero este no aminoró su paso, y un instante después, hombre y bestia chocaron el uno contra el otro en una batalla de músculos, garras y sangre.
El estómago de la hermosa chica estaba revuelto, como si un nido de serpientes habitará en su interior, el pánico crecía más y más conforme los segundos pasaban, la criatura seguía en pie y Peter lucía más y más agotado, bañado en una fina capa de sudor y sangre.
Las esperanzas habían comenzado a menguar en el pecho de la chica de mirada azul, estaba preparada para susurrar en el oído del animal la palabra "alazán", cuando de la nada y de forma inesperada, el teniente dió una vuelta extraña sobre sí mismo, logrando confundir a la bestia el tiempo suficiente como para atravesar el lado izquierdo de la criatura, hundiendo tan profundamente la espada que llegó al corazón de la bestia.
La quimera lanzó un agonizante grito de dolor antes de desplomarse sobre sus cuatro patas, siendo arrastrada al sueño eterno.
Cansado, agitado y con la respiración acelerada, Peter observó el cuerpo inerte de la bestia durante varios segundos, temeroso de que está se incorporase en cualquier instante.
Pero la quimera no se volvió a poner en pie y sus ojos permanecieron cerrados, ajenos a la sed de sangre que los invadian instantes atrás.
Lentamente, él se volvió hacia Lyra, obsequiandole una sonrisa autosuficiente y llena de gratificación.
Cuando la hermosa chica de cabello color oro notó finalmente el cuerpo de la bestia inerte unos pasos detrás del hermoso teniente de cabello color noche, su corazón se relajó, mientras le devolvía una sonrisa tranquila y amable.
Sin embargo, duró muy poco tiempo en sus labios, esfumándose de forma abrupta cuando vio la profunda herida sobre el lado izquierdo del teniente.
Las afiladas garras del animal habían logrado destrozar la armadura y atravesar la carne, sin embargo para su suerte no lograron llegar al músculo.
Pero para su desgracia, mezclada con la oscura sangre que fluía de la herida, emergía un líquido verde algo viscoso.
Veneno.
Al instante ella recordó la peor parte de la historias que solía contar su padre, aquella criatura portaba un veneno agonizantemente doloroso, el cual causaba la muerte si no lograba contrarrestarse a tiempo.
Al parecer, Peter notó la mirada colmada de pánico y terror que se apoderó de las facciones de Lyra, puesto que dirigió su propia mirada esmeralda al lugar donde la chica estaba observando.
—¡Mierda!—gruñó él en voz alta, apretando los dientes con fuerza cuando observó el profundo corte verdoso sobre sus costillas.
De manera veloz él volvió su mirada hacia ella, con la clara intención de decir algo, de pedirle algo.
Sin embargo, veloz como una estrella fugaz, sus ojos se cerraron en el preciso instante que él daba un paso hacia adelante, hacia ella.
Igual que cae un árbol, el hermoso y sensual teniente se desplomó sobre el frío césped del bosque.
Igual que la quimera, el cuerpo del hermoso teniente Peter cayó rígido, igual que una piedra.Sin embargo, a diferencia de aquella vil bestia, el corazón del hermoso hombre aún latía, mientras que su pecho se hinchaba y desinchaba regularmente gracias al oxígeno que los llenaba.Lyra se quedó quieta, estática en su lugar, con la mirada clavada en el desvanecido teniente de mirada esmeralda.Se había desmayado, pronto el veneno comenzaría a destrozar todos y cada uno de sus órganos vitales arrebatándole la vida lenta y tortuosamente.Tragando duro y mordisqueando su labio inferior con nerviosismo, la hermosa chica de mirada azul con iris dorado pensar y repenso una y otra vez qué decisión tomar.Por un lado estaba su tan ansiada libertad, con solo susurrarle una palabra al oído de aquel hermoso animal, ella podría llegar al confín del mundo si lo deseaba, comenzando una nueva vida desde cero.Sin embargo, si decidía tomar aquella decisión, la muerte del teniente Peter mancharia sus man
Del tamaño de la palma de una mano, la pequeña personita de cuerpo blanco y algo luminoso, flotaba a unos pasos de ella, con sus enormes y redondos ojos almendrados fijos en ella.—¿Cómo sabes mi nombre?—respondió la chica de cabello color oro con notable terror.El espectro blanquecino ladeó un poco la cabeza, como si intentase observar algo más allá de lo que sus propios ojos le permitían ver.—Tus lágrimas, ellas me dijeron quien eres, Lyra—respondio el hermoso ser con vos colmada de paz, una que lograba tranquilizar los huesos de la hermosa chica—. Se a que viniste aquí, y te puedo ayudar, la flor que buscas está hacia allá.El extraño y precioso ser levanto una pequeña mano, señalando con la punta de su dedo el lugar mencionado.Durante varios segundos, la hermosa chica de cabello color oro dudo si era correcto hacer caso de las indicaciones de un extraño ser que acababa de conocer.Sin embargo dudaba de tener otra opción, aparte de que si la hubiera querido atacar ya lo habría h
La cabeza de la hermosa mujer de mirada azul con iris dorado daba vueltas, todas las sensaciones habían tomado control de su cuerpo, de sus músculos y huesos, de cada una de sus terminales nerviosas, generándole un gratificante cosquilleo electrizante sobre la superficie de su piel.Estaba jadeando, con la cabeza hechada hacia atrás y los ojos bien apretados, cuando Peter, en una muestra de poder y autocontrol, se apartó de forma abrupta de ella, volviendo a arrancar un gemido de sus labios.Al instante, sintiendo que el calor abandonaba su cuerpo, en conjunto con el festín lujurioso de emociones, Lyra se acurrucó contra el cuerpo del teniente, volviéndose un ovillo de lana sobre si misma.Cómo acto reflejo, el la acobijo entre sus fuertes brazos, rodeándola e impregnando su menudo cuerpo de calor con aquel inconfundible aroma a jazmín.—Lo lamento, no debí hacerlo—susurro Peter con su voz áspera y algo agitada— ¿Te lastimé?—¿Si me lastimaste?—pregunto ella incrédula apartandose leve
El cielo, pintado de un azul oscuro, tan profundo como las inmensidades del océano, se había salpicado por un sinfín de estrellas, las cuales coronaban en su trono más alto una luna llena que iluminaba todo el bosque con su pálida luz blanca.La hermosa chica de mirada azul con iris dorado observaba fascinada cada pedacito de aquella hermosa y perfecta cúpula de cristal que cubría su cabeza.Rara vez podía salir de noche de su casa, sobre todo con los problemas de hambruna y hurtos que azotaban su pequeña aldea.Tanto sus padres como sus hermanos, optaban por quedarse dentro de su humilde refugio, a la espera de que el nuevo día llegará, desplazando las sombras de la noche con su penetrante luz.Lyra no recordaba la última vez que había podido alzar su mentón al cielo para devorar con admiración aquella hermosa pintura, por lo que en esa ocasión, se tomó un increíblemente largo tiempo para ver aquello de lo que se había estado perdiendo.Al principio intento contar las estrellas, una
Los dos jóvenes se quedaron hablando y comiendo hasta que el fuego comenzó a consumirse y decidieron ir a dormir.Cómo el riesgo de ser atacados por una criatura cuando el fuego finalmente se extinguiera aumentaría, optaron por dormir juntos entre las raíces del Álamo de plateadas hojas.Sin embargo, una vez enredados entre la rígida madera y los cálidos cuerpos del otro, el sueño no los reclamo tan rápido como ellos hubieran deseado.Al cabo de varios minutos de oír el tranquilo y relajante latir del corazón del teniente a su lado, Lyra logró conciliar el sueño.Aún así, Peter tardó varios minutos más en lograr cerrar sus ojos de forma decisiva, solo cuando la última brasa dejo de arder el sueño lo reclamó.Ninguna bestia los atacó aquella noche, por lo que ambos se dejaron enredar entre los brazos del sueño hasta que los primeros rayos de un sol vespertino beso sus rostros, dejando una cálida y agradable sensación a su paso.Cuando la hermosa chica abrió sus ojos color azul y oro, l
Ambos cabalgaron durante varias horas, Lyra aferrada a la cintura del hermoso teniente, con su rostro colocado de forma pacífica contra los fuertes músculos de la espalda del hombre.Ella observaba con sobria paz el paisaje, sin embargo, aunque sus ojos parecieran estar admirando la belleza del mismo, en realidad su mente se encontraba abstraida sobre ella misma."Si puedo desear algo en esta vida, será que el no te escoja como esposa."Esas habían sido las palabras de Peter, y era lo que daba vueltas en la mente de la hermosa chica de mirada azul y dorada, una y otra vez, como si intentará descifrar lo que él atractivo hombre había intentado decir.Habían montado todo el día, lo único que habían ingerido como alimento habían sido unas extrañas bayas que el teniente había asegurado que no eran venenosas antes de hecharcelas a la boca.Por prudencia, Lyra aguardo varios segundos antes de comer un par.Sin embargo, de eso habían pasado ya varias horas, por lo que en ese momento, su estó
Peter:«¿Qué demonios estoy haciendo?» se dijo a si mismo mientras su cuerpo seguía sus propias órdenes, guiadas por el creciente latir de su corazón.El paso junto a la hermosa chica de cabello tan dorado como el sol, buscando un espacio seguro donde podría dejar su ropa sin que el agua la estropease.Una vez que lo encontró, lentamente comenzó a tirar de los lazos que mantenían la pesada armadura en su lugar, y rápidamente se la retiró.Acto seguido, continuo tirando con suavidad de los pequeños botones que unian la blanca camisa, demasiado sucia, sobre su cuerpo.Con el torso desnudo, el si volvió levemente en dirección hacia la hermosa chica cuyos ojos parecían retratar el firmamento con el sol.La garganta del teniente se movió mientras su respiración se volvía irregular.Allí está Lyra, vistiendo solo un pequeño pantalosillo blanco, mientras que una tela ancha cubría su pecho.El corazón de Peter se contrajo de dolor al observar su increíblemente delgado cuerpo, la piel se pegab
Para el momento en el que finalmente la noche había logrado envolverlo todo nuevamente con su precioso manto, Peter y Lyra ya se encontraban dentro de la cueva, cuya entrada estaba escundida con la caída de la cascada.La hermosa chica de mirada azul y dorado, había sido la encargada de encender el fuego, ya que había demostrado ser mucho mejor que él en esa tarea; por su parte, el atractivo teniente había cazado un par de aves pequeñas, las cuales ya se encontraban desplumadas, azandose lentamente sobre el fuego.El relajante sonido del agua retumbaba de forma pacífica en las cavernosas paredes de la cueva, imponiendo un ambiente tranquilo y muy sereno que daba lugar a la exploración de sus propios pensamientos.Aquello era un arma de doble filo.—¿Cómo te convertiste en teniente?—solto ella de forma repentina, tomando por sorpresa al hermoso hombre sentado de forma relajada frente a ella, con la mirada perdida en sus propios pensamientos.Peter la observó durante unos segundos con a