—Te ves increíble, Bianca—dijo Simón con una sonrisa tirando de sus labios, mientras le lanzaba una mirada lasciva. Bianca le devolvió la sonrisa, mientras sostenía su mirada. El chico de cabello tintado ero honesto, algo que Bianca rara vez lograba encontrar en una persona. Del mundo del cual provenía, la honestidad no solo podía ser considerado un signo de debilidad, también, era lo que podía llevarte a la ruina si la empleabas con la persona equivocada. Pero Simón era honesto, amable y aparentemente gracioso. —Gracias, Simón… tú también te ves bien—respondió ella. A su lado, Alexander se removió un poco inquieto, mientras seguían avanzando por las calles de la ciudad. El millonario iba al volante, Bianca en el asiento de acompañante, mientras que Simón se asomaba entre el asiento de ambos, mirando hacia el frente. —Es verdad, te ves muy hermosa, Bianca—logro susurrar con un hilo de voz Alexander, mientras luchaba con todas sus fuerzas para evitar que su rostro se tornara rojo
Alexander: Su mente abandono su cuerpo por completo, mientras sentía todo su cuerpo mas liviano, como si flotara por encima del agua. El observo a Franchesca llegar hasta ellos con una sonrisa preciosa y no pudo hacer otra cosa que no fuera admirarla. Era perfecta. Su sonrisa, la modestia con la que parecía observar todo, su forma de caminar, incluso su rostro parecía ser perfecto. Semejante a los ángeles. —Lamento mucho la demora, me retrase con algunos asuntos familiares—dijo ella con un tono de voz tan dulce que enmudecio al millonario. —Hola, Franchesca, es un gusto tenerte aquí—saludo con amabilidad la vibora que se encontraba frente a Bianca—. Te presento a mi hijo, Alexander. Alexander se puso de pie, hipnotizado, para saludar a Franchesca mientras que Bianca observo toda la situación con un nudo atravesado en su garganta. Ciertamente no tenia margen para competir con una mujer como la que estaba ante ella. Franchesca no solo era atractiva, sino que también se notaba su re
Bianca observo a Alexander con especial detenimiento, mientras se obligaba a si misma a esbozar una sonrisa feliz. La verdad era que los nervios la estaban devorando por dentro. Nuevos sentimientos totalmente desconocidos para ella la estaban abrumando, mientras se preguntaba una y otra vez ¿Qué demonios ocurriría con ella si Alexander se enamoraba de Franchesca antes de tiempo?—¿Estas bien, Bianca? —pregunto el millonario ladeando ligeramente la cabeza, mientras sostenía su mirada.Ella parpadeo. Al parecer Alexander había estado hablándole durante algunos minutos, en los cuales ella simplemente se había perdido en los pensamientos.—Estoy bien, Alec, solo un poco cansada—respondió ella, mintiendo, mientras intentaba que sus ojos brillaran.Alexander dejo las prendas a un lado de la cama, para aproximarse a ella con pasos firmes. Cuando llego junto a Bianca, el se arrodilló, quedando a la misma altura que ella sentada en aquel sofá individual.La mirada verde del millonario se clavo
Cuando Bianca volvió a abrir los ojos al día siguiente, ella se encontraba durmiendo en la enorme cama de Alexander. El millonario descansaba a su lado enfundado en un elegante pijama. Bianca frunció el ceño, mientras sentía como todo su cuerpo transpiraba de manera exagerada, mientras que Alexander permanecía inmaculado. Sin demasiadas vueltas, ella se incorporó, saliendo de la cama y se deslizo en total silencio al interior de la ducha. No fue necesario pensarlo demasiado; aprovechando que el día recién comenzaba ella se preparo la bañera y se deslizo en su interior. Necesitaba un buen baño relajante que le reiniciara la existencia. o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o Alexander: El millonar
—¡Alec, Bianca! —grito Simón al otro lado del cuarto.Al oír aquellas palabras, ambos parpadearon, saliendo de aquel extraño estado de transe en el que se encontraban.—¡Estamos encerrados en el baño! —respondió Alexander, mientras Bianca se apartaba de él rápidamente.Un par de segundos más tarde, Simón abrió la puerta del cuarto de baño, con una sonrisa lupina surcando sus labios.—Bueno… ¿Qué tenemos aquí? —ronroneo el hombre de cabello tintado observándolos a ambos durante algunos segundos, antes de tomar unas toallas que había fuera para arrojárselas a ambos—. ¿Estaban jugando y se quedaron encerrador?Nervioso e inquieto, Alexander volvió su rostro hacia Bianca, en busca de alguna ayuda de su parte para aclarar aquel engorroso asunto. Pero ella simplemente permaneció callada, con el rostro rojo por la vergüenza.—No molestes, Simón—gruño Alexander, mientras se acomodaba la toalla alrededor de su cintura de mejor modo y salía del cuarto de baño.—Yo… me cambiare y saldré de inmed
—¿Por qué le mentiste a mi hermano en la cara? —pregunto Simón con calma, mientras avanzaba entre los locales abiertos del centro comercial.Bianca, a su lado, correteaba detrás de el intentando seguirle el paso.—No le mentí—escupió ella llegando finalmente a su lado. Sin embargo, ante la mirada indulgente del hombre ella agrego—, solo le dije una verdad a medias.Simón volvió la vista al frente, centrando su atención en un negocio cercano. Pero no avanzo hasta este, simplemente se detuvo allí.—Alexander se siente atraído hacia ti… si el intentara llevar la relación más allá de este tonto acuerdo ¿tú que pensarías al respecto? —dijo Simón, sin volverse hacia ella.Bianca sabia perfectamente que el lo hacia para darle un poco mas de espacio para decidir y sentirse cómoda con sus propias palabras. La verdad era que ella ya había contemplado aquella remota y lejana posibilidad.Hacia demasiado poco tiempo que conocía a Alexander, eso era verdad, pero una parte dentro suyo actuaba como
Alexander estaba verdaderamente nervioso. Todo su cuerpo se sacudía de manera ligera mientras observaba su reflejo al otro lado del espejo. Por cuarta vez se acomodo el cabello y volvió a aplicarse colonia.—A estas alturas creo que Franchesca podrá captar tu aroma a varias leguas de distancia—ronroneo Bianca de manera arrogante, mientras una sonrisa curvaba sus labios gruesos.El millonario la fulmino con la mirada a través del espejo, mientras terminaba de prepararse. Hacia mucho tiempo que no estaba nervioso por una cita.—¿Crees que me veo bien? —pregunto finalmente el, volviéndose hacia ella que se encontraba tendida sobre la cama. Necesitaba el consejo femenino para asegurarse de no haber exagerado ni quedado a medias.Bianca deslizo su mirada a través del cuerpo de él, serpenteando de manera felina. Las mejillas del millonario se sonrojaron mientras sentía la presión de su mirada sobre él. Era increíble comprender las emociones que Bianca era capaz de generar en él.—Creo que t
Bianca se había puesto una camisa de Alexander que este parecía no utilizar. Ella ya había planeado el desenlace de toda su noche.Aprovechando su momento a solas, ella abrió una botella de vino del millonario y se la llevó al living junto con una copa. Lo que hizo aquella noche fue ver una película, algo que el burdel rara vez podía hacer.Se trataba de una absurda comedia romántica, era tonta y demasiado simple, donde dos amigos se amaban profundamente pero no se atrevían a confesar sus sentimientos por miedo al rechazo.La hubiera quitado, pero por algún motivo, era la que estaba seleccionada en la televisión y la curiosidad la llevo a verla.—Por favor, que tontería—dijo ella con una mueca en sus labios, mientras arrugaba la nariz ante la confesión de amor de él.—¿Te parece una tontería los sentimientos de un hombre? —pregunto Alexander al otro lado del umbral de la entrada.Bianca se sobresaltó, pero no derramo ni una sola gota del vino que agitaba en su copa. Alexander le sonri