Alexander:El demonio estaba tan absorto en si mismo, en su idea de triunfo adelantado, que ignoro por completo la parte faltante de aquella idea.Su mayor error habia sido desestimar a Franchesca. Asumir que la rubia preciosa era demasiado simple y básica, que ningún buen plan podría surgir de ella. De su mente e intelecto.Grave error que pronto pagaría con creces.Alexander habia arreglado todo con la rubia preciosa. Ni bien Franchesca le conto tota la situación, y el interés desesperado de Max por obtener todo el dinero, el se apresuro a concretar las partes dispersas de aquel metodico plan.No podia salir mal, habia demasiado en juego para ello.—Franchesca, has que firme el primer documento—pidió el millonario por el intercomunicador.En la distancia, el pudo ver como la rubia preciosa obvedecia, siguiendo a raja tabla lo pautado en el plan. Mientras tanto, sus dulces palabras colmadas de estupidez bien ingeniada y ensallada, la iban conduciendo al punto que mas deseaba.Ella es
Un año y ocho meses mas tarde: Bianca. La bella esposa mirada la televisión, con una sensación de triunfo apoderándose de su cuerpo. No podia creer que estuviera pasando, que en realidad estuviera ocurriendo. —¿Amor?—pregunto Alexander, al otro lado de la habitacion, observando el rostro de su esposa colmado de emoción—¿Qué ocurre? Sin embargo, cuando llego junto a ella y la rodeo en un abrazo, el entendio todo. Las noticias decían que finalmente habían capturado con vida a Arrobin mejor conocido como el rey del submundo. Ahora se lo procesaría por incontables crímenes. No saldría pronto, no con el historial y el trabajo desmedido que los agentes de seguridad habían impuesto allí. —Se termino, finalmente se termino—dijo ella liberando un suspiro, mientras saboreaba aquel momento de triunfo. —¿Quieres quedarte a ver la nota? Entenderan si decides no ir—propuso el millonario con una sonrisa en su dirección. —No, ni en mis sueños me pierdo el primer cumpleaños de mis ahijados—res
El millonario, Alexander Thompson, sintió como su mundo se venia a bajo. El mensaje de sus padres era demasiado claro y simple como para ser ignorado o mal interpretado.Cinco días, el solo tenía cinco días antes de que su futura esposa le fuera presentada.—¿Estas bien, Alec? —pregunto su hermano Simón al otro lado del despacho, notando el cambio en su rostro.Sin poder articular una sola palabra, el millonario simplemente extendió el celular en su dirección, permitiendo que Simón leyera el mensaje.>—¡Mierda!... van a arreglar tu matrimonio—escupió en un arrebato su hermano menor, mientras bajaba los pies del sillón, adoptando una postura preocupada.—. Lo lamento mucho, hermano.Un matrimonio arreglado, el iba a tener un matrimonio arreglado. Alexander tuvo que repetirse a si mismo aquellas palabras varias veces hasta lograr entenderlas. Odiaba esa idea.Desde que había nacido, convirtiéndose en el heredero de la fortuna de sus padres, había tenido en claro que en algún momento el d
Alexander tomo un trago de burbon mientras se desajustaba el nudo de su corbata. Estaba de mal humor, con la mujer que acababa de echar ya eran cinco mujeres que había despachado.—¿Y si creamos a la mujer con parte de cadáveres como hizo Frankenstein? Creo que tendremos mas suerte de que sea “perfecta” para ti, hermano—se burlo Simón con los pies colgando a un lado del sillón, la cual parecía ser su posición perfecta para reposar.El día laboral había finalizado, y Alexander había aceptado que un numero de mujeres fueran a su casa para poder escoger entre ellas. Le había pedido ayuda a Simon, con la esperanza de que dos cabezas fueran capaces de pensar mejor que una… pero todas las esperanzas que Alexander había depositado en aquel descabellado plan comenzaban a derrumbarse conforme las mujeres iban ingresando.Ninguna era tan hermosa como su mujer soñada… ninguna lograba compararse con aquella fantasía.—No es gracioso, Simón. Estoy en un problema serio—grazno con el ceño fruncido A
Durante algunos instantes, Alexander se perdió en aquel beso. Sin embargo, era uno vacío y carente de emoción alguna. Simplemente eran labios chocando contra otros de manera irresistible, claro, pero labios, a fin de cuentas.Aun así, el demoro algunos segundos en apartarla, necesitando reunir la fuerza de todos sus pensamientos para poner en funcionamiento las extremidades de su cuerpo.—¡¿Cómo te atreves a besarme?!—exclamo Alexander sorprendido. Todo aquel deseo mezclándose con la confusión, la pasión y el enfado.Junto a este, Simón observaba toda la situación con una sonrisa que mezclaba la diversión y la sorpresa en su rostro de manera armoniosa.La sonrisa en los labios de Bianca se ensancho de manera considerable, mientras observaba al millonario con una lenta caída de pestañas.—Atreviéndome y ya—ronroneo ella de manera sarcástica, mientras ingresaba a la mansión del millonario sin invitación alguna—. Me gusta tu cabello, tiene estilo—. Le dijo a Simón pasando a su lado.El h
Bianca: Ella no se atrevió a admitir la verdad, pero cuando escucha la propuesta de Alexander no pudo evitar sentir una increíble sensación de alivio recorrer su cuerpo. Aquella era su oportunidad, la oportunidad que había estado esperando toda su vida, y no pensaba echarlo a perder. Bianca encontraría la forma de librarse de su pasado, de los malditos matones que asediaban su vida día y noche sin descanso alguno. Alexander era la respuesta a sus suplicas al cielo, él la salvaría sin saber que lo estaba haciendo. Cuando él dijo: —Si, acepto esas condiciones—. El alma de Bianca volvió a entrar en su cuerpo, mientras luchaba por ocultar una sonrisa creciente. Se iba a mudar allí, por dos o tres semanas… con suerte un mes, ella estaría allí, lejos de los malditos mafiosos que vendían su cuerpo como si no fuera mas que un trozo de carne. Desde que era una adolescente, ella había tenido que trabajar entregando su cuerpo a tipos abusivos, peligrosos y extremadamente violentos. Toda su
—¿Estás seguro? —pregunto Bianca ingresando lentamente a la casa de Alexander. Su mirada seguía igual de brillante que antes.Alexander se volvió hacia ella con una leve sonrisa.—¿Acaso no confías en mi palabra?—pregunto el observándola directamente—. Arrobin me dejo “alquilar” tus servicios por dos meses.Era verdad. Alexander había hablado y debatido con el mafioso durante una hora, hasta llegar a un acuerdo. Él le permitió alquilar a Bianca solo por dos meses, sin importar la suma de dinero que Alexander ofreciera a cambio, Arrobin se había mantenido firme en sus palabras.Dos meses, ese era todo el tiempo que tenían.Cuando el millonario salió de lo que parecía ser la oficina de Arrobin comprendió una cosa. Ese hombre era pura maldad.—Si, claro que confío en tu palabra—mintió Bianca—… es solo que hace mucho tiempo no me ocurre algo bueno.Al oír aquellas palabras, Alexander sintió como si alguien apretara su corazón con fuerza. Tanto así que no le permitía respirar.El había est
—¿En verdad tenemos que hacerlo? —pregunto Alexander sentado en el borde de la cama. Un par de centímetros más y el caería al suelo sobre su trasero.Al otro lado de la cama, con los pies cruzados se encontraba Bianca, observándolo como si estuviera ante la presencia de un alíen. Alexander era un hombre extraño y totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada.El millonario estaba a punto de caer al suelo porque se sentía intimidado por ella. Aquello hacia que Bianca se sintiera mas cómoda; a fin de cuentas, los hombres solían aprovecharse de ella una vez que pagaban por sus servicios.Bianca jamás había conocido a un hombre bueno y decente, con honor y nobles intenciones. Si le hubieran dicho semanas atrás que esa clase de hombres existían se hubiera echado a reír… hasta ahora.Hasta que conoció a Alexander.—¿Por qué no quieres hacerlo? —pregunto ella. No estaba decepcionada, muy por el contrario, ella estaba sorprendida.El millonario mordisqueo su labio inferior, mientras engan