—Pues… ¿Qué te parece si haces dormir a nuestro pequeño y precioso alfa… y yo te espero aquí… con mucho más de esto?— dice ella pasando sus manos por mi pecho y yo la beso contra la cama, apretando su trasero y escuchando sus suaves gemidos. —Demonios… realmente eres mi perdición…— digo jadeando.
TatianaTatianaYo era la única humana en entre lobos. Una mujer de la manada Medianoche, llamada Lucía, me había encontrado en el bosque llorando. Era simplemente una niña, y le di lástima; no quería dejarme sola y que muriera. Yo era pequeña y débil. Solo algo me definía: no era igual que ellos.
TatianaPasó un año, y otro y otro. Había luchado por sobrevivir. Luego de mucho esfuerzo, ahora vivía sola en una pequeña casa y trabajaba en el único restaurante de este pequeño pueblo. Lejos estaba mi mundo con los lobos y Medianoche.—¿Sabes la nueva noticia? — me preguntaba mi mejor amiga Marie
Tatiana¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿En qué tipo de realidad paralela había caído?Sebastián lucía desesperado. Tenía el cabello despeinado, como si se hubiese pasado la mano varias veces por la cabeza, y notaba que tenía los ojos muy abiertos. Su camisa estaba desabotonada, parecía que tenía c
Tatiana —¿Te vas a tu casa?— me preguntó de repente, acercándose. ¿Y qué demonios le importaba a él? —Sí... — dije retomando mi camino y alejándome de él lo más rápido que podía. Pero en segundos estaba a mi lado. —¿Quieres que te acompañe? Es solo el camino…— preguntó y me quedé perpleja. —E
Tatiana Habíamos pasado una mañana y una tarde muy feliz entre los tres, viendo películas y recordando buenos momentos, pero mientras se acercaba la hora de mi cita, mis hermanos se ponían cada vez más extraños. Ellos conocían a Andrés, era un chico común, pero que a mí me parecía muy atractivo y
Tatiana —Fui yo... no fue culpa de ellos— decía Sebastián apareciendo en la puerta de mi casa como si nada hubiese sucedido. Como si él y yo fuéramos amigos de toda la vida y él podía entrar y salir de aquí como si fuera su hogar. —¿Cómo te atreves a entrar a mi casa?— pregunto molesta. —Yo sol
—Tú no eres mi Alfa... — le dije y lo veía agitado. —Tú mismo me sacaste de la manada, me echaste como si yo no fuera nada. Tú no eres nadie para mí... — —Te guste o no… yo me quedaré aquí. Es mi deber— dice y me doy cuenta de qué es lo que sucede. Los alfa son muy sobre protectores y posesivo