—No puedo creer que llamarás aburrida y amargada a tu madre Dafne. ¿En que estabas pensando?
–cuestiona Alexander
—No sé, estaba molesta, no me dejó salir con Nelly y Aída.
—Eso no justifica tu reacción, ella sólo quiere lo mejor para ti. Es tu mamá y eso es normal.
—Quisiera que ella comprendiera más lo que necesito.
—¿Y según tú que es eso?
—Quiero un poco más de libertad. Quiero salir a fiestas, no sé sólo salir.
—Puedes salir conmigo si quieres.
–sugiere
—Deberías pasar por mi casa más seguido, mi madre te adora y quizás nos deje salir.
—¿Cuándo podré hablar con ella sobre...nosotros?
Vuelvo a sentir esa incomodidad como siempre que hablamos del tema.
—No lo sé Alexander, hay que ver... en realidad no estoy lista para tener novio.
—Pero si llevamos casi dos años así. ¿Qué tiene de diferente? Paseamos, tenemos citas, nos besamos, hacemos el amor Dafne. ¿Por qué esperar?
—Quedamos en esto desde el principio, fue tu idea. ¿Lo olvidaste? "Nada serio Dafne, sólo amigos con derecho a..." ¿Recuerdas?
—He cambiado de opinión. –asegura con postura sería.
—Pues yo no, no estoy lista para eso Alexander.
—¿Hay alguien más?
Río amargamente por su irónica pregunta tonta.
—¿Por qué crees que hay alguien? No conozco o socializo con otro chico a parte de ti e Israel. No hay nadie, sólo no quiero hacer las cosas serias y esas cosas formales.
—¿No soy lo suficiente para ti?
—De hecho, eres más de lo que merezco. Entiende Alexander, no estoy lista. Soy inmadura, alocada, despistada, desordenada, loca, extraña, grosera, explosiva, celosa, y un montón de defectos más. Soy todo lo contrario a ti, mereces a alguien a quién le gusten las cosas que a ti.
—Tenemos gustos similares Dafne.
—No es verdad, tú prefieres la música clásica y yo el rock, prefieres leer un libro antes que salir a una fiesta, y yo no, no te gusta el cine y a mi si, tú prefieres la comida orgánica y esas cosas y yo...pues no. Tal vez suene a pretexto tonto pero no es así, Alexander.
—Tienes razón, suena a pretextos tontos.
Alexander sale de su habitación bastante enojado, no puede culparme de querer continuar asi cuando él puso las reglas de "lo nuestro" no es que no me guste, en realidad me gusta mucho, pero no tanto como para formalizar una relación que para empezar inició como algo meramente sexual.
Bajo hasta la sala en dónde lo veo mirar por la ventana. Siempre que hablamos sobre el tema se pone igual que hoy.
—Alexander. –lo llamo.
Él me mira y vuelve su atención a la ventana.
—No quiero tener esa charla de nuevo Dafne, seria una pérdida de tiempo.
—Alexander por favor, no hagas esto difícil, vamos arriba ¿Quieres?
Él niega con la cabeza.
—Tengo que hacer unas cosas, si quieres puedes quedarte aquí cuanto desees.
Alexander toma su chaqueta y sus llaves y sale de la casa.
Sólo el sonido de la puerta cerrarse se escucha. Siento de nuevo ese vacío. Ya no sé que hacer.
***
JARED
—Y entonces yo le pedí que lo hiciera más rápido y fue una locura, en cinco segundos estaba muerto, literal.
Una hora escuchando a esta chica que según Gabriel era la indicada para salir a comer. No ha hecho más que hablar de su ex y decir que todo es literal cuando literalmente no lo es.
—Oye, no te ofendas pero, creo que esto no va a funcionar, claramente aun no olvidas a tu ex. –señalo lo que es obvio.
—No, esta bien, digo no eres como él pero estas pasable, no eres igual de joven ni tan romántico ni...
—Sabes que, sólo... me iré y haré de cuenta que tú y yo nunca nos vimos.
Dejo un par de billetes sobre la mesa y me levanto de la silla. No sé como sentirme al respecto, en verdad me siento tonto.
—Oye espera. –escucho que ella grita.
Pero la ignoro, no sé en que momento acepté esta locura.
Camino a paso veloz por las calles y ni siquiera me doy cuenta de que prácticamente soy atropellado por una bicicleta.
Por fortuna no paso del suelo.
—¡Santa m****a! ¿Cómo se te ocurre cruzar la calle asi? –cuestiona ella entre enojada y asustada.
Me ayuda a levantarme como si no pudiera hacerlo solo. Me sacudo el saco y reviso la palma de mi mano, hay un raspon en ella.
—Un lo siento no hace daño. –le informo y ella ríe.
—¿Disculpa? Yo iba por el camino correcto, tú cruzaste sin siquiera fijarte, obviamente la culpa es tuya.
La miro por primera vez en lo poco que llevo aquí, piel morena clara, cabellos castaños y raramente ojos verdes. Es bonita pero sé ve que está tocada.
—¿Qué me ves? –pregunta y lo confirmo.
—Nada. –suspiro cansado–. Parece que hoy no es mi día, me he topado con muchas locas hoy.
—¿Me llamaste loca? –cuestiona.
—No, o sea no es por ti, yo en realidad...
Ella empieza a reír fuerte y me asusta.
—Relájate hombre, no pasa nada, ¿Estás bien?
—Si, no fue gran cosa. –aseguro.
—En ese caso me voy.
Ella sube a su bicicleta y pedalea perdiendose entre los carros, definitivamente hoy no es mi día.
—¿Entonces ella es una loca? –cuestiona Gabriel.—Lo es. –afirmo sintiendo todavía ese repeluz.—Pff, lo siento mucho amigo, no creí que fuese así.—No te preocupes, no es nada. Aunque si me debes un traje nuevo.—¿Estás loco? ¿Por qué?—Porque por hacerte caso me atropelló una bicicleta.—¿Es broma? ¿Una bicicleta te atropelló?Asiento de mala gana.—No me di cuenta y al cruzar la calle pues... me dio.Gabriel ríe fuertemente y trato de mantenerme serio pero no puedo.—Eres un idiota. –le acuso.—No puedo creer que una bici chiquita te haya arruinado el traje.—No era "una bici chiquita" era una bici de tamaño normal. Además me dejó adolorido.—La edad amigo, qué le podemos hacer a eso.Suspiro resignado.—Nada Gabriel, sólo
Camino, camino y camino por la calle sin rumbo fijo. ¿Cómo no pude darme cuenta? Ella nunca lo mencionó. ¿Por qué?Me detengo afuera del bar dónde Nelly y yo solemos venir a veces. No dudo en entrar, tal vez es lo que necesito para quitarme todo este estres que traigo encima.Al entrar noto que, como casi siempre los mismos hombres se encuentran aquí, con las mismas chicas, algunas demasiado jóvenes. Me pregunto, ¿cuántos de ellos estarán casados? No los juzgo, eso no va conmigo, solo pienso en que quizás en su casa hay una mujer que espera por ellos y ellos aquí, con alguien más.Me siento en uno de los bancos cerca de la barra y pido algo de beber, hoy no quiero alcohol. Necesito pensar.Saco mi celular y veo un mensaje de Aída, uno de mamá y otro de Alexander."No sé que pasa contigo, sabes lo que siento por ti. ¿Cómo es posible hacerte entender?"—¿Cómo l
Hablamos y reímos animadamente, Jared me cuenta más acerca de él y yo de mí, aunque no hay mucho que decir. Tiene un encanto propio y ese algo que a cualquiera le encanta. Cada que habla o respira es como algo nuevo.No sabía si llorar o reír por sus malos chistes y divertidas anécdotas, en su mirada pude ver eso que en ningún otro antes vi. En dos horas tomando café me he reído más de lo que recuerdo. Me da miedo reconocerlo porque no sé si esta sea nuestra única noche juntos.—¿Puedo pedirte algo más esta noche?—Lo que desees. –responde.Acerco mis labios a su oído y susurro lentamente, me separo y vuelvo a mi lugar, él me mira sorprendido, pero raramente toma mi mano y nos conduce a un lugar desconocido para mi... por ahora.இ═══════இAl entrar la calidez del lugar es notable, nunca imaginé que afuera estuviera tan frio.—¿Quieres algo de tomar?
—¡Jared Krause! Estoy como loca diciéndote cuán importante es este contrato y tú pareces en otra galaxia.—Lo lamento Andrea, sé que es importante, lo siento.—A veces creo que todos los hombres son de otro planeta. Como te iba diciendo...Andrea habla y habla sobre el nuevo proyecto en su recién abierta compañía, es un lujo que nos haya preferido a nosotros, quiero centrarme en el tema pero no puedo, esa chiquilla se me metió por los ojos con sólo verla una vez, y la noche tan increíble que pasé, no puedo sacar su imagen de mi mente.—¡Con un carajo Jared! ¿Escuchaste siquiera algo de lo que te dije?—Andrea... –suspiro con frustración–. Anoche conocí a una...chica.—Vaya, por ahí hubieras empezado. Cuéntame.—Pasamos una noche juntos.—¿O sea sólo sexo?—Sí, pero fue... increíble. No dejo de pensar en ella.
—Y entonces ella dijo algo así como "me gusta Alexander" Entonces todo fue rápido, nos enojamos, salí de casa y luego no supe de ella.Alexander me mira como si haya dicho algo fuera de este mundo.—¿Por qué la molestia? ¿Sentiste celos?—Pues...no lo sé. Más bien me sentí mal, engañada y tonta. ¿Cómo no pude darme cuenta que le gustas?—A mi no me gusta ella, sabes lo que siento por ti.—Ese es el problema, que allá afuera mi amiga se muere por ti y te ama mientras yo...–me detengo abtes de cometer un error.—Mientras tú no. –termina él.—Sabes que sólo quedamos como amigos con beneficios desde que iniciamos con esto. Yo no quiero nada serio Alexander.—Conmigo.—¡No puedes molestarte por eso!—¿Qué hace falta Dafne? ¿Qué necesito para que me hagas caso? Disculp
Después de llegar al restaurante y ver en una de las mesas del final a Jared con una mujer, no puedo evitar sentir algo incómodo en mis entrañas, obviamente no hay justificación para eso y aún así siento que debo averiguar quien es.—Iré al baño, no tardo.—¿Quiefes que pida por ti?Asiento perdiendome entre la gente.Camino con paso decidido y manos temblorosas hasta su mesa, saludo como si nada pasara.No puedo evitar observar como sus ojos escanea mi cuerpo y una vez que sus ojos mirar los míos, desvío la mirada hacia la mujer que lo acompaña esta noche.La presenta como su prima y algo dentro de mi se queda más tranquila. Después de las presentaciones y el cruce de unas cuantas palabras más, me despido y camino de nuevo hasta mi mesa. Mamá no se ve contenta.—¿Dónde estabas?—En el baño.—Si c
Y estoy de nuevo aquí, donde la magia ocurrió hace poco. Froto mis brazos cuando siento algo de frío, no sé en que momento tuve valor para llegar hasta aquí. Siento un vacío en mi estómago, me pregunto vagamente si será hambre.—¿Quieres algo de tomar?—Café, si tienes.—¿Tienes frío?—Un poco.Jared se acerca a mi y pone su saco sobre mis hombros, enreda sus brazos en mi cintura y baja su boca hasta la mía, a centímetros de ella pero no la toca.—Te diría que el haber traído otra ropa evitaría que sintieras frío, pero como dije, aquí no la vas a necesitar. Yo te daré el calor que necesitas, pero antes te preparare un caféCierra la mínima distancia que hay entre sus labios y los míos y siento una calidez repentina en el cuerpo, me da miedo reaccionar tan fácil a cualquier roce de este hombre.—Ya vuelvo.Me deja parada a media sala, observo a mi alrededor y veo que tiene muchas fotos, en su mayoría con mu
—¿Tienes trabajo?—Así es.—¿Puedo ayudarte?—¡Claro que puedes!—¿Y qué hago?—Quítate la ropa Dafne.Trago con dificultad al escuchar esas cuatro palabras, los ojos de Jared estan puestos en mi, mi respiración se acelera. Lo veo sonreír mientras alza una ceja divertido.—Si de verdad fuera trabajo no te contrataría por nada del mundo, ni siquiera estás respirando.Parpadeo y tomo aire, él esta a punto de levantarse pero lo detengo.—Debes aprender a ser paciente. –digo.Jared se acomoda nuevamente en el sofá y tomo valor para hacer esto. Ya me ha visto desnuda pero eso no quiere decir que no sienta algo de timidez. Tomo mi blusa y sin pensarlo mucho la levanto dejando al descubierto mis senos, los ojos de Jared estan puestos en mi, se quita por completo la corbata.<