—¡Jared Krause! Estoy como loca diciéndote cuán importante es este contrato y tú pareces en otra galaxia.
—Lo lamento Andrea, sé que es importante, lo siento.
—A veces creo que todos los hombres son de otro planeta. Como te iba diciendo...
Andrea habla y habla sobre el nuevo proyecto en su recién abierta compañía, es un lujo que nos haya preferido a nosotros, quiero centrarme en el tema pero no puedo, esa chiquilla se me metió por los ojos con sólo verla una vez, y la noche tan increíble que pasé, no puedo sacar su imagen de mi mente.
—¡Con un carajo Jared! ¿Escuchaste siquiera algo de lo que te dije?
—Andrea... –suspiro con frustración–. Anoche conocí a una...chica.
—Vaya, por ahí hubieras empezado. Cuéntame.
—Pasamos una noche juntos.
—¿O sea sólo sexo?
—Sí, pero fue... increíble. No dejo de pensar en ella.
—Es normal, llevas mucho sin tener a nadie.
—Lo más raro es que se fue sin decir nada.
—Espero que no lo hayas hecho tan mal y huyera por eso.
—Que cosas dices Andrea. En realidad no sé porque se fue.
—Espero que la vuelvas a ver y dejes de irte a otra galaxia.
—Eso espero, porque en realidad no deja de darme vueltas por la mente su imagen.
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—¿Cuantas veces te lo he dicho Dafne? ¡No duermas fuera de casa!
—Relájate madre, ni siquiera te hayas dado cuenta si no es por la vieja chismosa que tenemos por vecina.
—No la llames así Dafne, fue bueno que me lo dijera. ¿Qué tal si te pasa algo allá afuera?
—No me pasó nada mamá, deja el drama ya.
—¿Con quién estabas?
—Con Alexander. -miento.
—¿O sea que si yo le llamo a Alexander y le pregunto por ti sabrá decirme la misma versión que tú?
—Sí. –respondo confiada aunque después de lo de ayer espero que quiera saber de mi todavía.
Mi madre saca su móvil y supongo que marca su número, ella todavía con incredulidad pone el altavoz.
—Señora Marin ¿a qué debo su llamada?
—Alexander, ¿qué tal todo?
—Excelente, ¿desea hablar con mi padre?
—No, en realidad quiero preguntarte algo a ti.
—Por supuesto señora, dígame.
—¿Qué hiciste anoche Alexander?
—Bueno, hice varias cosas, preparé algunos papeles que necesitaba para la exposición en el curso, me bañé y luego pasé por Dafne y nos fuimos a cenar, después una amiga en común nos invitó a una reunión y fuimos, sé que llegó un poco tarde, o mejor dicho temprano. Debí avisarle pero creí que mi padre le diría algo.
Mi madre me mira aún con sospecha, pero se da por vencida.
—Gracias Alexander, y disculpa la molestia.
Cuelga la llamada y resopla.
—Sólo porque fue que saliste con Alexander, de lo contrario estarías castigada.
—No tienes porque repetírmelo a cada momento madre, en serio, ¿No te cansas de ser así? ¿Por qué no sales un día de estos y dejas de estar tan amargada? Te hace una falta tremenda.
—¡Respétame Dafne! Y es mejor que te prepares, esta tarde hay curso y tú asistirás.
—No quiero ir.
—No te pregunte, obedece.
Como siempre sale y azota la puerta para denotar autoridad, de verdad que le urge salir a divertirse, tal vez con eso se le quite lo amargada y mandona. Mi celular suena y es una videollamada de Alexander. Acomodo la cámara y sonrío.

—¿Qué locura hiciste ahora Dafne?
—Ninguna, relájate. Sólo salí con mis amigas
—Tendrás que darme un besito por eso.
—Digamos que mejor te debo una.
—¿Irás al curso?
—Sí, mamá quiere que vaya, tú también irás ¿verdad?
—Sí, tengo que ir.
—No será tan aburrido después de todo.
—¿Soy una clase de bufón o algo así?
—Claro que no Jared, –río.
—¿Jared? No recuerdo haber cambiado mi nombre.
—Lo siento Alexander, me equivoqué.
—Pude notarlo. Tengo mucho que hacer, nos vemos al rato.
—No, lo siento. No te enojes.
—Es ridículo que me pidas que no me enoje cuando me acabas de llamar por otro nombre.
—Dije que lo sentía.
—Y lo escuche. Hasta al rato.
Cuelga la llamada y yo quiero golpearme por ser tan tonta, pero no dejo de pensar en Jared, sigo pensando que no fue buena idea salir así de su casa, con su camisa, pero tuve miedo, de lo que él pudiera pensar de mi. En fin ya pasó y por fortuna jamás volveré a verlo, no podría con la vergüenza.
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—Mamá necesito ir al baño. –suplico una vez más.
—Te dije que esperaras Dafne.
—No puedo mamá, en serio.
—Bien, ve y busca el baño.
—¿Yo sola? –cuestiono como si tuviera cinco años.
—Sí Dafne, yo tengo cosas que hacer, si tanto te urge, ve.
—No conozco este lugar mamá.
-Bueno, es momento de que lo hagas, lo vas a necesitar.
Mi madre me deja a medio pasillo sin saber a donde ir, me urge ir al baño pero como tenemos que dar el maldito curso no he podido ir, camino por los pasillos del lugar y al final de este veo el letrero que dice "sanitario" literalmente corro hacia allá, estoy a nada de llegar y entonces choco y caigo encima de alguien, mi cabello cubre mi rostro lo cual me impide ver bien, me levanto rápidamente y juro que se me han quitado las ganas.
—Lo siento, lo siento, lo siento.
—También lo sentí, Dafne.
Levanto la mirada al escuchar esa voz seguida de mi nombre y solo por que tengo buen puestos los pantalones o mis bragas estarían en el suelo junto a mi quijada.
—¡Jared!
—Hola, desapareciste ¿Por qué?
—Amm, bueno yo... lo que pasa es que.
—¡Dafne! –me llama Alexander.
Camina hacia mi y sonríe.
—Hola. –besa mi frente–. Te estaba buscando, tu madre me dijo que venias al...
Jared le da una mirada un tanto extraña.
—¿Y tú eres? –cuestiona Jared.
—Alexander, soy co-organizador del grupo de primeros auxilios.
—Bien, te están esperando en la sala. Señorita, si me sigue le mostraré las rutas que fueron abiertas para la evacuación.
—Sí, claro señor Krause.
—¿Quieres que vaya contigo?
—Señor Alexander, si usted viene con nosotros mis empleados no tendrán su curso. –responde Jared en tono profesional.
—Te veo allá. –anuncia Alexander resignado.
Asiento mientras Jared me hace una seña de a donde ir.
—Bien pequeña Dafne, cuéntame, ¿Por qué esta mañana no estabas en mi cama? Mi plan era desayunarte, desayunar contigo y llevarte a casa, ¿Qué hice mal?
Siento mis mejillas arder, con sólo escuchar sus palabras y ver como mueve esos labios que anoche hicieron cosas asombrosas.
—Me debes un desayuno y... un beso de buenos días quizás.
-Sí... yo estoy de acuerdo.
Jared se acerca a mi y besa mis labios sin aviso, pone sus manos en mi cintura y roza mis labios con su lengua.
—Ahora sólo me debes el desayuno, Dafne... La camisa la puedes conservar. Este es mi número, el de mi casa, el de mi oficina. Llama cuando quieras.
Jared me guiña un ojo antes de irse, yo apenas si puedo creerlo, esto es de locos.
Yo pensando en no encontrarmelo jamás después de lo de anoche y resulta que es lo primero que sucede. Es una señal.
—Y entonces ella dijo algo así como "me gusta Alexander" Entonces todo fue rápido, nos enojamos, salí de casa y luego no supe de ella.Alexander me mira como si haya dicho algo fuera de este mundo.—¿Por qué la molestia? ¿Sentiste celos?—Pues...no lo sé. Más bien me sentí mal, engañada y tonta. ¿Cómo no pude darme cuenta que le gustas?—A mi no me gusta ella, sabes lo que siento por ti.—Ese es el problema, que allá afuera mi amiga se muere por ti y te ama mientras yo...–me detengo abtes de cometer un error.—Mientras tú no. –termina él.—Sabes que sólo quedamos como amigos con beneficios desde que iniciamos con esto. Yo no quiero nada serio Alexander.—Conmigo.—¡No puedes molestarte por eso!—¿Qué hace falta Dafne? ¿Qué necesito para que me hagas caso? Disculp
Después de llegar al restaurante y ver en una de las mesas del final a Jared con una mujer, no puedo evitar sentir algo incómodo en mis entrañas, obviamente no hay justificación para eso y aún así siento que debo averiguar quien es.—Iré al baño, no tardo.—¿Quiefes que pida por ti?Asiento perdiendome entre la gente.Camino con paso decidido y manos temblorosas hasta su mesa, saludo como si nada pasara.No puedo evitar observar como sus ojos escanea mi cuerpo y una vez que sus ojos mirar los míos, desvío la mirada hacia la mujer que lo acompaña esta noche.La presenta como su prima y algo dentro de mi se queda más tranquila. Después de las presentaciones y el cruce de unas cuantas palabras más, me despido y camino de nuevo hasta mi mesa. Mamá no se ve contenta.—¿Dónde estabas?—En el baño.—Si c
Y estoy de nuevo aquí, donde la magia ocurrió hace poco. Froto mis brazos cuando siento algo de frío, no sé en que momento tuve valor para llegar hasta aquí. Siento un vacío en mi estómago, me pregunto vagamente si será hambre.—¿Quieres algo de tomar?—Café, si tienes.—¿Tienes frío?—Un poco.Jared se acerca a mi y pone su saco sobre mis hombros, enreda sus brazos en mi cintura y baja su boca hasta la mía, a centímetros de ella pero no la toca.—Te diría que el haber traído otra ropa evitaría que sintieras frío, pero como dije, aquí no la vas a necesitar. Yo te daré el calor que necesitas, pero antes te preparare un caféCierra la mínima distancia que hay entre sus labios y los míos y siento una calidez repentina en el cuerpo, me da miedo reaccionar tan fácil a cualquier roce de este hombre.—Ya vuelvo.Me deja parada a media sala, observo a mi alrededor y veo que tiene muchas fotos, en su mayoría con mu
—¿Tienes trabajo?—Así es.—¿Puedo ayudarte?—¡Claro que puedes!—¿Y qué hago?—Quítate la ropa Dafne.Trago con dificultad al escuchar esas cuatro palabras, los ojos de Jared estan puestos en mi, mi respiración se acelera. Lo veo sonreír mientras alza una ceja divertido.—Si de verdad fuera trabajo no te contrataría por nada del mundo, ni siquiera estás respirando.Parpadeo y tomo aire, él esta a punto de levantarse pero lo detengo.—Debes aprender a ser paciente. –digo.Jared se acomoda nuevamente en el sofá y tomo valor para hacer esto. Ya me ha visto desnuda pero eso no quiere decir que no sienta algo de timidez. Tomo mi blusa y sin pensarlo mucho la levanto dejando al descubierto mis senos, los ojos de Jared estan puestos en mi, se quita por completo la corbata.<
—¿Y entonces? –cuestiona Nelly.—Pasamos la noche juntos.Nelly grita y salta por a un lado de mi cama.—Calmate loca.—¡No puedo creerlo! ¿Cuándo y cómo lo conociste?—En el bar al que solemos ir.—¿Es guapo?—Mucho que lo es.—¿Y sensual?—Muy sensual, tiene un cuerpo de Dioses.—¿Cuantos años tiene?Dudo en responder y muerdo mi labio.—¿Dafne?—Tiene cuarenta años.La cara de confusión de Nelly me hace reír.—¿Es broma?—No, Nelly. No es broma, Jared tiene cuarenta años.—¡No me jodas Marín! Podría ser tu papá.—No seas estúpida Nelly, no lo es.—¿Estás segura de estar haciendo lo correcto?&
Estamos cenando en la pequeña mesa de la sala, comida italiana. Jared no volvió a preguntar el porque de mi extravío, y lo agradezco.—¿Qué te parece una ducha?—Excelente. –respondo limpiando mi boca–. Sabes, hoy hablé con Nelly, mi mejor amiga sobre ti.—¿Y qué dijo?—Quiere conocerte.—¿Se pondrá loca o algo así?—Mas o menos. –me encojo de hombros.—Si me aseguras que no me morderá dile que cuando quiera.Río sin poderlo evitar, Nelly a veces puede ser un poquitín intensa, pero no es para menos, es la mayor de las tres aunque sea por un año y nos quiere cuidar.—¿Me dirás por qué estabas sola en un lugar que no conocías?Tomo otro bocado de tiramisú y me lo meto a la boca, asiento sin muchas ganas verdaderamente de contarle que sucedió, pero tampoco quiero que sienta que
—¿Una fiesta?–cuestiono sintiendo algo de temor.—Sí, una fiesta. ¿vienes conmigo?—¿Estás seguro de que quieres que vaya contigo?—¿Y por qué no? después de todo eres mi...—¿Tu qué?—Ahora que lo pienso, no te he pedido que seas mi algo.—Cuando dices "mi algo" suena a que soy un objeto Jared y no es lindo.—Lo lamento. –se disculpa–. Pero me di cuenta de que no te he pedido que seas mi novia y no sé si es correcto o algo lógico que lo haga. Tú dime que hago.—Creo que ha quedado claro lo nuestro y no creo que sea necesario que lo hagas, sé lo que soy para ti, sé lo que eres para mi, pero si quieres hacer todo eso de pedirme que sea tu novia por mi no hay problema, de hecho se me ocurren algunas cosas interesantes y bonitas que podrías hacer.—Pues entonces haré cosas bonitas para ti
—Y ella es la horrorosa de Noely. –dice Jared sonriente.—Mucho gusto, supe que vas a ser abuela.—Sí, ¿no es emocionante eso?–cuestiona con una enorme sonrisa.—Lo es.—Siéntete como en casa nena, eres bienvenida.Noely besa mi mejilla y me da un breve abrazo y se despide de nosotros.—Creí que sería familiar.—¿Bromeas? ¡Es pura familia! –asegura Jared.—¡Mientes, es imposible!—No miento, esas dos de allá son las trillizas, bueno falta una claramente, cada una con sus respectivos hijos, que en total son dos de Amber, dos de Kathy, cuatro de Valery y dos de Noely, Paula mi hermana tiene uno, y Anabell tres. Entonces si sacas cuentas son dieciséis sin contar a mis padres, los de Noely, las abuelas y claro, los novios de mis sobrinas.—Es una fa