Camino, camino y camino por la calle sin rumbo fijo. ¿Cómo no pude darme cuenta? Ella nunca lo mencionó. ¿Por qué?
Me detengo afuera del bar dónde Nelly y yo solemos venir a veces. No dudo en entrar, tal vez es lo que necesito para quitarme todo este estres que traigo encima.
Al entrar noto que, como casi siempre los mismos hombres se encuentran aquí, con las mismas chicas, algunas demasiado jóvenes. Me pregunto, ¿cuántos de ellos estarán casados? No los juzgo, eso no va conmigo, solo pienso en que quizás en su casa hay una mujer que espera por ellos y ellos aquí, con alguien más.
Me siento en uno de los bancos cerca de la barra y pido algo de beber, hoy no quiero alcohol. Necesito pensar.
Saco mi celular y veo un mensaje de Aída, uno de mamá y otro de Alexander.
"No sé que pasa contigo, sabes lo que siento por ti. ¿Cómo es posible hacerte entender?"
—¿Cómo le digo que no me gusta? O sea sí me gusta, pero no como él quiere. –digo para mi.
—¿Por qué tan solita?
Giro mi cabeza para encontrarme con un galán que de seguro sólo viene de fanfarrón. Mirada arrogante, sonrisa de telenovela y vestimenta aburrida.
—No necesito compañía así que déjame sola.
—¿Puedo invitarte un trago?
—No. –respondo tajante.
—¿Tienes novio?
—Para ti, soy casada, con novio, novia, seis hijos, viuda, divorciada y no estoy interesada.
Él me mira entre sorprendido y molesto.
—Definitivamente deberían prohibir la entrada de menores a este lugar.
—O deberías irte de aquí a buscar a quien joder lejos de mi espacio personal. Porque la verdad es que me aburres.
—Que infantil. –dice antes de irse.
—¿Problemas en casa Dafne?
–cuestiona Matt.
—Algo así.
—¿Con tú madre?
—No, con... olvidalo.
—Sabes que puedes contarme ¿Verdad?
—Lo sé, lo que pasa es que... a mi mejor amiga le gusta el chico con el que...bueno. Con el chico con el que "salgo"
—¿Y por qué haces comillas cuando dices salgo?
—Porque no somos nada serio, no somos novios, de hecho mi mamá cree que sólo somos amigos.
—¿Pero te gusta? –cuestiona.
—Sí, físicamente me gusta. Sexualmente también. Es guapo, interesante, inteligente, sabe hacerme reír y sentir bien, pero...
—¿Pero?
—No es lo que yo busco.
—¿Hablas en serio? ¡Es el chico que cualquier chica de tu edad desea tener!
—Cualquiera excepto yo.
—¿Todas son así de complicadas?
Río por su tonto comentario.
—Unas son peores.
Tomo mi bebida y me siento en una de las mesas que estan alejadas de la entrada, la mirada de mi amiga me taladra la mente. Siento culpa, culpa por haber sido tan tonta como para no darme cuenta de que Aída estaba enamorada de Alexander. Y él tampoco tiene porque aguantar esto que...tenemos.
Si mi madre supiera que el hijo de su mejor amigo y yo nos hemos acostado por casi un año y seguimos fingiendo ser sólo amigos. Seguro me mata.
—Hola preciosa.
Una mirada gris y labios seductores interrumpen mis pensamientos. Rápidamente me pongo alerta, seguramente es otro fanfarrón.
—Hola. –respondo sin más.
—¿Por qué tan solita?
—Ay por el cielo esto no puede ser verdad. ¿Acaso todos ustedes van a clases de "como conquistar a una chica con frases cliché?" ¿Por qué no pueden ser un poco más creativos? ¿Tanto les cuesta? ¡Suenan patéticos!
Él me mira sorprendido y parpadea varias veces.
—Bueno, la verdad es que no sé cómo hacerlo. Tengo mucho sin hacer esto.
—Ya veo porque. Es mejor que me dejes sola, hoy no es un buen día. Me das flojera.
Él, sin decir nada se levanta de la silla y se va. Lo agradezco internamente porque en verdad no fue un buen día.
Pido a Matt que me traiga una cerveza, no me interesa que digan que una chica se ve mal tomando alcohol, o fumando un cigarro, o hablando palabrotas. No dejaré de hacerlo sólo porque a la gente no le parezca, siento que eso no define quien soy y no pienso cambiar.
Por el rabillo del ojo visualizo una figura aproximarse a mi mesa, contrario a lo que creí se sienta a un lado de mí, lo que me da mejores armas para ignorarlo.
No dice nada, sé que me mira porque puedo verlo por el vidrio que se encuentra frente a mi.
—¿Dirás "Hola preciosa, por qué tan solita?" –rompo el silencio.
—No.
—¿Me invitaras una copa o algo así?
—Tampoco, de hecho, preferiría ofrecerte un biberón o leche tibia con miel y galletitas para después leerte un cuento.
Sonrío con ironía y pienso en una palabra para dejarle claro que no me interesa, me giro y lo veo a los ojos, instantáneamente me pierdo en el color de ellos, olvide como hablar, como respirar, como ser yo... estoy perdida.
—¿Sin palabras? –cuestiona con una sonrisa de satisfacción.
Su mirada es de arrogancia pura, su sonrisa bien opacaria a cualquiera, ese rastro de barba perfectamente cuidada me esta haciendo enloquecer, la manera en la que se acomoda por su barbilla y sus labios, es...
—Increíble. –susurro.
—¿Qué es lo increíble? –se atreve a cuestionar.
—Tú.
—¿Yo?
—¿Por qué no te habia visto por aquí antes? –cuestiono curiosa.
—Es la primera vez que vengo, mi amigo me trajo a fuerza.
Me señala la mesa en la que esta el tipo anterior.
—¿Ese es tu amigo?
—Sí, dijo algo sobre ti siendo algo ruda con él.
—Es que era inevitable, es demasiado cliché.
—Lo sé, creo que por eso sigue soltero.
Aguanto las ganas de reír pero fallo en el intento.
—¿Es broma?
—No, en realidad esta soltero.
—Ya veo porque. Es medio...
—¿Tonto?
Asiento riendo.
—Sí, lo es. Pero es mi amigo y así lo quiero. Siempre ha estado ahí cuando necesito una mano.
—Eso sonó raro. –confieso.
—Sí, lo siento. No me expresé bien.
—Entiendo... sé lo que quieres decir.
—Menos mal, ¿Me dejarías invitarte algo de tomar?
Pienso por un segundo, ¿Será buena idea?
—Me gustaría tomar café.
—¿Negro, con leche, capuchino latte?
—Negro...
—¿Con un toque de vainilla? –cuestiona.
—Y canela. Suena delicioso.
—Lo es. –concede.
—¿Lo has probado?
—Es mi favorito.
—El mío también.
—Entonces vamos por ese café.
Asiento entusiasmada.
En este momento se supone que mis focos rojos de alerta deberían encenderse y hacerme desistir de ir con un extraño por ahí. Sé que cometo un error pero vamos me la paso cometiendolos.
—Por cierto, mi nombre es Dafne.
—Es un bonito nombre, es un placer conocerte Dafne. Mi nombre es, Jared. No lo olvides.
—No podría.
—Yo tampoco lo haré.
Hablamos y reímos animadamente, Jared me cuenta más acerca de él y yo de mí, aunque no hay mucho que decir. Tiene un encanto propio y ese algo que a cualquiera le encanta. Cada que habla o respira es como algo nuevo.No sabía si llorar o reír por sus malos chistes y divertidas anécdotas, en su mirada pude ver eso que en ningún otro antes vi. En dos horas tomando café me he reído más de lo que recuerdo. Me da miedo reconocerlo porque no sé si esta sea nuestra única noche juntos.—¿Puedo pedirte algo más esta noche?—Lo que desees. –responde.Acerco mis labios a su oído y susurro lentamente, me separo y vuelvo a mi lugar, él me mira sorprendido, pero raramente toma mi mano y nos conduce a un lugar desconocido para mi... por ahora.இ═══════இAl entrar la calidez del lugar es notable, nunca imaginé que afuera estuviera tan frio.—¿Quieres algo de tomar?
—¡Jared Krause! Estoy como loca diciéndote cuán importante es este contrato y tú pareces en otra galaxia.—Lo lamento Andrea, sé que es importante, lo siento.—A veces creo que todos los hombres son de otro planeta. Como te iba diciendo...Andrea habla y habla sobre el nuevo proyecto en su recién abierta compañía, es un lujo que nos haya preferido a nosotros, quiero centrarme en el tema pero no puedo, esa chiquilla se me metió por los ojos con sólo verla una vez, y la noche tan increíble que pasé, no puedo sacar su imagen de mi mente.—¡Con un carajo Jared! ¿Escuchaste siquiera algo de lo que te dije?—Andrea... –suspiro con frustración–. Anoche conocí a una...chica.—Vaya, por ahí hubieras empezado. Cuéntame.—Pasamos una noche juntos.—¿O sea sólo sexo?—Sí, pero fue... increíble. No dejo de pensar en ella.
—Y entonces ella dijo algo así como "me gusta Alexander" Entonces todo fue rápido, nos enojamos, salí de casa y luego no supe de ella.Alexander me mira como si haya dicho algo fuera de este mundo.—¿Por qué la molestia? ¿Sentiste celos?—Pues...no lo sé. Más bien me sentí mal, engañada y tonta. ¿Cómo no pude darme cuenta que le gustas?—A mi no me gusta ella, sabes lo que siento por ti.—Ese es el problema, que allá afuera mi amiga se muere por ti y te ama mientras yo...–me detengo abtes de cometer un error.—Mientras tú no. –termina él.—Sabes que sólo quedamos como amigos con beneficios desde que iniciamos con esto. Yo no quiero nada serio Alexander.—Conmigo.—¡No puedes molestarte por eso!—¿Qué hace falta Dafne? ¿Qué necesito para que me hagas caso? Disculp
Después de llegar al restaurante y ver en una de las mesas del final a Jared con una mujer, no puedo evitar sentir algo incómodo en mis entrañas, obviamente no hay justificación para eso y aún así siento que debo averiguar quien es.—Iré al baño, no tardo.—¿Quiefes que pida por ti?Asiento perdiendome entre la gente.Camino con paso decidido y manos temblorosas hasta su mesa, saludo como si nada pasara.No puedo evitar observar como sus ojos escanea mi cuerpo y una vez que sus ojos mirar los míos, desvío la mirada hacia la mujer que lo acompaña esta noche.La presenta como su prima y algo dentro de mi se queda más tranquila. Después de las presentaciones y el cruce de unas cuantas palabras más, me despido y camino de nuevo hasta mi mesa. Mamá no se ve contenta.—¿Dónde estabas?—En el baño.—Si c
Y estoy de nuevo aquí, donde la magia ocurrió hace poco. Froto mis brazos cuando siento algo de frío, no sé en que momento tuve valor para llegar hasta aquí. Siento un vacío en mi estómago, me pregunto vagamente si será hambre.—¿Quieres algo de tomar?—Café, si tienes.—¿Tienes frío?—Un poco.Jared se acerca a mi y pone su saco sobre mis hombros, enreda sus brazos en mi cintura y baja su boca hasta la mía, a centímetros de ella pero no la toca.—Te diría que el haber traído otra ropa evitaría que sintieras frío, pero como dije, aquí no la vas a necesitar. Yo te daré el calor que necesitas, pero antes te preparare un caféCierra la mínima distancia que hay entre sus labios y los míos y siento una calidez repentina en el cuerpo, me da miedo reaccionar tan fácil a cualquier roce de este hombre.—Ya vuelvo.Me deja parada a media sala, observo a mi alrededor y veo que tiene muchas fotos, en su mayoría con mu
—¿Tienes trabajo?—Así es.—¿Puedo ayudarte?—¡Claro que puedes!—¿Y qué hago?—Quítate la ropa Dafne.Trago con dificultad al escuchar esas cuatro palabras, los ojos de Jared estan puestos en mi, mi respiración se acelera. Lo veo sonreír mientras alza una ceja divertido.—Si de verdad fuera trabajo no te contrataría por nada del mundo, ni siquiera estás respirando.Parpadeo y tomo aire, él esta a punto de levantarse pero lo detengo.—Debes aprender a ser paciente. –digo.Jared se acomoda nuevamente en el sofá y tomo valor para hacer esto. Ya me ha visto desnuda pero eso no quiere decir que no sienta algo de timidez. Tomo mi blusa y sin pensarlo mucho la levanto dejando al descubierto mis senos, los ojos de Jared estan puestos en mi, se quita por completo la corbata.<
—¿Y entonces? –cuestiona Nelly.—Pasamos la noche juntos.Nelly grita y salta por a un lado de mi cama.—Calmate loca.—¡No puedo creerlo! ¿Cuándo y cómo lo conociste?—En el bar al que solemos ir.—¿Es guapo?—Mucho que lo es.—¿Y sensual?—Muy sensual, tiene un cuerpo de Dioses.—¿Cuantos años tiene?Dudo en responder y muerdo mi labio.—¿Dafne?—Tiene cuarenta años.La cara de confusión de Nelly me hace reír.—¿Es broma?—No, Nelly. No es broma, Jared tiene cuarenta años.—¡No me jodas Marín! Podría ser tu papá.—No seas estúpida Nelly, no lo es.—¿Estás segura de estar haciendo lo correcto?&
Estamos cenando en la pequeña mesa de la sala, comida italiana. Jared no volvió a preguntar el porque de mi extravío, y lo agradezco.—¿Qué te parece una ducha?—Excelente. –respondo limpiando mi boca–. Sabes, hoy hablé con Nelly, mi mejor amiga sobre ti.—¿Y qué dijo?—Quiere conocerte.—¿Se pondrá loca o algo así?—Mas o menos. –me encojo de hombros.—Si me aseguras que no me morderá dile que cuando quiera.Río sin poderlo evitar, Nelly a veces puede ser un poquitín intensa, pero no es para menos, es la mayor de las tres aunque sea por un año y nos quiere cuidar.—¿Me dirás por qué estabas sola en un lugar que no conocías?Tomo otro bocado de tiramisú y me lo meto a la boca, asiento sin muchas ganas verdaderamente de contarle que sucedió, pero tampoco quiero que sienta que