Hola bellezas!! primero que nada quiero disculparme, porque ha pasado un año desde que no seguí esta novela, pero había perdido todas mis cuentas porque me hackearon mis dispositivos electrónicos, fueron meses de angustía, pues no solo fue la cuenta de la plataforma sino todo lo que tenía en el computador, me cambiaron los accesos, simplemente por hacer un mal.
Cuándo pude recuperarlo, casi seis meses después, estuve muy desmotivada y por eso había abandonado la escritura, pero hace poco la editora de la app me ha contactado y he conseguido la motivación pata seguir. Espero que me den una segunda oportunidad, me encataría leerlas y juntas terminar esta historia :) Muchas gracias por todo el apoyo que siempre me dieron.Besos y abrazos,
ShadiSaad.
EmilyVeo a la mujer acercarse a donde estoy con Alexandro y por alguna razón que no termino de comprender mi cuerpo se tensa, es como si anticipara algo que aún no he entendido.Entonces ella se detiene justo detrás de él, sin siquiera darme una mirada, y lo llama.—Alexandros.La voz femenina resuena en el salón con una dulzura peligrosa. Mi atención se fija en la mujer que se planta con seguridad detrás de él.Alta, esbelta, de rasgos exquisitos y mirada intensa. Hay algo en su expresión que me dice que no es una desconocida. Y por el acento lo confirmo: es griega.Alexandros se queda inmóvil, lo que me sorprende. No suele ser un hombre que pierda la compostura, lentamente se gira hasta quedar cara a cara con la desconocida. Pero en el momento en que sus labios se separan y suelta un nombre, lo confirmo.—Kira —dice con un tono que no logro descifrar del todo—. ¿Qué estás haciendo aquí?La mujer sonríe con la confianza de alguien que sabe exactamente el efecto que causa.—Estoy aqu
Emily—Emily, ¡¿cómo que estás comprometida?!El alma se me cae a los pies. Mi respiración se detiene por un instante y siento un escalofrío recorrerme la espalda. ¿Cómo demonios se enteró? Lentamente, muevo los ojos hacia la esquina de la habitación y ahí está Connor, con una expresión de disculpa grabada en el rostro. Me mira y, sin abrir la boca, articula un silencioso "lo siento, pensé que sabía".Cierro los ojos y exhalo despacio. No puedo culparlo. Niego con la cabeza y le digo en voz baja:—Está bien, no es tu culpa.Pero mi madre no parece opinar lo mismo.—¡Por supuesto que no es su culpa! ¿Cómo es posible que mi médico sepa más de la vida de mi hija que yo misma?Me remuevo incómoda en el lugar, sintiendo que su mirada inquisitiva me perfora.Desde la esquina Connor vuelve a mirarme con pena y cuando pasa por mi lado para salir de la habitación, aprieta levemente mi mano en un gesto reconfortante que lamentablemente no me ayuda en nada.Dejando salir un suspiro, miro a mi ma
AlexandroEl murmullo en la gala se apaga a mi alrededor cuando Kira aparece frente a mí. No esperaba verla, y mucho menos aquí. Mi cuerpo se tensa por un instante, pero rápidamente recupero la compostura.—Alexandros —dice con una sonrisa confiada, con esa maldita seguridad que siempre tuvo—. He venido a recuperar lo que teníamos.La observo, midiendo cada gesto, cada palabra. Hace años, tal vez me habría importado. Pero ahora… ahora solo siento molestia.Una sensacipon de hastio que al mismo tiempo se mezcla con la de mi orgullo dolido. Lo di todo por ella y ella simplemente se fue.—No hay nada que recuperar—respondo con frialdad—. Te fuiste sin decir nada, así que no me vengas con cuentos.Kira suspira, inclinando la cabeza con fingida inocencia.—Era una niña inmadura, no estaba lista para el matrimonio, entré en pánico. Pero ahora sé lo que quiero. Y lo que quiero eres tú. Sé que aún me amas.La rabia y un sentimiento más que no quiero aceptar se encienden dentro de mi y dando un
EmilyEl ruido del club resuena en mis oídos mientras camino por los pasillos hacia la oficina del dueño. Respiro hondo, intentando calmar mis nervios. Esta es la última vez que estaré aquí. La última noche de Amapola.Cuando entro, el dueño del club, un hombre robusto con una mirada más amable de lo que este rubro debería tener, levanta la vista con interés.—Amapola, cariño, que milagro tenerte en mi oficina—dice con una sonrisa—. ¿A qué debo tu visita?A pesar de que el trabajo y el ambiente no son lo mejor, este hombre ha sido un muy buen jefe. Demasiado bueno, diría yo.Me aclaro la garganta.—Hola, señor Ruppert, yo… yo… Voy a renunciar. Esta es mi última noche aquí.Su expresión cambia de inmediato. Su sonrisa desaparece y me observa con los ojos muy abiertos.—¡Qué! Pero cariño, ¿Por qué harías eso? Eres mi estrella. No puedo dejar que te marches así como así.—Lo lamento, señor, pero mi decisión está tomada —digo con firmeza.—Puedo saber el motivo, ¿acaso alguien te irrespe
En Grecia...Mis pasos retumban en el suelo pulido de la imponente sala de abogados. La atmósfera está llena de solemnidad, y mi ansiedad va en aumento a medida que me acerco al despacho del abogado. Un imponente retrato de mi abuelo cuelga en la pared, mirándome con ojos severos. Aquí estoy, Alexandros Kostas, un hombre de negocios griego, el heredero de un imperio empresarial que se extiende por dos continentes. Pero hoy, en esta sala, soy solo un nieto que enfrenta la voluntad de su abuelo fallecido.El abogado, un hombre de mediana edad con lentes de montura dorada y un traje perfectamente planchado, me recibe con un gesto serio.—Alexandros, te agradezco por venir. Como sabes, tu abuelo ha dejado instrucciones muy específicas en su testamento. Hay condiciones que debes cumplir para heredar su fortuna y tomar el control de la empresa familiar.Asiento con solemnidad, aunque ya estoy al tanto de las condiciones. Sé que debo mudarme a Chicago, tomar las riendas de la empresa, y lo m
Alexandro Mi vuelo a Chicago es un interminable recordatorio de la decisión de mi abuelo, una decisión que amenaza con socavar mi vida. Soy Alexandros Kostas el CEO más poderoso de la industria, y he heredado un imperio construido con esfuerzo y determinación. Pero este imperio, que abarca desde la industria de la tecnología en Grecia hasta la sede en Estados Unidos, está en peligro debido a las condiciones de su testamento. Debo casarme y formar una familia, o todo lo que he trabajado por construir se perderá.Mis pensamientos se ven perturbados por el bullicio de la ciudad de Chicago. Estoy rodeado de rascacielos y luces parpadeantes que solo acentúan mi mal humor. Llegar a la sede estadounidense de la empresa es un mal necesario, pero me hace sentir atrapado.Decido aprovechar que llegué en la noche y hago una parada antes de encarar la cruda realidad de mi imperio tambaleante. Conozco un club nocturno en esta ciudad que siempre me ha servido para olvidar mis preocupaciones.Las
Emily La humillación de la noche anterior sigue ardiendo en mi mente como una herida abierta. Ese hombre, cuyo nombre ignoro, me ha dejado marcada con su desprecio. Me siento vulnerable, expuesta, pero tengo que recordar por qué he tomado esta decisión. Mi madre está enferma, sufre de un cáncer avanzado, y las facturas médicas se han vuelto una carga que apenas puedo soportar.Fue esa necesidad desesperada la que me llevó a buscar un segundo empleo en el club nocturno, donde Amapola se adueña de mí, dejando atrás a Emily. Amapola, el nombre que he elegido, tiene un significado especial. Era el nombre de las flores favoritas de mi padre, las mismas que adornaron su funeral. Amapolas rojas, con su fragancia embriagadora y su belleza efímera. Amapolas, como las que solía traer a casa para alegrar a mi madre. Es una forma de honrar su memoria mientras lucho por salvar la vida de mi madre.Con la mente hecha un lío y el corazón adolorido por todos los problemas, llego a la empresa trat
AlexandroTodo en esta empresa es un maldito desastre. No puedo creer que el abuelo haya dejado que una de las sedes de la empresa cayera tan bajo. Es que por Dios, se supone que somos los líderes mundiales en Tecnología, tenemos un apellido que cuidar. Los Kostas tenemos renombre mundial.Y mejor ni hablar del nivel tan bajo de los empleados que hacen parte de la nómina de InnovaTech, la m*****a junta directiva parece sacada de un circo y si a eso le sumamos la inutil chica de archivo que me llevó los documentos, entonces puedo decir que estoy jodidoMis ojos se mueven con rapidez por los archivos que me han traído mientras que la rabia se dispara en mi interior como si de un interruptor se tratara. No puedo creer que esta gente me crea tan estupido como para pensar que no se daría cuenta de los vacíos en el dinero..Hecho una furia camino hacia el maldito archivo, enfurecido por las innumerables incongruencias que he encontrado en los documentos financieros de la empresa, y dispuest