10º Caprichos y celos

Sé que le dije a Daniela que fuera seria mientras ejercía como mi secretaría, pero ahora, no veo nada en su mirada, está más fría que el culo de un pingüino. Es más, ni siquiera me dedica mucha atención, solo me ofrece mi café, igual que a los demás, y parece querer irse, ¿no trajo uno para ella?

-Hela.

-¿Sí, Sr.?

-¿Por casualidad te compraste algo para ti también?

-No Sr., no me corresponde.

-¿Cómo que no? Si tú…

El grito proveniente de mi costado, más puntualmente de Vanesa, me pone en alerta y la veo abanicándose la boca con evidente dolor. Su traje se manchó un poco con el marrón de su bebida y tanto Zack como yo nos apuramos a asistirla. Ella casi llora por la quemadura por el café y prácticamente al instante, Daniela me ofrece un sobre de azúcar, confundiéndome.

-Póngaselo en la lengua a ella, le ayudará a acelerar el proceso de cicatrización y por lo tanto, también aliviará el dolor y las molestias.

Curioso, por lo saber ese dato, mas por la seriedad con la que habla
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