CAPÍTULO I
En cierto tiempo creía que toda la humanidad era como ella, amante de la naturaleza, pura y con sentimientos buenos, pero con el paso de los años comprendió que no era así. Amar al hombre es sencillo los pasos son simples sin situaciones complicadas, el problema entra cuando este no te corresponde.
Frida Ono….
12 AÑOS ANTES
Una niña que ese día se convertía en adolescente corría por la acera sin precaución alguna viendo constantemente hacia una sola dirección, a todos les enseñan que es importante fijarse a ambos lados antes de cruzar la calle, tener cuidado por si pasaba algún coche o el alto se encontraba en verde, justamente ese día le dieron una noticia que jamás se esperó, debía ir al extranjero para completar sus estudios, cosa que a ella no le gustó en absoluto, por lo tanto salió hecha un mar de lágrimas de su casa.
Un joven cuatro años mayor que ella salió para perseguirla, aún no entendía como aquel cuerpo tan pequeño poseía tal velocidad. Al tratar de librarse de aquel chico esta cruzó la calle, sin fijarse que el semáforo estaba en verde, sucediendo lo inevitable.
Un coche la arrolló provocando que su pequeño cuerpo volara a unos metros de donde se encontraban. El joven vio la escena atónito, jamás imaginó que su prometida y mejor amiga tendría un accidente como ese a tan corta edad mucho menos por su culpa ya que la idea de que ella ampliara sus conocimientos fue de él.
— ¡Sofía! — gritó el joven tomándola a ella entre sus brazos, a los pocos minutos la gente comenzaba a amotinarse alrededor logrando que la paciencia y los nervios de este estuvieran a flor de piel —. ¡Maldición! Llamen una ambulancia.
El hombre del auto sacó su teléfono rápidamente e hizo la llamada, estaba llorando sin entender lo que había sucedido, asustado pues no quería ir a la cárcel y menos cargar con la culpa de haber atropellado a una niña, él tenía hijos y no deseaba que les sucediera lo mismo.
— Ya llamé — dijo con la voz temblorosa —. La ambulancia llegará pronto ¿Ella está…? — tartamudeo un poco y después explotó —. ¡Lo lamento, no vi cuando cruzó! ¡En verdad lo siento! Pero ella tuvo la culpa, salió de la nada…
El pobre hombre lloraba desconsolado creyendo firme que probablemente la niña moriría se vio en la necesidad de aceptar su culpa pero sin poder aún asimilarlo, por otro lado Andrés seguía dentro de su burbuja, pensando en que debía mantenerla con vida al menos dándole su calor.
— Sofi, preciosa, eres mi única amiga y mi prometida, por favor no me hagas esto, no le hagas esto a tus padres a tus primos, a las personas que te amamos. Todo fue mi culpa, pero si salimos de esta te prometo que jamás volverás a sufrir conmigo.
Susurró el joven, estaba tan abrumado que no podía pensar con claridad entonces ahí frente a todos los espectadores besó a la pequeña niña, una escena un tanto extraña pues él era un chico de dieciséis años que parecía más grande debido a los deportes que practicaba y ella una pequeña niña de doce recién cumplidos que aparentaba dos años menos.
— Joven, la ambulancia está aquí.
El transcurso al hospital fue confuso, poco recordó Andrés de la manera en que llegaron, su único recuerdo fue haberla visto perder la vida dentro de aquella ambulancia.
Horas después el diagnóstico fue dado, con fracturas en diversas zonas de su cuerpo y estando en coma la pequeña había sobrevivido a tal accidente, un milagro que un cuerpo tan pequeño soportara tanto dolor, aunque para ese momento no tuviesen un diagnóstico en específico que afirmara si tendría algún problema mayor, debían esperar a que despertara. Todos en la sala estaban aún preocupados, pero uno en especial aún se sentía culpable.
— De la noche dependerá que ella se recupere, si pasa con bien entonces podrá despertar.
— ¿Puedo verla? — dijo Andrés.
El doctor advirtió claramente que ella se encontraba en un coma inducido ya que el dolor sería insoportable para su pequeño cuerpo en esos instantes sin embargo aún así entró a verla.
Al abrir la puerta observó detenidamente el cuerpo de la pequeña niña tendido en esa cama de hospital, a la que le colgaban tubos por doquier, el dolor en su pecho hizo que quisiera gritar pero su mano en la boca lo impidió, no lo haría, no se derrumbaría frente a ella.
— Te juro, que nunca más volveré a lastimarte, perdóname pero todo en mi te hará miserable, eso es lo único que puedo ofrecer.
Se acercó a ella y tomó su mano, una llena de raspones y moretones, fría, como si estuviese muerta en vida para darle un último beso. Este derramó un par de lágrimas que al instante fueron removidas.
— Eres y serás el amor de mi vida, aunque nuestros padres nos hayan comprometido desde pequeños nosotros aprendimos a querernos como amigos, ojalá entiendas algún día porqué hago esto.
1 AÑO DESPUÉS
En una ventana que daba hacia el jardín se encontraba una niña en silla de ruedas con la mirada perdida en algún punto, ya no tenía la misma vida, mucho menos su energía.
— Sofi, ven aquí, es hora de tus medicamentos — habló la madre.
La niña quien seguía admirando las flores del jardín recién regadas le daba vuelta a su silla con resignación a estar postrada lo que le restaba de vida.
— Ya voy madre — responde con seriedad.
Con sus pequeñas manos aún débiles apretaban el botón para avanzar en aquella silla de ruedas a la que estaba atada. Aquél error que cometió al cruzar de esa manera le había costado su movilidad y fuerza en las piernas, aunque pudiese estar de pie unos minutos era poco lo que soportaba mientras que la terapia daba resultados lentamente y eso comenzaba a desesperarla, sin mencionar que partes de su memoria no estaban completas, ni siquiera recordaba cómo llegó a cruzar la calle de esa manera tan irresponsable, era un dolor incesante del cual no podía liberarse.
CAPÍTULO IIEl timbre resonó por toda la casa, avisando que alguien esperaba afuera para ser recibido. El ama de llaves se apresuró a abrir dando paso a un joven alto, muy bien parecido con uniforme y cabello desaliñado.— Buenas tardes Dan, ¿Dónde se encuentra la señorita? — dice Andrés poniendo su mano sobre el hombro de la mujer.— Joven Andrés, sea bienvenido, la señorita se encuentra en la sala, su madre le está dando el medicamento, hoy no ha sido un buen día — negó con tristeza. El observó la mirada triste de Dan, aquella mujer que era como una segunda madre tanto para la niña de la casa como para él.— Entiendo, quizá pueda hacer algo — después de haber pasado un a&n
CAPÍTULO IIIAl comienzo del tratamiento todo parecía estar perfectamente bien, sin embargo con el pasar de los días la recuperación se vio afectada porque ella experimentaba dolores incesantes que le impedían moverse por días, nadie dijo que sería fácil y aún así ella tenía una meta, volver.Día tras día algo nuevo salía para impedirle mejorar, su primer bache fue la edad, Sofía era demasiado joven para seguir con el riguroso tratamiento, el segundo problema fue sus pensamientos, ella se dio por vencida incontables veces de no haber sido por sus padres quienes estuvieron en todo momento acompañadola.7 AÑOS DESPUÉSEl día doce del doceavo mes concluía finalmente con un tratamiento que duraba cinco años, pero que debido a complicaciones por su corta edad fue realizado con mucho más cuidado dos años más, para dar permiso a que tanto su mente como su cuerpo
CAPÍTULO IV— Basta Sara, no comiences a llorar. Hija recuerda llamar si te sientes mal y toma el medicamento ahora que faltan diez minutos — dice su padre tomándola de las manos.— Ay Lucían — espetó la madre con un puchero en su rostro —. Deberías ser más empático en estos casos, tu hija y yo nos abrazamos y tú sales con tus cosas — esta lo mira y sonríe con superioridad —. ¿O es que acaso estás celoso?El hombre hace una mueca de disgusto a tales palabras, había dado en el clavo así que ambas rieron por lo bajo y este terminó por bufar.— Tengo mucho amor para ustedes dos, papá, sabes que eres mi preferido — le da un beso en la mejilla y este se sonroja, escuchar a su hija de esa manera era algo ya experimentado, pero que fuese frente a otra persona que en su momento vio la fase hecha trizas de ella, era algo nuevo por completo.—
CAPÍTULO VEl tiempo pasó poco más rápido de lo esperado, después de salir del área de bebés ella se dirigió a varias boutiques más para comprar regalos para su nana Daniela, también para la nuera de esta y después a una donde sólo vendían ropa para caballero, deseaba comprar algo para su amigo y para el hombre parado en la puerta con más de seis bolsas que no se quejó en ningún momento.Estaba escogiendo una corbata cuando se atravesó en el camino de alguien chocado con este. Casi cae al suelo pues desde que concluyó el tratamiento no volvió a tener la misma estabilidad ni equilibro de antes. Con temor a lastimarse intentó meter sus manos pero unos brazos grandes la tomaron por la cintura impidiendo que tocase el suelo.— ¿Se encuentra b
CAPÍTULO VILucian puso la mano sobre la cabeza de su hija comprendiendo a la perfección sus sentimientos, ella ya no era una niña y ambos debían entender que en cualquier momento ella comenzaría a tomar las decisiones como lo que era, una adulta.— No sigas hablando pequeña, nosotros no queremos saber que fue eso que dijiste y mucho menos te juzgamos por ello, todos hemos cometido errores en algún momento de nuestra vida, sin embargo en nosotros queda enmendarlos, puede que tengas razón en tus palabras.— Pero Lucian…Objetó la señora, ella no estaba en total acuerdo a tal petición pues deseaba el bien para su hija.— Nada de peros Sara, lo único que podemos pedirte como padres es que tú como nuestra hija consideres el hecho de que tienes un respeto que ofrecer y por lo tanto que exigir.Ella se levantó para abrazar
CAPÍTULO VII.Estaba segura de no haber sido tan grosera como para ameritar una expulsión, pero si lo suficiente para que le quedara claro que no era una chica común de las que se dejaban pisotear por cualquiera.— Tienes carácter, espero que eso te sirva de mucho en este ámbito. Mi único consejo como maestro es que debes ser un poco más fuerte, aquí dentro tengo más de veinte chicos y sólo dos mujeres incluyendote, será mejor que recuerdes que vienes a estudiar.Por un momento Sofía creyó que habrían más mujeres en el salón pues en su clase anterior eran muchas, tendría que decirle a su padre que comprara un gas pimienta, no quería estar en peligro. Aunque eso no quiere decir que todos los hombres sean iguales.— Gracias por el consejo.No demorarom más tiempo en entrar, al cruzar el umbral de la puerta, todos volvieron a quedarse callado
CAPÍTULO VIIIFue tan brusco al soltarla pues en ese movimiento ella comenzó a sentir unas punzadas en la parte baja de su cadera, mismas que sentía cada vez que hacía frío y se volvía aún más sensible ya que tenía clavos para adherir su espina dorsal.En esos casos tan graves debía tomar el medicamento de manera rápida, pues en ocasiones terminaba desmayada y con un dolor inigualable a cualquier otro, era como quebrar un hueso sin que terminará de hacerlo por lo que dolía constantemente.Aunque al parecer la sola idea de ser liberada no sería posible debido a Andrés quien se encontraba furioso frente a ella. Era como un toro bufando, Sofía hasta podía ver claramente como le salía humo por la nariz.— ¿Cuándo regresaste?, no, más bien ¿Qué demonios haces aquí? — el tono de este no era para nada amigable y ella comenzaba a impacientarse, eso sin contar los
CAPÍTULO IXElla sufría de piquetes y calambres en la espalda por el fierro que se adhería a su columna, debido a eso se veía obligada a apaciguar el dolor de alguna manera. Todos estaban en silencio cuando una tos inundó el lugar, estaba despertando así que con dificultad intentaba sentarse.— Sofía ¿Te encuentras bien? — esta trató de enfocar hasta ver cómo en las manos de aquél hombre se hallaba su medicamento.Estiró sus brazos y se lo arrebató, los intentos torpes para abrir la tira eran evidentes así que el joven hizo un intento por ayudarle, pero ya lo había logrado. Puso la pastilla justo por debajo de su lengua y después estiró la mano por el vaso con agua que acababa de darle el mismo médico.