Eva North
No me levanté de mi lugar cuando él retrocedió dos pasos y se ocultó tras un árbol, probablemente para cambiar de forma.
Sabía que alrededor de todos los bosques habían cajas de emergencia para cuando tenían que cambiar de forma. Muchos preferían su desnudez, pero mayormente los que tenían sus mates con ellos preferirían cambiarse de inmediato.
Por eso agradecí que él se cambiara, ya que tenerlo en frente de mi desnudo para empezar una conversación no sería una buena idea.
—Levántate.
Su voz era varonil y muy masculina y me hizo temblar mientras acataba su orden y me colocaba de pie.
Sabía que no era un bonito cuadro de ver. Mi cabello negro probablemente se encontraba lleno de hojas y tierra y todas las demas partes de mi cuerpo se encontraban llenas de lodo. Todo había sido en un intento por aplacar mi olor y que fuera más difícil que me persiguieran cuando se dieran cuenta de que había huido.
—¿Cuál es tu nombre? —cuestionó cuando mis ojos azules se encontraron con él.
Y casi me quedé sin aliento al observar toda la extensión de su cuerpo.
él era alto, muy alto, su cabello era rubio, de un rubio sucio y apagado que me dio ganas de tocarlo, con ojos verdes esmeralda y una piel tostada que me hizo querer pasar mis manos por ella.
Algo andaba mal y con cada cosa que sucedía confirmaba aquellas sospechas que se arraigaban en mi mente.
Este hombre frente a mi probablemente era mi mate, pero no lo diría ni lo sugeriría mientras él no dijera nada al respecto.
—Eva North.
—El mío es Damon Lennox, alfa de esta manada y es mi responsabilidad saber por qué una humana está vagando por mi territorios.
Decirle la verdad o mentir. Era algo complicado, pero si decía la verdad él me regresaría con mi manada y terminaría colgada al final de la tarde.
Yo quería vivir.
—Mis padres murieron, decidí mudarme de manada e iba en camino a la manada del oeste, pero terminé perdida. Le juro que no busco nada aquí, solo quiero ir a donde iba en un inicio.
Sus ojos me repasaron con cuidado y mis manos se apretaron contra la tela de mi vestido blanco, que ya no era blanco para estos momentos.
—No puedo dejarte ir —dijo simplemente y yo casi me atraganté con las lágrimas que querían comenzar a salir.
Estaba frente al mismísimo Damon Lennox y era probable que me arrojara a una mazmorra o me volviera una esclava de aquí en adelante.
Una persona no podía ser tan cruel y sin sentimientos independientemente de que tuviera que ser un alfa respetado y temerario. Él era la personificación de la maldad y la crueldad y yo ahora había caído directo en sus garras.
—No he hecho nada para que me mantengas aquí —dije en un intento vano por excusarme.
Sus manos se apretaron en puño y tronó su cuello mientras sus ojos verde esmeralda amenazaban con cambiar de color a un negro oscuro y vacío.
—Oh por dios, no —susurré retrocediendo y a causa de mis temblorosas piernas terminé cayendo al suelo.
—¿Puedes sentirlo? ¿No se supone que eres humana?
él dio un paso en mi dirección y mis manos se levantaron como si tuviera miedo de que me atacara.
—He vivido en una manada toda mi vida, sé lo que el cambio en tus ojos significa.
Un nuevo gruñido de su parte me hizo estremecer y rogué porque no me marcara en ese mismo instante, porque si sus dientes llegaban a estar cerca de mi cuello no habría escapatoria.
Yo no quería un mate, no quería estar conviviendo toda mi vida con un ser que me consideraría inferior a él por no tener sus mismas capacidades y por la mirada que este alfa me estaba dando era claro que pensaba aquello.
Yo solo era una débil humana, no debería haber posibilidad de que fuera la mate de un hombre lobo, sobre todo un alfa al que todos consideraban que era cruel.
Damon LennoxNo tenía idea de qué haría con ella. Por primera vez no estaba de acuerdo en lo que mi lobo interior me gritaba que hiciera, esta vez me estaba resistiendo, pero ella notó el cambio de color en mis ojos y eso solo significaba que mi lobo estaba peleando en silencio en mi interior para salir y marcarla como suya. Pero se veía tan débil, tan frágil que probablemente mi mordida la mataría. Aparentemente me quedé en silencio y perdido demasiado tiempo, porque ella se levantó y se dio la vuelta en un intento inutil de escapar de mi y de mis territorios. Pero me importaba poco que incluso pasara las líneas de mis límites, la arrastraría de vuelta a mí hasta que supiera que hacer con ella. Con un gruñido irritado corrí detrás de ella y tomé varios mechones de su melena para detenerla y hacer que se arrodillara nuevamente hasta que quedara de rodillas y yo a sus espaldas. —Lamento decirte que no hay forma de que te deje ir. —Tienes que dejarme ir, no puedo quedarme aquí. —
Eva NorthSu mano se aferraba a mechones de mi cabello mientras me empujaba para que siguiera el camino y no intentara huir. Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas mientras me resistía lo más que podía, pero evidentemente mi fuerza nunca se compararía con la suya. Nunca seríamos iguales y por lo que veía sus únicas intenciones conmigo eran mantenerme oculta hasta que supiera qué hacer. Pero no culta de buena manera, sino más bien encerrándome en un calabozo sucio y fríos. —No me dejes aquí, por favor, por favor, no me dejes aquí. —No hay otra opción. —No puedes hacerme esto solo porque soy tu mate y no me quieres cerca, tengo derechos, no soy un objeto al que puedes mover a dónde quieras. —Estás en mis territorios, eres mi mate y yo soy un alfa, mientras que eres una simple humana, no hay forma de que te deje ir, así que solo acepta las cosas como vienen mientras averiguo como solucionar esto. —Te dije que me iría directo a la manada del oeste, no tenía intención de aparec
Eva NorthNo tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero me había quedado dormida. Por la única razón que desperté, fue el escuchar pasos que se acercaban a dónde estaba y una luz que por fin iluminaba el lugar en el que estaba después de todo el tiempo que permanecía en la oscuridad. Al levantarme de mi lugar y mirar hacia el frente creí que me encontraría con Damon Lennox del otro lado. En cambio solo me encontré con un hombre de ojos oscuros que me miraban incrédulos mientras olía el aire asimilando que era una humana y no una cambia forma. —¿Quién se supone que eres? —cuestionó con el ceño fruncido. —Soy Eva, Eva North —contesté mientras me levantaba de mi lugar en el suelo. —¿Cómo es que llegaste aquí? —él miró las fachas en las que andaba y frunció severamente el ceño. —El alfa Damon me encerró aquí —me apresuré a decir. Tal vez había tachado a todos los cambiaformas como crueles, pero este hombre lucía genuinamente confundido y preocupado. —¿Por qué él encerraría a un
Damon LennoxHabía hecho demasiadas cosas malas en mi vida. Pero algo que no me dejó dormir durante la noche completa fue haber dejado a la humana en aquel calabozo sin siquiera algo con lo cual cubrirse. Por eso bajé deprisa las escaleras dejando a Debora en la habitación. Justo cuando iba a salir de casa Decker se detiene frente a mí y se cruza de brazos mientras trata de analizarme. No pasó mucho tiempo antes de que su olor llegara a mis fosas nasales y cuando lo hizo solté un gruñido furioso y me acerqué a él para tomarlo de las solapas de su chaqueta. Sus ojos azules me miraron expectante mientras enarcar una de sus cejas. —¿Cómo demonios tienes su olor? —cuestioné aferrándome con más fuerza. —¿El olor de quien? ¿De la humana que dejaste encerrada en la mazmorra? —No es de tu incumbencia. —Lo es desde el momento en el que la dejaste en aquella mazmorra y dejaste que peligrara su vida. No puede morir sin antes pasar por un juicio y era exactamente lo que pasaría con ella si
Eva NorthNo tenía idea de las horas que eran cuando mis ojos se abrieron por primera vez después de haber caído rendida en la cama en cuanto coloqué mi cuerpo sobre ella.Había estado demasiado cansada por los sucesos del día y solo hasta ese momento pude recapitular todo lo que había acontecido ya que mi mente estaba descansada.Había sido de cierta forma encarcelada y dejada a mi suerte en un calabozo gracias a mi mate, la persona que se suponía debía cuidarme y velar por mi había sido la primera persona en arrojarme a mi suerte.Pero no me extrañó considerando que él no había estado feliz de encontrarme en ningún momento. Él quería un mate tanto como yo lo quería. Pero lejos de repudiarlo como él había hecho conmigo, estaba más en contra de aferrarme a alguien como lo habían hecho mis padres durante toda mi vida.Con pesadez me levanté de la cama y me acerqué al baño para lavar mi rostro y mientras lo hacía recordé que mi vestido blanco, lleno de lodo estaba en una esquina esperan
Eva North—Entonces Eva, que te trae por nuestra manada.La voz de Max me hizo levantar la mirada de mi plato por primera vez y casi tuve que pedirle que repitiera lo que había dicho porque mi cabeza no lo había procesado.—Solo voy de paso —me atreví a decir y en ese momento justo Decker regresó a la cocina junto con otro hombre más.Ambos se quedaron en la puerta de la cocina observando todos mis movimientos mientras yo continuaba intentando responder todas las incógnitas de estos hombres que parecían estar contentos de tenerme en ese lugar.Y aunque aún me sentía un poco cohibida era muy diferente a como me había sentido durante todos estos años en mi antigua manada.Nunca pertenecí a ese lugar y aunque tampoco pertenecía a este lugar, por lo menos no me sentía incómoda cada vez que uno de ellos me observaba o me hablaba. De hecho, había tenido una facilidad para hablar con ellos que me había sorprendido.No es que fuera del todo tímida, pero había pasado por suficientes cosas como
Damon LennoxAl abrir mis ojos a primeras horas de la mañana lo primero que sentí fue a Débora envuelta alrededor de mi cuerpo desnudo.Sus manos me acariciaban lentamente tratando de provocarme, pero todo lo que pude hacer fue levantarme de la cama e irme directo a la ducha. El agua fría se sintió como un alivio para el calor que envolvía mi cuerpo. Y en cuanto salí me envolví en una toalla y fui directo a la habitación para ver como Débora se desenvolvía de las sábanas.—Buenos días, cielo —saludó mientras se incorporaba y su cabello rubio y largo cubría sus senos.Su sonrisa me invitó a volver a la cama, pero yo tenía cosas más importantes que hacer aunque quería ver como esos ojos azules me miraban desde abajo.—Buenos días, Débora.Luego de un guiño me di la vuelta y me adentré en el vestidor para colocarme ropa y poder bajar a la planta principal.Inevitablemente mi mente evocó a mis pensamientos a una mujer pelinegra que ni siquiera había podido apreciar bien a causa de toda la
Dereck Weston / Beta de la manadaHabía investigado todo lo que se necesitaba a cerca de Eva North. Y las cosas de las que me enteré no fueron muy bonitas, de hecho, era del tipo de cosa por la que irías a la horca.No tuve tiempo de ir a ella y cuestionarle a cerca de aquellos hechos. Y aunque lo hubiese hecho, estaba seguro de que obtendría la verdad de sus labios y probablemente solo hubiese sido en defensa propia, porque ella no parecía ser el tipo de mujer que asesinaría a un hombre lobo y no hablaba de fuerza en este caso, más bien hablaba de la fuerza mentas para hacerlo.Y no se lo conté a Damon, porque esa sería la perfecta excusa para empujarla a un calabozo y no dejarla salir nunca de ahí. No permitiría que él hiciera eso con ella solo por viejos recuerdos y heridas que él aun no sanaba.Debía seguir adelante como había hecho su hermano y no quedarse estancado en el pasado llevando todo ese odio en su alma.Algún día lo dejaría ir, pero mientras tanto prefería conservar el