Damon Lennox
Tengo una reputación que me precede. Ni siquiera fue planeada, todo lo que tuve que hacer fue ajustar cuentas con personas que habían pisoteado nuestra manada cuando mi padre era el alfa.
No tenía conflictos con nadie, solo cuentas que saldar y que no dejaría pasar solo por perdonar y olvidar.
Hice que mi manada fuera una de las más fuertes en todo el continente y luego los llevé a la guerra para vengar a sus muertos y poner de rodilla a sus enemigos.
Pero para el resto, solo era un alfa cruel que ponía de rodillas a quien quisiera solo por ego.
Pero esa reputación ayudaba demasiado cuando de infiltrados se trataba. Nadie entraba a mi manada sin previa autorización y los que lo intentaban claramente se arrepentían de siquiera intentarlo.
Por eso me sorprendió escuchar que mi beta me dijo a través del enlace que alguien había cruzado los límites.
No era nadie poderoso, lo pude sentir desde el primer momento porque el bosque se mantuvo en calma, igual que como estuvo durante todo este tiempo. Pero de todas formas no podía permitirme una infiltración en mi manda sin repercusiones.
Por eso le avisé que iría tras quien estuviera en los alrededores. Pero con lo que me encontré de me dejó anonadado, en shock mientras trataba de procesarlo.
Era una mujer, era fácil identificarlo, pero estaba cubierta de tierra, con rasguños por todas partes y muy sucia lo que camuflajeaba su olor.
Ella se había restregado en lodo para pasar desapercibida. Pero yo podía olerla, podía sentir ese olor dulce alrededor de ella que me estaba empujando a caminar cada vez más cerca.
Entonces lo deduje cuando un lazo invisible se creó a través de nosotros. Un gruñido escapó de mi y mi lobo gritó en mi cabeza una y otra vez esa palabra que esperé escuchar por demasiado tiempo.
—Mía, mía.
Un nuevo gruñido escapó de mi y la vi intentar retroceder mientras sus labios soltaban una melodiosa voz que me hizo acercarme más.
—No puede ser.
Ella era mi mate, y por el olor que tenía claramente no era una licantropo, era una humana.
Mi mate, la mujer por la que esperé durante los mejores años de mi vida, era una humana.
Había tenido demasiados contactos con su raza como para saber que eran unos desinteresados, desleales, no amaban con todo el puto corazón y eran lo sufucientemente traicioneros como para clavarte una estaca en la espalda.
Un gruñido feroz escapó de mi y ella soltó un grito de puro miedo mientras retrocedía un par de pasos.
—Lo siento, no era mi intención entrar a tu territorio, fue un accidente, de verdad. Voy en dirección al oeste, no al norte, solo me perdí.
Ni siquiera me cuestioné como una humana podía saber que hablaba con un hombre lobo y no un animal salvaje, pero ella claramente sabía de lo que hablaba y lo confirmé cuando colocó una de sus rodillas en el suelo e inclinaba su rostro hacia el piso mientras temblaba de nervios.
Ella era mi mate. Y se veía tan débil y fácil de romper que me dije a mi mismo que algo debía andar mal. Mi mate no podía ser una humana, era imposible que la diosa Luna le diera a un alfa como yo una dèbil y traicionera humana.
Eva NorthNo me levanté de mi lugar cuando él retrocedió dos pasos y se ocultó tras un árbol, probablemente para cambiar de forma. Sabía que alrededor de todos los bosques habían cajas de emergencia para cuando tenían que cambiar de forma. Muchos preferían su desnudez, pero mayormente los que tenían sus mates con ellos preferirían cambiarse de inmediato. Por eso agradecí que él se cambiara, ya que tenerlo en frente de mi desnudo para empezar una conversación no sería una buena idea. —Levántate. Su voz era varonil y muy masculina y me hizo temblar mientras acataba su orden y me colocaba de pie. Sabía que no era un bonito cuadro de ver. Mi cabello negro probablemente se encontraba lleno de hojas y tierra y todas las demas partes de mi cuerpo se encontraban llenas de lodo. Todo había sido en un intento por aplacar mi olor y que fuera más difícil que me persiguieran cuando se dieran cuenta de que había huido. —¿Cuál es tu nombre? —cuestionó cuando mis ojos azules se encontraron con
Damon LennoxNo tenía idea de qué haría con ella. Por primera vez no estaba de acuerdo en lo que mi lobo interior me gritaba que hiciera, esta vez me estaba resistiendo, pero ella notó el cambio de color en mis ojos y eso solo significaba que mi lobo estaba peleando en silencio en mi interior para salir y marcarla como suya. Pero se veía tan débil, tan frágil que probablemente mi mordida la mataría. Aparentemente me quedé en silencio y perdido demasiado tiempo, porque ella se levantó y se dio la vuelta en un intento inutil de escapar de mi y de mis territorios. Pero me importaba poco que incluso pasara las líneas de mis límites, la arrastraría de vuelta a mí hasta que supiera que hacer con ella. Con un gruñido irritado corrí detrás de ella y tomé varios mechones de su melena para detenerla y hacer que se arrodillara nuevamente hasta que quedara de rodillas y yo a sus espaldas. —Lamento decirte que no hay forma de que te deje ir. —Tienes que dejarme ir, no puedo quedarme aquí. —
Eva NorthSu mano se aferraba a mechones de mi cabello mientras me empujaba para que siguiera el camino y no intentara huir. Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas mientras me resistía lo más que podía, pero evidentemente mi fuerza nunca se compararía con la suya. Nunca seríamos iguales y por lo que veía sus únicas intenciones conmigo eran mantenerme oculta hasta que supiera qué hacer. Pero no culta de buena manera, sino más bien encerrándome en un calabozo sucio y fríos. —No me dejes aquí, por favor, por favor, no me dejes aquí. —No hay otra opción. —No puedes hacerme esto solo porque soy tu mate y no me quieres cerca, tengo derechos, no soy un objeto al que puedes mover a dónde quieras. —Estás en mis territorios, eres mi mate y yo soy un alfa, mientras que eres una simple humana, no hay forma de que te deje ir, así que solo acepta las cosas como vienen mientras averiguo como solucionar esto. —Te dije que me iría directo a la manada del oeste, no tenía intención de aparec
Eva NorthNo tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero me había quedado dormida. Por la única razón que desperté, fue el escuchar pasos que se acercaban a dónde estaba y una luz que por fin iluminaba el lugar en el que estaba después de todo el tiempo que permanecía en la oscuridad. Al levantarme de mi lugar y mirar hacia el frente creí que me encontraría con Damon Lennox del otro lado. En cambio solo me encontré con un hombre de ojos oscuros que me miraban incrédulos mientras olía el aire asimilando que era una humana y no una cambia forma. —¿Quién se supone que eres? —cuestionó con el ceño fruncido. —Soy Eva, Eva North —contesté mientras me levantaba de mi lugar en el suelo. —¿Cómo es que llegaste aquí? —él miró las fachas en las que andaba y frunció severamente el ceño. —El alfa Damon me encerró aquí —me apresuré a decir. Tal vez había tachado a todos los cambiaformas como crueles, pero este hombre lucía genuinamente confundido y preocupado. —¿Por qué él encerraría a un
Damon LennoxHabía hecho demasiadas cosas malas en mi vida. Pero algo que no me dejó dormir durante la noche completa fue haber dejado a la humana en aquel calabozo sin siquiera algo con lo cual cubrirse. Por eso bajé deprisa las escaleras dejando a Debora en la habitación. Justo cuando iba a salir de casa Decker se detiene frente a mí y se cruza de brazos mientras trata de analizarme. No pasó mucho tiempo antes de que su olor llegara a mis fosas nasales y cuando lo hizo solté un gruñido furioso y me acerqué a él para tomarlo de las solapas de su chaqueta. Sus ojos azules me miraron expectante mientras enarcar una de sus cejas. —¿Cómo demonios tienes su olor? —cuestioné aferrándome con más fuerza. —¿El olor de quien? ¿De la humana que dejaste encerrada en la mazmorra? —No es de tu incumbencia. —Lo es desde el momento en el que la dejaste en aquella mazmorra y dejaste que peligrara su vida. No puede morir sin antes pasar por un juicio y era exactamente lo que pasaría con ella si
Eva NorthNo tenía idea de las horas que eran cuando mis ojos se abrieron por primera vez después de haber caído rendida en la cama en cuanto coloqué mi cuerpo sobre ella.Había estado demasiado cansada por los sucesos del día y solo hasta ese momento pude recapitular todo lo que había acontecido ya que mi mente estaba descansada.Había sido de cierta forma encarcelada y dejada a mi suerte en un calabozo gracias a mi mate, la persona que se suponía debía cuidarme y velar por mi había sido la primera persona en arrojarme a mi suerte.Pero no me extrañó considerando que él no había estado feliz de encontrarme en ningún momento. Él quería un mate tanto como yo lo quería. Pero lejos de repudiarlo como él había hecho conmigo, estaba más en contra de aferrarme a alguien como lo habían hecho mis padres durante toda mi vida.Con pesadez me levanté de la cama y me acerqué al baño para lavar mi rostro y mientras lo hacía recordé que mi vestido blanco, lleno de lodo estaba en una esquina esperan
Eva North—Entonces Eva, que te trae por nuestra manada.La voz de Max me hizo levantar la mirada de mi plato por primera vez y casi tuve que pedirle que repitiera lo que había dicho porque mi cabeza no lo había procesado.—Solo voy de paso —me atreví a decir y en ese momento justo Decker regresó a la cocina junto con otro hombre más.Ambos se quedaron en la puerta de la cocina observando todos mis movimientos mientras yo continuaba intentando responder todas las incógnitas de estos hombres que parecían estar contentos de tenerme en ese lugar.Y aunque aún me sentía un poco cohibida era muy diferente a como me había sentido durante todos estos años en mi antigua manada.Nunca pertenecí a ese lugar y aunque tampoco pertenecía a este lugar, por lo menos no me sentía incómoda cada vez que uno de ellos me observaba o me hablaba. De hecho, había tenido una facilidad para hablar con ellos que me había sorprendido.No es que fuera del todo tímida, pero había pasado por suficientes cosas como
Damon LennoxAl abrir mis ojos a primeras horas de la mañana lo primero que sentí fue a Débora envuelta alrededor de mi cuerpo desnudo.Sus manos me acariciaban lentamente tratando de provocarme, pero todo lo que pude hacer fue levantarme de la cama e irme directo a la ducha. El agua fría se sintió como un alivio para el calor que envolvía mi cuerpo. Y en cuanto salí me envolví en una toalla y fui directo a la habitación para ver como Débora se desenvolvía de las sábanas.—Buenos días, cielo —saludó mientras se incorporaba y su cabello rubio y largo cubría sus senos.Su sonrisa me invitó a volver a la cama, pero yo tenía cosas más importantes que hacer aunque quería ver como esos ojos azules me miraban desde abajo.—Buenos días, Débora.Luego de un guiño me di la vuelta y me adentré en el vestidor para colocarme ropa y poder bajar a la planta principal.Inevitablemente mi mente evocó a mis pensamientos a una mujer pelinegra que ni siquiera había podido apreciar bien a causa de toda la