Kal se sacudió y se alteró por completo, su intento de hablar se convirtió en una tos descontrolada, estaba acompañada de sangre y, poco a poco, comenzó a ahogarse con ella. Rubén apartó a Rosalin rápidamente y la sostuvo entre sus brazos, ocultándole el rostro contra su pecho para que ella no presenciara esa escena tan desagradable, los gorgoteos ya le estaban causando escalofríos a su chica, no quería que viera eso.

Magnolia comenzó a gritar, intentando zafarse de sus amarres para ir junto a Kal y pidiendo que lo ayudaran. Los hombres en la habitación miraron a Rubén y él negó con la cabeza, así que todos permanecieron en sus lugares ignorando las súplicas de la pequeña pelinegra que se retorcía contra la silla. El escándalo duró poco, Kal terminó por dejar de respirar y, cuando Magnolia vio su cuerpo inmóvil y comprendió que había muerto, soltó un grito desgarrador y se desmayó.

—Llévenla arriba y avísenle a Tomás para que traiga a Azucena. Simón, deshazte del cuerpo, llévalo al cr