—Voy a ser honesta contigo, Rosalin. No vengo buscando una relación fraternal, nunca tuve hermanos y no necesito una ahora, sin embargo, sí necesito de tu ayuda con un asunto y estoy dispuesta a ser muy generosa al respecto. Mi esposo es un hombre muy adinerado.
—¿Estás casada? Qué bien.
La sonrisa sincera de Rosalin le hizo fruncir el ceño a su gemela y mirar a Kal con cara de: “¿acaso es idiota?”, de todo lo que le dijo ella solo se quedó con la parte de que tenía un esposo.
—Sí, también tengo una hija de seis años.
—¿Soy tía? Oh, Dios, esto es tan… Emocionante.
Rosalin se movió hacia el otro extremo del sofá, quedando apenas a unos centímetros de Rosanna, la miraba con una sonrisa enorme y parecía que todo el miedo anterior había desaparecido.
—Rosalin, concéntrate, tengo poco tiempo para estar aquí y necesito que me escuches atentamente.
—Oh, sí, claro, lo siento.
—Vengo a proponerte un trato, sé que necesitas dinero y yo puedo darte mucho si me ayudas con algo.
—¿Qué necesitas?
—Quiero que te hagas pasar por mí durante algunos meses. Te pagaré lo suficiente para que no tengas que trabajar por el resto de tu vida.
—¡¿Qué?! ¿Por qué quieres hacer algo así? ¡Es un disparate!
—Cálmate y escucha. Mi esposo es un hombre millonario y poderoso, pero… Nosotros no estamos bien, nuestro matrimonio fue arreglado y él es un poco temperamental y demasiado celoso. Yo conocí a Kal y me enamoré de él. Rubén no está dispuesto a darme el divorcio y ocurrió un… Accidente inesperado.
—¿Él te maltrata? Dios, no puedes permitirlo, debes alejar a la niña también…
—No es algo fácil de hacer. Estoy esperando un bebé y Rubén sabrá perfectamente que no es suyo. Necesito alejarme para que no lastime a mi hijo, ¿entiendes? Luego, regresaré y encontraré la manera de solucionarlo todo. Rosalin, justo ahora, necesito tu ayuda.
Rosanna tomó la mano de su hermana y puso su mejor cara de cachorrito abandonado, necesitaba convencerla y, por la información que le habían dado, la debilidad de Rosalin eran los niños.
—Pero… Pero… Yo no puedo hacer eso, tengo un trabajo, no puedo dejar a mis niños. Además, ¿qué vas a hacer después con el bebé? ¿Cómo vas a justificarlo?
—Eso no importa, solo necesito que me cubras mientras soluciono todo para que Rubén no sospeche nada. Luego, podrás hacer lo que quieras, viajar, comprarte cosas, ya no tendrás que trabajar en esa escuela de quinta.
Rosanna estaba perdiendo la paciencia, fingir ser una persona sufrida en busca de ayuda era agotador, y de verdad le generaba mucha repulsión la vida miserable de su hermana, por eso no midió las palabras, ni el tono y mucho menos su expresión de desagrado al mirar a su alrededor, cosa que molestó demasiado a Rosalin.
—Es mi trabajo y lo amo. No voy a dejarlo. ¿Qué pasa contigo? Te conozco desde hace cinco minutos ¿y pretendes que deje mi vida para hacer una locura como esa? No, claro que no voy a hacerlo.
Rosanna iba a responderle con su discurso sobre ser una mujer maltratada y el chantaje emocional con la niña y el supuesto bebé, pero Kal se le adelantó, golpeó a Rosalin en la cabeza y la dejó inconsciente en el acto.
—¡Idiota! Te dije que esperaras.
—Ella dijo que no. Es momento del plan B.
—Eres un animal, siempre quieres hacer todo de la manera difícil. Rosalin solo necesitaba más incentivo.
—¿Estás preocupada por tu hermanita? —preguntó el sujeto burlón.
—Ugh, a veces me pregunto por qué salgo con alguien tan primitivo como tú.
—Porque te gusta que te folle duro, como el salvaje que dices que soy.
—No puedo negar eso.
Kal la atrapó en sus brazos y le dio un beso obsceno que tenía más de lengua y saliva que de labios.
—Espera, ¿qué vamos a hacer con ella?
—Plan B.
El hombre se movió revisando en los bolsillos de Rosalin buscando su celular, al localizarlo se lo entregó a la chica.
—Envía un correo a su trabajo y mensajes a sus amigos, tienen prácticamente la misma voz, será más creíble si les dejas audios.
—Eso será demasiado sospechoso, por eso quería hacer las cosas a las buenas.
—La chica está inestable, su madre murió hace una semana, su casa es un desastre, puedo dañar algunas cosas para que parezca que colapsó. Está llena de deudas, cualquiera entendería que quisiera escapar. Es una pobretona, nadie va a buscarla y, si lo hacen, de aquí a Leiva hay un largo trecho.
—Bien, súbela al auto entonces y avísale al doctor Pinzón que vamos para allá, que tenga todo listo.
—A tus órdenes, princesa.
Rosanna sonrió sensual y volvió a besar a su amante con pasión y necesidad, ese lado salvaje e indomable de Kal era lo que más la encendía. Tal vez él tenía razón, Rosalin no aceptó por las buenas y ahora le tocaba por las malas.
Hicieron de acuerdo con el plan, Kal le inyectó un líquido amarillento a Rosalin en el brazo, eso garantizaba que no despertaría en varias horas, la acomodó en el asiento trasero de la camioneta y la cubrió con una manta, no serviría de nada si la chica se congelaba.
Adentro, Rosanna hizo su parte también, redactó una conmovedora carta para el director de la escuela disculpándose por la decisión abrupta y solicitando el permiso al que tenía derecho por su luto junto con sus vacaciones, había sido mala idea pretender que podía seguir adelante tan fácilmente luego de su pérdida.
Los contactos de Rosalin eran pocos, apenas cinco números tenían conversaciones, eran sus compañeros de trabajo y el dueño de la pastelería, así que les dijo lo mismo, explicándoles con la voz quebrada que su periodo de negación había finalizado y necesitaba tomarse un tiempo para sí misma.
Dijo que iría a la playa y prometió comunicarse lo antes posible. Eso debía darles al menos unos días de ventaja sin que nadie buscara a su nueva hermanita.
Los detalles debían cuidarse, así que Rosanna empacó las cosas de Rosalin en las viejas maletas que encontró bajo la cama, se notaba que no se habían usado en demasiados años. Sacó la ropa necesaria, artículos personales y lo que parecía tener un valor sentimental.
En el cuarto de la que fuera su madre, no encontró nada de valor, todo estaba limpio y organizado como si la mujer solo hubiera salido por un momento. Se le ocurrió que sería buena idea pretender que Rosalin estuvo intentando sacar sus cosas y regó la ropa del armario sobre la cama junto con algunas fotos que se encontró en una caja.
Se quedó mirándolas por un rato, eran pocas, algunas de Rosalin pequeña y otras de su madre joven, era idéntica a ellas dos, como una trilliza perdida, sus ojos azules y cada facción de su rostro eran iguales, quien fuera su padre no les había heredado más que el cabello rubio.
Se llevó una donde su madre lucía una enorme barriga de embarazo y al fondo se veía la casa principal de la hacienda, ella trabajaba allá, así tuvieron acceso sus padres para comprarle una bebé, todo se planeó, su madre adoptiva había fingido muy bien el embarazo y cuando se acercaba la fecha viajaron al campo para encontrar más calma, al menos esa era la versión oficial.
Seguramente ellos tampoco sabían que se trataba de gemelas o no podían regresar a Leiva con dos bebés. Hubiera sido sospechoso para sus amistades que luego de años sin lograr concebir, milagrosamente tuvieran unas gemelas tan distintas a ellos.
Lo que en su momento debió parecerle una fortuna a su madre biológica, no le duró el tiempo suficiente para darle una buena vida a su otra hija. ¿Tendría remordimientos? No importaba, venderla fue lo mejor que pudo hacer por ella.
Rosanna no se imaginaba lo espantosa que debía ser esa vida de pobreza y necesidad, ella creció como una princesa y luego su esposo la convirtió en una reina, cada capricho que tuvo le fue satisfecho, y lo que quería hacer ahora no sería diferente.
Kal guardó las maletas en el baúl del auto y emprendieron el viaje, serían tres horas por carretera de La Arboleda a Leiva y no había posibilidad de retrasarse porque Amaranta no conseguiría cubrirla por tanto tiempo, ellos iban contra reloj, especialmente porque antes debían dejar a su valioso equipaje en el centro psiquiátrico de Madroño.
Allí los esperaban, con la complicidad de la noche ingresaron a Rosalin para que el doctor Pinzón hiciera su magia con ella.
—¿Está seguro de que esto va a funcionar, doctor? —preguntó Kal con un tono amenazante.
—Más le vale que sí me cumpla, por el dinero que le estoy pagando, debería ser capaz de hacer un milagro. —advirtió Rosanna.
—El cerebro es un órgano complejo, pero sigue siendo carne y electricidad, no se preocupe, señora Salazar, la mente de esta chica será una hoja en blanco dentro de dos semanas como máximo.
—¿Y podrá implantarle nuevas memorias como dijo?
—Eso no es tan fácil, señora Salazar, la terapia de reprogramación es experimental, ella tendrá las imágenes que le mostremos almacenadas, pero el global de los recuerdos, obviamente no, así que pasará como una amnesia global transitoria.
—¿Transitoria? ¿Cuánto tiempo será? Necesito por lo menos un año.
—Oh, señora Salazar, tendrá mucho más que eso, es un término médico, pero no está definido, después de que acabemos con ella, puede que jamás vuelva a recordar quién es.
—Supongo que está bien, entonces.
—¿Puedo preguntar qué sucederá con ella cuando usted regrese?
—Solo necesita saber que no habrá oportunidad de saber si recobra sus recuerdos o no.
Pedro asintió con una sonrisa macabra, siempre era un buen día para experimentar y aprender cosas nuevas, la bonita paciente que le estaban entregando sería un reto fácil de cumplir.
—Espero que sobre decirle que debe mantener la boca cerrada o se la llenaré de tierra. —amenazó Kal.
—No se preocupe, señor, no vamos a tener problemas.
Rosanna asintió, le dio una última mirada a su hermana dormida sobre la camilla y se marchó sin el menor remordimiento.
El momento que llevaba esperando durante el último año había llegado, ella ya no toleraba más su vida, las noches de pasión que antes compartía con Rubén se le estaban volviendo una tortura, ella solamente quería las manos de Kal recorriendo su cuerpo y sus labios calientes llenándola de besos.
Al inicio, estuvo demasiado emocionada por casarse con Rubén, él era la representación de un príncipe oscuro, guapo y caliente, millonario, complaciente, dispuesto a darle cualquier cosa que le pidiera, tratándola como a la joya más preciada y follándola como solo un demonio lujurioso podría hacerlo.
Pero todo se apagó cuando nació su hija, Rosanna pasó a segundo plano y, lejos de ser la prioridad de su esposo, tan solo recibía quejas y reclamos porque no le prestaba la suficiente atención a la mocosa esa.
Ella quiso asumir su maternidad, de verdad que lo intentó, pero simplemente no estaba en sus genes, tal vez venia de familia, después de todo, su madre la había vendido. Violeta era linda, a Rosanna le gustaba vestirla como a una muñeca y presumir lo hermosa que era la princesa del imperio Salazar, pero en cuanto la nena lloraba, ella se llenaba de fastidio y la quería lo más lejos posible.
Margarita fue una bendición porque ella cubría el rol de madre a la perfección y lo único en lo que no pudo reemplazarla fue en la lactancia, otra pesadilla que arruinó un poco más su cuerpo.
Para cuando Violeta cumplió dos años, la chispa de la pareja se había avivado, Rosanna ya lucía su cuerpo esbelto, tonificado y perfecto de nuevo, adoraba la sensación de tener todas las miradas encima por donde fuera, sabía que era hermosa y le gustaba mucho que se lo hicieran notar.
Fue un choque terrible que Rubén le pidiera otro hijo, ella no quería dañar de nuevo su figura con otro embarazo y, ciertamente, no quería más bebés fastidiosos en la casa. Si tan solo Violeta hubiera sido un varón ya no le pedirían más hijos, estúpida mocosa que ni siquiera nacer bien pudo.
Rosanna le dijo que sí, ella no podía arriesgarse a que Rubén se molestara y le cerrara los chorros de oro que despilfarraba a su antojo, así que solo se dedicó a tener tanto sexo con su esposo como si fueran conejos en celo después de tomar afrodisiacos, esa fue la parte buena del trato.Lo malo vino seis meses después cuando Rubén descubrió que ella seguía tomándose las pastillas anticonceptivas y tuvieron la discusión más grande de sus vidas.Nunca lo había visto tan furioso, lo desconoció por un momento mientras le gritaba y arrojaba contra las paredes las cosas que encontraba a su paso, de verdad le tuvo miedo y no encontró más remedio que ponerse a llorar desconsolada.Rubén jamás podía resistirse a eso, él le bajaría la luna si ella se la pedía para calmar sus lágrimas. Sin embargo, esa vez no funcionó, su esposo no lo quiso ver por casi dos semanas y Rosanna ya se temía que le pidiera el divorcio.Sus padres estaban furiosos también, aunque los Salazar no se permitieran un div
Rosanna no se atrevió a ver a Rubén a la cara, el otro parecía que no estaba ni respirando y ella solo tocó su mejilla con la mano temblorosa, sintiendo la piel caliente y el ardor característico de las palmadas. Dejó que un hilo de sangre bajara por su barbilla y escuchó a Rubén jadear sorprendido al verla.—Amor… Yo… Yo no quería… Perdóname, por favor.—No me toques.La chica se encogió y retrocedió dos pasos levantando los brazos para cubrir su rostro en un gesto de defensa que le rompió el corazón a Rubén, él estaba demasiado acostumbrado a que la gente le tuviera miedo, pero no su preciosa esposa, ella no debería sentir eso jamás.—Lo lamento, de verdad, no sé qué me pasó… Yo…—No digas nada. Solo vete.—No, Rosie, déjame verte, voy a traerte hielo para que no se te inflame. Mi amor, perdóname, por favor, te juro que no sé qué me pasó, yo perdí el control.—¿Quieres saber qué pasó? Acabas de demostrarme que no solo no me amas, sino que tampoco me respetas. Nunca pensé que pudiera
Rubén sabía que había sido una excelente idea invertir tanto dinero en ese sistema, eso le garantizaba saber exactamente dónde estaba su esposa cuando hacía cosas como esta.Se tranquilizó y continuó con el trabajo pendiente, revisando periódicamente el mapa y comparándolo con los informes de Rolando. Al parecer, Rosanna iba rumbo a la casa de sus padres.Allí permaneció por varias horas y Rolando le informó, sobre las cinco de la tarde, que ya iban de regreso a la casa, así que Rubén también se preparó para salir de su oficina, debía llegar a casa con muchas rosas rojas y tratar de pedir perdón. No obstante, justo cuando iba a dejar la oficina, recibió una nueva llamada.—Señor, ¿Puede ver a la señora Rosanna en el rastreador?—¿Otra vez la perdieron?—Lo siento, señor, iba muy rápido y nos detuvo el semáforo.—No sé para qué les pago tanto dinero si yo debo hacer el trabajo.Rubén respondió con buen humor, él mejor que nadie sabía lo escurridiza que podía ser su Rosie cuando se lo p
—Rubén, tienes que dormir. —Sergio llegó a su lado para intentar convencerlo una vez más.—No tengo sueño. —Rubén le dio una calada a su cigarro y lanzó el humo con los ojos cerrados y la cara hacia arriba. Estaba muy cansado, pero no podía conciliar el sueño sin pensar en su esposa.—Llevas tres días en vela, claro que tienes sueño. Esto no es tu culpa, si Rosanna no hubiera estado haciendo una de sus pataletas nuestros chicos no hubieran permitido que nadie se le acercara.—Deja de culparla, podría estar muerta para este punto, ni siquiera han pedido rescate.—Hasta que no encontremos su cadáver, ella está viva, ¿entiendes?—Sergio, déjame en paz, no estoy de humor para lidiar contigo.—Pues qué mal, porque, a menos de que me dispares, no hay manera en la que me aleje de ti en este momento.—Eres un maldito dolor de cabeza.—Soy todo lo que quieras, pero no estas bien, Violeta está preocupada porque te vio gritando a los chicos y se asustó. Ve a verla, pero antes tienes que bañarte
El dinero no era problema, las condiciones de la entrega tampoco, así que el rescate se alistó según la solicitud y la maleta llevaba diminutos rastreadores en los ganchos de las correas, no podrían encontrarlos en ese lugar.También había en algunas de las cintas que sujetaban los fajos de billetes, ellos tenían la esperanza de poder localizar la guarida de los delincuentes y rescatar a Rosanna. Rubén estaba dispuesto a seguir las instrucciones, aunque tenía a su gente de encubierto cubriendo todas las posibilidades.La entrega del dinero se pactó cuando se completaban doce días de secuestro y Rubén ya estaba desesperado en ese punto. Tanto que había aceptado la ayuda de Alexander Molina, un conocido empresario naviero radicado en Dusan, quien movía los hilos en el sur del país.Los negocios no podían detenerse mientras Rubén sufría una tragedia personal, los compradores y vendedores no esperaban, el negocio debía mantenerse a pesar de todo.La tensión que había surgido entre las dos
El incesante ruido del celular despertó a Rubén que se encontraba profundamente dormido, ni siquiera abrió los ojos y tanteo con las manos hasta encontrar el aparato y contestar, apenas amanecía y él ya estaba dispuesto a matar a quien lo hubiera despertado después de lo mucho que le costó dormirse.—¿Señor Salazar?—¿Quién es? —gruñó y su voz sonó más ronca de lo normal.—Soy Azucena, señor Salazar. Lamento molestarlo, pero usted me dijo que le avisara cuando su esposa despertara, sin importar la hora.Eso fue suficiente para despabilarse, Rubén se sentó de golpe en la cama con la noticia. Habían pasado tres semanas desde que Rosanna fue rescatada e internada en el hospital, para ese punto, sus lesiones más graves habían mejorado y ya solo le quedaban leves evidencias de los moretones más grandes.Una semana atrás se había retirado la sedación, pero ella continuaba sin reaccionar. Algo normal, habían dicho los médicos, solo debían esperar.—Voy para allá.Dicho esto, Rubén colgó la l
El cuerpo de la chica se estremeció visiblemente con las dos últimas palabras, Rubén estaba seguro de haberlas pronunciado con calma, casi con dulzura, pero ese cuerpo pequeñito se sacudió como si él le hubiera dado un golpe y parecía que ahora le costaba respirar. La agitación fue tal que el aparato que media sus palpitaciones empezó a pitar y Azucena entró en la habitación.—¿Qué sucedió?Azucena vio a su paciente con los ojos desorbitados, hiperventilando y apretando las sábanas con tanta fuerza que sus nudillos se blanqueaban, también se mordió el labio de tal manera que se hizo sangrar. Ella estaba teniendo un ataque de pánico.—No lo sé, ella estaba bien y de repente se puso así.—¿Qué le dijo antes de que se alterara?—Que no llorara.Rubén y la doctora compartieron una mirada conocedora. El alto había torturado a suficientes personas a lo largo de su vida como para saber de traumas, uno de sus chicos tenía por costumbre poner una canción popular en bucle durante todo el proces
—Princesa, ven, quiero hablar contigo de algo. —Rubén sentó a su hijita en su regazo para esa conversación complicada.—Dime, papi.—¿Recuerdas que te dije que mamá estaba en el hospital?—Sí, porque se puso enferma.—Exacto. Resulta que tu mamá ya se siente mucho mejor y quiere verte.—¿A mí? ¿Por qué? Yo no hice nada malo. —La niña se alteró y sus ojos abiertos con miedo le recordaron tanto a los de Rosie esa mañana que le dolió el corazón, ella también tenía sus traumas.—Lo sé, florecita, ella no te va a regañar, de eso quiero hablarte. Resulta que la enfermedad de tu madre hizo que perdiera la memoria, ella olvidó todo lo que sabía y debemos cuidarla mucho hasta que pueda recordar.—¿Olvidó todo?—Sí.—¿Cómo en la novela que mira Héctor en la cocina?—Sí, así como en la novela. Rosie no recuerda quiénes somos y no sabemos cuándo pueda recuperar esas memorias; pero esta mañana que fui a verla le enseñé tus fotos y dijo que eras muy hermosa y quería verte.—Pero ella dice que yo no