Capítulo 11

El cuerpo de la chica se estremeció visiblemente con las dos últimas palabras, Rubén estaba seguro de haberlas pronunciado con calma, casi con dulzura, pero ese cuerpo pequeñito se sacudió como si él le hubiera dado un golpe y parecía que ahora le costaba respirar. La agitación fue tal que el aparato que media sus palpitaciones empezó a pitar y Azucena entró en la habitación.

—¿Qué sucedió?

Azucena vio a su paciente con los ojos desorbitados, hiperventilando y apretando las sábanas con tanta fuerza que sus nudillos se blanqueaban, también se mordió el labio de tal manera que se hizo sangrar. Ella estaba teniendo un ataque de pánico.

—No lo sé, ella estaba bien y de repente se puso así.

—¿Qué le dijo antes de que se alterara?

—Que no llorara.

Rubén y la doctora compartieron una mirada conocedora. El alto había torturado a suficientes personas a lo largo de su vida como para saber de traumas, uno de sus chicos tenía por costumbre poner una canción popular en bucle durante todo el proces
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