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Capítulo 2: Una jefa insoportable

Los tacones de Kate Sullivan resuenan en el frío piso de madera del vigésimo piso de OR Defense Technologies, una mujer de apariencia imponente y ojos resueltos, aunque de baja estatura, camina con determinación por los pasillos de la lujosa empresa de armamento militar. Con cada paso, su presencia irradia poder y autoridad… y miedo, por eso todos se entierran en sus escritorios.

Como jefa de producción de una de las compañías más prominentes del sector armamentista, es obvio que sólo con caminar demuestre su poder.

A su lado, tratando de seguirle el ritmo en sus actividades, Ethan intenta ponerla al día con los acontecimientos de su área, ser su asistente no es para nada sencillo.

—La producción de las granadas se ha detenido por falta de mantención de la maquinaria, ya me puse en contacto con el jefe de mantenimiento y me dijo que en dos horas…

—Se va. No hizo su trabajo, estamos perdiendo dinero, así que se va.

—Pero…

—Ethan, sabes que las cosas son así, se va y punto. Que su segundo asuma su rol, a ver si puede solucionar el problema en una hora. Si no lo logra, también se va —Ethan se apresura a abrirle la puerta de la oficina y ella entra directo a teclear en su ordenador.

—Informaré a recursos humanos ahora mismo.

Ethan se tarda cinco minutos más en el resto de los reportes y ella con un gesto de la mano le dice que se vaya.

Sale de allí resoplando, porque su jefa sencillamente no le cae bien. La detesta, es una bruja mandona, que lo humilla cuando se le da la gana y no alcanza a dar dos pasos cuando escucha su nombre.

—Me lleva la que me trajo, qué querrá la bruja ahora… —entra a la oficina con una sonrisa, que no sirve de nada porque ella ni siquiera lo mira—. Señorita Sullivan…

—Asegúrate de correrlo tú, recursos humanos siempre se tarda y quiero que su segundo tome el mando ahora.

Ethan sale de allí para subirse al ascensor con un resoplido.

Eso siempre le molesta, porque lo manda a él a hacer el trabajo sucio, por eso la mitad de la empresa lo odia y la otra lo compadece. No sabe qué es peor.

—Un día debería ponerle sal a su café… o cianuro, aunque dudo que cualquier veneno sea efectivo con ella.

Sin embargo, a pesar de la percepción de sus compañeros, tiene cierta reputación que no se puede negar entre los jefes.

Ethan Reynolds, un joven de veintitrés años, talentoso y ambicioso, se encuentra entre los numerosos empleados de la compañía como uno de los mejores. Con su inteligencia y habilidades, se ha convertido en el asistente más confiable que Kate ha tenido en los cuatro años que tiene en la empresa… y también hay que agregarle el más paciente, porque esa mujer no es fácil de llevar.

Luego de hacer lo que Kate le ha pedido y de oír las groserías en su contra, Ethan regresa a su escritorio, justo fuera de la oficina de su jefa.

Ethan observa la torre de informes y expedientes que han llegado a su escritorio, cada uno de ellos debe ser revisado por él antes que su jefa, para que ella sólo los firme. Está concentrado en eso y ve que la hora de almuerzo ha llegado, por lo que se pone de pie para irse, pero sus planes cambian cuando Kate se asoma por la puerta.

—Quiero una ensalada con pollo a la plancha, hoy no hay hora de almuerzo —se vuelve a meter dentro de la oficina, mientras que Ethan le desea las diez plagas de Egipto.

Llama para pedir el almuerzo de su jefa y el suyo, se entierra en el trabajo para no hacer lo que viene soñando casi desde que llegó allí, renunciar y luego matar a su jefa, aunque el orden de los factores no alteraría el producto: ser libre y feliz.

Cuando la comida llega, se mete dentro de la oficina de su jefa para entregarle la ensalada, con un gesto de la mano le pide que lo deje en el escritorio, mientras ella no despega la mirada de la pantalla.

—He de suponer que hace una hora se reestableció la producción detenida —sus ojos no se despegan de la pantalla, pero aun así intimida un poco a Ethan.

—S-sí.

—Bien, necesito un informe detallado de la falla y su solución.

—Ya lo pedí, estará dentro de veinte minutos.

—Perfecto —lo mira a los ojos y levanta una ceja interrogante—. ¿Algo que quieras decirme?

—No, disculpe.

Ethan sale de allí pensando en las muchas cosas que en verdad le gustaría decirle, pero hacerlo sería perder su empleo y lo necesita para demostrarle a su padre que no necesita casarse ni ninguna de sus propuestas descabelladas para ser exitoso.

Se sienta en su escritorio, se come su almuerzo mientras lee cada documento y para cuando termina se pone de pie para entregárselo a su jefa, a quien encuentra sonriendo mientras habla por teléfono.

—Yo también, nos vemos.

No es la primera vez que la encuentra así, seguro está hablando con su pequeña hija, porque esa mujer es el ácido andante y nadie le causa ternura más que su pequeña Emily.

Aunque Ethan siempre se ha preguntado, ¿quién fue el pobre infeliz que unió su sangre con la de esa mujer tan siniestra?

—Habla —le dice ella con voz fría y Ethan cae en cuenta que se ha quedado pensando de más.

—Le traigo estos informes, para que los firme.

—Bien, ¿el informe de la falla?

—Es el primer documento, la solución es momentánea… —Ethan comienza a explicarle todo, mientras ella lee rápidamente y asiente cuando él termina.

—Déjame sola.

Eso es todo.

Ni gracias, buen trabajo, algo más, vete a casa a descansar, te daré vacaciones… no, Kate es una jefa explotadora, sin sentido de vida, eso que las personas a su alrededor suelen tener.

Sigue trabajando hasta las cuatro, arregla sus cosas para irse a casa, pero Kate vuelve a asomarse y sólo cierra los ojos cuando por el rabillo del ojo logra verla.

—Junta de directivos en diez minutos.

Y eso significa dos horas más pegado a la silla, esperando a que ella pueda necesitar algo. Nunca ocurre, pero tampoco se puede arriesgar a que su jefa necesite una palabra, un dato o lo que sea, y él no esté allí para dárselo.

—Definitivamente el café con arsénico sería una mejor opción… en pocas cantidades diarias…

Pero, por más que quiera deshacerse de ella, no puede, porque esa bruja insensible es su puerta para escapar de su padre, y si hay algo que quiere más que matar a su jefa, es demostrarle a su padre lo que vale.

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