Kate mira de nuevo la prueba de embarazo, como si eso ayudara a que el resultado cambie, pero no lo hace. La mujer siente una emoción enorme por enterarse de su embarazo, pero no sabe cómo lo tomará su novio.
Aunque Anthony suele ser dulce con ella, sabe que es implacable con los demás y eso a veces le da un poco de miedo, porque si ese carácter duro se vuelve contra ella todo puede ser más complicado.
Cuando al fin sale del baño, se encuentra de frente con Anthony, quien la mira con el ceño fruncido y repara en la varilla que lleva en la mano.
—¿Qué tienes allí? —le pregunta al tiempo que ella trata de esconderla, pero Anthony es más rápido y se la quita.
Anthony mira la varilla con rabia y luego sus ojos se posan en Kate, ella se retuerce las manos con nerviosismo, pensando en que tal vez él pueda cambiar su actitud hostil y la abrace emocionado por la noticia.
Pero nada de eso ocurre.
Anthony la toma con fuerza del brazo y la saca del cuarto para llevarla a la primera planta, en cuanto terminan de bajar, la escalera comienza a gritar como si el mundo se estuviese acabando.
—¡¡Doctor Bean!! ¡Necesito que llamen ahora mismo al doctor, Bean!
—Anthony, ¿qué piensas hacer? —¿Pregunta, ella con temor?
—Haré que el doctor te saque a ese bebé —La respuesta fría y seca de Anthony la dejan pasmada, Intenta luchar para soltarse de la garra del hombre, pero él es más alto y fuerte, por lo que no lo logra.
—Espera, no puedes hacer eso —le dice en un susurro ahogado por el miedo—. ¡Es mi hijo y yo lo quiero!
—¡Pero yo no! ¡¡No tienes idea de lo vulnerable que puede volverme un hijo!! ¡Además, no eres una mujer como para que yo tenga descendencia! —acerca su rostro a ella y le dice con desprecio—. Sólo eres la mujer que me llevo a la cama para satisfacer mis necesidades.
—¡¿Cómo puedes decirme eso sí, anoche me dijiste que me amas?!
—¡Mentiras que un hombre debe decirle a las mujeres para que le den lo que quieren! —Anthony deja escapar una risa siniestra que a Kate le hiela la sangre.
En ese momento aparecen dos de los hombres de Anthony y junto a ellos, el doctor Bean. Con un gesto, Anthony les indica que entren a su despacho y allí lanza a Kate con fuerza haciendo que ella caiga al piso.
—¿Sí, señor DeMarco? —le pregunta el doctor con una reverencia, ignorando lo que acaba de hacer su jefe.
—Necesito que vea cómo le termina el embarazo a esta mujer. La desgraciada se ha atrevido a ir en contra de mis deseos y se ha embarazado a propósito.
—¡Eso es mentira, sabes que estaba usando…! —una bofetada de Anthony la silencia y ella se queda con los ojos abiertos acariciando la mejilla que él ha golpeado. Ese hombre que tiene frente a ella no lo reconoce, Anthony siempre fue lindo con ella, no entiende qué está ocurriendo ahora.
—A mí no me contradigas —le advierte él con los dientes apretados y luego se dirige a los hombres que acompañan al doctor—. Asegúrense de escoltar al doctor hacia donde tenga que ir y que esta no se escape —le dedica una mirada de odio a Kate y sin dejar de mirarla a los ojos, la sentencia—. Cuando el doctor termine el procedimiento, la dejan tirada por ahí para que se muera.
—¡No Anthony, por favor! —le dice ella arrodillándose frente al hombre, suplicando por su vida y la de su hijo—. ¡¡Déjame ir, te prometo que nunca más volverás a verme, ni sabrás de este hijo!!
—¡¿Acaso crees que nací ayer?! Conozco a las mujeres como tú, en cuanto puedas, regresarás para molestarme y harás que ese hijo me ponga en desventaja con los demás.
—¡No veo de qué manera mi hijo pueda ponerte en problemas! Sólo eres un policía, importante y respetado, ¡nada más! —ante las palabras de Kate, todos rompen en carcajadas. Anthony se acerca a ella y le dice muy cerca de su rostro para intimidarla.
—Sí, eso es cierto, pero soy uno de esos policías a los que la gente le huye —ella abre los ojos por el miedo y el hombre continúa—. Verás, querida, no soy de los buenos y eso debiste haberlo sabido. ¿En verdad creíste que soy un heredero que quiso buscar justicia en lugar de disfrutar de su fortuna?
«El peor error que he cometido fue querer quedarme contigo más de lo que me quedé con las otras. Debe ser porque me ofrecías algo mejor que las demás —Anthony se gira y mira por la ventana para dar su última orden—. ¡Llévensela!
Entre gritos y súplicas, Kate es sacada de la mansión de Anthony. La suben en un vehículo de vidrios tintados y la lanzan como si fuera un costal de papas. Allí la mujer se encoge y llora desconsoladamente, pensando de qué manera puede escaparse de aquello que le está tocando vivir.
No sabe cuánto tiempo después el vehículo se detiene y los hombres la sacan sin ningún cuidado. El doctor la lleva hasta un edificio y allí la mete dentro de una sala.
—¡Por favor, tenga piedad de mí! ¡No mate a mi hijo! ¡¡Déjeme escapar!!
—Aprecio mucho mi vida, señorita. Si yo hago lo que usted me pide, el señor DeMarco me matará. Ahora le agradeceré que se meta allí y se cambie de ropa. Encontrará una bata que debe colocarse, yo saldré un momento a buscar algunas cosas que necesito para el procedimiento.
El doctor sale de allí y la deja sola, Kate comienza a mirar a todas partes y se da cuenta que hay una ventana que da a la calle, se acerca a ella y trata de abrirla, pero no lo consigue.
Mira a todos lados para buscar la manera de romper el vidrio y así escapar de allí. Ve un trofeo de golf, lo toma y se siente pesado, así que corre a la puerta, coloca el seguro y la traba con un mueble. Luego, con el objeto firmemente entre sus manos, golpea la ventana destrozando el vidrio por completo.
Se salta la ventana y corre por su vida como si no hubiese un mañana. Busca entre su ropa algún dinero o algo que le pueda ayudar a tomar un taxi y escapar de allí, pero sólo consigue el reloj de oro que Anthony le regaló hace un tiempo.
Un vehículo pasa y ella lo detiene pidiéndole ayuda, le ofrece el reloj a cambio y el hombre no duda en ayudar a Kate, escapan de allí justo cuando los hombres se dan cuenta de que la mujer no está por ninguna parte…
Los tacones de Kate Sullivan resuenan en el frío piso de madera del vigésimo piso de OR Defense Technologies, una mujer de apariencia imponente y ojos resueltos, aunque de baja estatura, camina con determinación por los pasillos de la lujosa empresa de armamento militar. Con cada paso, su presencia irradia poder y autoridad… y miedo, por eso todos se entierran en sus escritorios.Como jefa de producción de una de las compañías más prominentes del sector armamentista, es obvio que sólo con caminar demuestre su poder.A su lado, tratando de seguirle el ritmo en sus actividades, Ethan intenta ponerla al día con los acontecimientos de su área, ser su asistente no es para nada sencillo.—La producción de las granadas se ha detenido por falta de mantención de la maquinaria, ya me puse en contacto con el jefe de mantenimiento y me dijo que en dos horas…—Se va. No hizo su trabajo, estamos perdiendo dinero, así que se va.—Pero…—Ethan, sabes que las cosas son así, se va y punto. Que su segun
Kate se encuentra en su despacho, absorta en sus pensamientos mientras observa la ciudad desde la imponente ventana. Las luces parpadeantes y el ajetreo de la vida urbana contrastan con la calma aparente de su oficina. De vez en cuando la nostalgia la embarga y tener las responsabilidades que tiene, además de aquel pasado que le pesa, muchas veces la hacen pensar más de lo que debería. —Hay secretos que nadie puede conocer… y aun así me encantaría gritarlos al viento, para ser libre de una vez. Se asoma a su escritorio una vez más, ya pasan de las siete de la tarde, Ethan se ha ido hace un rato con el agotamiento retratado en su rostro, pero eso a ella no le importa, hay muchas cosas que hacer y si a Ethan no le gusta su ritmo, la puerta es ancha en la empresa, puede renunciar cuando quiera. Abre la carpeta de los nuevos clientes, muchos de ellos ejércitos de los países más poderosos del mundo, y otros pocas empresas privadas de seguridad. De pronto, uno de los expedientes le llama
Ethan abre los ojos con una sonrisa, el día pinta precioso y tiene unas ganas tremendas de desayunar su comida favorita para iniciar el día. Ve la hora, tiene tiempo para ejercitarse y luego darse una ducha.Se tira a la alfombra y allí comienza a hacer su rutina de abdominales y otras cosas que mantienen su cuerpo tonificado y ese abdomen como para comérselo. Luego corre a la ducha, se viste rápidamente y se va a comprar su desayuno favorito, además de un café y un té relajante para su jefa.Ethan coge un taxi como todos los días y se dirige a su trabajo, siente que ese día será maravilloso y estará lleno de sorpresas para él. Como cada día, Ethan se come su desayuno mientras va en el taxi, pero el universo lo ve demasiado feliz y tranquilo, así que un camión departidor se pasa un alto, el taxista frena bruscamente y Ethan se echa encima parte de su café.—¡¿Se encuentra bien, joven?! —se apresura a preguntarle el conductor, pero Ethan sólo deja salir un resoplido.—¡Pues claro que n
Cuando Ethan llega al último piso para dejar los documentos a la secretaria del CEO, la mujer no está por ninguna parte, así que se queda allí para esperarla rogando que aparezca rápido, porque no quiere quedarse más de lo debido.Sin embargo, la puerta del CEO se abre y desde la oficina salen la secretaria tomando apuntes seguida de un hombre de presencia imponente. La mirada de los dos hombres se enfrenta y el mayor habla con seriedad.—Señorita Morgado, vaya por un café para mí, de esos que me gustan.—¿Le traigo un dulce también? —le pregunta la mujer y Ethan levanta una ceja.—No, por hoy pasemos del dulce —la mujer asiente, coge su bolso y se va. Ethan se acerca a él con un rostro de diversión y le dice.—¿Así que comes dulces a espaldas de madre?—No trates de evadir el tema, ¿por qué insistes en trabajar como asistente de la mujer más odiosa de la compañía? ¿Tienes idea de lo humillante que es recibir información acerca de su trato hacia ti?—Tú me dijiste un día que no tenía
Cuando Kate se quedó sola en la oficina, se desinfló en el asiento y pensó de dónde le había salido la idea de casarse con Ethan, si hacía poco se dijo a sí misma que él no era opción por ser joven e inmaduro, pero allí estaba ella.Su tarde trascurrió normal, llena de trabajo y mandando a Ethan como si no tuvieran un acuerdo, no es que él esperara un trato más deferente, si su jefa era una bruja y nunca dejaría de serlo.Llega el momento de retirarse de la empresa y Ethan se queda sentado frente a su escritorio esperando a que su jefa lo deje irse.—Mi jefa que será mi esposa… ¡Maldición, ¿qué rayos acepté?! —mete la cabeza entre su manos sin poder creerlo.—¿Le duele la cabeza, señor Reynolds? —se pone de pie y respira aliviado cuando ve que Kate va con sus cosas de salida. Ella rebusca en su cartera algo y le extiende un blíster de medicina—. Tómese una con un vaso enorme de agua, le hará muy bien —Ethan se la queda viendo como si fuera un extraterrestre, Kate frunce el ceño y mete
Para Owen tener que lidiar con la empresa y su hijo al mismo tiempo no es sencillo, pero si tiene que poner prioridades para solucionar, la empresa siempre gana y eso que tiene enfrente lo hace saltar de su asiento.—Con esto ya tengo cómo sacar a esa mujer de la empresa…Su idea es sacar a Kate de su puesto y dejar a Ethan, que al menos sea el jefe en lugar de un simple asistente, por eso no duda en bajar al vigésimo piso para botarla por haber dejado que se perdiera un contrato tan importante.Cuando las puertas se abren el piso veinte, todos se quedan con la boca abierta al ver al CEO allí, con cara de querer matar a alguien.Pero cuando se para en la puerta de la oficina de Kate y grita a viva voz, son varios los curiosos que se imaginan todo tipo de cosas.Ethan se voltea enseguida para enfrentar a su padre, poniéndose por instinto como barrera, lo que a Kate la deja sorprendida.—Señ
Kate en su mente idea las mil maneras en que podría matar a Ethan, él deja a Emily en el piso y le susurra con dulzura.—Mejor ve a tu cuarto, no quieres ver cómo muero…—Te compadezco —le dice ella dándole unos golpecitos en el hombro y se va de allí. Ethan vuelve a poner de pie para enfrentar a Kate, quien se acerca, lo toma por la camisa y tira de él para llevarlo a la primera puerta que se encuentra, cierra y se para frente a él.—¡¿Por qué le dijiste a Emily del cambio de escuela?!—¡Porque tú no me dijiste que ella no sabía! Se supone que un cambio de escuela es algo importante, ella debería saberlo.—Es una niña de seis años, no sabe lo que quiere.—¡Claro que lo sabe! La última vez que me quedé con ella la llevé por un helado y pidió el de fram
Tras una buena explicación de Ethan de que no tiene nada que ver con el CEO, así como hay dos personas de apellido Smith en contabilidad y tres Johnson en seguridad, pero que no son nada entre sí, él y el jefe de jefes no tienen ningún vínculo.Luego de eso Ethan se disculpó por el beso, se despidió de Emily con fuerte abrazo y se fue a su departamento a darse una ducha con agua fría, porque ese beso lo había afectado más de la cuenta.Para Kate no fue mejor, especialmente porque tendrían que repetirlo en la boda.Y para eso faltan un par de semanas.Al día siguiente prefirieron ponerse de acuerdo en la oficina sobre la boda y quedaron en que se casarían en el ayuntamiento, pero que luego cenarían en un lugar lindo, sólo para guardar las apariencias con su familia y para que Emily no note la mentira. Todo lo demás fue más simple, c