Ethan abre los ojos con una sonrisa, el día pinta precioso y tiene unas ganas tremendas de desayunar su comida favorita para iniciar el día. Ve la hora, tiene tiempo para ejercitarse y luego darse una ducha.
Se tira a la alfombra y allí comienza a hacer su rutina de abdominales y otras cosas que mantienen su cuerpo tonificado y ese abdomen como para comérselo. Luego corre a la ducha, se viste rápidamente y se va a comprar su desayuno favorito, además de un café y un té relajante para su jefa.
Ethan coge un taxi como todos los días y se dirige a su trabajo, siente que ese día será maravilloso y estará lleno de sorpresas para él. Como cada día, Ethan se come su desayuno mientras va en el taxi, pero el universo lo ve demasiado feliz y tranquilo, así que un camión departidor se pasa un alto, el taxista frena bruscamente y Ethan se echa encima parte de su café.
—¡¿Se encuentra bien, joven?! —se apresura a preguntarle el conductor, pero Ethan sólo deja salir un resoplido.
—¡Pues claro que no, me he tirado el café encima!
—Lo lamento mucho, pero el camión se cruzó, si no frenaba, no lo estaríamos contando, joven.
Ethan sólo asiente e intenta encontrar algo en su bolso para limpiarse, pero no encuentra nada que le pueda ayudar. Siguen el camino porque no hay nada que hacer allí, cuando se baja en el edificio de OR Defense Technologies, Ethan mira a todos lados y se da cuenta de que su jefa no ha llegado aún.
Se mete dentro y corre a su escritorio, allí siempre guarda ropa para casos de emergencia como este. En cuanto las puertas del ascensor se abren, corre como loco a su puesto, deja sus cosas allí, mete las bebidas calientes a la oficina de la bruja y luego busca su cambio de ropa.
—¿Carrera de algo que me perdí? —le pregunta uno de sus compañeros de trabajo, el único con quien se lleva bien.
—¡Sí, de quién se cambia de ropa más rápido!
Ethan verifica que el saco de su traje no se dañó, así que lo deja con cuidado colgado, se quita todo el resto de la ropa, se mete el pantalón y cuando está peleando con la camisa limpia, la puerta del baño se abre, no le presta atención porque no es pudoroso, sólo que la voz que lo distrae no es precisamente la de un hombre.
—¡Señor Reynolds, ¿qué demonios está haciendo?! —Ethan se gira asustado al oír la voz de su jefa que lo mira furiosa… en apariencia.
Kate tiene los ojos entornados, las manos en la cintura y un pie taconeando rápidamente, él se viste con premura sin mirarla y cuando ya está medio decente, se atreve a hablar.
—L-lo siento, supongo que entré al baño de mujeres sin darme cuenta.
—¿Me puede decir por qué me lo encuentro en esas fachas y no en su escritorio como debería?
—Sufrí un accidente con mi desayuno en el taxi, el conductor frenó de golpe y…
—Y no me interesa, espero que de ahora en adelante coma en su casa, no en un auto —Ethan mete sus cosas dentro de una bolsa y camina a la salida, en donde Kate permanece parada con esa expresión de bruja a punto de lanzarle un hechizo volador.
—Sí, señorita, no volverá a pasar.
—¿Usted carga con ropa a todos lados? —le pregunta ella en tono burlesco y Ethan se muerde la lengua antes de mandarla lejos.
—No, la guardo aquí para casos de emergencia.
—Sería digno de felicitaciones si no supiera que esa medida es porque es demasiado torpe. Así que me asombraré cuando no tenga que cambiarse y saque sus prendas del escritorio. No me suena muy lindo la posibilidad de su ropa interior por allí, en un cajón.
Y si Ethan le dirá algo más, no lo hace. Kate se mueve de la puerta y con un gesto lo saca de allí, cierra la puerta con seguro y se abanica con las manos.
—Puede ser un inútil a veces, pero tiene un cuerpazo… —se muerde el labio mientras se lava las manos y mira su reflejo—. Si no fuera tan joven e inmaduro, me casaría con él.
Se seca las manos con una toalla de papel, la hace una bolita y la lanza al papelero, recordando sus tiempos de basquetbol en la universidad.
Sale de allí con la misma actitud de bruja de siempre y el murmullo que había cuando salió del baño se esfuma. Todo queda en silencio, no hay ninguna cabeza mirándola y eso le gusta, mientras menos la vean a la cara, menos posibilidades tienen de saber que tiene miedo de muchas cosas.
—Señor Reynolds, a mi oficina —Kate entra a la oficina y Ethan logra ver la cara de muchos de sus compañeros haciendo gesto de dolor por él. Se arregla la corbata como si le apretara y entra tras su jefa.
—Señorita Sullivan…
—Necesito que lleve estos documentos al CEO de la empresa, que los revise y luego los firme, por supuesto, usted sólo debe dejarlos con su secretaria, no vaya a quedarse hablando con ella de cosas innecesarias.
—Sí, señorita Sullivan.
Ethan sale de allí hecho una bala, se va al último piso, en donde queda la oficina del CEO y se sienta a esperar, porque la secretaria no ha llegado. Mientras que Kate lucha por quitarse la imagen de Ethan sin camisa.
—Esos abdominales… Se nota que me hace falta un hombre —suspira haciendo un puchero y sigue con sus cosas, hasta que se da cuenta de que han perdido un cliente que prometía ser muy importante y es por causa de que Ethan no envió un documento a tiempo.
Comienza a llamarlo con la rabia contenida a penas, pero su asistente no responde.
Se pone de pie de un salto, camina fuera de su oficina y se da cuenta de que Ethan no está, mira a todos lados y no hay nadie a quien pueda preguntarle por él, así que se va directo a la oficina del CEO.
—¡Me va a oír! Mocoso irresponsable…
Se cruza de brazos y coloca su mejor cara de mujer dominante, cuando las puertas se abren sale al pasillo y antes de doblar oye una discusión, una de esas voces es de Ethan. Pero de qué va la discusión no logra saberlo, porque luego de un fuerte golpe de puerta, Ethan aparece muy molesto, actitud que cambia cuando ve a Kate.
—Señorita Sullivan…
—¡Está en serios problemas, Ethan Reynolds! Por tu culpa hemos perdido un contrato muy importante… ¡Porque no enviste los documentos a tiempo!
—¡Eso no es posible! Yo he enviado todos los documentos que usted me pidió y…
—¡Pero no lo hizo! Por su incompetencia, hemos perdido millones de dólares, además de un potencial cliente. Y usted sabe cómo castigo yo esos errores.
—¡No me despida, señorita Sullivan! He hecho de todo lo que me ha ordenado, ¡incluso cuidar a su hija! Sabe que no encontrará un asistente como yo y que le aguante su carácter… —Kate lo mira fijamente unos segundos, hasta que una idea se le cruza por la mente.
—¿Qué tanto ama su trabajo, señor Reynolds?
—Mucho, demasiado, no quiero irme de aquí…
—¿A qué estaría dispuesto por conservarlo? —Kate llama el ascensor y se voltea para ver a Ethan responder.
—¡A lo que sea! Pero por favor, no me corra, necesito este trabajo como usted no tiene idea.
—Bien, hay una manera de que yo le permita quedarse —las puertas del aparato se abren y ellos entran. Cuando las puertas se cierran, Kate le lanza la propuesta—. Cásese conmigo.
Cuando Ethan llega al último piso para dejar los documentos a la secretaria del CEO, la mujer no está por ninguna parte, así que se queda allí para esperarla rogando que aparezca rápido, porque no quiere quedarse más de lo debido.Sin embargo, la puerta del CEO se abre y desde la oficina salen la secretaria tomando apuntes seguida de un hombre de presencia imponente. La mirada de los dos hombres se enfrenta y el mayor habla con seriedad.—Señorita Morgado, vaya por un café para mí, de esos que me gustan.—¿Le traigo un dulce también? —le pregunta la mujer y Ethan levanta una ceja.—No, por hoy pasemos del dulce —la mujer asiente, coge su bolso y se va. Ethan se acerca a él con un rostro de diversión y le dice.—¿Así que comes dulces a espaldas de madre?—No trates de evadir el tema, ¿por qué insistes en trabajar como asistente de la mujer más odiosa de la compañía? ¿Tienes idea de lo humillante que es recibir información acerca de su trato hacia ti?—Tú me dijiste un día que no tenía
Cuando Kate se quedó sola en la oficina, se desinfló en el asiento y pensó de dónde le había salido la idea de casarse con Ethan, si hacía poco se dijo a sí misma que él no era opción por ser joven e inmaduro, pero allí estaba ella.Su tarde trascurrió normal, llena de trabajo y mandando a Ethan como si no tuvieran un acuerdo, no es que él esperara un trato más deferente, si su jefa era una bruja y nunca dejaría de serlo.Llega el momento de retirarse de la empresa y Ethan se queda sentado frente a su escritorio esperando a que su jefa lo deje irse.—Mi jefa que será mi esposa… ¡Maldición, ¿qué rayos acepté?! —mete la cabeza entre su manos sin poder creerlo.—¿Le duele la cabeza, señor Reynolds? —se pone de pie y respira aliviado cuando ve que Kate va con sus cosas de salida. Ella rebusca en su cartera algo y le extiende un blíster de medicina—. Tómese una con un vaso enorme de agua, le hará muy bien —Ethan se la queda viendo como si fuera un extraterrestre, Kate frunce el ceño y mete
Para Owen tener que lidiar con la empresa y su hijo al mismo tiempo no es sencillo, pero si tiene que poner prioridades para solucionar, la empresa siempre gana y eso que tiene enfrente lo hace saltar de su asiento.—Con esto ya tengo cómo sacar a esa mujer de la empresa…Su idea es sacar a Kate de su puesto y dejar a Ethan, que al menos sea el jefe en lugar de un simple asistente, por eso no duda en bajar al vigésimo piso para botarla por haber dejado que se perdiera un contrato tan importante.Cuando las puertas se abren el piso veinte, todos se quedan con la boca abierta al ver al CEO allí, con cara de querer matar a alguien.Pero cuando se para en la puerta de la oficina de Kate y grita a viva voz, son varios los curiosos que se imaginan todo tipo de cosas.Ethan se voltea enseguida para enfrentar a su padre, poniéndose por instinto como barrera, lo que a Kate la deja sorprendida.—Señ
Kate en su mente idea las mil maneras en que podría matar a Ethan, él deja a Emily en el piso y le susurra con dulzura.—Mejor ve a tu cuarto, no quieres ver cómo muero…—Te compadezco —le dice ella dándole unos golpecitos en el hombro y se va de allí. Ethan vuelve a poner de pie para enfrentar a Kate, quien se acerca, lo toma por la camisa y tira de él para llevarlo a la primera puerta que se encuentra, cierra y se para frente a él.—¡¿Por qué le dijiste a Emily del cambio de escuela?!—¡Porque tú no me dijiste que ella no sabía! Se supone que un cambio de escuela es algo importante, ella debería saberlo.—Es una niña de seis años, no sabe lo que quiere.—¡Claro que lo sabe! La última vez que me quedé con ella la llevé por un helado y pidió el de fram
Tras una buena explicación de Ethan de que no tiene nada que ver con el CEO, así como hay dos personas de apellido Smith en contabilidad y tres Johnson en seguridad, pero que no son nada entre sí, él y el jefe de jefes no tienen ningún vínculo.Luego de eso Ethan se disculpó por el beso, se despidió de Emily con fuerte abrazo y se fue a su departamento a darse una ducha con agua fría, porque ese beso lo había afectado más de la cuenta.Para Kate no fue mejor, especialmente porque tendrían que repetirlo en la boda.Y para eso faltan un par de semanas.Al día siguiente prefirieron ponerse de acuerdo en la oficina sobre la boda y quedaron en que se casarían en el ayuntamiento, pero que luego cenarían en un lugar lindo, sólo para guardar las apariencias con su familia y para que Emily no note la mentira. Todo lo demás fue más simple, c
Cerca de las tres de la mañana le dan el alta a Emily, quien se quedó dormida luego de un cuento sobre un niño que se cayó tratando de subir un risco y para tapar su cicatriz, se tatuó unas enormes alas de ángel, sólo para recordar que no puede volar. Mientras Ethan carga a Emily, a quien cubrió con su saco porque afuera hace frío, Kate está pagando la cuenta del hospital. Ethan la oye reclamar y se acerca. —¿Qué pasa? —le pregunta a la mujer que atiende allí. —La tarjeta de la señora sale rechazada. —¡Pero no puede ser, tiene fondos suficientes! —Tranquila, sólo pasa otra y ya. —¡Las dejé en casa! —se pasa las manos por el rostro frustrada y Ethan se acerca más a ella, parándose de lado. —Saca mi cartera del bolsillo trasero izquierdo, toma cualquier tarjeta y paga, todas están completas. —Pero… —Vamos, la niña está cansada y nosotros también, sólo saca la que quieras, paga y vamos a casa, querida. Ella
Cuando Kate llega caminando como siempre, imponiendo su presencia con sus tacones, esta vez lo hace con sus gafas para el sol, porque el maquillaje puede oculta las ojeras, pero no la expresión de cansancio.Entra a la oficina, prepara algunos documentos, se quita los lentes y llama a Ethan, quien le ha dejado una vaso con café de un lugar diferente.—¡Señor Reynolds! —Ethan llega en dos segundos y toma la taza con cierta desconfianza—. ¿Puedo beber tranquila o a este también hizo que le pusieran sal?—Yo no… —Kate levanta una ceja y ella mira a otro lado avergonzado, acomodándose la corbata—. Puede beber tranquila, no tiene nada raro.—Gracias, lo necesito —Kate le da un buen sorbo y gime de gusto, enviando una corriente extraña a la entrepierna de Ethan, porque se le viene a la mente lo que ocurrió en la cocina de su jefa.—Y
Kate baja las escaleras furiosa, diciendo muchas palabras irrepetibles y totalmente fuera de lugar para una mujer tan refinada como ella.—Hijo de… no, su madre no tiene la culpa de tener un hijo tan pendejo, seguro se lo sacó a su papá, porque no me explico que… ¡Aaahhh! —grita con frustración mientras llega al piso diecinueve, pero aún tiene rabia, así que continúa bajando.—¡Señorita Sullivan! —escucha el grito de Ethan, pero no se detiene—. ¡Señorita…! —Ethan comienza a correr lo más rápido que puede y los últimos tres escalones de cada nivel los salta, hasta que la alcanza y la toma de un brazo—. ¡Kate Sullivan! ¡¿Puedes detenerte y escucharme?!—¡¡No quiero!! ¡Es que debería…! ¡Y luego…! —hace unos gestos con las manos como si quisiera ahorcarlo y luego apuñalarlo, Ethan no puede evitar reírse y la abraza fuerte—. ¡Déjame!—Estás celosa, tontita… —le dice con calma y dulzura.—¡Por supuesto que no!—Sí… —le dice con voz ronca y mirándola a los ojos—, porque en la mañana casi te