Los días se han pasado, rápidos para algunos y lentos para otros… y para Samira simplemente han sido eternos.
Tras el matrimonio de Katerina con Mike, Kate y Ethan dejaron la casa de Mike, le ofrecieron irse con ellos, pero la muchacha no quiso, por lo que Ethan le dijo que se quedara en su departamento, el cual está más cerca de la universidad en donde iniciará sus estudios de enfermería.
Si en algún momento pensó estudiar finanzas para trabajar con Kate, lo cierto es que siempre su vocación ha ido por ese lado.
El problemas es que ahora mismo se siente pésimo y no sabe qué hacer.
Está tirada en la cama, sin querer moverse y con mucho sueño, pero el teléfono la obliga a hacerlo.
—¿Aló? —responde desganada.
—¿Samira? ¿Estás bien? —le pregunta Kate preocupada por su amiga.
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Tras todo lo que ha pasado, Kate por fin puede asistir a la prueba de su vestido de novia, en donde Samira está de mejor ánimo y va dispuesta a probarse su vestido de dama de honor. En cuanto entran a la tienda, una mujer las recibe con una sonrisa.—Señora Reynolds, pasen por aquí, por favor. Ya ambos vestidos están listos para la prueba —le dice la asistente de compras y ellas no dudan en seguirla—. ¿Cuál de las dos se probará su vestido?—La dama de honor —responde Kate de prisa—, está menos nerviosa que yo y eso seguro me relaja —pero en realidad lo que quiere Kate es que Samira se relaje y deje atrás todas las cosas que le han pasado.La asistente sonríe, sale del cuarto y unos minutos después llega con el vestido de Samira, entran al vestidor para que se cambie y cuando sale de allí, Kate se lleva las manos a la boca por la sorpresa.—¡No lo puedo creer! Te ves realmente hermosa, Samira… —Kate se pone de pie para abrazarla y las dos miran el espejo emocionadas—. Eres una princes
Y el gran llegó.La iglesia está decorada con elegancia, con hermosas flores blancas y doradas que adornan cada rincón. La luz del sol se filtra a través de las vitrales, bañando el lugar en una cálida y tenue luminosidad. Los invitados se acomodan en los bancos, ansiosos por presenciar este momento tan especial.En el altar, Ethan espera nervioso pero emocionado, luciendo un elegante traje oscuro. A su lado, su padrino y mejor amigo, Jake el Perro, le da palmaditas en la espalda para tranquilizarlo mientras se ríe de su amigo.—Esa sonrisa tuya parecer ser contagiosa —Ethan no puede dejar de sonreír, porque sabe que, en unos momentos, estará uniendo su vida con la mujer que ama profundamente.—Sólo es la demostración del amor, mi amigo, nada más que eso.Sólo quiere que su mujer llegue lo antes posible, hacerla su mujer ante los ojos de Dios y amarla por la eternidad, llevarla a recorrer el mundo sin temores y con la certeza de que serán felices sin ninguna sombra que los aceche.De
Es un cálido día de primavera, Kate se encuentra sentada en el hermoso jardín de su casa, rodeada de una exuberante variedad de flores, uno de los deseos que su esposo le ha cumplido sólo para que se sienta feliz. Acaricia su enorme vientre, Emily está a su lado emocionada mientras observaban juntas las brillantes y fragantes flores.—Mira, mamá, ¡estas flores son tan bonitas! —exclama Emily, señalando las rosas de colores y las margaritas que adornan el jardín.Kate sonríe dulcemente, acariciando suavemente la cabeza de su hija. Disfruta de esos momentos tranquilos junto a Emily, sintiendo una conexión especial mientras comparten su amor por la belleza de la naturaleza, tal vez más adelante no tengan tantas oportunidades como esa, al menos hasta que el bebé crezca.—Sí, mi amor, son realmente hermosas… y tú las haces ver más bellas, porque eres una mariposita revoloteando entre ellas.Emily le sonríe feliz y sigue oliendo el delicado aromas de las flores.Sin embargo, en medio de esa
Kate mira de nuevo la prueba de embarazo, como si eso ayudara a que el resultado cambie, pero no lo hace. La mujer siente una emoción enorme por enterarse de su embarazo, pero no sabe cómo lo tomará su novio.Aunque Anthony suele ser dulce con ella, sabe que es implacable con los demás y eso a veces le da un poco de miedo, porque si ese carácter duro se vuelve contra ella todo puede ser más complicado.Cuando al fin sale del baño, se encuentra de frente con Anthony, quien la mira con el ceño fruncido y repara en la varilla que lleva en la mano.—¿Qué tienes allí? —le pregunta al tiempo que ella trata de esconderla, pero Anthony es más rápido y se la quita.Anthony mira la varilla con rabia y luego sus ojos se posan en Kate, ella se retuerce las manos con nerviosismo, pensando en que tal vez él pueda cambiar su actitud hostil y la abrace emocionado por la noticia.Pero nada de eso ocurre.Anthony la toma con fuerza del brazo y la saca del cuarto para llevarla a la primera planta, en cu
Los tacones de Kate Sullivan resuenan en el frío piso de madera del vigésimo piso de OR Defense Technologies, una mujer de apariencia imponente y ojos resueltos, aunque de baja estatura, camina con determinación por los pasillos de la lujosa empresa de armamento militar. Con cada paso, su presencia irradia poder y autoridad… y miedo, por eso todos se entierran en sus escritorios.Como jefa de producción de una de las compañías más prominentes del sector armamentista, es obvio que sólo con caminar demuestre su poder.A su lado, tratando de seguirle el ritmo en sus actividades, Ethan intenta ponerla al día con los acontecimientos de su área, ser su asistente no es para nada sencillo.—La producción de las granadas se ha detenido por falta de mantención de la maquinaria, ya me puse en contacto con el jefe de mantenimiento y me dijo que en dos horas…—Se va. No hizo su trabajo, estamos perdiendo dinero, así que se va.—Pero…—Ethan, sabes que las cosas son así, se va y punto. Que su segun
Kate se encuentra en su despacho, absorta en sus pensamientos mientras observa la ciudad desde la imponente ventana. Las luces parpadeantes y el ajetreo de la vida urbana contrastan con la calma aparente de su oficina. De vez en cuando la nostalgia la embarga y tener las responsabilidades que tiene, además de aquel pasado que le pesa, muchas veces la hacen pensar más de lo que debería. —Hay secretos que nadie puede conocer… y aun así me encantaría gritarlos al viento, para ser libre de una vez. Se asoma a su escritorio una vez más, ya pasan de las siete de la tarde, Ethan se ha ido hace un rato con el agotamiento retratado en su rostro, pero eso a ella no le importa, hay muchas cosas que hacer y si a Ethan no le gusta su ritmo, la puerta es ancha en la empresa, puede renunciar cuando quiera. Abre la carpeta de los nuevos clientes, muchos de ellos ejércitos de los países más poderosos del mundo, y otros pocas empresas privadas de seguridad. De pronto, uno de los expedientes le llama
Ethan abre los ojos con una sonrisa, el día pinta precioso y tiene unas ganas tremendas de desayunar su comida favorita para iniciar el día. Ve la hora, tiene tiempo para ejercitarse y luego darse una ducha.Se tira a la alfombra y allí comienza a hacer su rutina de abdominales y otras cosas que mantienen su cuerpo tonificado y ese abdomen como para comérselo. Luego corre a la ducha, se viste rápidamente y se va a comprar su desayuno favorito, además de un café y un té relajante para su jefa.Ethan coge un taxi como todos los días y se dirige a su trabajo, siente que ese día será maravilloso y estará lleno de sorpresas para él. Como cada día, Ethan se come su desayuno mientras va en el taxi, pero el universo lo ve demasiado feliz y tranquilo, así que un camión departidor se pasa un alto, el taxista frena bruscamente y Ethan se echa encima parte de su café.—¡¿Se encuentra bien, joven?! —se apresura a preguntarle el conductor, pero Ethan sólo deja salir un resoplido.—¡Pues claro que n
Cuando Ethan llega al último piso para dejar los documentos a la secretaria del CEO, la mujer no está por ninguna parte, así que se queda allí para esperarla rogando que aparezca rápido, porque no quiere quedarse más de lo debido.Sin embargo, la puerta del CEO se abre y desde la oficina salen la secretaria tomando apuntes seguida de un hombre de presencia imponente. La mirada de los dos hombres se enfrenta y el mayor habla con seriedad.—Señorita Morgado, vaya por un café para mí, de esos que me gustan.—¿Le traigo un dulce también? —le pregunta la mujer y Ethan levanta una ceja.—No, por hoy pasemos del dulce —la mujer asiente, coge su bolso y se va. Ethan se acerca a él con un rostro de diversión y le dice.—¿Así que comes dulces a espaldas de madre?—No trates de evadir el tema, ¿por qué insistes en trabajar como asistente de la mujer más odiosa de la compañía? ¿Tienes idea de lo humillante que es recibir información acerca de su trato hacia ti?—Tú me dijiste un día que no tenía