Antes de reunir la fuerza necesaria para preguntarle a Adán sobre nuestro futuro, Marie apareció con el teléfono de la casa entre sus manos y con lágrimas en sus ojos.
—Señora, es su abuelo. —dijo ella con voz temblorosa.
Tomé el teléfono en mis manos y lo primero que escuché fue la voz del doctor, Héctor Casillas, él era un gran amigo del abuelo y de la familia.
—Lo siento, Eva, pero es el final. —dijo él con pesar en sus palabras. No lo dudé un segundo más y preparé una pequeña maleta para irme a casa del abuelo.
Cuando llegué, Héctor estaba parado en la puerta principal para recibirme. Rompí en llanto al verlo. Su rostro indica frustración.
—¿Cómo, Héctor? Él me dijo que estaba bien. —mencioné abrazándolo y sollozando en su hombro.
—Cáncer de páncreas, etapa cuatro e hizo metástasis a los pulmones, no hay nada que podamos hacer ahora, solo estar con él en sus momentos finales. —dijo el doctor.
—¿Mis padres saben? —pregunté recomponiéndome y mirando directamente al doctor, pero este negó.
—Se lo mantuvo oculto a toda la familia e incluso ahora, no quiso decírselos por teléfono. —mencionó mirándome, el pesar sigue plasmado en sus orbes—. Los llamé, les pedí que vinieran, pero están celebrando el regreso de su hija Victoria. —indicó.
—Lo sé, la celebración será en mi casa. —indiqué—. Déjalos, haremos solo lo que el abuelo estime conveniente, no pasará un mal rato.
Caminé temblorosa hasta el cuarto del abuelo, sonreí al escucharlo hablarme. Apenas entré lo vi tendido en su cama, con un color más pálido de lo habitual, pero con su mismo semblante sereno.
—Abuelo. —sollocé caminando hacia él.
—Tranquila, mi niña. —dijo él tendiéndome su mano y la tomé.
—¿Tienes frío? ¿Traigo más mantas? —pregunté sintiendo como mi pulso se acelera y mi cuerpo tiembla por inercia.
—No, cariño, estoy bien. —dijo con su voz un poco apagada. Siento como mi abuelo se va de mi lado y no puedo hacer nada para evitarlo. Las lágrimas caen—. ¿Quieres escuchar una historia de la abuela? —preguntó y asentí acomodándome a su lado.
Ninguno de los dos planeó casarse, pero cuando sus familias les presentaron al otro, toda su perspectiva cambió, fue amor a primera vista, un amor profundo que fue correspondido por el otro. Con altibajos como cualquier relación, pero eso jamás los venció. El abuelo y la abuela eran el ejemplo de compromiso y lealtad.
Las palabras del abuelo fluyen cuando se trata de endiosar a la abuela y yo siento como mi pecho se reabastece con la esperanza de algún día vivir un poco del amor que ambos sintieron.
—Nunca me habías contado como se conocieron, abuelo. —respondí sonriendo, olvidando por un momento la crítica situación que está pasando.
—No, no lo hice. Si lo hacía, hubieses dado por sentado que lo mismo pasaría con Adán. —dijo mirándome con cariño—. No quiero un matrimonio infeliz para ti, Eva. Adán jamás podrá darte ni siquiera la mitad de felicidad que mereces.
—Pero lo amo, abuelo. —respondí sintiendo como el nudo en mi estómago crece.
—Cariño, me dirás que luego de estos tres años de sufrimiento, ¿Jamás has considerado la opción de divorciarte de ese pobre infeliz? —preguntó limpiando mis lágrimas con su pulgar.
—No sé si pueda seguir sin él. —fui franca—. He pasado los últimos tres años siendo su esposa, no fui a la universidad, ni tengo experiencia laboral, mi vida se fue a la basura.
—¿En verdad crees que te dejaré sola, Eva? —preguntó enarcando una ceja—. Obviamente quedarás con mi protección y como mi heredera. No solo eso, tendrás a una persona de confianza que se encargará de hacer valer todo lo que te pertenece, cariño.
—¿De qué hablas, abuelo? —pregunté levantando la mirada y encontrándome con una sonrisa de su parte.
—Todos merecemos ser felices, Eva. Darnos una segunda oportunidad en la vida y dejar de creer que, si alguien nos rechaza, seguiremos siendo rechazados por el resto. Te amo, mi nieta consentida. Luego de que tu abuela y yo perdiésemos a nuestro querido Jonas nos sumimos en una tristeza que apenas nos dejaba respirar…
Siguió con la historia, diciendo como la noticia de mi inminente llegada los colmó de alegría que creyeron extinta en sus corazones y que, como la depresión de mi madre los orilló a tomar la decisión de traerme con ellos y criarme como si fuese su hija.
—Te amamos desde que nos enteramos de tu llegada, Eva. Fuiste luz en nuestras vidas y me duele ver como esa luz se extingue con cada año que pasa. Mereces a una persona que encandile esa luz y que la mantenga brillante por el resto de tus días, mereces una vida feliz y prospera, cariño.
—Quizás es la manera en que debo pagar por causarle tanto daño a Victoria. —mencioné sintiendo mi corazón apretado por la tristeza.
—No, mi niña, ella debió luchar más por su amor y no desistir ante la primera adversidad. Tú no tuviste la culpa, Eva, estabas pasada de tragos y Adán entró en tu habitación creyendo que era la de Victoria, si debieron culpar a alguien, debió de ser él. —mencionó.
—Todos siempre me culpan, abuelo, incluso mis padres.
—Por muy duro que parezca, Eva, jamás podrás seguir adelante si sigues aferrándote al pasado, será como una carga pesada que no te permitirá avanzar en tu vida y no quiero eso para ti. —dijo—. Anda, bonita, divórciate, vete lejos y sé todo lo que querías de pequeña.
Si él supiese que no queda más que pedazos de la niña llena de ilusiones que fui hace tanto tiempo.
—Podrías comenzar por estudiar en una buena universidad y construir tu empresa de vinos, ¿Cómo la llamarías? Era un buen nombre.
—La Maison d’Eva Vins. —respondí en una sonrisa—. Siempre fue mi sueño montar la primera sede en Paris, ya sabes, la ciudad del amor, el vino, las parejas enamoradas, sería un buen negocio.
—Pues sigue tus sueños, mi pequeña Eva. —dijo tosiendo—. Estoy seguro de que siempre triunfarás en lo que te propongas.
—¿Por qué tu voz suena a despedida? —dije apretando fuerte su mano.
—Tranquila, aún me quedan muchas historias que contarte. No todas son de tu abuela. —sonrió y terminó durmiéndose luego de un rato.
Yo me quedé al pendiente de sus necesidades, como un búho, despierta cuando la noche cayó sobre nuestro techo. Las llamadas y mensajes rebotan en mi teléfono, en este momento nadie es más importante que mi abuelo, ni siquiera Adán.
El sueño me vence, pero como el ángel de la guarda que ha sido durante estos tres años, Scott aparece en la puerta sirviéndome un café.
—Gracias. Siéntete libre de ir a descansar a tu casa, Scott, no me iré de aquí. —le dije, pero él no se apartó y vio dormir al abuelo por largos minutos.
—Marie quiere venir, señora. Le he dicho que quizás sea imprudente, pero le han dado todo el fin de semana libre en casa.
—Tráela, Scott, el abuelo la estima mucho y ella igual a él. —susurré casi sin fuerzas.
Un nuevo día y nuevas historias llegaron, Marie habló con el abuelo a solas y entonces me di cuenta, ella siempre sintió un gran amor por él, uno de esos amores incapaces de ser olvidados aún si sabes que jamás serán correspondidos.El abuelo le pidió perdón por nunca haberle correspondido, pero ella no tenía nada que perdonar, al contrario, siguió amándolo por la fidelidad que le guardó a la abuela aún después de tantos años de fallecida.—Estoy seguro de que, si en algún momento hubiese querido rehacer mi vida, hubiese sido contigo, Marie. —planteó el abuelo provocando las lágrimas en la mujer—. No te quedes solo con mi muerte, ¿Sí? Renuncia a esa casa y busca tu felicidad, incluso, capaz que esté más cerca de lo que imaginas.—Si me voy, ¿Quién cuidará de Eva? —preguntó ella en medio de lágrimas—. No dejaré a mi niña sola.Marie junto a mis abuelos fueron las personas que me criaron y estoy segura de que ella jamás pensó mal de mi abuela, al contrario, la admiró y siempre que la re
Mientras aún sujeto la mano del abuelo, él se las ingenió para alzar la otra y llamar a Nikolaus para que se acerque a nosotros.El alemán lo hizo de inmediato.—Nik, mi niña necesitará de alguien que la proteja cuando ya no esté aquí, confío en que la cuidarás por mí, ¿Verdad? —preguntó con anhelo en su voz y el alemán asintió, sus ojos también brillan, como si quisiese llorar.¿Será que le está afectando tanto la partida del abuelo como a mí o es producto de mi imaginación?Marie y Scott ingresan a la habitación, lo mismo hace Héctor, como si todos supiesen algo que yo ignoro.—Claro que sí, Opa, no tienes que preocuparte por tu niña, la dejas en buenas manos. —mencionó Nikolaus mirándome con dulzura, o eso creí.El abuelo asintió y cerró sus ojos, aún sin soltar nuestras manos. La respiración de Ethan cada vez fue más pausada y profunda, hasta que finalmente su cuerpo cedió ante el dolor.Tal como lo dijo, solo las personas que lo estimaron realmente se quedaron en casa en sus últi
No puedo decir lo que experimento cada que está cerca de mí. Se siente extraño.En parte, creo que se debe a que ni siquiera mi hermano, que es mi sangre, me defiende de todo el daño que me han causado.Por suerte en mi vida, tengo a Marie, a Scott y ahora también a Nikolaus.—Sin ánimo de entrometerme más de la cuenta, Eva, creo que sabes perfectamente que hacer con tu vida. —dijo mirándome directamente. Su acento aún es extraño para mí.—¿Qué dices? —respondí—. No entiendo.—He notado tu comportamiento desde que llegué aquí, en el fondo sabes cómo debes actuar, ahora mucho más, ya que sabes que serás madre. —respondió Nikolaus sorprendiéndome con su asertividad.En el fondo, creo que sí tengo la respuesta. Quiero a mi hijo y si lo quiero mantener a salvo debo alejarme lo más que pueda de su padre.—El divorcio no será un problema, Adán también lo quiere. —dije buscando la confirmación en el alemán y este asintió—. Mi hijo crecerá sin su padre, pero también con todo mi amor. —volvió
Dormí un par de horas, hasta que las cortinas blancas dejaron ingresar toda la luz del sol.Siento como si un camión me ha pasado por encima, normal, considerando que pasé toda una noche de rodillas y otras dos sin poder dormir, llorando y lamentando todo lo malo que pasó en tan poco tiempo.Me armé de valor y tomé mi maleta de viaje y la dejé sobre la cama para ordenar las pocas prendas que hay en mi armario, junto con un par de zapatos. Abrí la puerta para buscar la ayuda de Marie, sin recordar que ella no está en casa.La imagen de Adán me sorprendió, tanto que casi me voy de espaldas, pero recuperé rápidamente la compostura.—¿Qué quieres? —pregunté con indiferencia.Lo mejor para ambos es guardar distancia, qué digo para ambos, lo mejor para mí es mantenerme lo más alejada posible de él.Cuento con que Nikolaus cumpla su palabra y envíe a sus abogados a primera hora de la mañana, así que aprovecharé de irme con ellos.—¿Me explic
En otro momento, juro que me hubiese quedado callada y con la cabeza gacha, pero no ahora. Estoy sacando fuerzas desde lo más profundo de mi corazón. No me dejaré pisotear, porque si lo hago, ¿Qué clase de ejemplo le daré a mi bebé?Solo falta la presencia del abogado de Adán, que espero también llegue pronto, pues también ha sido notificado con mi decisión ayer.—Eva, ¿Qué pasa? Tú no eres así. —preguntó mirándome detenidamente, queriendo hacerlo pasar por preocupación, pero es algo que ella no es capaz de sentir por mí.—¿En serio no lo sabes? —dije riendo—. ¡Nadie lo sabe!Adán me miró con desdén y todos los demás como si hubiese perdido la cabeza, ya es habitual su mirada juzgadora, pero esta, dios, esta se sintió maravillosa.—Tú. —dije directamente a Adán—. Investigaste donde estuve, pero no los motivos de porque estuve allí, ¿Verdad? —me jacté.—No hace falta que seas tan cruel, Eva. Adán estuvo preocupado por ti todo el fin de semana
Scott me está esperando en el viejo carro del abuelo. Sonrió al verme y caminó hasta mí para llevar mi maleta.Todos esperaron verme salir por la puerta trasera, pero sus planes se truncaron, quedaron destrozados y sin comprender todavía mi comportamiento.Nos fuimos a la casa del abuelo.Nikolaus está esperando allí con Marie, quien, al verme, no dudó en lanzarse a mis brazos para abrazarme. Seguí fuerte. El siguiente paso el día de hoy fue llamar a Héctor.Necesito saber si realmente estoy embarazada y planear mi vida desde eso. No puedo permanecer aquí, sino Adán se percatará de la existencia de mi hijo y, ahora que tengo la casa en Paris, todo irá mejor.—Estás pálida. —dijo Nikolaus mirándome a la distancia—. ¿Quieres comer algo? —preguntó y asentí.—Muero de hambre y sería agradable comer en una mesa donde compartamos recuerdos del abuelo y no se forme un ambiente hostil. —mencioné sonriendo.Estamos todos en la mesa, Scott, Mar
Abrí con alegría esperando la noticia que me daría Nikolaus, sin embargo, la cara de mis padres, hermanos y Adán fue lo único que vi.Ellos entraron sin siquiera pedir permiso, no creo que esto sea real o sí, ¡Ni siquiera me he marchado por veinticuatro horas y ya los tengo aquí a todos!—¿Hola? —pregunté.—¿No te alegras de vernos, cariño? —preguntó mamá—. Hemos venido a ver como estabas.—Todo bien, gracias. —respondí.Me acerqué un poco a Marie y le indiqué que llamase a Nikolaus, que le informe lo que está pasando y que también traiga a su abogado y a los del abuelo. Las cosas deben quedar claras hoy mismo o tendré que seguir soportando esta clase de idioteces.No pasó mucho tiempo luego de eso para que Marie bajase las escaleras y me informase que Hoffman viene en camino. También indicó que cerró mi habitación y la del abuelo con llave, pues Victoria estuvo merodeando el segundo piso.—¿Puedo saber el verdadero motivo de su visit
Adán se plantó frente a mí, sus ojos fijos a los míos, sin perdernos de vista ni un segundo. Su ceño está fruncido, como si siguiese sin darse cuenta de que realmente está hablando conmigo.—¿Seguirás mirándome o dirás lo que querías? —pregunté dejando el silencio a un lado.—¿Qué te sucedió, Eva? —preguntó tratando de poner su mano en mi mejilla.Una acción que jamás intentó llevar a cabo, instintivamente me alejé pensando que quería golpearme, él vio el deje de miedo en mis ojos y se abstuvo de volver a intentarlo.—No volverás a ponerme una mano encima, Adán. —indiqué apuntándole con el dedo—. Ya no soy tu esposa, gracias a dios me libré de ti.—No es lo que creías, Eva, siéntate, hablemos. —mencionó, pero me negué y solo obtuvo una sonrisa llena de ironía de mi parte.—¿Dónde tienes las cámaras, Adán? —pregunté graciosa—. Supongo que ahora que sabes que mi abuelo me dejó parte de su fortuna, querrás retrasar el divorcio, ¿Verdad? Querrás