Al abrirlo se trataba de un cuarto rojo con paredes de gamuza, esposas en el techo, mesas con artilugios excéntricos incluso creyó ver un cuchillo en una de ellas, en ese momento su corazón se aceleró y quiso salir apresuradamente de allí, no había dinero suficiente de por medio para que alguien viniera a dañarla.
—Si lo que usted busca es alguien a quien herir lo mejor es que rompamos el trato, no estoy dispuesta a permitirlo —Indicó ella mientras el sudor bajaba por su frente.
El hombre se dio cuenta que ella era diferente a todas las mujeres de la calle que había llevado a esa misma habitación, aunque estuviera vendiendo su cuerpo en las aceras se trataba de una mujer a la que le gustaba ser tratada con cariño y respeto, inusual en las avenidas oscuras donde solía buscar su diversión, no le importaba la negativa de ella, todo lo contrario, eso lo haría incluso mejor.
—No te molestes, solo quería que vieras este salón al que le llamo el cuarto bohemio —Se excusó el mostrando su gran sonrisa.
—No me gusta esas cosas, imagino has traído a muchas chicas aquí —Musitó mientras cruzaba los brazos.
—Si muchas han disfrutado el extraño placer que hay en el dolor, aunque no me molesta que seas diferente —Expuso mirándola a los ojos.
Aún con esa terrible iluminación las pupilas de esta mujer se veían atrayentes como el insecto que es llamado a la luz, bajo la mirada y noto que sus senos eran enormes, como a él le gustaban, pero ella al no sentirse a gusto miraba en todas direcciones con ganas de irse, si quería que tuvieran intimidad no podía ser en ese lugar.
La tomó de la mano y la llevo al segundo piso ingresándola en su habitación, está era hermosa y convencional como cualquier otra que pudieras encontrar en una mansión de lujo, ella quedó satisfecha con lo que veía, una gran pantalla de televisión frente a una inmensa cama con tantos cojines que casi no quedaba espacio para acostarse. La jovencita se sentó en la orilla de la misma y el cliente justo a su lado, acercó su nariz y olfateo su cuello, era como el de las manzanas dulces, tomo su rostro entre sus manos para besarla, pero la mujer se molestó en el acto.
—¿Un hombre tan conocedor como usted no sabe que nosotras no besamos a nuestros clientes? —Interrogó ella apartándolo de su lado.
—¿No le dije a usted que yo sería un cliente distinto? Eso incluye los beneficios que deseo, quiero ser el dueño irrefutable de cada partícula de su cuerpo, al menos por el tiempo que dure este contrato —Gruñó el Ceo forzando el beso.
Nunca una persona antes le había causado dos sensaciones al mío tiempo, temor y muchas ansias de estar con él, de probar ese lado oscuro que dejaba entrever, se notaba era muy ejercitado y por el paquete entre sus piernas sus dotes también eran importantes.
—Te besaré, pero sabes que será el doble —Alertó la mujer entre risas.
Este no respondió nada, simplemente le dio un profundo beso en los labios como si ansiara comerla por entero, las manos de aquel hombre comenzaron a recorrer el cuerpo de la dama y en medio de su instinto rompió la parte de arriba del vestido, dejando al descubierto el brasier de encaje que tenía puesto.
—Es usted bastante rudo —Señaló con temor en sus ojos.
Ese vestido era de marca, solo esperaba que las ganancias obtenidas por ese trabajo le dieran para comprarse unos cuantos, de lo contrario no valdría la pena su tiempo allí. Facilitando las cosas se levantó y termino de desvestirse dejando al descubierto su hermoso cuerpo, una cintura estrecha de la que se aferró Harry desde el primer momento.
—Eres un chico malo —Bromeo al ver la expresión del hombre.
Parecía la de un niño en una dulcería con tanta variedad no sabía que tomar primero, salivaba incluso imaginando todo lo que deseaba hacerle, aunque al menos la mitad de esas estaban desaprobadas por completo por su compañera, introdujo la cabeza en su pecho notando su calor y comenzó a besarlos, la tomo y la acostó en la cama, su miembro estaba a punto de reventar su pantalón y sus ansias se encontraban en el punto más álgido, se ubicó sobre ella sin dejar de besarla, ya su olor estaba impreso en su piel, bajo la cremallera de su pantalón, pero antes de que pudiera hacer nada la puerta de la habitación se abrió dejando sus actos al descubierto.
—¿Quién se atreve a molestar? —Preguntó fuera de si incorporándose en la cama.
—La pregunta verdadera es ¿Qué está haciendo usted? —Cuestionó una dama que ingreso en el cuarto.
La mujer que estaba acompañando al caballero se cubrió su cuerpo desnudo con las sábanas de la cama y en lo único que se fijo fue en el collar de perlas, en el peinado alto que tenía la dama.
—Ya estamos divorciados Beatriz, estás aquí porque no quieres asumir que firmaste un acuerdo prenupcial y que no eres la dueña de nada de lo que tienes encima, ni he querido ser demasiado duro contigo corriéndote de mi casa, pero ayúdame y no te entrometas en mi camino —Habló con desdén el hombre.
—Yo siempre te he amado Harry, deberíamos volverlo a intentar —Suplicaba la dama acercándose.
—Ese es tu discurso ahora, aunque cuando te encontré arriba del jardinero no me lo pareció, quizás fui yo que no vio bien. Ahora sí no es mucha molestia lárgate de mi habitación —Grito mientras todo su cuerpo temblaba por el profundo odio que recordar todo aquello le hizo sentir.
Se levantó de la cama y busco en el interior de un amplio clóset un pijama color azul celeste que claramente era de él y lo abalanzó sobre la cama cerca de la joven que se encontraba confundida por lo ocurrido.
—Vístete con esto, ya mañana saldremos de compras —Ordenó mientras salía de la habitación refunfuñando.
La joven noto como cerraba la puerta con llave, pero aun así se acercó para comprobarlo por ella misma y en efecto al mover la manija está se encontraba bajo llave ¿Esto era un trabajo o se trataba de un secuestro? Busco su bolso en todas direcciones y no lo vio ¿Cómo había sido tan loca de dejar sus pertenencias en el auto? Se encontraba en el cuarto de un desconocido sin que las pocas amigas que tenía supieran su paradero, eso parecía digno de uno de esos titulares horribles que narraban historias de imprudente en la parte de sucesos.¿Para qué gritaría? Su cliente vendría para decirle que no era para tanto, que no se pusiera histérica o peor, respondería de forma violenta, lo mejor era seguir sus parámetros y esperar lo mejor, después de todo ya se involucró en esta locura. Se colocó el pijama seleccionado y se metió de nuevo entre las sábanas con la mirada fija en la puerta principal, cualquier movimiento que pudiera escuchar, eso fue factible hasta que el cansancio se apoderó de
Muchas horas sin que a su cuerpo ingresarán sus vicios habituales, esos que la hacían sentir tranquila y olvidar todas las carencias emocionales que siempre tuvo, sudaba de forma desenfrenada, sus ojos estaban desorbitados, su corazón acelerado y su cuerpo tembloroso, estaba pasando la peor de las abstinencias desde que comenzó en ese mundo. Este era un destino del cual difícilmente se podría escapar, veía a todas partes con una ansiedad tan fuerte que comenzó a morderse efusivamente los labios.—¿Qué te sucede cariño? —Consultó su esposo falso al verla.Con la camiseta quedaba al descubierto sus brazos bastante amoratados por sus prácticas habituales, al verlo supo el porqué de su actitud, pero él quería una esposa perfecta, sin vicios ni mañas por lo que no le permitiría hacer eso de nuevo. Se bajaron en una exclusiva tienda Chanel y allí les pidió a los empleados que la hicieran probarse todo lo que le quedará, para que ella eligiera los artículos.Al principio en la mente de la jo
Subieron a una limosina en donde tomaron unas copas de champán antes de llegar mientras reían como si se conocieran de toda la vida, al bajarse de la misma todos los flashes y las miradas estaban puestas sobre ellos, se trataba del centro de atracción favorita, el CEO de la empresa y una mujer desconocida pero bellísima a quien traía de la mano, después de su divorcio hacía un año con la ex reina de belleza, un mar de periodistas querían entrevistarlo, pero el solo los esquivaba para poder llegar a la puerta del evento.Era lo que denominaban los expertos en el área como el peso de la fama, según ellos, las personas importantes no tenían derecho alguno a la privacidad, ya que las grandes riquezas que les daba el hecho de ser figuras públicas debía pagarse de alguna manera y que mejor forma que con eso que más adoran los seres humanos, la libertad, en teoría, ellos se debían a su público que los mantenía en la cima, a los consumidores y por ende era una terrible blasfemia que se negara
—Yo bueno… Acepto, pero con el contrato ese que estás mencionando —Contestó ella colocando sus propios parámetros. —Está bien, no tengo ningún problema con eso —Aceptó su futuro esposo. Ambos fueron a una clínica por el pie de la joven, que por fortuna no tuvo fractura, una pequeña inmovilización y reposo pasarían todos los malestares, fueron de vuelta a la casa o mejor dicho a la prisión en donde iba a estar por mucho tiempo, el hombre tenía una caja envuelta en un papal brillante. —Esto es para ti —Dijo mientras le daba el regalo. —Que emoción tan grande ¿Qué es? —Hablaba ella emocionada, hace mucho nadie le hacía regalos. —Ábrela —Sugirió Harry. Nunca había visto una mujer reaccionar así por un simple regalo, esa mujer tenía algo muy especial que le tenía complemente deslumbrado, razón por la cual le ofrecía este trato, estaba convencido de que ella sería perfecta para eso. La joven con las manos sudorosas abrió la caja, allí se encontraba un teléfono de primera generación par
Busco en su guardarropa notando todo lo que había comprado pese a lo mal que se sentía, escogió un vestido corto con volados, con unas sandalias brillantes y un colgante de herradura que no recordaba en que tienda lo compro, se aseo y se lo coloco perfumándose, en el cabello simplemente lo dejo suelto, percatándose que era muy hermoso y le hacía ver de forma fresca, se maquillo y se sentó en la orilla de la cama esperando a su esposo que prometió venir a buscarla, con una particular mezcla entre pánico y un profundo deseo.Unos minutos más tarde la puerta se abrió, Harry tenía un traje que le quedaba excelente, le hacía ver incluso más atractivo de lo que ya era, sin contar con el aroma tan embriagante de su perfume, se acomodaba el reloj mientras la miraba con sus ojos fríos que tanto le gustaban, guardaban secretos que ella deseaba conocer.—¡Estás preciosa! —Exclamó este hombre levantándola para verla mejor.La acercó hasta su pecho apretándola con las dos manos mientras ella tembl
¿Sería eso cierto? ¿Ella podría pasar de ser una chica que va a la deriva como una hoja suelta que es llevada por el viento? No lo sabía, lo cierto es que este trabajo le estaba dando mucho más que solo dinero, le estaba enseñando a vivir, cosa que por más extraña que suene no tenía ni idea de cómo hacer.Llegaron a la entrada del alto edificio encumbrado con el nombre de la marca en grande, las puertas de cristal se abrieron y los ojos de los empleados se abrieron de par en par al ver a su jefe en ese lugar, ya que por lo ocupado que siempre se encontraba manejaba todo por internet o teléfono sin necesidad de hacer acto de presencia.—Buenos días jefe —Se escuchaba por todas partes que miraban.El simplemente sonreía y asentía en forma de contestación, tomados de la mano entraron en el ascensor rumbo al piso numero diecisiete, donde se encontraba la oficina de este hombre, un camino bastante nervioso ya que el ascensor es transparente, ella se aferró con fuerza a su brazo, ya que en
Aún no sabía cuándo esté hombre hablaba en serio o bromeaba, todo lo hacía con el mismo tono que solo a él le parecía jocoso, pero que al resto le perturbaba sobre manera, el salió de la oficina y la dejo a ella con el tiempo suficiente para pensar en todo lo que le había pasado, se sentó en su silla y era muy cómoda, de pasar un tiempo bailando en un club y luego en las calles a volver a esas épocas de gloria en autos caros, ropa de diseñador, comida a la carta y sobre todo poder sentarse en esa silla, se sentía grandiosa, como si le hubiesen devuelto la integridad que ese exnovio que con sus actos termino envolviéndola en sus mismas prácticas.A su lado podría justo como el mismo lo indico hacer sus sueños realidad, pero ¿Con que soñaba? Ay, eso se trataba de cosas de niños, ella se encontraba vacía por dentro y no sabía si alguien la podía devolver a sus tiempos pasados cuando creyó derrotar el sistema, cuando sintió que su talento y belleza serían suficientes para triunfar, en los
—Me encantas —Señaló ella aún con él en su interior.—Tengo que decir lo mismo sobre ti —Atinó a decir atontado.Ella se rio de su estado y se quitó de encima de él abriendo la puerta del auto mientras que su compañero estaba impactado en el asiento del conductor viendo a la nada.—¿Vienes? —Consultó Kenia con una gran sonrisa.—Contigo a dónde sea —Artículo de forma desenfrenada cargándola.—¡No! ¡Bájame! —Solicitó apenada la joven.—Eres mi princesa y como tal pienso tratarte —Musitó besándola apasionadamente.¿Será posible que el universo al fin conspirará para que esta chica pudiera tener su final feliz? Era muy pronto para decirlo, pero esto del contrato con Harry era una de las mejores casualidades de su vida y pensaba disfrutarla mientras durase, ambos llegaron a la habitación en donde había dormido en soledad, la colocó sobre la cama y cerró la puerta detrás de él, se subió sobre ella de uno de sus bolsillos saco una navaja suiza con múltiples funciones, aunque fue el cuchillo