Unos pasos apresurados se aproximaban detrás de ella como aquella noche que la asaltaron con pistola en mano e incluso detonaron el arma, pero esta se atascó dándole suficiente tiempo para escapar, desde ese momento la joven considera que la vida es un regalo, se trató como del antes y el después, un interruptor que la hizo despertar ante la realidad de que somos efímeros y en cualquier momento podemos dejar de estar en este mundo.

Y por obvias razones no quería que esta ocasión fuese su ultimo respiro sobre la tierra y que ese maleante que la ataco hace un año volviese con un arma bien elaborada a terminar el trabajo, llega a la puerta exhausta y toca el timbre de la vivienda, pero como siempre sus problemas no son prioridad y escucha como desde dentro gritan un triste ¡Voy!

Una palabra a la que no se le puede determinar el tiempo exacto que la acción tardara, ella se volvió aterrada ante su atacante, si moriría allí al menos le vería la cara, al abrir los ojos se encontró a un hombr