Subieron a una limosina en donde tomaron unas copas de champán antes de llegar mientras reían como si se conocieran de toda la vida, al bajarse de la misma todos los flashes y las miradas estaban puestas sobre ellos, se trataba del centro de atracción favorita, el CEO de la empresa y una mujer desconocida pero bellísima a quien traía de la mano, después de su divorcio hacía un año con la ex reina de belleza, un mar de periodistas querían entrevistarlo, pero el solo los esquivaba para poder llegar a la puerta del evento.
Era lo que denominaban los expertos en el área como el peso de la fama, según ellos, las personas importantes no tenían derecho alguno a la privacidad, ya que las grandes riquezas que les daba el hecho de ser figuras públicas debía pagarse de alguna manera y que mejor forma que con eso que más adoran los seres humanos, la libertad, en teoría, ellos se debían a su público que los mantenía en la cima, a los consumidores y por ende era una terrible blasfemia que se negaran a dar sus declaraciones, dar autógrafos y contar básicamente todo sobre sus vidas, pues las personas lo merecían, una terrible falacia en la que se cae únicamente para explotar a los desdichados artistas o empresarios, hasta el punto en el que se ven obligados a desaparecer por completo para tener un poco de aire fresco.
—Señor Smith háblenos de su exesposa ¿Ya acepto irse de su casa? —Preguntaba un reportero local.
—¿Quién es la hermosa joven que le acompaña? —Interrogó otro para un podcast.
—¿Va a seguir usando animales para las pruebas de sus productos? —Consultaba otro en alta voz.
Se trataba de una completa locura que logro molestar a aquel hombre, por suerte ya habían llegado, las puertas se abrieron y por fin ingresaron a las lujosas instalaciones que les esperaban, era la fiesta anual de los empleados de su compañía, en donde por obvias razones él era tratado como rey. Todos les saludaron con aplausos al verlo ingresar al salón, él se aproximó con su compañera a la tarima con una gran sonrisa, está empresa fue el sueño de toda su vida materializado.
—Buenas noches, quiero agradecerle su presencia en esta magnífica velada, se trata de un pequeño detalle por todo el esfuerzo que hacen días con día para hacer de esta compañía la mejor en su clase. Sin más que agregar disfruten al máximo —Habló este varón complacido.
La fiesta había iniciado con música en vivo, buffet, animadores, bar, piscina, sauna, masajes y demás, se trataba de un gran evento en donde los empleados podían divertirse, disfrutar, descansar o lo que mejor les pareciera, asistían desde el que limpiaba los pisos hasta el vicepresidente del lugar.
—Buenas jefe ¿Cómo se encuentra? —Preguntó su mano derecha sentándose en la mesa que compartía con esa desconocida mujer.
—Bien aquí disfrutando de la compañía —Respondió con la idea de que le dejarán a solas con la bella mujer.
Lo que funcionó porque después de unos minutos se retiró avergonzado, dejando a la pareja hablar en tranquilidad.
—Veras Kenia lo que requiero de ti es un heredero al menos, un hijo que me secunde en el negocio ¿De qué sirven tantas riquezas si después de mi muerte no habrá a quien dejárselas? —Soltó el CEO con sinceridad esperando la respuesta de esta joven.
La misma quedó realmente impactada, nunca pensó que este tipo le propondría algo tan complicado como eso, contaba solo con veinticuatro años de edad y no se imaginaba siendo madre.
—Tengo muchas dudas —Fue lo que atino a decir.
—No tienes que quedarte conmigo de por vida, si quieres después de dar a luz puedes irte y yo crío a mi hijo, pienso pagarte muy bien por tus servicios —Recalcó el magnate riendo.
Esta propuesta era más invasiva de lo que estaba dispuesta a concretar, por lo que pensaba escaparse y olvidarse de estos dos días bastante extremos.
—Debo ir al baño —Dijo levantándose de su asiento.
Su esposo falso la llevo hasta la puerta, al ingresar se fijó en una ventana, pero la misma se encontraba muy alta, acercó el cubo de basura volteándolo para emplearlo como una escalera, la ventana estaba cerrada con seguro y después de unos segundos logro abrirla, paso sin dificultad por la misma, en el exterior estaba lejos del piso, pero sin temor se lanzó, lastimándose un tobillo en la caída, se encontraba en un callejón de servicio al lado del local donde se estaba haciendo la fiesta.
Camino lo más rápido que le permitió el dolor, teniendo que sentarse en una plaza, al ver el tobillo este se encontraba abultado, levanto la mirada y allí estaba el CEO mirándole con ojos que reflejaban irá, sintió temor, pero no podía esconderse.
—Yo puedo regresarte a esa época en la que eres codiciada por todos, debes dejarte guiar, confía en mí y así nos ayudaremos mutuamente, tú me darás mi heredero y yo te daré estabilidad para que no debas volver a trabajar en las calles ¿Qué dices? —Preguntó el hombre extendiendo su mano.
La luz que tenía detrás le hacía ver un aire celestial y Kenia comenzó a preguntarse si está sería una señal divina para dejar los malos hábitos y volver al sendero correcto, pero ¿Tener un hijo? Esa propuesta le había aterrado, los infantes nos son artículos que se puedan comerciar y eso rondaba en su mente ¿Estaría dispuesta a regalarle un hijo por tener fama y prestigio nuevamente? Necesitaba al menos unos minutos para pensar, por lo que bajo la cabeza viendo el frío suelo en donde dormían muchas compañeras que ya no podían ni mantener un alquiler, no deseaba ser una de ellas y está propuesta podría librarla de ese final.
—En caso de tenerlo ¿Podría verle a menudo? —Preguntó la mujer con temor.
—Claro, tu siempre serás su madre. Ahora ¿Qué me dices? ¿Vienes conmigo? —Interrogó el CEO presionando una respuesta —Si lo deseas podemos dejar todo por escrito para que confíes en mí —Añadió esperando pacientemente la respuesta de esa preciosa mujer.
—Yo bueno… Acepto, pero con el contrato ese que estás mencionando —Contestó ella colocando sus propios parámetros. —Está bien, no tengo ningún problema con eso —Aceptó su futuro esposo. Ambos fueron a una clínica por el pie de la joven, que por fortuna no tuvo fractura, una pequeña inmovilización y reposo pasarían todos los malestares, fueron de vuelta a la casa o mejor dicho a la prisión en donde iba a estar por mucho tiempo, el hombre tenía una caja envuelta en un papal brillante. —Esto es para ti —Dijo mientras le daba el regalo. —Que emoción tan grande ¿Qué es? —Hablaba ella emocionada, hace mucho nadie le hacía regalos. —Ábrela —Sugirió Harry. Nunca había visto una mujer reaccionar así por un simple regalo, esa mujer tenía algo muy especial que le tenía complemente deslumbrado, razón por la cual le ofrecía este trato, estaba convencido de que ella sería perfecta para eso. La joven con las manos sudorosas abrió la caja, allí se encontraba un teléfono de primera generación par
Busco en su guardarropa notando todo lo que había comprado pese a lo mal que se sentía, escogió un vestido corto con volados, con unas sandalias brillantes y un colgante de herradura que no recordaba en que tienda lo compro, se aseo y se lo coloco perfumándose, en el cabello simplemente lo dejo suelto, percatándose que era muy hermoso y le hacía ver de forma fresca, se maquillo y se sentó en la orilla de la cama esperando a su esposo que prometió venir a buscarla, con una particular mezcla entre pánico y un profundo deseo.Unos minutos más tarde la puerta se abrió, Harry tenía un traje que le quedaba excelente, le hacía ver incluso más atractivo de lo que ya era, sin contar con el aroma tan embriagante de su perfume, se acomodaba el reloj mientras la miraba con sus ojos fríos que tanto le gustaban, guardaban secretos que ella deseaba conocer.—¡Estás preciosa! —Exclamó este hombre levantándola para verla mejor.La acercó hasta su pecho apretándola con las dos manos mientras ella tembl
¿Sería eso cierto? ¿Ella podría pasar de ser una chica que va a la deriva como una hoja suelta que es llevada por el viento? No lo sabía, lo cierto es que este trabajo le estaba dando mucho más que solo dinero, le estaba enseñando a vivir, cosa que por más extraña que suene no tenía ni idea de cómo hacer.Llegaron a la entrada del alto edificio encumbrado con el nombre de la marca en grande, las puertas de cristal se abrieron y los ojos de los empleados se abrieron de par en par al ver a su jefe en ese lugar, ya que por lo ocupado que siempre se encontraba manejaba todo por internet o teléfono sin necesidad de hacer acto de presencia.—Buenos días jefe —Se escuchaba por todas partes que miraban.El simplemente sonreía y asentía en forma de contestación, tomados de la mano entraron en el ascensor rumbo al piso numero diecisiete, donde se encontraba la oficina de este hombre, un camino bastante nervioso ya que el ascensor es transparente, ella se aferró con fuerza a su brazo, ya que en
Aún no sabía cuándo esté hombre hablaba en serio o bromeaba, todo lo hacía con el mismo tono que solo a él le parecía jocoso, pero que al resto le perturbaba sobre manera, el salió de la oficina y la dejo a ella con el tiempo suficiente para pensar en todo lo que le había pasado, se sentó en su silla y era muy cómoda, de pasar un tiempo bailando en un club y luego en las calles a volver a esas épocas de gloria en autos caros, ropa de diseñador, comida a la carta y sobre todo poder sentarse en esa silla, se sentía grandiosa, como si le hubiesen devuelto la integridad que ese exnovio que con sus actos termino envolviéndola en sus mismas prácticas.A su lado podría justo como el mismo lo indico hacer sus sueños realidad, pero ¿Con que soñaba? Ay, eso se trataba de cosas de niños, ella se encontraba vacía por dentro y no sabía si alguien la podía devolver a sus tiempos pasados cuando creyó derrotar el sistema, cuando sintió que su talento y belleza serían suficientes para triunfar, en los
—Me encantas —Señaló ella aún con él en su interior.—Tengo que decir lo mismo sobre ti —Atinó a decir atontado.Ella se rio de su estado y se quitó de encima de él abriendo la puerta del auto mientras que su compañero estaba impactado en el asiento del conductor viendo a la nada.—¿Vienes? —Consultó Kenia con una gran sonrisa.—Contigo a dónde sea —Artículo de forma desenfrenada cargándola.—¡No! ¡Bájame! —Solicitó apenada la joven.—Eres mi princesa y como tal pienso tratarte —Musitó besándola apasionadamente.¿Será posible que el universo al fin conspirará para que esta chica pudiera tener su final feliz? Era muy pronto para decirlo, pero esto del contrato con Harry era una de las mejores casualidades de su vida y pensaba disfrutarla mientras durase, ambos llegaron a la habitación en donde había dormido en soledad, la colocó sobre la cama y cerró la puerta detrás de él, se subió sobre ella de uno de sus bolsillos saco una navaja suiza con múltiples funciones, aunque fue el cuchillo
(…) Varias Décadas en el PasadoUn pequeño niño se encontraba en un sillón desvencijado, viendo a sus padres frente a él gritándose cosas terribles, sin que él pudiera entender por qué estaban tan molestos, las expresiones corporales de ellos demostraban una profunda irá, lo que contrastaba mucho con la noche anterior en donde se encontraban besándose.En la casa de este infante todo era así, cambiante, de un momento a otro ellos podían pasar de la alegría más intensa a la irá más absorbente, sin que el pudiera saber cuál era ese interruptor que lo provocaba. Esto se aplicaba a todo y a todos, un simple tropiezo podía significar un golpe seguro.Todo en su vida debía ser perfecto, pese a los escasos cinco años que acababa de cumplir, era responsable de sus juguetes y si estos no se encontraban en la posición deseada, estaba seguro que sería castigado, si se levantaba por las mañanas antes que su madre solo existía dos opciones, esperar en la habitación sin hacer ruido o hacer su propi
Siguió sus instintos y estos no le traicionaron, Harry resultó ser el hombre exitoso que vio desde el principio, este podía contemplar un negocio que no había ni iniciado y por esto todos le llamaban visionario. En cuanto a la parte laboral, desde que inició su emprendimiento solo cosecha éxitos que lamentablemente sus abuelos no fueron capaces de ver.Lo único que este hombre no sabía hacer bien tenía que ver con sus emociones, que parecían hubiesen sacado de su cuerpo el día que murió su madre y de allí tantos problemas en los que se había visto involucrado, sin contar que todas sus relaciones terminaban siempre de la peor manera, el miraba a las mujeres como objetos y no como personas pensantes.Si una le gustaba simplemente hacía lo imposible hasta que lograba obtenerla, según su propio criterio todos tenía un precio y el encontraba el de esa persona. En esto no radicaba toda su locura, ya que cuando esto no funcionaba ni aceptaba la derrota y este iba en busque de alguien más. La
Fue en ese momento que empezó a llorar de forma incontrolable, recordando todas las veces que su padre intento por todos los medios sacarla de las adicciones y traerla a la luz de la libertad, que ella rechazo incluso escapándose de los centros para llegar a una dosis ¿Qué era lo diferente ahora? Que en este momento ya había tocado fondo, conocía de primera mano lo mucho que te puedes desviar dejándote llevar por cosas negativas.Se encontraba convencida de que no soportaría muchos años de mantener está vida, colocarse su mejor ropa y salir en búsqueda de un mejor postor para iniciar la noche, oscuridad mezclada con alcohol, olores no siempre agradables, posiciones incómodas, dolor, dinero y un profundo vacío que queda en el alma cuando todo eso terminaba teniendo que aguantar las lágrimas para volver a conseguir a otro cliente. Con la salida del sol todo terminaba un día más para sentirse miserable.Un objeto que en un principio todos querían, pero que ahora que se encontraba defectu