Muchas horas sin que a su cuerpo ingresarán sus vicios habituales, esos que la hacían sentir tranquila y olvidar todas las carencias emocionales que siempre tuvo, sudaba de forma desenfrenada, sus ojos estaban desorbitados, su corazón acelerado y su cuerpo tembloroso, estaba pasando la peor de las abstinencias desde que comenzó en ese mundo. Este era un destino del cual difícilmente se podría escapar, veía a todas partes con una ansiedad tan fuerte que comenzó a morderse efusivamente los labios.
—¿Qué te sucede cariño? —Consultó su esposo falso al verla.
Con la camiseta quedaba al descubierto sus brazos bastante amoratados por sus prácticas habituales, al verlo supo el porqué de su actitud, pero él quería una esposa perfecta, sin vicios ni mañas por lo que no le permitiría hacer eso de nuevo. Se bajaron en una exclusiva tienda Chanel y allí les pidió a los empleados que la hicieran probarse todo lo que le quedará, para que ella eligiera los artículos.
Al principio en la mente de la joven solo estaba la próxima dosis, no obstante, con el tiempo fue disfrutando de la experiencia, crédito ilimitado, hace tanto que no lo tenía. Compro trajes, vestidos, carteras y zapatos para esa esposa falsa que debía interpretar.
—Elige un vestido costoso, hoy hay una fiesta en el trabajo y quiero que seas el centro de atracción —Mandó el sujeto que estaba realizando llamadas y finiquitando pendientes laborales.
Ella tomó uno amarillo con la espalda descubierta que dejaba ver su delicada silueta y resaltaba sus ojos verdes, al verla Harry quedó impresionado, no parecía la misma mujer que recogió en la calle el día de ayer. Fueron de vuelta a la casa en donde la llevo a la cocina, hace mucho que no comía nada la pobre.
—Yo estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho —Musitó mientras comía su ensalada de frutas.
—Es parte del trato —Señaló el hombre restándole importancia.
—No, lo haces porque quieres y por eso te doy las gracias —Sonrió ella de forma nerviosa.
—Hemos compartido un tiempo importante y no sé cómo te llamas —Notó el varón avergonzado.
—Llámame Kenia —Simplificó ella dándole su nombre artístico.
—¿Por qué una mujer tan hermosa como tú está involucrada en cosas cómo estás? —Se interesó aquel hombre tocando sus maltratados brazos.
—Yo vengo de una familia acomodada en la que sentía nada malo podía pasarme hasta que mi mamá murió cuando tenía diez años y mi padre se aisló poniendo una muralla entre nosotros, en la adolescencia comencé a modelar y me encantaba, pero empecé a salir con personas problemáticas que estaban inmersas en las adicciones y cuando me di cuenta ya no podía vivir sin hacer lo mismo, el dinero que me ganaba lo invertía enteramente en eso, eventualmente perdí mi empleo, ninguna agencia quería contratarme e hice lo que todo adicto sin dinero, comencé a robar a mi padre quién se molestó tanto que me hecho de la casa, eso fue hace seis meses y desde entonces trabajo en esto —Narró Kenia cabizbaja.
—Comprendo, unas historias bastante comunes, las personas no son capaces de ver el potencial que tienen y se sumergen en los problemas. Solo espero que en algún momento puedas superarlo, si quiere yo puedo ayudarte —Artículo tocando su hombro.
—Ese es el problema señor, que no se si quiera —Contestó de la forma más honesta posible.
Ellos tenían mucho en común, por todo el dolor que habían sufrido estaban haciéndose daño a ellos mismos o a los demás sin que eso quitara aquello que se aglomeraba en su pecho y en ocasiones no les permitía respirar.
—No voy a presionar, estaré aquí para cuándo lo necesites —Quiso dejar bien en claro el millonario.
—Gracias —Dijo penosamente la joven.
—Esta noche es la fiesta, vamos a tu habitación y en un rato te llevaré una maquilladora para que te deje estupenda —Sugirió el hombre tomándola de la mano para llevarla el mismo.
No quería que ella escapara a tomar la próxima dosis, de a poco quería sacar de su cuerpo todas las toxinas manteniéndola ocupada y alejada del peligro pretendía hacerlo, solo esperaba que tuviera una mejor resolución que la chica anterior, porque está le gustaba.
Kenia sabía que su esposo falso no la dejaría ni un solo momento y comenzó a resignarse, aunque la estaba pasando bien esperaba que esto terminará pronto, para volver a sus antiguas costumbres. Todo el día de hoy eso es lo único que ha estado presente en su mente, si solo pudiera tener su bolso con ella pudiera relajarse un poco.
Mientras se encontraba pensando en eso la puerta se abrió, se trataba de la joven que venía a maquillarla y ella no se había ni bañado, la mujer con extrema paciencia espero a que lo hiciera y no solo la maquillo, sino que la peino de forma elegante con un moño para que su larga cabellera no ocultara el escote del vestido que llegaba justo hasta la perdición.
Al verse en el espejo se sintió tan hermosa como en esos tiempos en los que todos admiraban su belleza y su teléfono sonaba con cuentos de ofertas de trabajo, sus momentos de gloria que se han apagado al día de hoy. Con algo de vergüenza la mujer le pidió que extendiera los brazos para ocultar los moretones que en ellos había, alegando que eso no combinaba con su atuendo. Ya estando lista fue sacada de la habitación por uno de los empleados, bajando las escaleras tomada del fino pasamano de mármol mientras el señor Harry se encontraba abajo enloquecido por su belleza.
—No hay en el mundo un ser más hermoso que tú, incluso la luna, las estrellas y las puestas de sol se intimidan con tu presencia —Alagó el CEO de la empresa.
La chica se sonrojo con tantos halagos, hacia tanto tiempo que nos los recibía y es que sentía perdió su humanidad desde que comenzó a trabajar en las calles y por eso la trataban de formas extrañas, todos menos Harry que podía ver más allá del maquillaje rejado y la ropa reveladora.
Subieron a una limosina en donde tomaron unas copas de champán antes de llegar mientras reían como si se conocieran de toda la vida, al bajarse de la misma todos los flashes y las miradas estaban puestas sobre ellos, se trataba del centro de atracción favorita, el CEO de la empresa y una mujer desconocida pero bellísima a quien traía de la mano, después de su divorcio hacía un año con la ex reina de belleza, un mar de periodistas querían entrevistarlo, pero el solo los esquivaba para poder llegar a la puerta del evento.Era lo que denominaban los expertos en el área como el peso de la fama, según ellos, las personas importantes no tenían derecho alguno a la privacidad, ya que las grandes riquezas que les daba el hecho de ser figuras públicas debía pagarse de alguna manera y que mejor forma que con eso que más adoran los seres humanos, la libertad, en teoría, ellos se debían a su público que los mantenía en la cima, a los consumidores y por ende era una terrible blasfemia que se negara
—Yo bueno… Acepto, pero con el contrato ese que estás mencionando —Contestó ella colocando sus propios parámetros. —Está bien, no tengo ningún problema con eso —Aceptó su futuro esposo. Ambos fueron a una clínica por el pie de la joven, que por fortuna no tuvo fractura, una pequeña inmovilización y reposo pasarían todos los malestares, fueron de vuelta a la casa o mejor dicho a la prisión en donde iba a estar por mucho tiempo, el hombre tenía una caja envuelta en un papal brillante. —Esto es para ti —Dijo mientras le daba el regalo. —Que emoción tan grande ¿Qué es? —Hablaba ella emocionada, hace mucho nadie le hacía regalos. —Ábrela —Sugirió Harry. Nunca había visto una mujer reaccionar así por un simple regalo, esa mujer tenía algo muy especial que le tenía complemente deslumbrado, razón por la cual le ofrecía este trato, estaba convencido de que ella sería perfecta para eso. La joven con las manos sudorosas abrió la caja, allí se encontraba un teléfono de primera generación par
Busco en su guardarropa notando todo lo que había comprado pese a lo mal que se sentía, escogió un vestido corto con volados, con unas sandalias brillantes y un colgante de herradura que no recordaba en que tienda lo compro, se aseo y se lo coloco perfumándose, en el cabello simplemente lo dejo suelto, percatándose que era muy hermoso y le hacía ver de forma fresca, se maquillo y se sentó en la orilla de la cama esperando a su esposo que prometió venir a buscarla, con una particular mezcla entre pánico y un profundo deseo.Unos minutos más tarde la puerta se abrió, Harry tenía un traje que le quedaba excelente, le hacía ver incluso más atractivo de lo que ya era, sin contar con el aroma tan embriagante de su perfume, se acomodaba el reloj mientras la miraba con sus ojos fríos que tanto le gustaban, guardaban secretos que ella deseaba conocer.—¡Estás preciosa! —Exclamó este hombre levantándola para verla mejor.La acercó hasta su pecho apretándola con las dos manos mientras ella tembl
¿Sería eso cierto? ¿Ella podría pasar de ser una chica que va a la deriva como una hoja suelta que es llevada por el viento? No lo sabía, lo cierto es que este trabajo le estaba dando mucho más que solo dinero, le estaba enseñando a vivir, cosa que por más extraña que suene no tenía ni idea de cómo hacer.Llegaron a la entrada del alto edificio encumbrado con el nombre de la marca en grande, las puertas de cristal se abrieron y los ojos de los empleados se abrieron de par en par al ver a su jefe en ese lugar, ya que por lo ocupado que siempre se encontraba manejaba todo por internet o teléfono sin necesidad de hacer acto de presencia.—Buenos días jefe —Se escuchaba por todas partes que miraban.El simplemente sonreía y asentía en forma de contestación, tomados de la mano entraron en el ascensor rumbo al piso numero diecisiete, donde se encontraba la oficina de este hombre, un camino bastante nervioso ya que el ascensor es transparente, ella se aferró con fuerza a su brazo, ya que en
Aún no sabía cuándo esté hombre hablaba en serio o bromeaba, todo lo hacía con el mismo tono que solo a él le parecía jocoso, pero que al resto le perturbaba sobre manera, el salió de la oficina y la dejo a ella con el tiempo suficiente para pensar en todo lo que le había pasado, se sentó en su silla y era muy cómoda, de pasar un tiempo bailando en un club y luego en las calles a volver a esas épocas de gloria en autos caros, ropa de diseñador, comida a la carta y sobre todo poder sentarse en esa silla, se sentía grandiosa, como si le hubiesen devuelto la integridad que ese exnovio que con sus actos termino envolviéndola en sus mismas prácticas.A su lado podría justo como el mismo lo indico hacer sus sueños realidad, pero ¿Con que soñaba? Ay, eso se trataba de cosas de niños, ella se encontraba vacía por dentro y no sabía si alguien la podía devolver a sus tiempos pasados cuando creyó derrotar el sistema, cuando sintió que su talento y belleza serían suficientes para triunfar, en los
—Me encantas —Señaló ella aún con él en su interior.—Tengo que decir lo mismo sobre ti —Atinó a decir atontado.Ella se rio de su estado y se quitó de encima de él abriendo la puerta del auto mientras que su compañero estaba impactado en el asiento del conductor viendo a la nada.—¿Vienes? —Consultó Kenia con una gran sonrisa.—Contigo a dónde sea —Artículo de forma desenfrenada cargándola.—¡No! ¡Bájame! —Solicitó apenada la joven.—Eres mi princesa y como tal pienso tratarte —Musitó besándola apasionadamente.¿Será posible que el universo al fin conspirará para que esta chica pudiera tener su final feliz? Era muy pronto para decirlo, pero esto del contrato con Harry era una de las mejores casualidades de su vida y pensaba disfrutarla mientras durase, ambos llegaron a la habitación en donde había dormido en soledad, la colocó sobre la cama y cerró la puerta detrás de él, se subió sobre ella de uno de sus bolsillos saco una navaja suiza con múltiples funciones, aunque fue el cuchillo
(…) Varias Décadas en el PasadoUn pequeño niño se encontraba en un sillón desvencijado, viendo a sus padres frente a él gritándose cosas terribles, sin que él pudiera entender por qué estaban tan molestos, las expresiones corporales de ellos demostraban una profunda irá, lo que contrastaba mucho con la noche anterior en donde se encontraban besándose.En la casa de este infante todo era así, cambiante, de un momento a otro ellos podían pasar de la alegría más intensa a la irá más absorbente, sin que el pudiera saber cuál era ese interruptor que lo provocaba. Esto se aplicaba a todo y a todos, un simple tropiezo podía significar un golpe seguro.Todo en su vida debía ser perfecto, pese a los escasos cinco años que acababa de cumplir, era responsable de sus juguetes y si estos no se encontraban en la posición deseada, estaba seguro que sería castigado, si se levantaba por las mañanas antes que su madre solo existía dos opciones, esperar en la habitación sin hacer ruido o hacer su propi
Siguió sus instintos y estos no le traicionaron, Harry resultó ser el hombre exitoso que vio desde el principio, este podía contemplar un negocio que no había ni iniciado y por esto todos le llamaban visionario. En cuanto a la parte laboral, desde que inició su emprendimiento solo cosecha éxitos que lamentablemente sus abuelos no fueron capaces de ver.Lo único que este hombre no sabía hacer bien tenía que ver con sus emociones, que parecían hubiesen sacado de su cuerpo el día que murió su madre y de allí tantos problemas en los que se había visto involucrado, sin contar que todas sus relaciones terminaban siempre de la peor manera, el miraba a las mujeres como objetos y no como personas pensantes.Si una le gustaba simplemente hacía lo imposible hasta que lograba obtenerla, según su propio criterio todos tenía un precio y el encontraba el de esa persona. En esto no radicaba toda su locura, ya que cuando esto no funcionaba ni aceptaba la derrota y este iba en busque de alguien más. La