Lily Smith
Jamás me besaron y para ser honesta, nunca creí que alguna vez alguien lo hiciera. Mis manos van a su cuello, sus brazos me rodean aún con fuerza y nuestras bocas se mantienen unidas como si esto fuese lo más normal. Cualquiera que nos vea pensará que somos novios, cuando en realidad somos dos desconocidos.
Mi corazón de nuevo se descontrola, siento que este hombre me va a provocar una afección cardiaca, pero es algo que con gusto viviría si él se queda a mi lado.
Está mal.
Sentir esto tan intenso, y tan rápido, por alguien que a penas conozco hace menos de veinticuatro horas, pero no puedo tampoco evitarlo.
No sé si es el sentirme protegida en su compañía, saber que nada me pasará, porque me ha salvado ya tres veces y, aunque resbalar en la entrada de mi casa no es algo tan terrible como el asalto o el casi choque, eso me hace sentir en las nubes.
Cuando nos separamos, nos miramos a los ojos y él me dice con esa voz que me hace temblar.
—Te podría decir que lo siento, pero sería como admitir que estuvo mal… ¡y te juro que eso no es lo que pienso! Me gustas mucho, Lily. ¿Estás molesta? —niego sonrojada, intento bajar la mirada, pero me detiene colocando su mano bajo mi barbilla—. No me huyas, quiero saber lo que piensas, lo que sientes… y si tus labios no me lo pueden decir, tus ojos tendrán que hablarme.
Esa intensidad en él me abruma, pero es lo mismo que me hace sentir esa sensación de seguridad. No tengo idea de cómo debe ser el amor, pero seguro se parece mucho a lo que estoy sintiendo ahora.
—Vamos, entra… no quiero que te enfermes —me dice con suavidad y yo asiento, pero antes de irme, me da un beso corto—. Para el camino.
Sonrío sin entender de qué va todo esto.
Como no tuve amigas, no sé si es normal que un hombre te bese así de rápido, ni menos el no querer que se vaya. Cierro la puerta, me apoyo en ella y respiro fuerte para poder llevar aire a mis pulmones, pero ahora sólo necesito ir a mi cuarto, quitarme la ropa mojada y darme una buena ducha
En cuanto el agua cae en mi cuerpo, siento cómo el calor se extiende y el frío de la tarde se pierde por completo. No puedo evitar sonreír y mucho menos dejar de pensar en Jake, pensando si de verdad le gusto o todo es una treta para burlarse de mí, como mi abuelo suele advertirme de vez en cuando.
Pero, por primera vez no tengo miedo de arriesgarme, porque siento que Jake es un buen hombre y en verdad quiero darle una oportunidad, tal vez como amigo o lo que sea que se dé entre los dos.
Jake Huxley
Me subo al auto y no puedo evitar llevar mis dedos a mis labios, la dulzura y la sensación tan sublime que su boca ha dejado en la mía es algo que no podré quitarme con nada.
¡Si hasta parezco un adolescente!
Pero hay algo en Lily que me atrae, más de lo que cualquier mujer pudo atraerme jamás y nada de lo que haga es sencillo ahora, porque si quiero intentar algo más que una amistad con ella, primero tengo que aprender a comunicarme en su lenguaje, porque aunque ella puede oírme, yo no sé qué me responderá a menos que ella me escriba en alguna parte y eso se me hace demasiado engorroso.
—Bueno, los idiomas se me dan muy bien, no creo que este me cueste demasiado…
Me animo mientras voy de camino a mi departamento y nada más llegar, comienzo a buscar un instructor que me pueda enseñar desde mañana mismo. Encuentro a uno y lo llamo para concertar una cita, le ofrezco el triple de lo que suele cobrar por un curso intensivo, si en dos días logro saludarla, despedirme de ella y preguntarle algunas cosas, me daré por satisfecho, aunque eso no quiere decir que deje de aprender.
Duermo más tranquilo y soñando con ella, de la nada me ha surgido esa necesidad de darle todo, protegerla y saber cómo puedo ayudarla a que su vida sea mejor.
El día se me pasa rápido entre todo el trabajo y se llega el momento de mis clases, el instructor se sorprende de mi rapidez para aprender, pero lo cierto es que me motiva algo mucho más fuerte de lo que se puede esperar.
Me paso el sábado practicando mis lecciones y por la tarde le escribo a Lily para quedar con ella el domingo por la tarde, si es que no tiene nada que hacer.
Y así es cómo mis días se vuelven una sonrisa a toda hora sólo por pensar en ella, Will se burla de mí, pero yo no le hago caso. A veces me escapo para verla en su trabajo, le hago señas cuando ella me ve tras la mampara transparente y siempre es para decirle que se ve preciosa de uniforme o que la quiero. Porque sí, la quiero y no tiene caso que lo niegue, si después de todo ocultar los sentimientos es una tontería sin sentido.
Pero no todo es color de rosas en mi vida, así que mientras me estoy mensajeando con Lily, la puerta de mi oficina se abre abruptamente y cuando levanto la mirada para regañar a Will, me encuentro con mi madre.
—Madre, no puedes entrar así a mi oficina, tal vez cuando papá estaba a cargo sí, pero esos tiempos se pasaron. ¿Qué quieres?
—Te quiero en la cena de esta noche y no puedes huir, llega tu hermana con su esposo de la luna de miel tan linda que tuvieron…
—¡Pues claro que fue linda! —le digo molesto acercándome por un vaso de agua—. ¡Si él no trabaja, mi hermana tampoco y ustedes les solaparon tres meses de viaje por Europa!
—¡Ay, no seas envidioso! —me giro para verla a los ojos sin poder creer lo que me está diciendo.
—¿Envidioso? ¿Cuándo dejaste de ser esa mujer a la que le preocupa la excelencia en todo para solapar la mediocridad? Es increíble cómo con mi hermana pareces aceptar todo, pero no conmigo…
—Mira, deja esos reclamos, te quiero en la cena esta noche y espero que lleves a tu novia.
—No —suelto sin dudar, porque sé de lo que ella es capaz de hacerle pasar a Lily y exponer a mi novia es lo último que haría.
—¿Tienes miedo de que la rechace? —me pregunta levantando una ceja—. Porque déjame decirte que ya sé que no es de nuestro nivel social…
—¿Me estás espiando? —siseo con rabia y me acerco a ella, es evidente que está nerviosa y como no lo niega, es obvio que sí lo hace—. Déjame decirte madre, lo que yo haga con mi vida es mi asunto…
—¡No es tu asunto! Eres el heredero de los Huxley, somos casi tan importantes como la realeza y…
—Pero no lo somos y ahora te pido que te vayas. Iré a la cena solo y siempre que mi novia esté ocupada esta noche, porque no tengo ninguna intención de llevarla.
—Cada vez te pones más como tu padre… es increíble.
Cierra la puerta y me dejo caer en una silla con un suspiro cargado de frustración, camino a mi escritorio y le escribo a Lily.
Enviado a Lily: “¿Tienes algo que hacer esta noche?”
Recibido de Lily: “No, hoy estoy libre, ¿tienes algo en mente? Porque yo sí.”
Enviado a Lily: “Me estás salvando de una cena familiar, nena. Te acepto cualquier panorama.”
Recibido de Lily: “Creo que deberías ir, Jake. La familia es importante y si no quieres ir por estar conmigo, me parece que eso no es bueno. Debes ir.”
—Sólo si tú vas conmigo —murmuro para mí y me decido a contarle todo en un audio. Para cuando ella lo oye, se tarda en escribir, pero luego su respuesta me deja impactado, pero en resumen me dice que ella irá conmigo y que no le da miedo a enfrentarse a mi familia, porque cosas como esa las pasa casi a diario.
Salgo de la oficina encargando algunas cosas a la secretaria del piso, paso por ella al trabajo y me la llevo de compras, porque quiero que vaya linda. Aunque no es formal, prefiero ayudar en algo con eso para que mi madre no la moleste tanto.
Lily se sonríe divertida de mí mientras le muestro una infinidad de prendas, pero sólo elije lo básico para la noche: un vestido de color azul marino hasta las rodillas, unos zapatos de tacón bajo y un blazer de color blanco.
La llevo a su casa para que se aliste y le dejo un beso antes de verla entrar.
—Si te arrepientes de ir, sólo dímelo —ella asiente y la beso—. Paso por ti en dos horas, te quiero.
Ella se mete a la casa con esa sonrisa hermosa, yo me paso las manos por el cabello y llamo a mi padre, porque no me puedo creer que vaya a llevarla a conocer a mis padres, para mí eso lo vuelve demasiado serio.
“Me sorprende que traigas a alguien a casa, porque nunca lo hiciste. Y sabes que te apoyaré, trataré de hacer lo posible para que tu madre no la moleste.
—Gracias, padre… y por cierto, te mandaré un video para que sepas cómo saludarla, porque mi chica es muda. Aunque oye perfectamente, hablarle con señas es una muestra de respeto.
“Si eso no distrae a tu madre lo suficiente, no sé qué más podría hacerlo. Nos vemos.
Tras estar listo, salgo a casa de Lily para buscarla, cuando llamo a la puerta, no me espero encontrarme con la visión de una mujer preciosa, que a pesar de todo demuestra confianza en sí misma, aunque no deja de lado ese aire de inocencia y timidez que me fascina.
—¿Lista? —ella asiente y la beso cuando me acerco a ella. La llevo al auto y partimos a casa de mis padres, en donde es lógico que el recibimiento no es el más lindo, porque simplemente no se lo esperaban.
—Jake, veo que decidiste venir de todas maneras… —dice posando los ojos en mi Lily y la ve como si fuera un bicho raro—. Y acompañado.
—Madre, te presento a Lily Smith, mi novia —Lily me mira con la boca abierta y me pregunto por qué, y como respondiendo a mi duda, me hace las señas para reclamarle de que nunca le he pedido que sea mi novia—. Lo siento, volvemos en un minuto…
La llevo a la oficina de mi padre, me encierro con ella y pongo una rodilla frente a ella, abre mucho sus ojitos, pero le digo torpemente…
—Lily, me gustas, te quiero… ¡Te amo, por Dios! Quiero estar contigo todos los días, a cada minuto… ¿quieres ser mi novia? —ella asiente emocionada y me abraza, yo me pongo de pie y la hago girar.
Al salir de allí, mi madre nos mira con molestia, pero Lily le extiende la mano para saludarla y lo que me temo podía pasar, sucede justo en ese momento. Mi madre la deja con la mano estirada, en un claro rechazo a mi chica, algo que yo no estoy dispuesto a permitir.
—Si no te vas a tomar la molestia de saludar a mi novia, no tenemos nada que hacer aquí —tiro de Lily para salir de allí, pero la voz de mi padre me detiene.
—¡Hijo, pero que linda muchacha! —abre los brazos y saluda a Lily como si la conociera de toda la vida y luego cuando se aparta la saluda con las señas que le enseñé, dejándola sorprendida—. Bienvenida a casa, linda, espero que disfrutes de la noche. Hijo…
—Padre, me temo que nos iremos… —pero Lily me hace con sus manos el gesto de que no quiere marcharse—. Sólo porque tú quieres, pero si veo que mi familia se pone pesada contigo, te saco de aquí de inmediato.
Veo a mi madre fruncir el ceño y apretar los labios, pero la verdad es que no me interesa, sólo quiero dejarle claro que mi chica es mi prioridad y ella no va a ponerla incómoda o a menospreciarla por nada.
Lily es guiada por mi padre, pero yo tomo a mi madre del brazo y le advierto.
—Si le dices o le haces cualquier cosa desagradable, da por muerto a tu hijo.
—¡No puedo creer que la estés prefiriendo…! —dice con la mano en el pecho de manera dramática, pero la interrumpo.
—Y no tienes idea de lo que puedo llegar a hacer por ella, así que déjala en paz.
Paso por su lado y me siento junto a ella, mientras mi padre le cuenta algunas cosas sin sentido, pero que a ella le sacan esa hermosa sonrisa. Sí, por esa sonrisa vale que me pelee con el mismo infierno de ser necesario, aunque sea mi madre quien lo administre.
Lily SmithCuando el señor Huxley está contándome una anécdota del golf, llega al comedor una pareja joven, la mujer es muy parecida a Jake, sólo que sus ojos son marrones. El hombre es muy guapo, pero no tanto como Jake, por supuesto y sigo sin poder creer que me pidiera ser su novia.¡Estoy flotando!—¡Hermanito! —dice ella corriendo hacia Jake y abrazándolo con fuerza.—¿Cómo estuvo tu luna de miel?—¡Perfecta! —veo que se fija en mí y su mirada es de curiosidad—. ¿Y ella? ¡Oh, por Dios! ¡¿Tienes novia?! —se acerca a mí, me pongo de pie y a saludo con la mano.—Te presento a mi novia, Lily Smith.—¿De los Smith de Glasgow? —me sonrío por su pregunta, ella quiere saber si soy de alta cuna y no tiene idea de que mis padres me adoptaron a los dos años. Niego con educación y ella insiste—. ¡Oh, entonces los Smith de Oxford!—Lily, ella no es de una familia importante —su hermana se asombra, pero no me mira con desdén como su madre—. Lily, ella es mi hermanita Charlotte y él es su espos
Lily SmithTomo mi ropa, me visto todo lo rápido que puedo y salgo del departamento de Jake, le envío un mensaje para decirle en dónde estaré y luego de eso no me fijo más en mi teléfono. Ahora lo único que deseo es llegar con mi abuelo, saber qué le pasó y rogar para que no sea tan grave, porque si me falta, no sé que pasaría conmigo.Tomo un taxi y quince minutos después estoy preguntando por él, escribiendo desesperada en un papel en blanco, ¡Dios, todos deberían saber lenguaje de señas! Una enfermera me indica a dónde debo ir, corro como si la vida se me fuera en ello y cuando finalmente llego con el doctor, le muestro una nota con letra enorme para que no me ignore y me lleva a una camilla en donde está mi abuelo.—Está consciente —a pesar de eso corro hacia él para abrazarlo y él me regresa ese gesto con ternura—, sólo tiene un esguince en el tobillo, que no le dejará moverse mucho por un par de semanas. No tiene golpes en la cabeza, nada que lo comprometa a nivel vital, en unos
Lily SmithAbro los ojos lentamente dándome cuenta de que estoy en una especie de consulta médica, siento un dolor de cabeza terrible, intento llevar mis manos a ella, pero no puedo. Levanto la mirada y me doy cuenta de que estoy esposa a la camilla, el recuerdo de lo que me ha ocurrido se me viene a la mente y unas fuertes arcadas me atacan, como puedo me giro a un lado para no ahogarme con mi propio vómito.Una persona se acerca rápidamente a mí para ayudarme, coloca un papelero para que expulse de mi cuerpo sólo bilis y aire, es una mujer de rasgos severos que pronto comienza a gritar.—¡Oficial O’Rally! ¡¡Venga ahora mismo a soltar al menos una mano de la señorita!!—¡Es una detenida! —dice el hombre exaltado y mirándome con desprecio—. ¡Se robó un anillo de la madre de su novio sólo porque esta se negó a darle dinero…!—¡¡Me importa un cuerno!! Sabe perfectamente que eso no tiene nada que ver conmigo, yo estoy aquí para cuidar de las personas que llegan mal.—Pero ella se ve bast
Lily SmithLa celda es pequeña para cuatro personas, pero ya que estoy en la cárcel no me puedo quejar. Sólo una de mis compañeras parece tenerme algo de consideración por el embarazo y suele cuidarme, porque en más de una semana que llevo aquí, las otras no tienen la intención de dejarme en paz.Y hoy, en particular, están bastante odiosas.—La princesita Lily se siente muy segura —sisea una cuando me ve pasar por su lado para entrar a recostarme un poco, las náuseas son demasiado fuertes y la escasez de comida y tranquilidad, no ayudan demasiado—. Se cree mucho porque está preñada.—Las niñas lindas como ellas creen que un crío en las entrañas las vuelve frágiles, que todos deben tenerle consideraciones…Dejo de oír lo que dicen, porque no veo para qué prestarles atención. Quisiera tanto responderles, contarles lo que me pasó, pero aquí no hay nadie que me ayude a explicar mi verdad. Me duermo débil, pensando en descansar y dejar atrás un momento mi cruel realidad.Los días siguen p
Jake HuxleyAbro los ojos con dificultad, una luz tenue rodea el lugar y no puedo reconocer donde estoy. Quiero moverme, pero el cuerpo me pesa y soy incapaz de levantar alguna parte de mí. De pronto, unas manos me tocan, enfoco mejor y veo a Will, quien tiene un corte en la ceja y poco a poco todo va llegando a mi mente.La manera en que unos hombres encapuchados nos emboscaron de camino a la construcción de una planta de energía cerca de una comunidad sin electricidad y nos secuestraron, nos llevaron a una isla alejada de las demás y luego llegó un grupo de rescate, pero a mí me golpearon la cabeza mientras escapaba y desde entonces no sé nada más. Will llama a alguien, se acerca a mí y me sonríe con lágrimas en los ojos.—Regresaste, desgraciado… nos hiciste pasar un susto horrible —intento hablar, pero mi garganta está seca y me duele—. Tranquilo, el doctor ya viene… lo que importa es que estás de regreso.Un médico llega para atenderme, se ve amable, pero su cuerpo es como el de
Samara RogersEstoy en una tienda de ropa exclusiva en la ciudad de Swansea, aquí he venido a esconderme de mi familia, la que no deja de molestarme para que me case con un hombre rico, y eso no me molesta, pero si voy a taparme de dinero, al menos que sea uno joven y guapo, no un viejo enfermo, grosero y feo.Encuentro un vestido precioso que me encanta, es negro con detalles dorados y sé que se me verá espectacular en algún casino de Las Vegas, que es donde pretendo escapar para encontrarme el hombre ideal, ese que me dará una vida de lujos, poder y sin tener que sufrir por acostarme con él.Pago en efectivo, para que no me rastreen y salgo feliz con mi compra, miro a todos lados con una sonrisa, el día está hermoso y perfecto para un helado. Camino un par de cuadras a una heladería discreta, pero no llego a ella porque alguien me coloca un paño con un olor extraño y pierdo el conocimiento.La inconsciencia poco a poco me va dejando, intento moverme, pero estoy atada de pies y manos
Jake Huxley¡Dios, siento que voy a volverme loco!¿Cómo es posible que la mujer frente a mí sea idéntica a mi Lily, pero sus besos no?Es que lo poco que la he tocado, lo cerca que he estado de su cuerpo, el beso necesitado que le di y debí terminarlo porque ella no sabe a Lily. No se siente como Lily. Y sin embargo, la veo a ella en su esplendor.La suelto y me aparto de ella de inmediato como si me quemara, aunque le he preguntado quién es, no responde y lo peor de todo es que sé que no me dirá nada si tiene miedo. Cierro el grifo y cojo dos toallas, una para cubrirla a ella y la otra para colocarme en la cintura.Salgo de allí como alma en pena, cojo mi ropa y camino a la cama de la habitación, en donde me siento para pensar mejor las cosas. Will tenía razón, lo mejor es dejarla en paz esta noche, pero ya mañana me dirá todo lo que tengo que saber.La veo salir del baño con ese aire inocente que me molesta más, por lo que me pongo de pie y me largo a mi cuarto, porque de otra mane
Jake HuxleyEl dolor en mi cuerpo me despierta, no me puedo mover y la cabeza me palpita horriblemente, abro los ojos con cierta dificultad, tengo la boca seca y pronto me doy cuenta de que estoy en una terrible posición.Es como si me hubiesen dejado caer en la cama y así me dormí, porque aún cargo la ropa de anoche, además de que recuerdo perfectamente a Will pelear conmigo anoche porque no es manera de tratar a una dama.¡Pero ella no es una dama!Es una víbora cruel, asesina, interesada. Me siento en la cama, miro a todos lados y luego me pongo de pie para meterme a la ducha, necesito quitarme un poco de lo que tengo encima. Al salir la puerta se abre de golpe y veo que es Will, frunzo el ceño porque no ha tocado, pero me extiende su teléfono y me susurra.—¡Contéstale a tu madre, por amor de todos los santos! Mira que yo no puedo con ella —ruedo los ojos, tomo el teléfono y le respondo.—¿Madre? ¿Por qué insistes tanto en hablar conmigo? ¿Acaso se te rompió una uña y no sabes con