Capítulo 5

Tej.

__ Dicen que has ido a citas estos últimos días. - dijo Marina con curiosidad en lo que cargaba a mi sobrina. ¿Ya encontraste a tu alma gemela?

__ No soy tan soñador. - refuté.

__ ¿Entonces a qué vas? - indagó con su otro hijo en brazos.

__ A cenar con...

Dejé a medias mis palabras ante la respuesta que en automático había salido.

__ ¿Con quién? - quiso saber Marina.

No podía ser verdad. No tenía que caerme bien Irene.

Me golpeó con todo lo que pudo y encontró en el camino. No podía pensar que me caía bien.

__ Con nadie. - sentí sus ojos sobre mí todo el tiempo. Como si mi respuesta no la haya creído, pero yo tampoco podía creer que eso hubiera salido de mi boca.

No iba a cenar con ella. Mi principal motivación era tenerla como la persona que lavara mi auto y así poder verla más tiempo del...

¿Que demonios estaba pensando?

Detuve el auto para cuestionar mis propios pensamientos. ¿Que le ocurría a mi consciencia?

__ El estrés te tiene muy mal, Tej. - me dije aflojando mi corbata. - Date un respiro.

Eso era lo que necesitaba.

Debía desconectarme del exterior, concentrarme en mi trabajo y no pensar en quien no era importante para mí.

Salí a correr al siguiente día. Corriendo por el parque con los auriculares puestos. Canciones de Eminem sonando en mis orejas, callando mis pensamientos, en tanto me encargaba de cansar a mi cuerpo.

Tenía casos como las citaciones de Sabatini en las cuales pensar. El divorcio de Roudy y las...

Alguien salió de repente y por más que pude frenar a tiempo, golpeé su hombro logrando que bote su café el cual cayó sobre mí camisa quemando mi estómago.

Alejé la tela de inmediato, me saqué los auriculares y maldije en voz baja.

__ Bueno, esta vez no fui yo. - dijo esa voz que hizo elevara mi mirada.

__ ¿Otra vez tú? - sacudí mi camisa mirando el desastre que tenía. - Irene, al parecer no te cansas de aparecerte en mi vida.

__ Quizá ya me gustó. - ironizó.

__ No te acostumbres. Será poco. - apagué la música. - ¿Que haces aquí? ¿Trotando?

__ No, estoy buscando el lugar para tu cita de esta tarde. - señaló una cafetería. - Con tantas personas alrededor, ella se sentirá cómoda, tú no podrás comportarte como un patán y yo podré ayudarte sin parecer una acosadora.

__ ¿Quien es esta vez? - caminé con ella hasta el lugar.

__ Laura.

__ ¿La pintora? - confirmó con la cabeza. - Tú estarás aquí, yo allá y pasarán un momento muy especial en pareja mientras yo cumpliré con mi trabajo.

__ Me gusta el café sin azúcar. - le hice saber. Podía hacerse todas las ilusiones que quisiera, buscaría la forma de sabotear la cita.

Ellas salían contentas o enamoradas de perritos, pero yo seguía saliendo soltero y con la persona que iba a lavar mi auto por un mes.

Fui a trabajar, teniendo un día normal el cual desocupé a la hora que me enviaron la notificación de que faltaba poco para la cita.

Arreglé mi maletín y conduje hasta el lugar.

__ Es tu mesa. - señaló Irene. - Ya pedí un café con leche para ella y el tuyo están por traerlo.

__ Que acomedida. - adulé observando al bebé en su coche. - ¿Como se llama?

__ Julián. Es mi pequeño Julián. - sonrió en su dirección.

__ Hola Julián. - me puse de cuclillas para verlo de cerca. - ¿Cómo estás? ¿Tu madre te ha contado de mí?

__ Sí, le dije que por primera vez tenía ganas de golpear a mi cliente. - contestó Irene.

__ Pero le has hablado de mí. Es que es difícil que no sea un tema de conversación en la vida de alguien.

__ Eres un arrogante, Tej. - acusó.

__ Y tú una gruñona. - devolví. - Bueno Julián, me voy. Tengo una cita que arruinar.

Irene me acribilló con la mirada. No le hice caso a su amenaza y me senté en la silla que quedaba al frente de la mesa que ella había reservado para vigilarme.

La saludé a lo lejos y volteó la mirada.

__ ¡Hola! ¿tú debes ser... Tej Burton? - me sorprendió la mujer de cabello corto que se posó frente a mí.

__ Soy yo. - me puse de pie para que ella se sentara. - ¿Laura, verdad?

__ Un gusto que...

__ Su café. - dijo la mesera y ella se sorprendió.

__ ¡Lo recordaste! Mi favorito. - vi a Irene sonreír y supe que ella sí estaba enterada de los gustos de la chica.

Seguí conversando con ella, en tanto me di cuenta que me cayó bien. Teníamos gustos similares, pasatiempos iguales y pensaba que la desorganización era lo peor que podía existir.

Fue extraño y a la vez gratificante entablar una conversación sin querer escapar, pero algo le hacía falta. De pronto el café no sabía cómo quería, quería volver a comer espaguetis de calabacín con pesto rojo...lo peor es que no me vi comiendo eso sino haciendo enojar a quien acompañó esa vez.

__ Fue una buena cita, pero creo que no congeniamos. - dijo, captando mi atención.

__ ¿Porqué piensas eso? - abrí la puerta de su auto.

__ Veías a alguien sobre mi hombro. No sé quién sea, pero puede que tú sí. - la oscuridad comenzaba a caer y solo giré a ver con disimulo hacia adentro de nuevo. - Un gusto conocerte, Tej. Que tengas una linda noche.

Entendí lo que quiso decir, pero no era verdad. Irene jamás podría gustarme.

Era molesta. Tenía más accidentes que alguien borracho. Arrugaba la nariz al llevarme la contraria. Me llevaba la contraria en todo, esa era una gran razón.

"Siempre me gusta que me llevara la contraria"

__ Claro que no. - dije para mí.

La vi saliendo del establecimiento y como siempre un taxi era lo que pediría.

__ ¿Te llevo? - ofrecí.

__ Está vez todo salió bien. - celebró. Abrí la puerta de mi vehículo - Al fin me desharé de tí.

__ Ni tanto. En esta ocasión, ella dijo que no seríamos una buena pareja. - le hice saber.

__ ¿Que le hiciste? - sus ojos fueron como cuchillos.

__ Nada. Fui todo lo que se esperaría de una cita. No se dió. ¿Te llevo? - corrí hacia la otra puerta.

__ ¿Porqué? - no dijo si ni no, pero subí el coche del bebé. - ¿Tej, porqué?

Abrí la puerta para ella, con su bebé en brazos completamente dormido.

__ Tej.

__ Digamos que se hizo una idea errónea de lo que estaba haciendo. - no quiso subir, quedándose en espera de la respuesta. - Creyó que estaba mirando a alguien más.

__ ¿A quién? - miré sus labios sin ninguna pizca de labial, se veían suaves y muy apetecibles. Los movió y no escuché lo que dijo, pero lo leí con el movimiento de estos.

__ A tí. - dije y el aire se volvió espeso.

Algo nos rodeó, una neblina que solo me hizo enfocar a quien tenía frente a mí, con una intensa sed. Sintiéndome deseoso de...Irene. De probar a que sabían sus labios.

Quería besarla. Iba a hacerlo sabiendo el desastre que podía ser todo, pero sobre todo, no deseando poner frenos. Aunque debía.

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