Capítulo 8

Irene.

Llegando al lugar miré que la mesa tuviera lo que había pedido. Las copas con detalles que a la chica le gustaban, una vista increíble y velas alrededor para darle más intimidad al momento.

Llegarían pronto así que arreglé mi imagen, no debía verme mal. Dejé a mi hijo en el auto, profundamente dormido me aseguré que el aire natural lo recibiera.

__ Si nos hubiera dicho, estaría aquí alguien que cuide a su hijo mientras usted disfruta de su cita, señorita. - mencionó el mesero ayudándome a quitarme el abrigo.

__ No, no soy yo la de la cita.

__ Disculpe la confusión. - sonrió con amabilidad. - Pero al verla creí que sí.

No quise ponerme a discutir eso con nadie, así que solo le di las indicaciones que debía seguir.

Cuando el auto de el abogado apareció suspiré, solo faltaba la chica, me dije.

Se quitó los lentes con tranquilidad, observó el sitio y le dió un visto bueno, al tiempo que su pulgar se elevó. Eso era bueno, supuse. Si le había gustado al "defíneme tú" a ella iba
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