Capítulo 13

Tej.

Sus labios se sintieron como la fruta del pecado, uno que sabía a gloria. Suaves, delicados y dulces.

Mi mente se nubló, encerrándome en el deseo de seguir bebiendo del recipiente del pecado, deleitando mi deseo con ese movimiento tan lento al saborearlo. Nunca fui de besos delicados o suaves, pero ese tenía un no sé qué, algo atrayente que atrapó mi propia cordura ya que no quería soltarla.

Un beso con una mujer que olía a flores, con una mujer que desafiaba mi razón y perturbaba mi mente, un beso con mi casamentera.

Me detuve de golpe, cayendo en cuenta lo que estaba haciendo. Me empujó con sus manos y los ojos bien abiertos como si ella tampoco hubiera estado consciente de lo que estábamos provocando.

__ ¡Tú me besaste! - acusó, acomodé mis pantalones al sentirse demasiado apretados de la entrepierna. - ¡No debías besarme!

__ Siempre hago no que debo, pero se me fue de las manos. - recalqué y se enfadó más. - Es de esos casos complicados, donde vas con una misión a la corte
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