IreneMirada fría, mordaz y templaria. Eso era lo que definía a Rubén en el momento en que se acercó a mí. El hombre de hielo era de quien huia, a quien con solo ver tenía la determinación de huirle. Quería correr sin embargo mis piernas no me lo permitieron, convirtiéndose en plomo, plantándose frente a aquel hombre que me daba terror hablar con alguien más. Por mucho tiempo justifiqué con que era el estrés de su trabajo lo que lo hacía ser violento conmigo, estando embarazada lo ratificó diciéndolo en voz alta cada vez que su palma se estrellaba en mi cara.__ Te lo pido, por favor. - terminé suplicándole. - Vete. No merezco que me sigas así. Ya no, Rubén. __ Yo decido cuando esto se va a detener. - refirió con sus dedos cerrados en mi mandíbula. __ Yo decidí cuando se iba a detener. - le hice frente, no podia dejar que el miedo por él se adueñara de mi cuerpo. Eso era lo que disfrutaba y me negué a darle mas gusto en ver como destruía mis sueños a base de sus abusos.Lo mejor er
Irene.Llegando al lugar miré que la mesa tuviera lo que había pedido. Las copas con detalles que a la chica le gustaban, una vista increíble y velas alrededor para darle más intimidad al momento.Llegarían pronto así que arreglé mi imagen, no debía verme mal. Dejé a mi hijo en el auto, profundamente dormido me aseguré que el aire natural lo recibiera. __ Si nos hubiera dicho, estaría aquí alguien que cuide a su hijo mientras usted disfruta de su cita, señorita. - mencionó el mesero ayudándome a quitarme el abrigo. __ No, no soy yo la de la cita. __ Disculpe la confusión. - sonrió con amabilidad. - Pero al verla creí que sí.No quise ponerme a discutir eso con nadie, así que solo le di las indicaciones que debía seguir. Cuando el auto de el abogado apareció suspiré, solo faltaba la chica, me dije. Se quitó los lentes con tranquilidad, observó el sitio y le dió un visto bueno, al tiempo que su pulgar se elevó. Eso era bueno, supuse. Si le había gustado al "defíneme tú" a ella iba
Tej.__ ¿Donde quedó el "yo no dejo que nadie me caiga encima"? - consultó Aiden. - Si mal no recuerdo hasta hace unos días decías que eso jamás pasaría. __ No olvides el "no me pareció bonita, ni la quiero cerca de nuevo" - le siguió George. __ Sigue en pie. No la quiero cerca. - manifesté con simpleza. __ Tus citas saboteadas no dicen lo mismo. - se burló el arquitecto. - Siempre terminas cenando con ella. Sales y la encuentras. Si la ves a la salida de aquí es algo que no debería extrañarte. Parecen imanes. Es hora de hacer apuestas.__ ¿Cuánto tardará en caer en mi cama? ¡Que maduros! - irónico solté. __ Eso no. Me refiero a apostar sobre cuánto tardarás en cambiar tu respuesta cuando te preguntan ¿que está pasando con la casamentera? - se burló con una risa que quería borrar. __ Le pongo tres meses Miré de mala forma a Aiden. __ Se supone que son mis amigos.__ Es exactamente lo que estamos haciendo. - se defendió George. - Porque no sé tú, pero esos encuentros hasta parec
Irene__ Más flores para la mujer más difícil de complacer en la vida. - dijo Rosy llegando con un florero, solo que esta vez no eran petunias, sino margaritas. - Cambió de estrategia. Eso le da un punto.__ Puede enviar de oro y seguirán el mismo camino que las demás. - manifesté tomando las flores para llevarlas al basurero donde las lancé. - No quiero que vuelvas a recibir un solo ramo. Que las dejen en la calle, las revenda o quédate con ella, pero no las quiero de nuevo en mi escritorio. - gruñí con enojo. - O mejor vierte gasolina en ellas y lanza un cerillo.__ Hey, hey. Bájale un poco a tu tren, chica. - exclamó con las manos al frente. - Estás más irritada hoy. ¿Quien te hizo enojar? Creí haber escuchado que la cita salió tal y como querías, no entiendo tu enojo. Solté una bocanada de aire. Volví a llenar mis pulmones y solté el plumón que tenía entre las manos. En verdad estaba molesta, aunque ni yo entendía porqué. Solo sentí esos retorcijones en el estómago que quemaron
Irene__ ¿Lo disfrutas, no es así? - hablé más de cerca. Tej se sorprendió al ver mi actitud, siendo quien se acercó más a él. - Te gusta ver nervios en tus objetivos, ser quien los causa. - rocé sus labios. - Te gusta descontrolar, causar desbalances y verlos de cerca.Sonrió con descaro. __ ¿No es el caso? - negué. __ No me causas ni cosquillas, Tej Burton. - descarté su idea de ser el perfecto conquistador al que no se le iba ninguna. Si el podía mover su piezas, yo sabía como abrirme paso en el tablero. Siendo más lista si lo quería, siendo la pesadilla que él quería evitar. __ Eso no es lo que dice tu cuerpo.__ ¿En serio te agarras de una simple reacción fisiológica para asegurar algo? ¡Que buen casanova! Te aplaudiría, pero no quiero. - su rostro se descompuso. Vi sus labios, tan apetecibles y a la vez queriéndolos lejos, tanto como se pudiera. - Nos vemos en tu cita. De seguro ya la tienes ¿no? ¿La chica del restaurante tal vez? __ Podría ser. Pasé una velada muy tranquil
Theo__ Te lo juro, no soportaré más está ciudad. - entró alma a mi oficina, mientras George solo bufó y Aiden prefirió indicar que se iría. - Mi hermana lanzó el bolso contra la mesa. - No contenta con que su hijo me llenara de baba, viene y me daña un zapato de la temporada de...__ ¿A quién te refieres? - masajeé mi sien. __ A la mujer esa. La del niño llorón, la que tenía...__ De seguro no lo hizo a propósito. - alegué tratando de no seguir su pataleta. - Los accidentes ocurren.__ No cuando de ella se trata. Es una...__ Debo irme. - señaló George. - Tengo cosas más interesantes que hacer. __ Nos vemos esta noche. - quise asegurar. __ En otro contexto y con gente mal pensada, eso me jodería, Tej. Cuidado ¿eh? - interrumpió a mi hermana en su alegato, la cual solo mantuvo la calma porque sabía que ya se iba.__ ¿Preocupado porque pongan en duda tus preferencias? - presioné.__ Preocupado porque me vinculen en una relación contigo. - aclaró e hice mala cara.Si eso era un amigo
Tej.Sus labios se sintieron como la fruta del pecado, uno que sabía a gloria. Suaves, delicados y dulces.Mi mente se nubló, encerrándome en el deseo de seguir bebiendo del recipiente del pecado, deleitando mi deseo con ese movimiento tan lento al saborearlo. Nunca fui de besos delicados o suaves, pero ese tenía un no sé qué, algo atrayente que atrapó mi propia cordura ya que no quería soltarla.Un beso con una mujer que olía a flores, con una mujer que desafiaba mi razón y perturbaba mi mente, un beso con mi casamentera.Me detuve de golpe, cayendo en cuenta lo que estaba haciendo. Me empujó con sus manos y los ojos bien abiertos como si ella tampoco hubiera estado consciente de lo que estábamos provocando. __ ¡Tú me besaste! - acusó, acomodé mis pantalones al sentirse demasiado apretados de la entrepierna. - ¡No debías besarme! __ Siempre hago no que debo, pero se me fue de las manos. - recalqué y se enfadó más. - Es de esos casos complicados, donde vas con una misión a la corte
Tej__ Esto no es de tu incumbencia, abogado. - recalcó Rubén al ver que puse a Irene detrás de mí. - No te compete. Solo es una conversación entre mi esposa y yo. __ No sabía que las conversaciones eran con golpes. - ironicé. - Hasta donde entiendo, la gente normal hace un intercambio de palabras, no de puños. __ La forma en que hablo con ella no es de tu interés. No es tu cliente, ni tu nada para que interfieras. - soltó con enfado.__ Tómalo como un acto sin sentido si quieres, pero un dedo encima no le vuelves a poner. - expresé el enojo que poco a poco iba mermando. __ No te metas en esto, abogado. No tienes nada que hacer aquí, ni queremos tu presencia en nuestros dilemas maritales.__ ¿Irene, te quieres quedar con él o irte conmigo? - ni yo entendí porqué lo había dicho, pero se sintió bien. Más que eso, pareció espeluznante la forma en que ella me miró y en lugar de tratarme como un loco solo tomó mi brazo.__ Iré por mí hijo. - avisó indicando que quería que la espere en e