Capítulo 3

Tej.

La cabeza estaba por estallar debido al dolor, me había pasado de copas con mis amigos. No recuerdo ni como llegué a mi apartamento, pero reconocí mi cuarto.

Masajes en mi sien no funcionaron para apaciguar el agudo dolor. Bebí el agua suficiente para dejar de sentir que la garganta la tenía agrietada. Me di un baño y tomé las llaves de mi segundo auto para ir a la oficina.

Rogando porque esta vez no lo tuviera que mandar a un taller por culpa de alguien imprudente. Conduje hasta el sitio donde mi asistente acordó la cita con mi cliente. Estando en el sitio cuando llegué, creí que mi reloj fallaba, pero lo justificó con que sabía que era conocido por siempre estar a la hora y no dejarme esperando. Otro motivo para aceptar representarlo.

Me expuso su caso, tardando toda la comida para entenderlo aunque me quedaron dudas que no pudo responder por su falta de tiempo. Luego de eso me trasladé a la oficina para comenzar a revisar correctamente lo que me había dado.

Mi asistente tenía todo organizado para la tarde así que no me preocupé más que por regresar al apartamento a poder dormir y que la jaqueca se fuera.

Tenía suficiente de ella. Antes de cerrar los ojos para poder dormir mi celular vibró, no le presté atención ya que no estaba en horario de trabajo y debía reponerme del cansancio, contrario a lo que creí, vibró una segunda, tercera, cuarta y quinta vez.

No se detuvo, hastiado lo tomé para revisar la bandeja de entrada y saber si hubo un muerto o algo similar para la insistencia de quién enviaba los mensajes, no era más que el contacto de la compañía busca citas. Lo había olvidado, la selección de posibles citas no la tenía, tampoco me preocupé por hacerlas, ya que en verdad al principio solo fue una prueba cuando en realidad en mi teléfono tenía opciones. Muchas de ellas acudirían a mí con solo llamarlas.

Aún así contesté el mensaje diciendo que no necesitaba de sus servicios. La experiencia no fue grata por ello declinaba su ayuda.

Una llamada llegó a mi celular. El mismo número, al parecer debía decirlo de boca a boca.

__ Disculpe señor Burton, creo que no comprendo lo que quiso decir. - la oí maldecir por lo bajo. - Dígame ¿cuál fue el problema para que no quiera nuestros servicios?

__ No estoy interesado. - declaré para que me dejara dormir. - Es la única razón.

__ ¿Hubo algún problema? - consultó. - Podemos mejorar el servicio si presentó alguna dificultad para usted.

__ Ya sabe cual es la razón por la que no me interesa. - gruñí recordando los cortes que tenía a causa suya. El golpe que le dio a mi auto saldrá muy caro.

__ Quedamos en no mezclar el trabajo con...

__ Lo siento, pero no puedo pensar mientras mi vehículo está en el taller siendo reparado. - lo exageré un poco, pero esa mujer me cayó muy mal desde el inicio. No podría soportarla un solo día cerca.

__ Ya dije que pagaré por ello. No sea tan...lo lamento. Puede reconsiderar la idea.

__ No. - corté la llamada de nuevo. No eran horas para discutir con tremenda loca.

Una llamada más entró, pero bloqueé el número, y apagué el teléfono para no volver a escuchar esa voz tan molesta.

Desperté con toda la paz que el universo me pudo brindar, por ello conduje con música de fondo al despacho donde el en elevador encontré a Aiden, quien saludó con un movimiento de cabeza.

__ Te ves más relajado hoy. - comentó con desconfianza. - ¿Ocurrió algo bueno al fin? hace dos noches te quejaste de todo con George y conmigo, ahora hasta sonríes.

__ Será porque corte esa parte molesta de mi vida. No sería para siempre. - las puertas se cerraron en lo que recalqué mi paz en mi actuar.

Encargué a Lety, mi asistente llamar al cliente del caso del día anterior quedando de desocupar una hora en los próximos minutos para estar a tiempo en la cafetería de enfrente del bufete.

Me limité a seguir con el trabajo hasta que Lety me indicó que había llamado diciendo que en diez minutos estaría llegando, por ello pasé frente al cubículo de Isabella para entregar el caso que podía interesar a Aiden, saliendo minutos después.

Bajé del elevador en completa tranquilidad, hacía un sol reluciente, un buen clima para mi gusto. Por ello solo silencié el teléfono para no ser molestado durante la reunión. Crucé la calle, pasando a lado de un auto, miré la entrada de la cafetería a tiempo que la puerta del vehículo golpeó mi espalda al tirarla con fuerza.

__ ¿Que carajos...No de nuevo. - pellizqué mi entrecejo intentando no perder mi calma, pero la mujer que tenía frente a mí no me daba eso en absoluto.

__ Lo siento, no fue...

__ No fue su intención. Ya lo sé. Lo que quiero saber es... No, no quiero saberlo. - me giré para darle la espalda.

__ Señor Burton, espere. - me siguió mirando hacia atrás. - Espere un segundo, no quiero dejar a mi hijo ahí.

__ No tengo que esperar nada. - seguí mi camino, entré a la cafetería y me senté en una mesa pidiendo una taza de café negro, sin azúcar, que quizá lo empeoraría todo, pero a este punto necesitaba un analgésico más que todo, esa mujer causaba dolores de cabeza todo el tiempo.

No la quería cerca por nada del mundo.

Miré mi reloj, faltaban tres minutos aún, si no llegaba en ese tiempo me iría. Flexible nunca era, odiaba la impuntualidad en todo aspecto de mi vida.

Tomé un sorbo de café cuando me lo trajeron, observé la puerta viendo a mi cliente entrando. Salvado por la campana, me dije.

__ Verá, mi esposa quiere darme el divorcio, más no cederme la custodia de mi hijo. - comunicó lo que no entendía en realidad. - Por ello quiero demandarla para que un juez la obligue a hacerlo.

__ Maltrata al infante. - deduje. Negó.

__ No creo. - simuló pensar. - Aunque se puede usar en una audiencia si no me equivoco.

__ Las cosas no funcionan así. - decliné su propuesta. - Si no me dará algo verídico, no lo usaré como base para poner la demanda.

__ Podría doblar el pago de...

__ Señor Burton, no quiero interrumpir, pero quiero hablar de nuestro asunto. - dijo esa voz que hizo que apretara el puente de mi nariz.

__ ¿Otra vez usted? - mascullé con desagrado. - ¿Acaso no ve que estoy ocupado?

__ Sí, lo entiendo. Pero usted hizo un...

__ ¿Irene? - observe al sujeto frente a mí en cuanto realizó la pregunta. - ¿Que haces aquí?

__ Rubén. - pasó saliva y su semblante cambió. Ya no existía la seguridad de antes en la mujer que cargaba al bebé quien jugando con sus manos se entretuvo.

Se veía asustada. Mas que eso, el terror cubrió su rostro pálido.

__ ¿Cuando volvi...

__ ¿Se conocen? - interrogué solo para confirmar.

__ Es mi esposa. - manifestó con la mandíbula endurecida.

__ Ex esposa. - corrigió ella.

__ Te recuerdo que aún los papeles no se han firmado.

__ Pero lo harán pronto. - contestó, retrocediendo cuando este se incorporó. - No te acerques.

__ Solo quiero ver a mi hijo.

__ No. - puso la mano al frente. - No quiero que te acerques a él tampoco.

__ Es mi hijo.

__ No pensaste en eso cuando...

__ Son asuntos aue podemos tratar en la casa, no en público. - reiteró él.

__ Esto no me compete. No voy a tomar el caso. - descarté de tajo.

__ Firmamos un acuerdo.

__ En el cual se especifica claramente que antes de la audiencia puede revocarse. Considérese notificado de la anulación. Con permiso.

__ ¿Cuál es la razón por la que no quiere tomar el caso? - cuestionó Rubén Alcázar. - Debe haber una para ese cambio tan repentino. - nos miró a ambos con sospecha. - ¿Tiene que ver con ella? ¿Que hiciste ahora?

Me fijé en la gestualidad de Irene, quien se vió realmente nerviosa. Dió dos pasos atrás estando a la defensiva.

__ No hizo nada. - capté su interés. - Solo recordé que ya tengo uno que absorberá mi tiempo y no podré darle la atención adecuada a su caso, señor Alcázar.

Pasé enmedio de ambos.

__ No trabajo jamás en algo que no podré cubrir a cabalidad. - me despedí cruzando la puerta que abrí indicando a Irene que saliera primero.

__ Necesito hablar con mi esposa. - recalcó Alcázar con la mirada fija en ella.

__ Si no escuché mal, sería ex esposa. Ella vino porque tenemos asuntos que tratar y tengo prisa. Así que si quiere que resolvamos todo antes que mi tiempo se termine, sígame.

Alcázar me vió con clara molestia, me estaba metiendo en cosas que no me competían, pero un impulso actuó por mí.

Ignoré su reacción, dejando notar mi falta de interés en como le caía mi intromisión.

Seguí a Irene a su paso, sintiendo los ojos del padre de su hijo siempre sobre mí. Separándome de ella, cuando llegamos a su auto.

__ Señor Burton, siguiendo con el tema de...

__ No quiero hablar de eso. - decliné de inmediato. - No me interesa en lo mas mínimo retomar esa situación. Si le dije eso fue porque detesto la violencia y el temor que crean en sus víctimas.

__ Yo no...

__ Deje de mostrarle temor y haga la denuncia. - aconsejé. - Entre mas miedo le muestre a su ex pareja, mas poder tendrá sobre usted.

__ Es el padre de mi hijo. - tantas veces había escuchado esa excusa antes que no me sorprendió saber que era la suya.

__ El cual no está planeando quedarse sin su hijo.- le hice saber, perdiendo la ética que mantuve por años. - Si no toma cartas en el asunto, perderá mucho más que solo su seguridad económica.

Me di la vuelta para cruzar la calle.

__ Por eso, pido una nueva oportunidad para que su llegada a nuestra compañía se de su agrado. - aprovechó, evadiendo el tema. Sucedía siempre en estos casos. Nosotros le decíamos metodo de autodefensa. No aceptarlo. - Prometo que no se va a arrepentir.

Negué solamente.

__ Hagamos un trato. - propuso.

__ ¿Que trato? - me interesé.

__ Si no le consigo pareja o alguien que se ajuste a sus gustos en dos semanas, lavaré y limpiaré su coche cuando lo traigan del taller, cada día por un mes a cambio de una reseña muy favorable. - ofreció.

__ ¿Porqué haría tal cosa? - me extrañé.

__ ¿Que dirá cuando le pregunten por nuestra compañía?

__ Siempre soy sincero. No comentaré lo que pasó, pero tampoco diré que es tan bueno como dicen. - fui directo.

__ Si le consigo pareja en el tiempo estipulado, cuando su relación se oficialice usted dirá a los medios que se conocieron por medio de nosotros, eso nos servirá como publicidad y ganaremos los clientes que hemos perdido y muchos más.- explicó y entendí a qué quería llegar.

__ ¿Porqué es tan importante? No soy el unico cliente que puede hacer eso. - refuté.

__ Pero si el que cuenta con suficiente influencia en muchos de sus seguidores y conocidos. - declaró. Pasó a su hijo de un brazo al otro y extendió du mano libre. - ¿Trato?

Miré su mano con dudas. No era gran ganancia la que obtendría, pero si por tantos incidentes con ella de los cuales aun no me curaba, la vería pagando por ellas, valía la pena. Además, me ahorraría pagar por ello.

__ Trato.- tomé su mano, cosquilleó con solo su toque, se lo atribuí a la emoción por saber que le pondria trabas y hacerle pagar por sus atropellos.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo