Me daba miedo dormir. Mis sueños solo eran sobre tragedias, no soñaba con unicornios, una vida feliz. No. Soñaba con muertes, luz, oscuridad. Me desperté a las 3 am del viernes, vi una sombra en mi armario, aclaré mi vista y ya no estaba. Cuando de pronto el timbre de mensaje en mi celular suena.-Hola. ¿Eres Hestia? -La voz se escuchaba grave y agitada, es como si estuviese sufriendo.-Hola, emmm... ¿Depende quién pregunte? -dije sentándome en la cama para despertarme bien.-Creo que estás en problemas, ¿me invitas a pasar? Estoy en tu puerta. -dijo jadeando y como lanzando el último aliento.-Mm, ¿qué?En ese momento, el timbre de la puerta suena. Me asomo desde mi habitación, me pongo mis zapatos, me asomo a ver la habitación de Nana Gloria, pero sigue dormida, bajo las escaleras y abro la puerta. Lo interesante es que no hay nadie.Cuando puedo escucharlo telepáticamente decir... "¿Puedo entrar?" Me quedé en el aire, salí de la casa al porche y allí pude ver una cosa extraña con a
Corrí a casa, apenas vi aquel mensaje que mi abuela, cuando estuve en la casa. Entré sin tocar la puerta, vi la escena, mi abuela y un puñado de telas manchadas de sangre roja, y ella con las manos en la herida de Asher. -Nana, ¿qué ha sucedido? -dije corriendo y poniéndome de rodillas a su lado. -Fui al mercado y cuando regresé él estaba perdiendo sangre, se le abrió la herida. Lo mejor será llevarlo al hospital... Mantén eso allí, iré por algo. -dijo levantándose y subiendo a su habitación. -Asher ¿qué ha sucedido? -dije mientras con una mano acariciaba su rostro. -Quisiera poder hacer más que solo sostener esta gaza en tu herida... Mirabas su rostro, el cual tenía los ojos cerrados y fiebre alta. Nana regresa con su bolso y con el celular en la mano para llamar a emergencias. Me levanto tomando el celular y decirle -A ver Nana, yo lo hago. Tú trata de que esa hemorragia no siga. -dije mientras marcaba a emergencias lo más rápido. Me coloqué el teléfono en la oreja, pero mi abue
Luego del suceso en casa de Jenna, había estado experimentando cosas extrañas en mí. En especial el elevarme en cama mientras duermo. Me encontraba un lunes por la tarde en la biblioteca del colegio, con la esperanza de grabar algo para el examen de mañana. Jenna y Dan estaban sentados al frente mío. Levanto la mirada para darme cuenta de que ambos me veían. -Ahora, ¿qué? -dije levantando mis hombros sin intenciones de hacerlo. Jenna suspira y baja la mirada a su libro, Dan hace lo mismo. ¿Qué se supone que sucede? -¿Jenna? ¿Cómo está Ámbar? -dije por fin. -Creí que no lo preguntarías, ¿sabes qué? Ella está bien, pero ¿tú? Desapareciste luego de esa noche. ¿Sabes algo sobre lo que sucedió no es así? -dice ella atacando directamente a mí. –Jen, no te enojes con Hestia, no tiene la culpa. -Dan intentó calmarla, pero Jenna se levantó llena de furia. – No me importa si tuvo culpa o no. Ella sabe algo y me molesta que no nos lo diga. Somos amigos, ¿no? –ella estaba casi encima de la mes
Abrí mis ojos, miré a mi alrededor para darme cuenta que no estaba en mi casa. Me levanto de golpe para observar todo, me di cuenta que veía el amanecer desde una ventana. Tomo el valor para detenerme junto a la ventana y sentir el aire frío entrar por aquella ventana. Miré el cielo y pude notar que caían pequeños copos de nieve.–Las mañanas aquí siempre son hermosas. –dijo una voz a mis espaldas, volteé para ver a un hombre alto, agarrado, de piel morena, cabello blanco como la nieve y una sonrisa de esas que te brindan paz. En sus manos tenía 2 tazas humeantes. –Te traje algo caliente para que te sientas a gusto. Creí que necesitarías algo de calor… –verlo me recordaba a aquella película de Narnia cuando la Reina Blanca le dio comida a Edmond para que se sintiera a gusto con ella. Me imaginé esa escena donde yo decía “Parece buena, pero es la mala tonto”. –¿Me aseguras que no intentas comprarme con lo que me des? –dije retrocediendo hasta tocar la pared que me detuvo. –Mira, entie
Luego de haber tenido horas de viaje de regreso a mi casa y pelear con Taylor para que me dejara ir por mi bien y la salud de mi abuela, había llegado a mi hogar. Me tiré en mi cama y suspiré, tenía 18, hoy. Se suponía que hoy cosas raras me pasarían, pero me sentía tranquila y normal, no me sentía con ganas de matar a nadie. Mi día transcurrió de lo más normal.Decidí comprar un cupcake para cantar cumpleaños cuando mi abuela llamase. Me pongo un jeans, una blusa top, me amarro el cabello en una cola de caballo y me coloco mis tenis favoritos. Camino a la puerta y regreso por mis llaves que las había dejado en mi mesa de noche. Al subir, escucho estruendo en mi habitación, Corro ante el sonido y al abrir mi puerta, veo algo espeluznante, era una versión humana de las bestias de negro.–¿Quién eres? –pregunté ante la cosa extraña en mi habitación. Podía oír sus pensamientos y sentir lo que estaba pasando, aquella cosa era una sombra, de él salió como humo, pero era parte de él. Él vol
–Prométeme que estaremos aquí mañana, prometiéndonos una vida juntos. –Puedo venir después de la ceremonia de mi hermana. –Hestia, prométeme que sí estaremos juntos sin importar nada.–Lo prometo Asher, estaremos juntos. Desperté de un salto, la luz del sol apenas y tocaba las hojas de aquella pradera. Miré a mi lado estaba Asher, dormía como un ángel. Quité sus cabellos de su cara, me di cuenta de que ya podía moverme, mi parálisis quizás había sido por miedo. Lo miré y recordé el sueño, quizás era una visión más hacia esto. –Nunca debí hacerte esa promesa. Ahora aquí estamos, sin saber quién eres y quizás esperas a una Hestia diferente. –dije mirando el cielo y suspirando.–No espero a la misma Hestia, pero si eres aquella guerrera y confiada de sí, quizás sigas siendo mi Hestia. –él se estaba sentando y luego se levantó. –No quiero que seas aquella niña que me prometió estar para siempre. Al final, quizás ya no se pueda. Soy un demonio ahora. –él se veía decepcionado en lo que
Al despertar al día siguiente de haber llegado, sentía algo raro en aquel lugar, lo conocía de siempre, pero algo no me cuadraba. Estaba pensando en mi vida en la tierra... Mis amigos, mi abuela... -Carajos, mi abuela... Ahora sí me matará. -dije levantándome de la cama majestuosa en la que había dormido. Corrí hasta salir al pasillo, donde vi a muchos vestidos de blanco caminando para una dirección. Los seguí para darme cuenta de que entraban a un templo. Diremos que es algo de misa. No los seguí y me limité a buscar a Asher, con él vine y con él me iré. Pase por la habitación en la que supuestamente debería estar, pero me lleve la trágica noticia de que no estaba allí. Corrí por todo aquel lugar hasta llegar afuera, al lado de una catarata que estaba en el límite del lugar. Me emocioné al ver tanta perfección, me limité a seguir cuando escuché voces en una cueva cerca de allí. -Sabes que no eres bienvenido demonio. -pude ver a un tipo alto, vestido de blanco, piel trigueña, cabell
-No puedes irte así Levis... -mi madre no aceptaba que su primer hijo fuese un ángel de la guarda cuando ella era un celestial. -Madre, tienes a Artemisa y Hestia será una gran celestial, y lo sabes porque lo sientes. -dije tirando mis cosas dentro de la maleta. -Prometo visitarte pronto madre. Mi madre se dignó a no pelear más conmigo y tomó mi rostro y beso mi frente. Mi trabajo había sido aceptado por ella, sería el ángel guardián de los humanos, volvería en unos años y estaríamos juntos de nuevo. Me fui, recuerdo tener a Artemisa sostenida en una de mis piernas para no irme. La tomé y la subí a mi regazo. Artemisa con tan solo 8 años, casi la misma edad que yo tenía cuando ella nació, yo tenía 10. La acaricié y le di un beso en la frente. -Prométeme que te mantendrás a salvo y ayudarás a tu hermana siempre. -No sé si cumpliría aquella promesa, pero estaba seguro de que volvería para cuidarlas. ------- Me despedí de todos en Amalfinas, y emprendí mi viaje a la nueva persona a l