Me daba miedo dormir. Mis sueños solo eran sobre tragedias, no soñaba con unicornios, una vida feliz. No. Soñaba con muertes, luz, oscuridad. Me desperté a las 3 am del viernes, vi una sombra en mi armario, aclaré mi vista y ya no estaba. Cuando de pronto el timbre de mensaje en mi celular suena.
-Hola. ¿Eres Hestia? -La voz se escuchaba grave y agitada, es como si estuviese sufriendo.
-Hola, emmm... ¿Depende quién pregunte? -dije sentándome en la cama para despertarme bien.
-Creo que estás en problemas, ¿me invitas a pasar? Estoy en tu puerta. -dijo jadeando y como lanzando el último aliento.
-Mm, ¿qué?
En ese momento, el timbre de la puerta suena. Me asomo desde mi habitación, me pongo mis zapatos, me asomo a ver la habitación de Nana Gloria, pero sigue dormida, bajo las escaleras y abro la puerta. Lo interesante es que no hay nadie.
Cuando puedo escucharlo telepáticamente decir... "¿Puedo entrar?" Me quedé en el aire, salí de la casa al porche y allí pude ver una cosa extraña con aspecto de un perro lobo corriendo hacia mí, a toda velocidad, sin detenerse. Puse mis manos en mi rostro esperando el contacto, pero al notar que nunca impactó, abrí mis ojos y lo vi, vi a ese chico. El chico que hace meses atrás había visto en las afueras de un museo cuando vivía con mi nana lejos de aquí... ¿Cómo me había encontrado? Si es que me buscaba a mí. Cuando un aire frío llenaba el ambiente y sentí a alguien a solamente unos pasos de mí.
-Lo preguntaré una última vez... ¿Puedo pasar? -dijo él con su rostro a tan solamente a centímetros de mí. Su aroma era embriagante, él no sonreía, tenía buen físico y era alto, su mirada transmitía miedo y sus sentimientos eran tan fríos y oscuros. Sus pensamientos solamente eran muerte y fuego. No podía ver más, no podía creer que estoy a punto de dejarlo entrar.
-Me salvaste... Pero... ¿Por qué? -dije invitándolo a pasar con mi mano.
-No, no te salvé -dijo acorralándome a la pared, tocando mi quijada y levantándome a su altura.
-Yo... Yo... No...
-¿Nerviosa? Jummm no tienes por qué. Estoy aquí. Únicamente no dejes pasar a nadie más que no sea yo en tu casa.
-Pero, ¿quién eres?
-Me llamo Asher Kalumpus. Y necesito ayuda -dijo mientras quitaba su mano de su abdomen
-Yo... Pienso que necesitas ayuda. -dije quitándolo de encima, lo empujo algo fuerte para hacerlo a un lado y viaja solo hasta el sofá de la sala.
Pero siento como me toma del brazo, estaba lejos del sofá y me pega a él, sus labios están a centímetros de los míos. Lo que hace que este hombre sea deseable ante mis ojos. Podría deducir que está aquí cerca de mí por sus delirios, por la pérdida de sangre.
-¿Podrás ayudarme? -dijo cayéndose y lo alcanzo a levantar tratando de llevarlo al sofá de la sala.
Cuando lo acuesto en el sofá corro al botiquín esperando a tener todo lo necesario para sanar esa herida. Mi nana, era enfermera y me había enseñado lo esencial. Era una herida bastante abierta, podría decir que era de un cuchillo o algo afilado. Bajé rápido, para notar a Nana Gloria cerca del chico y con los brazos cruzados mirándome con su mirada juzgadora, me detengo en seco con mi expresión de susto y nervios.
-Nana Gloria, yo... -dije nerviosa y acercándome.
-No digas nada, ayúdalo. Primero necesitamos detener la hemorragia, ya habrá tiempo para regañarte. -dijo mientras tomaba la aguja del botiquín, alcohol, algo de anestesia, y comienza a coser luego de limpiar bien la herida.
-Niña mía, deberías dejar de meterte en líos. Eres buena buscándolos. -dijo tocando mi rostro como con lástima.
-Nana, no creo que yo sea la que los busque, ve, estoy en mi casa; dormía hasta que él llegó... Así que el peligro llega a mí. -dije tratando de defenderme alzando mis manos a la altura de los hombros.
-Bueno, déjalo descansar. Mañana veremos qué hacemos.
Nana se retiró de la sala, lavó todo, hasta la ropa del chico, Asher dijo que se llamaba. Nana me miraba a lo lejos como estaba allí, arrodillada a su lado, sobando su cabello. Él estaba todo golpeado y su respiración era rápida. Sentía que conocía a este chico, sentía que era algo más que el extraño del museo... Si me había encontrado era por algo.
-Deberías irte a dormir, quedarte conmigo, solo hará que tengas sueño luego. -dijo él con poco aliento.
-Yo me quedaré aquí, nada más un rato y me iré a mi cama. -dije lanzándole una sonrisa casi forzada y mirando de vuelta la televisión.
-No lo hagas, suficiente con que me hayas dejado entrar a tu casa. -dijo tomando mi mano y llevándola a sus labios para besarla. Me quedé viendo y luego me giré a la televisión.
Luego de un rato, me di cuenta de que se había dormido, así que busqué una sábana, lo arropé y me senté a su lado a ver la televisión, pero a quién engaño, tenía a un hombre super guapo a mi lado y era imposible ver lo que sucedía a mi alrededor. Le toqué su rostro, estaba un poco sucio, dónde se habría metido para quedar así. Este chico sin duda tiene algo extraño, los chicos normalmente no me atraen, pero este chico… Se ganó mi atención desde el inicio.
***
Me despierto esta mañana en la sala, acostada en todo el sillón. Él no está, lo busco con la mirada para verlo en la cocina con mi abuela.
-Buenos días, bella durmiente... -dijo él con una rebanada de pan en su boca.
-Mi niña, vas tarde a clases, te preparo el desayuno para que vueles.
¿Cómo pude quedarme dormida? Y que ¿mi abuela esté haciendo el desayuno con él? Quizás hablaron mientras dormía. Tomé un baño rápido y salí corriendo a mis clases de literatura, matemáticas y ciencias. Al llegar pude ver a Dan guardarme el puesto de siempre.
-¿¡Hestia llegando tarde!? -dijo susurrando.
-Anoche no pude dormir. -allí recordé aquella bestia de ojos rojos, dientes afilados y pelaje negro azabache. No podía dormir con miedo a que volviera o no pude dormir bien por estar dormida al lado de Asher. Cuando reaccioné a la clase Daniel a mi lado había hecho 3 páginas de garabatos por lo aburrido que estaba.
Al terminar el día en el colegio, caminé hacia las escaleras, cuando escucho voces a lo lejos...
"Debes volver" "No estás a salvo" "Debes cumplir con tu deber"
Tambaleo y me recuesto a las paredes de las escaleras, tambaleo y agarré mi cabeza por un dolor inexplicable, más estudiantes comienzan a bajar y disimulo revisando mi teléfono.
Cuando veo una notificación, un mensaje de mi abuela...
-Debes venir cuanto antes, Asher está en peligro.
Corrí a casa, apenas vi aquel mensaje que mi abuela, cuando estuve en la casa. Entré sin tocar la puerta, vi la escena, mi abuela y un puñado de telas manchadas de sangre roja, y ella con las manos en la herida de Asher. -Nana, ¿qué ha sucedido? -dije corriendo y poniéndome de rodillas a su lado. -Fui al mercado y cuando regresé él estaba perdiendo sangre, se le abrió la herida. Lo mejor será llevarlo al hospital... Mantén eso allí, iré por algo. -dijo levantándose y subiendo a su habitación. -Asher ¿qué ha sucedido? -dije mientras con una mano acariciaba su rostro. -Quisiera poder hacer más que solo sostener esta gaza en tu herida... Mirabas su rostro, el cual tenía los ojos cerrados y fiebre alta. Nana regresa con su bolso y con el celular en la mano para llamar a emergencias. Me levanto tomando el celular y decirle -A ver Nana, yo lo hago. Tú trata de que esa hemorragia no siga. -dije mientras marcaba a emergencias lo más rápido. Me coloqué el teléfono en la oreja, pero mi abue
Luego del suceso en casa de Jenna, había estado experimentando cosas extrañas en mí. En especial el elevarme en cama mientras duermo. Me encontraba un lunes por la tarde en la biblioteca del colegio, con la esperanza de grabar algo para el examen de mañana. Jenna y Dan estaban sentados al frente mío. Levanto la mirada para darme cuenta de que ambos me veían. -Ahora, ¿qué? -dije levantando mis hombros sin intenciones de hacerlo. Jenna suspira y baja la mirada a su libro, Dan hace lo mismo. ¿Qué se supone que sucede? -¿Jenna? ¿Cómo está Ámbar? -dije por fin. -Creí que no lo preguntarías, ¿sabes qué? Ella está bien, pero ¿tú? Desapareciste luego de esa noche. ¿Sabes algo sobre lo que sucedió no es así? -dice ella atacando directamente a mí. –Jen, no te enojes con Hestia, no tiene la culpa. -Dan intentó calmarla, pero Jenna se levantó llena de furia. – No me importa si tuvo culpa o no. Ella sabe algo y me molesta que no nos lo diga. Somos amigos, ¿no? –ella estaba casi encima de la mes
Abrí mis ojos, miré a mi alrededor para darme cuenta que no estaba en mi casa. Me levanto de golpe para observar todo, me di cuenta que veía el amanecer desde una ventana. Tomo el valor para detenerme junto a la ventana y sentir el aire frío entrar por aquella ventana. Miré el cielo y pude notar que caían pequeños copos de nieve.–Las mañanas aquí siempre son hermosas. –dijo una voz a mis espaldas, volteé para ver a un hombre alto, agarrado, de piel morena, cabello blanco como la nieve y una sonrisa de esas que te brindan paz. En sus manos tenía 2 tazas humeantes. –Te traje algo caliente para que te sientas a gusto. Creí que necesitarías algo de calor… –verlo me recordaba a aquella película de Narnia cuando la Reina Blanca le dio comida a Edmond para que se sintiera a gusto con ella. Me imaginé esa escena donde yo decía “Parece buena, pero es la mala tonto”. –¿Me aseguras que no intentas comprarme con lo que me des? –dije retrocediendo hasta tocar la pared que me detuvo. –Mira, entie
Luego de haber tenido horas de viaje de regreso a mi casa y pelear con Taylor para que me dejara ir por mi bien y la salud de mi abuela, había llegado a mi hogar. Me tiré en mi cama y suspiré, tenía 18, hoy. Se suponía que hoy cosas raras me pasarían, pero me sentía tranquila y normal, no me sentía con ganas de matar a nadie. Mi día transcurrió de lo más normal.Decidí comprar un cupcake para cantar cumpleaños cuando mi abuela llamase. Me pongo un jeans, una blusa top, me amarro el cabello en una cola de caballo y me coloco mis tenis favoritos. Camino a la puerta y regreso por mis llaves que las había dejado en mi mesa de noche. Al subir, escucho estruendo en mi habitación, Corro ante el sonido y al abrir mi puerta, veo algo espeluznante, era una versión humana de las bestias de negro.–¿Quién eres? –pregunté ante la cosa extraña en mi habitación. Podía oír sus pensamientos y sentir lo que estaba pasando, aquella cosa era una sombra, de él salió como humo, pero era parte de él. Él vol
–Prométeme que estaremos aquí mañana, prometiéndonos una vida juntos. –Puedo venir después de la ceremonia de mi hermana. –Hestia, prométeme que sí estaremos juntos sin importar nada.–Lo prometo Asher, estaremos juntos. Desperté de un salto, la luz del sol apenas y tocaba las hojas de aquella pradera. Miré a mi lado estaba Asher, dormía como un ángel. Quité sus cabellos de su cara, me di cuenta de que ya podía moverme, mi parálisis quizás había sido por miedo. Lo miré y recordé el sueño, quizás era una visión más hacia esto. –Nunca debí hacerte esa promesa. Ahora aquí estamos, sin saber quién eres y quizás esperas a una Hestia diferente. –dije mirando el cielo y suspirando.–No espero a la misma Hestia, pero si eres aquella guerrera y confiada de sí, quizás sigas siendo mi Hestia. –él se estaba sentando y luego se levantó. –No quiero que seas aquella niña que me prometió estar para siempre. Al final, quizás ya no se pueda. Soy un demonio ahora. –él se veía decepcionado en lo que
Al despertar al día siguiente de haber llegado, sentía algo raro en aquel lugar, lo conocía de siempre, pero algo no me cuadraba. Estaba pensando en mi vida en la tierra... Mis amigos, mi abuela... -Carajos, mi abuela... Ahora sí me matará. -dije levantándome de la cama majestuosa en la que había dormido. Corrí hasta salir al pasillo, donde vi a muchos vestidos de blanco caminando para una dirección. Los seguí para darme cuenta de que entraban a un templo. Diremos que es algo de misa. No los seguí y me limité a buscar a Asher, con él vine y con él me iré. Pase por la habitación en la que supuestamente debería estar, pero me lleve la trágica noticia de que no estaba allí. Corrí por todo aquel lugar hasta llegar afuera, al lado de una catarata que estaba en el límite del lugar. Me emocioné al ver tanta perfección, me limité a seguir cuando escuché voces en una cueva cerca de allí. -Sabes que no eres bienvenido demonio. -pude ver a un tipo alto, vestido de blanco, piel trigueña, cabell
-No puedes irte así Levis... -mi madre no aceptaba que su primer hijo fuese un ángel de la guarda cuando ella era un celestial. -Madre, tienes a Artemisa y Hestia será una gran celestial, y lo sabes porque lo sientes. -dije tirando mis cosas dentro de la maleta. -Prometo visitarte pronto madre. Mi madre se dignó a no pelear más conmigo y tomó mi rostro y beso mi frente. Mi trabajo había sido aceptado por ella, sería el ángel guardián de los humanos, volvería en unos años y estaríamos juntos de nuevo. Me fui, recuerdo tener a Artemisa sostenida en una de mis piernas para no irme. La tomé y la subí a mi regazo. Artemisa con tan solo 8 años, casi la misma edad que yo tenía cuando ella nació, yo tenía 10. La acaricié y le di un beso en la frente. -Prométeme que te mantendrás a salvo y ayudarás a tu hermana siempre. -No sé si cumpliría aquella promesa, pero estaba seguro de que volvería para cuidarlas. ------- Me despedí de todos en Amalfinas, y emprendí mi viaje a la nueva persona a l
Luego de horas y horas de hablar y contarle la historia tan trágica de aquel día en el que mi hermana me lanzó lejos. Él seguía sin creer todo lo que había contado. Pero al enseñarle el libro de mi madre, entendió lo que yo no había entendido. Mi madre había utilizado palabras ocultas para revelar secretos de Amalfinas, bueno no del lugar, sino los líderes del lugar. -Nuestra madre era muy inteligente, no me sorprende que relate la historia así. No puedo creer que murió por ese lugar. -dijo él negando con la cabeza. -Nadie puede creerlo, parece que ella era la última persona correcta que había allí. -Dime algo... -dijo él prestando toda la atención en mí. -Como haces eso de compartir los pensamientos. E incluso leerlos. -dijo. -Bueno, luego de lo de mi hermana, vine a la tierra. Empecé a tener eso desde los 15. Y era molesto, porque escuchaba todos los pensamientos, ahora puedo cerrarlo y abrirme cuando quiera. La noche pasaba, y una chica se nos acerca lentamente. Cabellera larg