Abrí mis ojos, miré a mi alrededor para darme cuenta que no estaba en mi casa. Me levanto de golpe para observar todo, me di cuenta que veía el amanecer desde una ventana. Tomo el valor para detenerme junto a la ventana y sentir el aire frío entrar por aquella ventana. Miré el cielo y pude notar que caían pequeños copos de nieve.
–Las mañanas aquí siempre son hermosas. –dijo una voz a mis espaldas, volteé para ver a un hombre alto, agarrado, de piel morena, cabello blanco como la nieve y una sonrisa de esas que te brindan paz. En sus manos tenía 2 tazas humeantes. –Te traje algo caliente para que te sientas a gusto. Creí que necesitarías algo de calor… –verlo me recordaba a aquella película de Narnia cuando la Reina Blanca le dio comida a Edmond para que se sintiera a gusto con ella. Me imaginé esa escena donde yo decía “Parece buena, pero es la mala tonto”.
–¿Me aseguras que no intentas comprarme con lo que me des? –dije retrocediendo hasta tocar la pared que me detuvo. –Mira, entiendo que no confíes en mí. Si quieres puedo llamar a Alisher o a Asher…
–¿Ellos están aquí? –dije cortando sus palabras. –¿Puedes llamarlos? –él sonríe y camina hasta la puerta, se regresa para dejar la taza en la mesita que estaba a un lado. Me acerqué lentamente a la taza, la agarré con mis manos y olí su contenido, al querer probarlo Alisher está a mi lado…
–¿Está todo bien? –volteé de un salto y la miré con la taza en manos. Asentí y ella se sentó en la cama. –Asher, está buscando leña para el fuego. Y…
–¿Dónde estamos? –pude sentir que mi mirada era seria. Ella bajó su mirada y comenzó a hablar.
–La verdad te desmayaste. No sabíamos qué hacer. Te trajimos con Taylor, él es un ángel en la tierra. Descendió para ser profesor de ángeles en la tierra. Sólo sabemos eso de él, no tenemos más información acerca de él. –Estaba escuchando más cosas sin explicación, no quería oír más, deseaba no haber conocido a estos dos. Mi vida se había vuelto un desastre desde su llegada. Me levanté de un salto y comencé a decir cosas que pasaban por mi cabeza.
–No quiero saber más de historias absurdas de ángeles, estoy harta de tantas mentiras. ¿Me pueden decir qué me está pasando? He estado teniendo esto desde hace unos días. –dije mientras sacaba a relucir unas marcas de las palmas de mi mano. Ella se sorprendió.
–Hestia, quiero que te calmes. No te exaltes. No sabes manejar esto… –ella estaba teniendo miedo, se movió de la cama hasta la puerta, donde volví a ver a este tipo alto nuevamente. –Hestia, vamos a calmarnos. No puedes exaltarte. Tus marcas… –él tomó mis manos y vio las marcas lentamente. –...Son marcas de venganza y maldad, y en esta mano… –él tomó mi otra mano a la cual nunca le había visto las marcas, esas marcas eran diferentes podía notar sus colores blancos casi amarillos, al contrario de la otra mano que eran colores oscurecidos. –...estás entrando a la etapa de reclamación. Serás reclamada por la luz o por la oscuridad…
Quité mi mano de sus manos, lo miré con desprecio y salí por la puerta. Caminé hacia fuera, vi la nieve caer. Estaba enojada por lo que sucedía. Estaba casi a 15 min caminando bajo la nieve y mi mente en otro lugar. Me detuve para suspirar y escuché unos crujidos provenientes del bosque, miré hacia el lado de donde provenía el ruido. Algo en mí decía que fuese, pero algo en mí decía que corriera. Pero estaba paralizada al ver lo que salía de los arbustos blancos, sus ojos rojos y su pelaje negro azabache, no había visto su tamaño real, podía medir unos 2 metros, estaba a menos de 3 metros de mi, intentaba correr pero no podía. Mi cuerpo se había desconectado de mi cerebro, pensé es mi fin, así acabaría con esta corta vida llena de desgracias en sus últimos días. Recuerdo aquella noche en la que Ámbar estaba siendo devorada por uno de ellos, recordé la sensación que recorría mi cuerpo aquella noche, cerré los ojos y pensé en aquella sensación. No sentía nada, al abrirlos esa bestia estaba más cerca y su saliva caí a la nieve.
–¡HESTIA! ¡MUÉVETE! –la voz de Asher la escuchaba, pero no dejaba de mirar a la bestia, sentía que si miraba, esa cosa caería encima de mí sin compasión. Miré de reojo para ver que Asher estaba corriendo hacia mí, la bestia lo notó y saltó a su distancia. Él la golpeó, y la bestia se revolcó en la nieve, se levantó y comenzó a rodear a Asher.
–Hestia, ¡no vengas! –él sacó una navaja de su bolsillo, con la que atacó a la bestia cortando una parte de su pecho. La bestia retrocedió, Asher corría a mi. Cuando la bestia corrió a él sin compasión, tuve la fuerza para levantar mi mano y señalar. Asher se surra en el piso mientras la bestia pasaba encima de él, la bestia fue rápida y se quedó encima de él. Asher estaba lejos de su navaja, el perro intentaba morder su rostro. Asher peleaba contra él empujándolo por el pecho, la cortada del perro ya no estaba. Quise huir, pero pensé en que Asher había salvado mi vida, pensé en los movimientos de defensa de karate. Corrí hacia la bestia sin esperar un logro, estando cerca de la bestia salté empujando con mis piernas a la bestia lejos de allí…
–Venga, de a dónde tengo energía? –miré a la bestia que me miraba con furia, lo llamé con mi mano.
–Deja la locura Hestia, no sabes pelear con esas bestias. –Asher estaba levantándose. Y justo en ese momento, una pequeña visión de una cuchilla de cristal. Mi yo de pequeña la sacaba con mis manos con facilidad, volví a la realidad. Y corrí hacía la bestia y recuerdo sonreírle.
–Hestia, deja de jugar. –Asher corrió tras de mí. Yo salté encima de la bestia, la cuchilla salió de la palma de mi mano y pude cortarlo por la mitad. Caí, al voltearme me di cuenta cómo la bestia había sido dividida en 2. La cuchilla desapareció como había aparecido. Asher estaba del otro lado sorprendido, mientras la bestia se incineraba en un fuego de momento. –¡Qué carajos! ¿Entiendes que es “no vengas”? –dijo él acercándose y tocando cada parte de mi cuerpo asegurándose que estuviera bien. Mi mente voló a un recuerdo similar, eran dos niños pequeños reaccionando de igual manera. Mi cuerpo se debilitó y cayó en los brazos de Asher.
Desperté nuevamente en aquella habitación, pero esta vez los tres estaban en mi campo de vista. Los miré con confusión, Asher sonrió y Alisher le dió un puñetazo en la cara. Él cayó al costado de la habitación. Taylor, el hombre grande se quedó conmigo mientras Alisher peleaba con Asher.
–Alisher está enojada porque él no te defendió. Fuiste rasguñada por esa bestia. –él quitaba la venda de mi brazo, para darse cuenta que mi herida ya no estaba. Por fin salieron palabras de mi boca.
–Asher me salvó. –dije sentándome en la cama. Alisher paró de golpearlo y lo soltó para que cayera al piso.
–Si eso fue así, ¿por qué estás lastimada? ¡Te desmayaste de nuevo! –dijo ella corriendo a mi lado y tomando mi mano.
–Él estuvo a punto de morir por salvarme.
–¿Qué sucedió para que no murieran allí? –dijo Taylor ayudando a levantar a Asher del piso. Asher me señaló. –Su potencial está despertando. Su daga sale como por arte de magia. ¿La recuerdas Alisher?
–Sí, pero ¿cómo? –ella me miró impactada.
–Sólo tuve un recuerdo. Una escena donde peleaba con bestias así…
–El campo de batalla del paraíso. –interrumpió Asher. –Tu recuerdo pudo ser de allí. Eran bestias proyectadas para hacer nuestro entrenamiento mejor.
–Pero, ¿a qué se debe que recupere recuerdos? –dije mirándolos a los tres.
–Estás en tu edad de ser reclamada. Es donde los poderes de ambos lados comienzan a manifestarse. Temo por la daga de cristal, no cualquiera es digno de ella.
–¿Es malo? –dijo Alisher a Taylor. –No, no es malo. Pero si la daga es consumida por la oscuridad. Quizás el reino y los celestiales se vean en la obligación de volver a una guerra celestial con los demonios.
–Hace mucho que los demonios y los celestiales viven en armonía. –Asher soltó. –Sí, pero la daga de cristal puede acabar con eso en tan sólo segundos. No tenía idea que fueras tú su portadora. Hace millones de años que esa daga había desaparecido. Habían rumores que alguien había sacado la daga, pero no creí que existiera. –Taylor me mira y toca mi cabeza. –Tienes en tu mano la estabilidad de dos reinos, pequeña. –Él se levanta y se dirige a la puerta, se retira de la habitación.
Miré a Asher y Alisher, pude notarlo, ella lo miraba con odio. Él la estaba mirando con nervios. Entonces me di cuenta.
–¡Ya puedes verla! –dije emocionada ante la situación. –Eso es bueno ¿verdad?
–La verdad ya no. Él igual me dejó hace mucho cuando eligió el camino de los demonios. No subió a visitarme ni un día mientras estuvo allá. –Alisher estaba marcada por dolor y quizás tristeza.
–No quise, pero no me dejaban subir. –Alisher cerró su boca con sólo mover su dedo.
Alisher se fue de la habitación dejándonos solos. Asher se sentó a mi lado. –No sé qué tanto recuerdes, pero éramos muy unidos. Tú y Alisher eran las mejores amigas. Soy mayor que Alisher por unos 2 años. Y ustedes se llevan 9 meses de diferencia, no hace mucho fue elegida para ser un ser de luz. Desde allí no la volví a ver… –él mostraba su tristeza. Él tomó mi mano y me miró a los ojos. –Me da gusto que hayas vuelto con nosotros, aunque no recuerdes nada. Sigues siendo esa chica divina. Pero ¿cómo recordaste tu daga?
–No la recordé, recordé un momento donde ella salió mientras entrenaba. No creo que sea más que el hecho de querer defenderme.
Al mirar a Asher, había algo en mí que sentía que era por otra necesidad y no porque quise cuidar mi trasero, estaba segura que había otra razón más no sabía cuál era. Tenía un sentimiento extraño cuando lo vi debajo de aquella bestia, me consumía odio o quizás impotencia al no hacer nada por él. Asher soltó mi mano, y me regaló una sonrisa antes de salir de la habitación.
–¡Espera! –dije sin siquiera querer decir eso. –¿Puedes contarme un poco de nuestra infancia? –él se volteó para sonreirme. –Quisiera hacerlo Hestia, pero Taylor no los prohibió, dijo que sola recordarías. Eres la hija de una celestial y tu poder reclamará su lugar.
Él se fue, había quedado sola y con más dudas de lo normal. Miré hacia la ventana que reflejaba el sol de la tarde. No me había dado cuenta que en un solo día había experimentado aquello que podía haber experimentado en una vida. Pensé en el tiempo que había estado con mi abuela, luego lo recordé ¡Mi abuela! No me he comunicado con ella en un día. Decidí buscar mi celular y escribirle.
Comencé a escribir “Hola Nana, me encuentro en un viaje por…” Espera, no sé siquiera dónde me encuentro ¿cómo pretendo mentir sin siquiera saber mi ubicación? Busqué la aplicación de ubicación de mi teléfono para ubicarme, mi sorpresa fue muy evidente me encontraba en Canadá, Ottawa. Estaba a 7 u 8 horas de mi ubicación en New York ¿cómo había llegado aquí? Estaba analizando mi situación cuando mi celular comenzó a vibrar, me volví a el para ver el notar justamente el nombre de mi abuela en una llamada.
–¡Mierda! –expresión que sale sin siquiera quererlo. –Ahora sí estoy en problemas…
Luego de haber tenido horas de viaje de regreso a mi casa y pelear con Taylor para que me dejara ir por mi bien y la salud de mi abuela, había llegado a mi hogar. Me tiré en mi cama y suspiré, tenía 18, hoy. Se suponía que hoy cosas raras me pasarían, pero me sentía tranquila y normal, no me sentía con ganas de matar a nadie. Mi día transcurrió de lo más normal.Decidí comprar un cupcake para cantar cumpleaños cuando mi abuela llamase. Me pongo un jeans, una blusa top, me amarro el cabello en una cola de caballo y me coloco mis tenis favoritos. Camino a la puerta y regreso por mis llaves que las había dejado en mi mesa de noche. Al subir, escucho estruendo en mi habitación, Corro ante el sonido y al abrir mi puerta, veo algo espeluznante, era una versión humana de las bestias de negro.–¿Quién eres? –pregunté ante la cosa extraña en mi habitación. Podía oír sus pensamientos y sentir lo que estaba pasando, aquella cosa era una sombra, de él salió como humo, pero era parte de él. Él vol
–Prométeme que estaremos aquí mañana, prometiéndonos una vida juntos. –Puedo venir después de la ceremonia de mi hermana. –Hestia, prométeme que sí estaremos juntos sin importar nada.–Lo prometo Asher, estaremos juntos. Desperté de un salto, la luz del sol apenas y tocaba las hojas de aquella pradera. Miré a mi lado estaba Asher, dormía como un ángel. Quité sus cabellos de su cara, me di cuenta de que ya podía moverme, mi parálisis quizás había sido por miedo. Lo miré y recordé el sueño, quizás era una visión más hacia esto. –Nunca debí hacerte esa promesa. Ahora aquí estamos, sin saber quién eres y quizás esperas a una Hestia diferente. –dije mirando el cielo y suspirando.–No espero a la misma Hestia, pero si eres aquella guerrera y confiada de sí, quizás sigas siendo mi Hestia. –él se estaba sentando y luego se levantó. –No quiero que seas aquella niña que me prometió estar para siempre. Al final, quizás ya no se pueda. Soy un demonio ahora. –él se veía decepcionado en lo que
Al despertar al día siguiente de haber llegado, sentía algo raro en aquel lugar, lo conocía de siempre, pero algo no me cuadraba. Estaba pensando en mi vida en la tierra... Mis amigos, mi abuela... -Carajos, mi abuela... Ahora sí me matará. -dije levantándome de la cama majestuosa en la que había dormido. Corrí hasta salir al pasillo, donde vi a muchos vestidos de blanco caminando para una dirección. Los seguí para darme cuenta de que entraban a un templo. Diremos que es algo de misa. No los seguí y me limité a buscar a Asher, con él vine y con él me iré. Pase por la habitación en la que supuestamente debería estar, pero me lleve la trágica noticia de que no estaba allí. Corrí por todo aquel lugar hasta llegar afuera, al lado de una catarata que estaba en el límite del lugar. Me emocioné al ver tanta perfección, me limité a seguir cuando escuché voces en una cueva cerca de allí. -Sabes que no eres bienvenido demonio. -pude ver a un tipo alto, vestido de blanco, piel trigueña, cabell
-No puedes irte así Levis... -mi madre no aceptaba que su primer hijo fuese un ángel de la guarda cuando ella era un celestial. -Madre, tienes a Artemisa y Hestia será una gran celestial, y lo sabes porque lo sientes. -dije tirando mis cosas dentro de la maleta. -Prometo visitarte pronto madre. Mi madre se dignó a no pelear más conmigo y tomó mi rostro y beso mi frente. Mi trabajo había sido aceptado por ella, sería el ángel guardián de los humanos, volvería en unos años y estaríamos juntos de nuevo. Me fui, recuerdo tener a Artemisa sostenida en una de mis piernas para no irme. La tomé y la subí a mi regazo. Artemisa con tan solo 8 años, casi la misma edad que yo tenía cuando ella nació, yo tenía 10. La acaricié y le di un beso en la frente. -Prométeme que te mantendrás a salvo y ayudarás a tu hermana siempre. -No sé si cumpliría aquella promesa, pero estaba seguro de que volvería para cuidarlas. ------- Me despedí de todos en Amalfinas, y emprendí mi viaje a la nueva persona a l
Luego de horas y horas de hablar y contarle la historia tan trágica de aquel día en el que mi hermana me lanzó lejos. Él seguía sin creer todo lo que había contado. Pero al enseñarle el libro de mi madre, entendió lo que yo no había entendido. Mi madre había utilizado palabras ocultas para revelar secretos de Amalfinas, bueno no del lugar, sino los líderes del lugar. -Nuestra madre era muy inteligente, no me sorprende que relate la historia así. No puedo creer que murió por ese lugar. -dijo él negando con la cabeza. -Nadie puede creerlo, parece que ella era la última persona correcta que había allí. -Dime algo... -dijo él prestando toda la atención en mí. -Como haces eso de compartir los pensamientos. E incluso leerlos. -dijo. -Bueno, luego de lo de mi hermana, vine a la tierra. Empecé a tener eso desde los 15. Y era molesto, porque escuchaba todos los pensamientos, ahora puedo cerrarlo y abrirme cuando quiera. La noche pasaba, y una chica se nos acerca lentamente. Cabellera larg
Me encontraba desde la noche anterior leyendo el libro que mi hermano sacó de él con magia. Cada página se tornaba con mucha dificultad para leer por sus contextos explícitos, las guerras, las traiciones, los nombres de personas que no volverían a pisar aquel lugar, hasta que…La Familia Clives.Al leer eso a mitad de una página en blanco, sabía que lo que seguía era la historia de nosotros. Lo sabía, este era un libro que relataba todo cuando acontece, más que nada, es un libro mágico, no debe estar en el lugar exacto o en manos de alguien para saber qué está pasando en sus tierras. Al tomar la esquina de la página, respiré profundo para pasar, cuando una brisa abre las ventanas de par en par. Me pongo de pie, dejando el libro en la cama, caminé hasta las ventanas para mirar y cerrar las ventanas. Me da por salir a tomar agua, cuando veo a Asher plácidamente dormido. Lo miré una última vez para regresar a la habitación y ver nuevamente el libro. Me siento en la cama y lo tomo en mis
Sentada con Alisher en la mesa de la cabaña, luego de un par de semanas sin que Asher reaccionara. Alisher había estado estas semanas en busca de razones para lo que estaba sucediendo. Pero no obtuvo una respuesta que la convenciera, unos decían que era la humanidad dañando el universo y otros diciendo que era el infierno queriendo reclamar el poder. Más que nada, hay sujetos en el infierno que no están dispuestos a dejar a algunos tomar el trono celestial. Algunas aceptan qué estar en el infierno es su realidad y por eso dan lo mejor de ellos. Estas semanas con Alisher he recordado muchas cosas, en principal nuestras primeras enseñanzas en Amalfinas. Miraba a Asher para saber que respiraba. –¿Él estará bien? –dije angustiada, esperando que la respuesta de Alisher fuera consoladora. –No lo sé. He conocido ángeles que quieren usar el poder demoníaco. Y mueren en el intento, no había visto un caso de un demonio… –sus palabras hicieron que me preocupara más. Quizás Asher no sobrevivirí
Habían pasado solo horas de lo sucedido anteriormente, íbamos en un auto en carretera abierta a un lugar de mayor seguridad, había estado yendo de lugares en lugares que había olvidado a mi abuela y amigos por completo. Le mandé un mensaje a mi abuela con la esperanza que no me rellenara con regaños cuando volviera, busqué el contacto de Daniel y Jenna, y les dejé un mensaje para que supieran que estaba bien. Miré por la ventana y suspiré, Asher pasó su mano en mi muslo y le sonreí. Luego de un par de kilómetros, se detuvo en una gasolinera para comprar cosas para comer y llenar el tanque, él se bajó y me regaló una sonrisa. El sonido de mi celular hizo que no lo terminara de ver llegar hasta la tienda, cuando vi que mi abuela había mandado una foto, al igual que Daniel y Jenna. Me pareció extraño que los 3 respondieran con fotos, cuando vi la de mi abuela, mi corazón latió con fuerza, ella se encontraba con una mordaza y sus manos atadas a lo que parecía un tronco en una montaña con