Corrí a casa, apenas vi aquel mensaje que mi abuela, cuando estuve en la casa. Entré sin tocar la puerta, vi la escena, mi abuela y un puñado de telas manchadas de sangre roja, y ella con las manos en la herida de Asher.
-Nana, ¿qué ha sucedido? -dije corriendo y poniéndome de rodillas a su lado.
-Fui al mercado y cuando regresé él estaba perdiendo sangre, se le abrió la herida. Lo mejor será llevarlo al hospital... Mantén eso allí, iré por algo. -dijo levantándose y subiendo a su habitación.
-Asher ¿qué ha sucedido? -dije mientras con una mano acariciaba su rostro. -Quisiera poder hacer más que solo sostener esta gaza en tu herida...
Mirabas su rostro, el cual tenía los ojos cerrados y fiebre alta. Nana regresa con su bolso y con el celular en la mano para llamar a emergencias. Me levanto tomando el celular y decirle
-A ver Nana, yo lo hago. Tú trata de que esa hemorragia no siga. -dije mientras marcaba a emergencias lo más rápido. Me coloqué el teléfono en la oreja, pero mi abuela, con cara de sorpresa, se voltea hacia mí y hace que mire el lugar de la herida.
-¿Qué hiciste? -dijo ella sorprendida.
-No hice nada... -dije atónita, una chica al otro lado de la línea me habló, colgué de una vez y me agaché para tocar el punto de la herida. -Juro que cuando te fuiste la herida seguía allí nana... -dije sorprendida, luego pude escuchar quejidos de Asher...
-¿Asher? ¿Estás bien? -dije mirando como se sentaba en el sillón y quejándose un poco, estaba intentando de volver en sí.
-Sí, pero cómo es que sigo aquí, fui acuchillado por una daga celestial. -Aquel momento empecé a dudar de su estabilidad mental, así que lo miré extraño.
-¿Daga celestial? Estás bromeando, ¿cierto? -dije con ironía.
-No, pero sé que no entenderías esas cosas, ya que ser una simple humana afecta que no entiendas. No puedes creer en su totalidad en ángeles o demonios, ¿no? -dijo levantándose y estirándose.
-No sé si pensar en ello, pero podría un poco. Contigo ahora hablando esas cosas, supongo que puedo hacerme la idea que estoy quedando loca... Y tú eres parte de mi ilusión... -dije alejándome por un poco de agua a la cocina.
-¿Me puedes decir una manera que un ser como tú puede curarse de una "Daga Celestial"? -dije entregando el vaso de agua en sus manos.
-Bueno, a lo que tengo entendido, lo único que puede salvarnos a nosotros, los infernales, demonios o ángeles, son los celestiales quienes nos curan, ellos mismos tienen el hábito de recuperarse por sí solos, y no pueden morir con la daga... Espera, no puedo contarle esto a una simple humana, pero tengo la sensación de que eres diferente. Algo me atrajo a ti hace mucho.
-Mm, ¿diferente? No lo creo. Considero ser una persona normal. -dije rodando mis ojos y volteándome. No quería que en mi cara se notara el dolor o lástima que tenía de tener todo destruido.
-En ti se nota mucho dolor, sufres por algo... -dijo él acercándose.
-Bueno, chico, considero que para que no nos metas en problemas, lo mejor es que te retires de nuestra casa -dijo mi abuela notando la incomodidad que sentí.
Él se acerca a mí sin hacerle caso a mi abuela, y me susurra al oído...
-Algo ocultas, y no opines que no lo voy a descubrir. Algo tienes que me llama a ti desde hace meses. No olvides ese día afuera del museo. ¡Sé que me viste!
Asher pasa a mi lado, rozando sus manos por mi quijada y sale por la puerta principal, teniendo la esperanza de no volver a verlo jamás. No diré que fue normal todo esto. Pero puedo asegurar que siento que lo conozco. Por otra parte, realmente jamás lo he visto.
Luego de un par de horas subo a mi recámara, Nana hace la cena, pero no tengo hambre. Dentro de unos días Nana viajará a visitar a las que son mis primas en Holanda. Me quedaría sola, pero no sería la primera vez que hacemos esta estrategia. Me acosté viendo que ya era de noche, mientras leía uno de mis libros favoritos de Stephen King, Doctor Sueño. Estaba tan metida en la historia, que miré por encima del libro y vi mi estantería de libros y pude ver el libro de Dan Brown, Ángeles y Demonios. ¿Sería verdad todo aquello que Asher ha dicho? Me hago preguntas, pero sin obtener respuesta alguna. Pero quién me puede decir que fue eso. Que fue todo...
La semana siguiente, la pasé metida en la biblioteca para los exámenes finales, hoy era mi examen de biología, ¿recuerdan a mis amigos? Bueno, ellos también estudiaron conmigo, Jenna se quedaba en mi casa desde ayer, ya que mi abuela Nana se fue ayer, así que he estado estudiando con Jenna desde ayer. No puedo sacar aún de mi mente a Asher, Jenna me saca de mis pensamientos con una pregunta del tema
-Entonces, ¿Las etapas de la mitosis entonces son: profase, metafase, anafase y telofase? -dije ella rascándose la cabeza con un lápiz. Cuando Daniel sonríe al otro lado de la mesa...
-Esta es mi chica inteligente. -Mientras se levanta y da la vuelta para darle un beso en la frente a Jenna.
-Creo que puedo decir que estás en todo lo correcto. Y no olvides que debes describir la función de cada fase -dije mientras cerraba mi libro y lo empezaba a guardar. -Ya es hora de ir al salón, ya dentro de 5 min empezamos. ¿Nos vamos?
-Claro, vamos Dani. Opino que saldremos muy bien aquí. -dice ella mostrando la mejor sonrisa que tiene.
-Amor, si lo hacen en grupo, ¿te unes conmigo?
-Me haré con Hestia, he estudiado con ella. -dice tomando mi brazo.
-¿Ah? No, no. Ve con él... Yo iré sola. Por eso no te preocupes. -dije nerviosa de que en serio este examen fuera en grupo.
Llegamos al salón y tomamos lugares, repasé una última vez hasta que el profesor llegó, y empezó a entregar los exámenes. Al ver lo que venía me pregunté por qué la primera pregunta no era ¿cómo se llama su primera ex esposa y por qué se divorciaron? Reí para mis adentros, lo que pude ser algo evidente y Jenna me miró, levantando su pulgar como diciendo suerte.
***
Luego de hacer el examen, estaba de camino a mi casa, escuchaba música, lo que hizo que estuviera desconcentrada de mi mundo exterior. Cuando siento la mano de alguien tomando mi muñeca, mi reacción fue rápida, me agacho y zurrando mi pierna para así tumbar a mi oponente, cuando observo bien, está Jenna en el piso sobándose la parte trasera de sus caderas.
-¡JENNA! -corro a levantarla -¿Estás bien?
-Sí, sí. Olvídalo, sabía en lo que me estaba metiendo si te asustaba así. Ja, ja, ja, solamente quería decirte que esta noche habrá una fiesta de fin de curso, quería preguntarte...
-No Jenna, no tengo ganas. Pretendía ver mis películas de fantasía, ya sabes...
-No, Hestia, las películas de miedo no son fantasías...
-Venga Jenna, me dirás que ¿las cosas que no ocurren no son fantasía?
-Tengo una mejor ideología que la tuya. Nadie ha podido comprobar lo contrario. Porque no lo veamos no quiere decir que no estén. -dice ella guiñandome el ojo, caminamos en dirección a mi casa, donde lo vi sentado en el porsche.
-Hay un vagabundo en tu puerta, pero…¡Oh! Es un sexy vagabundo. -dice Jenna al poder ver bien al chico en la puerta.
-¡Asher! -corrí a él. ¡Espera! ¿Por qué estoy corriendo hacia él? Él enseguida se levantó y me recibió con un abrazo. Yo no tenía idea de a dónde había sacado las fuerzas para hacer aquella acción.
-Hestia, tiempo sin verte. Parece que me extrañaste… -dijo mientras nos alejamos con timidez.
-Sí, algo de tiempo. Creí que no te volvería a ver por estos lugares. -Jenna se coloca a tu lado y le sonríe.
-¿Me presentas al extraño de tu porsche? -dijo ella
-¡Ah! Claro. Asher, ella es Jenna, Jenna, Asher, un amigo. -dije mientras mis manos bailaban entre ambos. Jenna fue amigable.
-Creí que no tenías amigos Hestia.
-No, no los tengo. Asher es un amigo reciente. -dije sin saber qué más podría inventar en esta situación. Asher me mira y responde las preguntas…
-Soy un amigo reciente. Me ayudó una de estas noches que mi auto se descompuso. Me dio alojamiento con su abuela. -dijo con seguridad mientras sus manos pasaban por si cabello negro y lacio.
-Qué guardadito te lo tenías Hestia. Bueno, debo ir a ver a Dan, ¿nos vemos después? ¡Quizás en la fiesta de esta noche! Invitado estás Asher. -ella se aleja con una sonrisa y dando brincos de felicidad.
-Es raro verte sonreír… -Asher rompe el hielo con aquellas palabras molestas. Mi sonrisa se desvanece y comienzo a buscar mis llaves para entrar.
Al abrir entro y cierro la puerta de un golpe. En menos de 10 segundos el timbre suena.
-¿Vas a dejarme afuera? -dice tras la puerta que cerré.
-¡Sí! ¡Me atraes problemas! -Escuchas el resoplido de una risa sarcástica.
-Los problemas me los traes tú a mi. ¡Ese perro negro no venía por mi! -Al escuchar eso giré en mis talones de vuelta a la puerta y le permití entrar.
-¡Adelante! ¿Quieres algo para beber? -dije mientras le abría la puerta. -¿Sabes algo sobre ese perro?
-¡Sí! Por lo general son demonios. Buscan sus presas en la humanidad para alimentarse de su energía espiritual. -dijo mientras se ponía cómodo en el sillón. -Deseo un vaso de agua. Y no había visto vagar a tantos por una persona. Este no es el primero que encuentro que anda detrás de ti.
-¿Qué dices? -dije dándole el vaso de agua.
-Lo que intento decir es que tú, tienes algo que los atrae. Y ¿lo peor? Me atraes a mi también. Soy un demonio Hestia. Mi hermana Alisher, es un ángel. Me mandaron a una misión a la tierra, para encontrar el alma de una celestial. Hace unos años atrás, el reino de los cielos y el infierno se hicieron uno solo. Ahora, esto está haciendo que los demonios se salgan de control, debemos…
-¡Alto allí! No puedes venir y llenarme la cabeza de cosas que no son. -dije saltando del asiento al que sin querer me había sentado por estar atenta escuchando la historia. -¿Me estás diciendo que podríamos estar en una guerra de ángeles y demonios?
-No necesariamente. Cuando uno de los nuestros sale de nuestras tierras sin el permiso debido, viene a la humanidad sin recordar nada. Dime algo Hestia… ¿Tocas a las personas o sólo mirarlas sabes cómo se sienten?
-Yo, eh… Sí.
-Bueno, eso es debido a que no eres de aquí. No entendía hace días atrás ¿por qué tú? Alisher, me lo dijo. Eres a quién buscamos.
-Ja, ja, ja… Pellizcame que estoy soñando todo esto. Debo dejar de leer libros de fantasía. -cierro los ojos con la esperanza de que así sea, pero lo que sientes es un pellizco en el brazo. -¡Auch! ¿Por qué lo hiciste?
-Eso pediste. ¿Sabes? Nunca he ido a una fiesta de humanos… ¿Quizás sí…?
-¡Ah! ¡No! No iremos a…
Sí, mi respuesta negativa a no ir a la fiesta, fue como decir sí. Aquí estoy en un sillón de la fiesta donde tomo jugo mientras veo a muchos bailando. Estaba aburrida, me levanté en dirección a la puerta para salir, Asher había desaparecido. Cierro los ojos para tomar fuerzas e irme de allí. Cuando lo sentí, sentí dolor, sufrimiento, odio, todo en 2 personas en la habitación de arriba. Me detengo, y al llegar al pie de las escaleras me encontré con Jenna.
-¡Jenna! ¿Qué hay arriba? -dije asustada por lo que estaba sintiendo.
-¡Ah! Las habitaciones.
-¿Tu hermana? -dije recordando la visión de ella llorando con una chica en sus brazos.
-¡Ah! Debe estar arriba con su novio… -dijo ella encogiéndose de hombros y tomando su bebida. -Por lo general siempre lo hace.
-¿El baño está arriba?
-Sí, a tu izquierda.
Corrí por esas escaleras como si no hubiese mañana, seguí mis instintos hacia la puerta final del pasillo, al intentar abrir estaba con picaporte puesto. Toqué para ver si escuchaba algo. Pero no fue así, al no escuchar, estaba sintiendo el incremento del miedo y sed de algo que no podía describir. Una fuerza se apoderó de mí, como una patada abrí la puerta, y pude verlo, vi al perro negro azabache mirándome con sus ojos rojos y de su hocico salía una esencia color ámbar. El perro quiso escapar por la ventana, pero algo en mí me hizo acumular fuerza y quedarme encima de él para romper su cuello. La esencia que se había absorbido volvió a salir y regresó al cuerpo de la chica. La tomé e intenté despertarla…
-A esto me refiero cuando digo que no eres normal. -Al escuchar a Jenna correr al cuarto, el perro se desvaneció. Vi la mano de Asher moverse. -Eso es algo que no deben ver los humanos.
-¿Ámbar? -dijo ella poniéndose de rodillas a mi lado y tomando la cabeza de Ámbar… -¿Qué le sucedió? -ella te miraba con ojos llorosos.
-Creo que fue mucho alcohol esta noche. -dijo Asher. -Necesitará dormir y tomar mucha agua.
-¡Vamos! Las ayudo a llevarla a la cama. -Dan apareció entre los que estaban en la puerta y tomó a Ámbar para acostarla en su cama. Tocaste la mano de Ámbar una última vez y pudiste sentirlo, el miedo y confusión, estaría bien para mañana.
Luego del suceso en casa de Jenna, había estado experimentando cosas extrañas en mí. En especial el elevarme en cama mientras duermo. Me encontraba un lunes por la tarde en la biblioteca del colegio, con la esperanza de grabar algo para el examen de mañana. Jenna y Dan estaban sentados al frente mío. Levanto la mirada para darme cuenta de que ambos me veían. -Ahora, ¿qué? -dije levantando mis hombros sin intenciones de hacerlo. Jenna suspira y baja la mirada a su libro, Dan hace lo mismo. ¿Qué se supone que sucede? -¿Jenna? ¿Cómo está Ámbar? -dije por fin. -Creí que no lo preguntarías, ¿sabes qué? Ella está bien, pero ¿tú? Desapareciste luego de esa noche. ¿Sabes algo sobre lo que sucedió no es así? -dice ella atacando directamente a mí. –Jen, no te enojes con Hestia, no tiene la culpa. -Dan intentó calmarla, pero Jenna se levantó llena de furia. – No me importa si tuvo culpa o no. Ella sabe algo y me molesta que no nos lo diga. Somos amigos, ¿no? –ella estaba casi encima de la mes
Abrí mis ojos, miré a mi alrededor para darme cuenta que no estaba en mi casa. Me levanto de golpe para observar todo, me di cuenta que veía el amanecer desde una ventana. Tomo el valor para detenerme junto a la ventana y sentir el aire frío entrar por aquella ventana. Miré el cielo y pude notar que caían pequeños copos de nieve.–Las mañanas aquí siempre son hermosas. –dijo una voz a mis espaldas, volteé para ver a un hombre alto, agarrado, de piel morena, cabello blanco como la nieve y una sonrisa de esas que te brindan paz. En sus manos tenía 2 tazas humeantes. –Te traje algo caliente para que te sientas a gusto. Creí que necesitarías algo de calor… –verlo me recordaba a aquella película de Narnia cuando la Reina Blanca le dio comida a Edmond para que se sintiera a gusto con ella. Me imaginé esa escena donde yo decía “Parece buena, pero es la mala tonto”. –¿Me aseguras que no intentas comprarme con lo que me des? –dije retrocediendo hasta tocar la pared que me detuvo. –Mira, entie
Luego de haber tenido horas de viaje de regreso a mi casa y pelear con Taylor para que me dejara ir por mi bien y la salud de mi abuela, había llegado a mi hogar. Me tiré en mi cama y suspiré, tenía 18, hoy. Se suponía que hoy cosas raras me pasarían, pero me sentía tranquila y normal, no me sentía con ganas de matar a nadie. Mi día transcurrió de lo más normal.Decidí comprar un cupcake para cantar cumpleaños cuando mi abuela llamase. Me pongo un jeans, una blusa top, me amarro el cabello en una cola de caballo y me coloco mis tenis favoritos. Camino a la puerta y regreso por mis llaves que las había dejado en mi mesa de noche. Al subir, escucho estruendo en mi habitación, Corro ante el sonido y al abrir mi puerta, veo algo espeluznante, era una versión humana de las bestias de negro.–¿Quién eres? –pregunté ante la cosa extraña en mi habitación. Podía oír sus pensamientos y sentir lo que estaba pasando, aquella cosa era una sombra, de él salió como humo, pero era parte de él. Él vol
–Prométeme que estaremos aquí mañana, prometiéndonos una vida juntos. –Puedo venir después de la ceremonia de mi hermana. –Hestia, prométeme que sí estaremos juntos sin importar nada.–Lo prometo Asher, estaremos juntos. Desperté de un salto, la luz del sol apenas y tocaba las hojas de aquella pradera. Miré a mi lado estaba Asher, dormía como un ángel. Quité sus cabellos de su cara, me di cuenta de que ya podía moverme, mi parálisis quizás había sido por miedo. Lo miré y recordé el sueño, quizás era una visión más hacia esto. –Nunca debí hacerte esa promesa. Ahora aquí estamos, sin saber quién eres y quizás esperas a una Hestia diferente. –dije mirando el cielo y suspirando.–No espero a la misma Hestia, pero si eres aquella guerrera y confiada de sí, quizás sigas siendo mi Hestia. –él se estaba sentando y luego se levantó. –No quiero que seas aquella niña que me prometió estar para siempre. Al final, quizás ya no se pueda. Soy un demonio ahora. –él se veía decepcionado en lo que
Al despertar al día siguiente de haber llegado, sentía algo raro en aquel lugar, lo conocía de siempre, pero algo no me cuadraba. Estaba pensando en mi vida en la tierra... Mis amigos, mi abuela... -Carajos, mi abuela... Ahora sí me matará. -dije levantándome de la cama majestuosa en la que había dormido. Corrí hasta salir al pasillo, donde vi a muchos vestidos de blanco caminando para una dirección. Los seguí para darme cuenta de que entraban a un templo. Diremos que es algo de misa. No los seguí y me limité a buscar a Asher, con él vine y con él me iré. Pase por la habitación en la que supuestamente debería estar, pero me lleve la trágica noticia de que no estaba allí. Corrí por todo aquel lugar hasta llegar afuera, al lado de una catarata que estaba en el límite del lugar. Me emocioné al ver tanta perfección, me limité a seguir cuando escuché voces en una cueva cerca de allí. -Sabes que no eres bienvenido demonio. -pude ver a un tipo alto, vestido de blanco, piel trigueña, cabell
-No puedes irte así Levis... -mi madre no aceptaba que su primer hijo fuese un ángel de la guarda cuando ella era un celestial. -Madre, tienes a Artemisa y Hestia será una gran celestial, y lo sabes porque lo sientes. -dije tirando mis cosas dentro de la maleta. -Prometo visitarte pronto madre. Mi madre se dignó a no pelear más conmigo y tomó mi rostro y beso mi frente. Mi trabajo había sido aceptado por ella, sería el ángel guardián de los humanos, volvería en unos años y estaríamos juntos de nuevo. Me fui, recuerdo tener a Artemisa sostenida en una de mis piernas para no irme. La tomé y la subí a mi regazo. Artemisa con tan solo 8 años, casi la misma edad que yo tenía cuando ella nació, yo tenía 10. La acaricié y le di un beso en la frente. -Prométeme que te mantendrás a salvo y ayudarás a tu hermana siempre. -No sé si cumpliría aquella promesa, pero estaba seguro de que volvería para cuidarlas. ------- Me despedí de todos en Amalfinas, y emprendí mi viaje a la nueva persona a l
Luego de horas y horas de hablar y contarle la historia tan trágica de aquel día en el que mi hermana me lanzó lejos. Él seguía sin creer todo lo que había contado. Pero al enseñarle el libro de mi madre, entendió lo que yo no había entendido. Mi madre había utilizado palabras ocultas para revelar secretos de Amalfinas, bueno no del lugar, sino los líderes del lugar. -Nuestra madre era muy inteligente, no me sorprende que relate la historia así. No puedo creer que murió por ese lugar. -dijo él negando con la cabeza. -Nadie puede creerlo, parece que ella era la última persona correcta que había allí. -Dime algo... -dijo él prestando toda la atención en mí. -Como haces eso de compartir los pensamientos. E incluso leerlos. -dijo. -Bueno, luego de lo de mi hermana, vine a la tierra. Empecé a tener eso desde los 15. Y era molesto, porque escuchaba todos los pensamientos, ahora puedo cerrarlo y abrirme cuando quiera. La noche pasaba, y una chica se nos acerca lentamente. Cabellera larg
Me encontraba desde la noche anterior leyendo el libro que mi hermano sacó de él con magia. Cada página se tornaba con mucha dificultad para leer por sus contextos explícitos, las guerras, las traiciones, los nombres de personas que no volverían a pisar aquel lugar, hasta que…La Familia Clives.Al leer eso a mitad de una página en blanco, sabía que lo que seguía era la historia de nosotros. Lo sabía, este era un libro que relataba todo cuando acontece, más que nada, es un libro mágico, no debe estar en el lugar exacto o en manos de alguien para saber qué está pasando en sus tierras. Al tomar la esquina de la página, respiré profundo para pasar, cuando una brisa abre las ventanas de par en par. Me pongo de pie, dejando el libro en la cama, caminé hasta las ventanas para mirar y cerrar las ventanas. Me da por salir a tomar agua, cuando veo a Asher plácidamente dormido. Lo miré una última vez para regresar a la habitación y ver nuevamente el libro. Me siento en la cama y lo tomo en mis