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Un trato con el CEO
Un trato con el CEO
Por: Annabella M P
CAPÍTULO 1 NADA ES CASUALIDAD

NADA ES CASUALIDAD

Una noche como cualquier otra, un fin de semana cualquiera, se vuelve inolvidable, dependiendo del acontecimiento que te toque vivir, ya sea bueno, como conocer al amor de tu vida, como también encontrarte con segundas intenciones disfrazadas de amor, que se convierten en sucesos dolorosos con destellos de felicidad.

Emir Aksoy, sin pensar que esa salida a festejar la firma de un nuevo contrato, con nuevos socios lo llevaría conocer y a vivir un torrente de amor, pasión y dolor.

—  Zey, cancela lo que tenga para el resto de la tarde, y no me pases llamadas.

— Si señor.

Zeynep salió de la oficina de juntas, para hacer lo que dijo su jefe.

Emir dio por terminada la reunión y se dispuso a salir a festejar con sus nuevos proveedores y socios de la empresa PARLAMAK. S.A.

Salieron de la oficina, pidieron el ascensor y bajaron al subterráneo, subieron a sus autos y salieron al club SÜSLÜ (fantasía).

— Ekrem, al club SÜSLÜ por favor.

El trayecto fue Tranquilo hasta que el sonido de su celular le llamó la atención.

— ¿Si, que sucede padre?

— ¿Todo salió bien hijo?

— Si padre, nuestros imperio de joyas se extenderá hasta Latinoamérica, y pronto estaremos en Asia.

— Estoy orgulloso de ti hijo, diviértete .

— Gracias padre. — Emir colgó la llamada y continuó, llegaron al parqueadero del club, bajaron los socios al igual que Emir y se adentraron en el lugar lleno de gente bebiendo, y bailando, caminaron a la sala VIP donde fueron atendidos, llegaron chicas exclusivas para ellos, mientras Emir rechazó a la que era para el.

Se levantó del sofá y caminó para mirar la pista a través del ventanal de vidrios polarizados, miró en dirección a la pista y esa imagen que se movía con mucha sensualidad  le llamó la atención, la miró fijamente por mucho tiempo, una leve sonrisa se dibujó en sus labios mientras los acariciaba.

— Pareces una diosa mujer. ¿Quien eres? ¿Cuál es tu nombre?

Salió de la sala VIP sin pronunciar palabras, bajó las escaleras, y caminó entre la gente hasta estar frente a ella, que estaba con los ojos cerrados.

Emir la tomó por la cintura y le siguió los pasos del baile.

Esta rubia mujer, con una apariencia angelical lo miró a los ojos y le regaló la más hermosa e inocente de las sonrisas.

Siguieron bailando sin quitarse la mirada de encima.

—  Eres muy hermosa. — Le habló Emir, en tono susurrante  al oído.

— Y tu, un buen bailarín. — Respondió ella sonriendo y cerrando sus ojos nuevamente.

Siguieron bailando al son de la música, y esta cambió a una melodia en la que se unieron mucho más.

El tiempo pasó, y sin saber cómo, ya  estaban enredados entre las sábanas, besos, abrazos y caricias, en una de las habitaciones de un hotel.

Emir despertó por la luz del sol que se colaba entre las cortinas, miró a su lado, y vio a la mujer dormir de espalda  plácidamente a su lado, se pasó la mano por sus cabellos y sonrió.

Genevieve koslov, había hipnotizado a Emir Aksoy, el soltero más codiciado de Turquía.

— Despierta mi hermoso Ángel. — Dijo Emir delineando su espina dorsal con el dedo índice, causándole un escalofrío a Genevieve.

Ella sonrió removiendo se, entre las sábanas, y quedando frente a él.

— Emir, eres el hombre más maravilloso que conocí, eres único.

— Susurró Genevieve removiendo se, y acariciando el pecho de Emir.

Unieron sus labios en un apasionado beso, y nuevamente se entregaron a la pasión que sus cuerpo sentían, Emir la penetró una y otra vez haciendo que Genevieve se retorciera y gimiera del placer que le proporcionaron cada uno de sus besos y caricias, juntos llegaron al clímax nuevamente, sus cuerpos bañados en sudor y sus respiraciones agitadas eran pruebas de la intensidad del momento vivido.

Genevieve se levantó dejando un rastro de una pureza que ya no existía en ella, se fue al baño dejó caer las sábanas y se miró al espejo y sonrió frente a él.

Su sonrisa se amplió más y se tocó entre sus piernas la pequeña herida que se provocó para sangrar.

Emir la vio irse al baño, mientras ella se alejó arrastrando las sábanas se hizo visible esa mancha en una de ellas. El se pasó las manos por su cuello y suspiró profundamente.

"Carajo, no creí que fuera virgen"— Se cuestionó mentalmente.

Genevieve bajo la lluvia artificial cerró los ojos, y empezó a bañarse.

Emir se puso de pie y caminó hacia el baño, se adentró en el, y la vió bajo la ducha, ella se deslizaba el gel con toda la intención de seducirlo, pues sabía que la miraba.

Y ahí bajo la lluvia la tomó por la nuca y nuevamente besó sus labios,  levantó sus piernas y la enredó en su cintura, y empotrada entre su cuerpo y la pared, nuevamente logró adentrarse en ella, entregándose una vez más a la pasión.

Tiempo después y ya vestidos y arreglados, Genevieve se preparaba para marcharse.

—  Ya es hora de irme.

Emir se acercó a ella y la besó, luego la tomó en brazos y la llevó una ves más a  la cama.

— Tranquila, hay mucho tiempo para irnos.

Dio besos en sus labios, sus mejillas y nuevamente volvió a sus labios.

—  No creí que...bueno, lo que quiero decir es que soy un hombre muy responsable de mis actos, y voy a responder por ti.

Genevieve sintió estremecer su cuerpo, eso no era buena idea para sus planes.

— Emir, no quiero que te sientas responsable, fue mi culpa, me dejé llevar por los tragos y no supe controlarme.

— Soy un hombre serio en mis cosas.

Genevieve lo miró y sonrió, eran esas las palabras que deseaba escuchar de la boca de ese hombre que no le correspondía.

— Está bien, será como tú quieras, pero con una condición.— Aceptó ella pero condicionando lo, y eso le era extraño a Emir.

— ¿Cuál sería esa condición?

Que no lo hagamos público aún.

— Acepto, pero con otra condición.

Genevieve apretó sus labios y sonrió.

— ¿Cuál es esa condición?

— Que te quedes en mi departamento, así estaremos juntos compartiendo mucho tiempo.

— Está bien, acepto, deja y cancelo mi estadía en el hotel y pasas por mi.

— Mejor vamos juntos.

Unieron sus labios nuevamente en un apasionado beso y se entregaron al desborde de su pasión el era muy insaciable de ella.

Las horas pasaron y ya Genevieve estaba instalada en uno de los departamentos de Emir.

El celular sonó, y vio el nombre de su madre Dasha.

— Hola mamá, ¿como estás?

Dasha al otro lado de la línea se sorprendió ante la actitud amable de Genevieve.

— ¿Estás bien hija?

— Si mamá, muy feliz pronto te daré una sorpresa, saludos a mi padre cúidate mucho, los amo. — Expresó Genevieve con una emoción que no sentía, pero que aparentaba muy bien frente a Emir.

Dasha miró el teléfono y confirmó si era el número de su hija que siempre le respondía con altanería.

"Genevieve, Genevieve, no se por que siento que nada está bien en ti.

Fueron los pensamientos de Dasha.

Genevieve asintió y colgó la llamada,  caminó hasta Emir y enredó sus brazos en el cuello de él.

— Era mi madre, después hablo con ella más tarde y le explico las cosas con más detalles.

— Me parece perfecto, te pones más hermosa esta noche por qué saldremos a cenar. — Emir dio un apasionado beso y salió para ir a la oficina.

Genevieve lo miró irse y se limpió con desagrado sus labios, tomó su celular y llamó a sus mejores amigas.

— Lavinia Valvonesi, tengo que contarte todo.

— ¿Donde te metiste hasta esta hora, Genevieve? Estaba muy preocupada por ti, y tú, muy tranquila, ¿Donde estás? Estoy en el hotel y no te veo en la habitación. — Preguntó una muy preocupada Lavinia Valvonesi y Waleska Petrovic sus mejores amigas y cómplices.

—  Tranquila, te envío la dirección y se vienen para contarles.

Genevieve envió la ubicación y dos horas después estaban mirando el lujoso penthouse en el que se encontraba su amiga, el lujo y elegancia era mucho más del que estaban a acostumbradas ellas a ver,

— ¿Acaso pescaste un millonario anoche? — Preguntó Lavinia.

— ¿Millonaria? Nosotras. Este hombre derrocha billones, amiga, es mucho más que ese tal Rinaldi del que te has encaprichado.

Genevieve la fulminó con la mirada.

— Donatello no es un capricho, yo lo amo, y voy a ser su esposa, cueste lo que cueste.

— ¿Eres tonta? Este tipo tiene más que  ese italiano, y puede darte la vida de reina que tanto te gusta vivIr.

— No quiero su dinero, solo disfruto un  tiempo del placer que me da y luego me marcharé.

— ¿Así nada más? ¿Sin más te irás?

—  te dije que no me interesa el dinero, quién me interesa es mi prometido, y seré su esposa.

Genevieve contó cada detalle sin pudor a sus amigas, le mostró la pequeña incisión que se hizo para sangrar, y hacerle creer a Emir que era virgen.

—  Eres terrible amiga, ¿y si Emir se enamora de ti? ¿Que harás si eso sucede?

— No lo hará, no creo que lo haga.

Así pasaron la tarde , y el sonido del timbre les llamó la atención.

Genevieve abrió la puerta y recibió lo que Emir le envió.

— Esta entrega es para la señorita Genevieve koslov, firme por favor el recibido.

Genevieve irmó y llevó las cajas a la sala donde estaban sus amigas, las abrieron y ante ellas tenían un hermoso vestido rojo, en otra caja los zapatos de tacón de aguja color plata, en otra la bolsa de mano a juego con los zapatos, y por último una caja, la más pequeña de todas la abrió y ahí dentro había una gargantillas de rubí y diamantes.

— ¿Será posible que tú no lo quieras ni por estos regalos Gene?

Genevieve la miró y miró los regalos recibidos.

— Yo amo a Donatello, y no me importa si Emir es más adinerado que él.

— Gene, deja a ese hombre, no te ama, date una oportunidad con Emir, es guapo, es joven, Y sobre todo multimillonario, te puede dar la vida de reina que siempre has tenido. — Le sugirió Lavinia.

Genevieve la fulminó con la mirada, se acercó a ella y la miró fijamente.

— ¿Que parte de amo a Donatello, y no quiero a otro, no entiendes? ¿O será que tengo que dibujarlo para que lo entiendas?

— Ya cálmate Genevieve, no es para que te pongas así de alterada. — Intervino Waleska.

Genevieve caminó hacia la ventana y miró a la nada a través del cristal.

— Donatello será mío, solo mio, y nadie se interpondrá entre el y yo.

— Emir está muy entusiasmado contigo Gene.

— En la guerra cualquier cosa se come, y no es mi culpa si a esa cosa le agrada ser comida por mi.

Lavinia y Waleska se miraron entre sí,  haciendo gesto de negación.

— Eres cruel. ¿Sabías?

— Siempre estoy consiente de mi estado.

Genevieve sonrió de forma maliciosa.

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