capitulo 4

— Muy bien señores, esta es la mujer que buscarán, puede estar en Rusia.

Emir entregó todo lo que pudiera ayudar a la investigación para saber dónde estaba Genevieve, los investigadores recibieron la información y se marcharon.

—  En cuando tenga noticias se le informará, señor Aksoy.

Emir los miró sin pronunciar palabras. necesitaba encontrarla para pedir una explicación.

"¿A quien quieres engañar? "

"Reconoce que te mueres por saber de ella"

Su conciencia era implacable, y se odiaba y maldecía mentalmente por no superar aún a esa mujer.

Ahora estaba ahí buscándola para saber el por qué de tanta humillación, queria saber por qué no estaba casado con el, un vaso de whisky se estrelló contra la pared.

—  ¡Maldición!

Cogió su gabardina y salió de la oficina como alma que lleva el diablo.

Así era su día a día, entre el trabajo, bares y mujeres que empezaron a desfilar por su vida.

Llegó al bar, fue a la barra pidió un vaso con whisky, y lo bebió de una, pidió la botella y fue a la sala VIP.

Una rubia mujer con un encaje de seda cubriendo parte de su rostro, lo esperaba casi desnuda, era así como pidió que siempre lo espere, la miró fijamente, y se acercó a ella, la agarró de los largos cabellos y la giró, la colocó en una posición donde dejaba su trasero en alto donde empezó a dar azotes tan fuertes que se marcaban.

—  ¡Aaaagh! —  Se quejó ella.

—  Silencio, no puedes quejarte, ni mucho menos hablarme tienes prohibido mirarme a los ojos. ¿Entendiste perra? - Ella asintió con un movimiento de cabeza.

—  Dime, ¿Te gusta lo que te hago? Estoy dejando tu culo muy rojo. ¡Responde!

—  Si, si me encanta, soy tuya, hazme lo que tú desees.

—  ¿Mía y de cuántos más. Genevieve? ¡Responde perra!

—  Solo tuya, solo tuya.

Unos azotes más, él se bajó la cremallera de su pantalón colocó un condón y de una sola estocada la penetró.

—  Eres mi perra, solo mía.

—  ¡Aaaagh! —  Un grito salió de la garganta de esa rubia parecida a Genevieve, entraba y salía de ella con fuerza y brusquedad, mientras la azotaba

—  No aguanto más, voy a correrme. — Exclamó la mujer.

—  No lo tienes permitido. —  Ordenó el con los dientes apretados y penetrándola fuertemente.

Salió de ella, la giró, y la tiró a la cama dejando la de frente, agarró sus pechos, y apretó sus pezones tan fuertes que la mujer gimió del dolor placentero que sentía, los llevó a su boca, los succionó tan fuerte y los mordió.

—  Emir, no aguanto.—  Dijo ella entre gemidos de placer y dolor.

—  Tienes prohibido decir mi nombre, perra, no tienes derechos.

La penetró más fuerte hasta que el su corrió, salió de ella retiró su condón, se arregló y salió sin decir palabras.

Ella lo miró irse, sintiendo todo el deseo del mundo por recibir aunque sea un roce de esos labios en su cuerpo.

Tocó su intimidad, y sintió un corrientazo recorrer su cuerpo, apretó sus senos y empezó a masturbarse.

Era lo único que tenía de el, la sensación de sentirlo acariciando sus pechos y penetrando se con sus dedos, y correrse pronunciando su nombre. Se sentía de el con sus manos.

Así era cada vez que tenía un encuentro con el.

Tres meses después y ni rastro y seña de Genevieve en Rusia.

—  ¿Como que no está por ningún lado? ¿Acaso se la tragó la nieve?

—  Señor, ella jamás a vuelto a Rusia, con sus padres.

—  ¿Ellos están en Rusia?

—  No señor, pero ellos van y regresan a España, pero la señorita Genevieve koslov no está con ellos.

—  Entonces céntrate en toda España, en algún lugar debe de estar esa mujer, nadie desaparece así nada más.

El jefe de la investigación salió de la oficina para continuar con su trabajo.

Una semana pasó y ya tenía noticias de Genevieve.

Tomó su teléfono y marcó el número, y fue ella quién respondió.

—  ¡Hola cariño!! Tiempo sin escuchar tu dulce voz.

—  ¡Emir! Como..

—  Tengo los ojos en tu camino, y voy por ti.

Genevieve colgó la llamada, pero Emir volvió a marcar, dos y tres veces.

Y una última vez y ella contestó muy enojada.

—  ¡Aló! —  Respondió con voz gélida.

—  ¡Hola! Mi pequeña fierecilla. —  Le respondió Emir con voz melosa y sarcástico.

—  ¡Emir! ¿Que parte de déjame en paz, no entiendes?

—  ¡No! No puedo y no quiero dejarte en paz, viajaré a España espero verte pronto.

—  ¡Emir! ¡Emir! —  Gritó con todo el coraje que sentía.

" No puede venir, no puede saber. Si viene se me complican las cosas."

Genevieve caminaba como un gato enjaulado de un lado a otro, se sentía acorralada con la presencia de Emir Aksoy en su vida nuevamente.

Tomó su celular y llamó a su padre, el si la entendía y la consentía .

—  ¡Papá! Necesito saber si me ayudarás con Donatello, el tiene que hacerse responsable de nuestro hijo y también de mi.

—  Tranquila hija, qué Donatello se casará contigo

"Tengo que estar casada para cuando Emir Aksoy este aquí, el no puede enterarse."

Tomó su bolsa y salió nuevamente a casa de Donatello, se jugaría la última carta de chantaje.

Las dos semanas más pasaron y Emir estaba aterrizando en Madrid, caminó por los pasillos llegó a su auto y fue directo a la dirección que había recibido.

Emir llegó al edificio donde Dimitri Koslov tenía las oficinas de su empresa, subió sin ser anunciado, y llegó a la puerta de la oficina de presidencia.

Las palabras de Genevieve eran muy subidas de tono por el coraje que tenía de saber que Donatello estaba con Kiara.

—  Padre, tú dijiste que presionarías a Donatello para que se casara conmigo, y mira dónde está con la adoptada esa. No has hecho nada para ayudarme.

—  Hija Donatello Rinaldi es muy solvente económica mente como para aceptar un matrimonio comercial.

Ni siquiera su padre pudo hacer que se case contigo presionando lo con su herencia.

—  Este embarazo no me sirve de nada, No quiero este bebé, no quiero este hijo padre.

—  Hija, es tu hijo independientemente de quién sea el padre, es tu hijo tu sangre mi nieto.

— ¡Si! Pero de nada me sirvió embarazarme de Emir Aksoy, si Donatello quiere una prueba de ADN cuando nazca este mocoso.

Emir no podía creer lo que escuchaba, sintió que la sangre hervía de la rabia.

¿Como era posible que esa mujer fuera capaz de utilizar lo para embarazarse y utilizar a su hijo para atrapar a otro hombre?

Abrió abruptamente la puerta y entró.

—  Cómo pudiste ser capaz de ser una mujer tan fría y calculadora Genevieve, eres una.

Sus palabras fueron interrumpidas por una furiosa Genevieve, que plasmó una sonora bofetada.

- Cuidadito con lo que vas a decir Emir Aksoy, tú no eres quién para decirme cómo debo actuar.

Emir la tomó en los brazos y se la llevó a rastras sin importar el estado en el que se encontraba, y sin importar la presencia del padre de esta descarada mujer.

Los guardaespaldas apuntaron a Dimitri para detenerlo y no permitir que interfiera con lo que hacía Emir Aksoy.

—  ¡Suelta Me! No tienes derecho.

—  Sobre ti no. Pero sobre la criatura que llevas en tu vientre sí, es mi hijo. Ahora mismo te vas conmigo porque cuidaré de él, aunque esté dentro de ti porque veo que eres capaz de hacerle daño.

Dimitri siguió a Emir furioso pretendiendo obligarlo a dejar a su hija.

—  Emir. ¿Con que derecho te atreves a tratar a mi hija así.?

—  Con el derecho que me da de ser el padre de su hijo, con el derecho que tengo de haber sido burlado y plantado en el altar por esta descarada. Y si no quiere que toda la verdad se sepa, usted no va a mover un dedo para impedir que me lleve a su hija a vivir conmigo.

—  ¿De qué verdad me estás hablando? ¿con qué me estás chantajeando? habla claro Emir Aksoy.

—  ¿En verdad no sabe de que estoy hablando? Señor Dimitris.

¿Quiere que le diga la verdad delante de su hija? O se sienta analizar toda su vida con tranquilidad.

Dimitris sintió su cuerpo tensarse.

¿Cómo era posible que Emir Aksoy supiera semejante verdad?

Emir llevó a Genevieve a su residencia la subió a arrastras y la encerró en una habitación.

—  ¡Déjame salir de aquí! Emir. ¡Emir! ¡Emiir! —  Gritaba y golpeaba la puerta.

Gritó sin tener una sola respuesta de nadie, se tiró en la cama trató de calmarse y se sobresaltó al sentir los movimientos de su bebé, lo ignoró y se dispuso que darse un baño.

Desde aquél días no la dejó de vigilar, y ese mismo dia la hicieron prisionera en la mansión Aksoy.

Genevieve se metió al baño, lloró gritó y rompió todo lo que tenía frente a ella, las ventanas tenían barrotes y no tenía espejos en su habitación.

Las lágrimas se mezclan con la lluvia artificial.

¿Como era posible que estuviera secuestrada por el hombre que la embarazó y sin que su padre le pudiera ayudarla.

¿Cuál era ese secreto que lo dejó quieto a su padre?

Tenía que descubrir cuál era ese secreto que tan sigilosa mente era guardado por su padre.

Emir lío de la habitación, sentía doler su alma, y su corazón estaba roto en mil pedazos, amaba a Genevieve y ella lo había utilizado.

Las horas pasaron, luego de escucharla gritar y sollozar tan fuerte estaba en silencio, se puso de pie y abrió la puerta, la vio acostada en la cama con su ropa mojada.

Emir caminó muy despacio, tomó una toalla y empezó a secar su cuerpo luego de quitar las prendas húmedas.

—  Pudimos ser muy felices Genevieve, pero no me amaste, me utilizaste para atrapar a otro.

Genevieve escuchó cada palabra, tenía que ser inteligente y ganarse la confianza de Emir y poder escapar de ahí.

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