Yara viajó de Rusia a Estambul, un séquito de guardaespaldas la custodiaba y fueron a la mansión Aksoy.
Yara sentía su corazón acelerado, saber que por fin su hermana estaba completamente realizada en compañía de su hija y del hombre que ama, sentía que ya nada podía interrumpir su felicidad.
Llegaron a la mansión y bajaron de los autos, caminaron al jardín y ahí estaban. La pequeña Gül corrió a los brazos de su tia y ella la alzó en sus brazos.
—Tia...mamá regresó, ya no volverá a trabajar lejos.
—Me alegra mucho mi amor. Y si, mami no volverá a ese trabajo.
Aylin y Yara se abrazaron entre lágrimas.
—Te lo iba a decir y me prohibiste hablar.
—Lo siento hermana.
—Tranquila, yo te entiendo. Pero ya no más sombras, ahora a recuperar el tiempo perdido y a disfrutar de tu hombre y tu hija.
Yara y Aylin rieron y caminaron al centro del jardín.
—Hija, estamos planeando la boda de tu hermana. Espero pronto organizar la tuya.
—Si madre, pronto Mikayl y yo nos casaremos, solo tiene que soluci