Daniel llegó a casa de su madre ya bien entrada la noche, se paró a comer por el camino con lo que se demoró algo más. Constató con alivio que había sido todo un acierto pues encontró la entrada de la casa de su madre completamente despejada. Al parecer el acoso de la prensa no llegaba hasta el punto de pasar la noche en vela a las puertas de su domicilio. Mucho mejor. Saludó al portero, recorrió despacio los metros que lo separaban de la rotonda que franqueaba la entrada al chalet, meditaba si dejar el coche aparcado delante de la escalinata o guardarlo en el garaje. Optó por esa opción, un coche aparcado enfrente de la escalinata de entrada llamaría la atención, resguardado en el garaje pasaría más desapercibido. Del garaje se podía acceder directamente por una pequeña puerta a la zona de servicio, así que entró en la casa por ahí. Logró pasar sin ser visto pues no había nadie en la zona. Las dos únicas criadas que servían internamente en la casa ya hacía horas que habían termin
Jorge, su queridísimo hermanastro. De ese no podría librarse tan fácil pues llevaban la misma sangre.Otro que deberá ponerse a la cola y esperar que solucionemos todo antes de cobrar. -¿Qué más podía contarle? Al parecer no habían disminuido en nada sus ansias de fastidiar. Sus peticiones de momento las obvias, la devolución de las acciones de la Savater’s Oil, cobrar los beneficios atrasados y su parte en la venta de la casa, en total un buen pico, que no le iba a durar demasiado conociéndole, pero eso a él ya no le importaba. No pensaba erigirse en guardián de su hermano, grandecito estaba para decidir por sí mismo y si decidía tirar su vida a la basura allá él. Lo único que le preocupaba era que acuciado por las deudas de juego decidiese en algún momento vender sus acciones de la Compañía Petrolífera, lo que supondría la entrada de personas extrañas a la familia en el accionariado de la Savater’s Oil. Deberían estar al tanto y evitarlo fuese como fuese. ¿Será casualidad o no qu
A Rebeca la noticia no le cayó ni bien ni mal, navegaba entre dos aguas, no había llegado a un mal acuerdo con su marido, todo lo contrario, con el divorcio se llevaría un buen pico, una mansión y una pensión de por vida, tendría dinero y libertad. La Rebeca de cuatro años atrás no habría dudado. Pero algo había cambiado en ella durante ese tiempo, se cansó de pasar de mano en mano, a cuál peor. Además, ya no era una jovencita, había cumplido treinta y cinco años, no le apetecía demasiado salir al mercado a pescar marido, y tener que pelearse con jóvenes infinitamente más guapas que ella. Y si en lugar de buscar marido se compraba un amante eso siempre resultaba caro. En cambio, con Daniel lo tenía todo, ella ya tenía un marido rico, con poder y prestigio, que aparte de ser guapo, sexy y buen amante era un esposo complaciente. No, decididamente no pensaba divorciarse. Además, se lo estaba pasando en grande fastidiando a Débora, y quizá, ¿Por qué no? A lo mejor la muchachita se cansab
Tres meses después de la partida de Daniel llegó la solución a los problemas legales. El Departamento de Justicia finalizó su investigación. Por consejo de su abogado decidieron llegar a un acuerdo con el Departamento del Tesoro sin necesidad de llegar a juicio. Consignó el importe de los impuestos impagados, luego pagó la correspondiente multa y consiguieron que las cuentas de la sociedad fueran desbloqueadas quedando totalmente limpios. Confiaba en recuperar poco a poco el prestigio perdido, en cuanto surgiera otra noticia más impactante la prensa se olvidaría de ellos y todo regresaría a su cauce. Quedaba el tema del blanqueo de dinero y la evasión de capital. Tras arduas investigaciones pudieron probar que las empresas no tenían nada que ver y que eran solo maniobras del contable. Este había sido localizado en Brasil y tras hacer la correspondiente denuncia internacional lograron detenerlo, estaban a la espera de su deportación y sería juzgado. Todo el peso de esa acusación ca
Daniel tardó en captar esas palabras, su mente trabajó para asimilar la información recibida que no terminaba de comprender. Reaccionó a tiempo para no asustar a su hijo, al que dejó en manos de la sirvienta mientras le explicaba que no se preocupara que él la rescataría. Subió las escaleras de dos en dos, entró sin contemplaciones en el cuarto de su hermana. La luz estaba encendida, encontró a la joven sentada en la cama desayunando tranquilamente. Dejó la puerta abierta y se adentró unos pocos pasos en la habitación, lo suficiente para quedar frente a frente con la joven, a la que miró con firmeza.-¡Te he dado una orden! – le espetó con dureza-¿Y…? - respondió altiva– ¡Tú no eres mi amo! Bajaré a verte cuando me dé la gana.-¿Dónde está mi esposa? – preguntó sin entrar al trapo de la última afirmación de la joven para no echar más leña al fuego.-Tú sabrás, creo que duerme en la habitación contigua a la tuya. ¿No?-No estoy para bromas Lisbeth sabes perfectamente que me refier
Adrien meneó la cabeza y bufó. Los clientes desesperados le ponían de los nervios. ¿Qué acaso no entendían que la justicia tiene su propia velocidad?-Tranquilo Sr. Savater – repuso el abogado – después del uno viene el dos….-Ya se contar Sr. Morman – respondió Daniel enojado, empezaba a caerle mal ese individuo, no era tiempo de ponerse sarcástico – mi esposa está embarazada.-Savater, mejor que me deje hablar a mi cuando entremos, le repito que es necesario que no la llame su esposa, y por lo que se refiere a su embarazo, ya le digo que eso no es impedimento para nada, a inmigración le importa un bledo el estado de los detenidos y… - advirtió severamente – deseche la idea que la vamos a sacar hoy mismo, eso no va a ser posible, lo máximo que podremos conseguir es que mañana o pasado nos concedan una audiencia ante un juez. Entonces si conseguimos ablandarlo fijará una fianza que podrá abonar y la detenida saldrá después, pero antes de que eso suceda no la podremos sacar de ahí, y e
Escuchar que Débora consideraba ya al rancho como su casa fue un enorme alivio para Daniel, lo que hizo que se reafirmara más si cabe en el acierto de la decisión que había tomado y en las intenciones que tenía con la muchacha y que no eran precisamente pasar por ahí, se lo dijo sin ningún tapujo…-Mi único deseo para las próximas veinticuatro horas es amarte hasta que sacie la sed que tengo de ti – insinuó mientras abría la puerta de la habitación del hotel.-Daniel, ni yo mismo puedo soportar mi propio olor.-Está bien, dejaré que te limpies primero. Ahí tienes el baño – señaló – Buff, tienes razón, esta blusa apesta – afirmó mientras le ayudaba a desvestirse. – Bueno no pasa nada – prosiguió – puedes ponerte una de mis camisas, me encanta que las uses, o, mejor dicho, te mantendré desnuda hasta que quede saciado de tu cuerpo….Mintió, no dejó que se bañara, bueno al menos no sola, apenas escuchó abrirse el grifo del baño entró en él. Se desvistió contemplando el cuerpo de su esposa
Regresaron al rancho de madrugada, no habían avisado a nadie así que se dirigieron a la habitación de Daniel para dormir las pocas horas que quedaban antes del amanecer. Débora no estaba muy segura de la conveniencia de quedarse toda la noche allí y prefería regresar a su cuarto, Daniel no se lo permitió, no pensaba plegarse nunca más a los caprichos de Rebeca, y mucho menos después de haber propiciado su detención. Por mucho que intentara complacerla, su maldad no tenía fin, así que mejor enfrentarla directamente y poner las cosas en su punto.Estaba hasta el gorro de comedias y medias tintas. Iba a acostarse con “su esposa” Débora todas las veces que le diera la gana, estuvieran o no casados, y no pensaba apartarse de su lado ni una noche más. Ahora que había descubierto la felicidad de despertar abrazado a su pequeña, odiaba dormir solo en su inmensa cama. Padecía de insomnio si no podía oler el perfume de su cabello, ni tironear cariñosamente de sus preciosos rizos para desperta