Daniel la ayudó a acostarse y se quedó a su lado abrazándola hasta que se durmió, odiándose a sí mismo por lo que estaba haciendo, por lo que le estaba haciendo a ella, aborreciéndose por no poder odiarla como se merecía y por no poder apartarla de su vida. Prefería tenerla así, aunque lo detestara profundamente y se hicieran daño antes que dejarla ir, … no soportaba la idea de no verla más…, entonces sí que estaría acabado. Cuando la muchacha se durmió recogió el cuchillo y regresó a su habitación, se acercó al mueble bar y lo clavó con fuerza en la madera. Se sirvió un buen trago y se dejó caer abatido en el sillón con la cabeza entre las manos. Al rato se levantó, debería acostarse, pero sabía que no lograría conciliar el sueño, decidió darse una ducha para relajarse… a ver si eso lograba calmarlo. El agua calmó su cuerpo y su furia, pero no su mente…Días más tarde después de meditar bien su situación y con el firme propósito de retomar el control de su vida esperó que Danie
Mike quedó conforme con las respuestas de Débora, confiaba en ella, únicamente fijándose en sus ojos y en esa enorme tristeza entendía que no podía estar fingiendo. No comprendía porque Daniel no la creía. Así que inició su relato: Empezó por el día en que Daniel recibió el primer anónimo, más o menos después de las Navidades, para Dani eso sirvió para confirmar sus peores temores. -¿Y cuáles son esos temores Mike? ¿Qué teme mi marido de mí? ¿No acepté casarme para evitarle la cárcel?Mike les confesó el verdadero motivo de ese matrimonio: - Eso de evitar la cárcel y el escándalo fue más o menos una excusa Débora… -¡Eso ya te lo advertí yo Débora! – interrumpió su esposa…Mike pidió que lo dejaran seguir: - En un principio Daniel sospechó que tu tenías un cómplice, dígase amante o tu propio hermano, y que quisieras chantajearlo…,Ahora fue Débora la que lo interrumpió para defenderse con vehemencia pues ese no era el caso, le había explicado infinidad de veces a Daniel, e incluso
Débora regresó al rancho, se encerró en su habitación, no quiso comer nada seguía enfrascada en la búsqueda de una solución factible para sus problemas. Finalmente halló la respuesta, la única posible: Huir, desaparecer del rancho, terminar su matrimonio y la relación con Daniel, antes que alguno de los dos hiciera algo irreparable. Ahora sabía que el comportamiento de Daniel no era debido a la locura, sino a unos celos enfermizos, supuso que si se iba tarde o temprano la olvidaría y la razón de esos celos se desvanecería, volvería a refugiarse en su trabajo y en su hijo. Quizá algún día con el tiempo conociese a una chica de su clase, como Chloé, de la que no tuviera ni la más mínima duda y fuera aceptada por todo su entorno y podría formar la tan ansiada familia. ¿Y ella? Pues sus sufrimientos debían acabar, ese estado no la beneficiaba en nada, y mucho menos favorecía la estabilidad y el perfecto crecimiento del pequeño que vivía en su interior y que dependía de ella. Yéndose daba
Marcia siguió insistiendo, intentando que su amiga cambiara de opinión, sabía que no estaba bien que ocultaran a Daniel que iba a ser padre nuevamente:-Yo creo que Dani tiene derecho a saber que va a tener otro hijo…-Daniel no lo quiere, ¿Que no te das cuenta de que me prohibió tenerlo…? Por favor, Marcia, déjalo ya, no lo hagas más difícil – suplicó Débora...Todo fue inútil, Débora estaba decidida a alejarse de allí lo antes posible y todo lo lejos que pudiera. Su subconsciente le decía que Daniel no era capaz de hacerle daño, ni a ella ni a su hijo, al menos físico, pues psicológicamente si se lo había hecho, pero por otro lado sabía que no estaba en plenas capacidades de razonamiento, los celos y los temores lo convertían en un ser despiadado y cruel, no las tenía todas consigo así que prefería irse antes de provocar nada irreparable. Las dos amigas se despidieron cariñosamente, siempre se llevarían en el corazón. Marcia había sido la mejor amiga que Débora podía haber encont
Daniel se desplomó pesadamente. Quedó sentado, justo allí donde estaba, a mitad de las escaleras, escondió la cara entre las manos y lloró desesperadamente. Mike también llegó a su casa, encontró a Marcia ocupada con la pequeña. Esta no se sorprendió de que llegara tan repentinamente y antes de que su marido lograra hablar se disculpó:-Lo siento Mike, siento habértelo ocultado-¿Dónde está?-A esta hora supongo que, a punto de coger el bus de San Antonio, compró billete para el bus de la tarde. De allí piensa regresar a su país.Sin perder tiempo en reclamos ni discusiones llamó a Daniel.-¡Mierda Daniel, cógelo, maldita sea! – se quejó mientras el aparato intentaba coger tono – ¿Y luego?-De ahí quería ir a Laredo…-¿Y…?-Pues en Laredo iba a cruzar la frontera, una vez en su país me dijo que ya decidiría….-¡Por Dios Marcia, debiste decirme!, Joder Dani, coge el maldito teléfono….-Prometió que nos llamaría al llegar a México…- se defendió Marcia. En ese momento entró la llamada
Permanecieron un rato abrazados en el suelo bajo la lluvia hasta que ella dejó de luchar y se calmó. Los sollozos se convirtieron en un llanto ahogado y silencioso que la joven no podía detener. La ayudó a levantarse lentamente y protegiéndola de la lluvia con su cuerpo regresaron al coche. Se acomodaron en el asiento de atrás, abrazándose pues ambos tiritaban, y no sólo de frio... Con la cabeza más despejada urgía buscar el modo de regresar a casa, hurgó en el bolsillo de sus pantalones-¿Maldito móvil, nunca lo encuentras cuando lo necesitas? – murmuró asqueado antes de recordar que lo había dejado tirado en la escalera. – Es mucho suponer que lleves tu teléfono encima, ¿No Débora?– preguntó retóricamente pues imaginaba que la muchacha lo habría dejado en casa para no ser localizada.No le respondió, no era necesario. Abatido abrazó con más fuerza a su esposa que estaba completamente empapada, igual que él. -Bueno, mañana Mike rastreará el vehículo y mandará por nosotros – musi
Pasaba algo del mediodía cuando Daniel bajó al despacho, Carol se quedó cuidando a su esposa, ni se acordaba ya de la última vez que había ingerido algún alimento, así que pidió la comida, devoró todo con avidez, sin ni siquiera fijarse en lo que comía. Ya casi había terminado cuando se apareció Mike, con cara de pocos amigos, más o menos como la suya, pero en su empleado era bien extraño. Se sentó en una silla delante de él y se lo quedó mirando en silencio.-Acabo de tener una fea discusión con mi esposa – empezó – y …-No quiero ser grosero – interrumpió Daniel levantando la vista del plato con una mueca de disgusto en la cara– pero no vas a alegrarme el día contándome tus propios problemas. Eso que dicen de: “Mal de muchos consuelo de tontos “, es una verdadera estupidez.-No tengo ningún problema con mi mujer que deba explicarte, en nuestra discusión vosotros sois los protagonistas. – Indicó Mike. – A ella no le parece adecuada tu actitud con tu esposa…-Dile a tu esposa que l
Atardecía ya cuando Débora abrió los ojos, miró donde estaba y reconoció el cuarto de su esposo, notó un peso en el pecho, un brazo le rodeaba la cintura, se giró para ver a quien correspondía, y allí estaba él, dormido a su lado. Acarició su rostro, notó el raspar de la incipiente barba, que lo hacía tan varonil… ¡Dios como lo amaba! Pero no podían estar juntos se hacían tanto daño…, No entendía porque insistía en mantenerla a su lado. Subió la mano y le acarició el cabello que le caía sobre la frente. Ese gesto lo despertó y al verla sonrió. Que guapo era cuando sonreía, los ojos, esos ojos color miel ahora denotaban tanta ternura, como podían pasar tan rápidamente de la ternura al odio, apenas unas horas antes la estaban juzgando y acusando con dureza, y ahora la miraban con amor… Él le habló amorosamente interesándose por su estado. Respondió que un poco dolorida, pero creía que bien. No lo estaba tanto puesto que al querer levantarse se mareó, la ayudó a incorporarse, al