Daniel no podía retrasarlo más, así que días más tarde reunió el valor suficiente para hablar otra vez con su hermana. De Margaret no habían tenido noticias, le preguntó a Lisbeth si aún seguían relacionándose y se sintió algo aliviado cuando ella le confesó que creía que la vecina se había ido por un tiempo. Nuevamente negó ser conocedora de los planes de Margaret. Saber que no se habían vuelto a ver ni mantenido contacto lo alegró algo, aunque no terminó de creerla, pero tampoco podía ponerle vigilancia las veinticuatro horas del día. Se lo dijo y Lisbeth aprovechó para burlarse nuevamente de él, se ofreció para buscar una buena agencia de detectives con la que podría tenerlas vigiladas a las dos, a ella y a su esposa.Sin entrar al trapo en esa burla y para destensar un poco la situación le ofreció una mensualidad, no tan elevada como la que tenía, pero si suficientemente cuantiosa para cubrir todos sus caprichos, por la manutención no debía preocuparse pues mientras estuviera e
Juárez, Doris y también Monna descubrieron que ahora sí tenían todo a su favor, nadie sospecharía de ellos pues era el propio Savater quien recelaba de su esposa, sólo les quedaba hacer recaer la sospecha sobre ella. Doris se sintió satisfecha por esa ocurrencia, si encima conseguía romper ese matrimonio mejor que mejor. Redactaron una pequeña nota, Monna la dejaría en el despacho, los celos y el miedo de Daniel harían el resto.Al día siguiente, Daniel entró en el despacho para revisar unos papeles antes de cenar, había estado jugando, como acostumbraba últimamente, en el jardín con su hijo y su esposa. Débora se retiró con su hijo para bañarlo y darle de cenar, quedaron en reencontrarse en el comedor pequeño, le gustaba pasar la velada en esa sala tumbados en el suelo junto al hogar, muchas noches ni siquiera llegaban a la habitación pues se amaban delante del cálido fuego. Un papel blanco boca abajo resaltaba encima de la oscura mesa, le dio la vuelta y lo sorprendió su compo
Esa fue la primera de muchas noches idénticas. Por el día apenas cruzaban alguna palabra sin demasiado interés, él actuaba como un autómata, sólo se dirigía a ella para darle órdenes. Y sobre todo para advertirle que tratara bien a David. La amenazaba continuamente con consecuencias terribles, nunca decía cuáles, si su hijo se daba cuenta de los problemas que tenían como pareja. ¿Cómo podía llegar a pensar que ella usaría al niño para hacerle daño? ¿Es qué aún no la conocía suficiente? Todo ese tiempo, su entrega, sus demostraciones de cariño, su amor incondicional no había servido de nada. Intentó razonar con él, pero no consiguió que la escuchara. Al final vencida dejó pasar el tiempo en espera de descubrir que causaba ese profundo malestar en su esposo y si ese era el caso, ayudarlo todo lo que estuviera en sus manos.Necesitaba descargar esa pena, hablarlo con alguien, pero ¿con quién? Con la madre de Daniel no podía, aún no tenía la suficiente confianza para explicarle la forma
Increíble, ¿Cómo se atrevía a pedirle que cumpliera con sus obligaciones de esposa? ¿Y las obligaciones del marido de amarla y respetarla, y todo eso...? ¿Dónde quedaban? ¡Que cinismo!-No estamos en el siglo XV, así que no tengo ninguna obligación para contigo, todo lo que te he dado ha sido porque me ha dado la gana, pero no estoy dispuesta a darte nada más, así que hemos terminado.-Mira qué bonito - acompañando sus palabras con ruiditos en su boca en señal de negación – Ya te atreves a darme lecciones de historia ¿verdad?, Al menos las clases con Laureen, que yo te he pagado han servido para algo, eres una chica lista, siempre lo has sido…-Y además…- aclaró Débora sin pensar lo que estaba diciendo pues el dolor que le ocasionaba la actitud de su esposo le provocaba unas ganas malsanas de dañarlo – Sabes que me casé contigo porqué tú me engañaste, creí que te ayudaba a evitar la cárcel, prometiste que sería por una corta temporada…-Vaya,,.. vaya.. – sonrió cínicamente Daniel – No
Inmediatamente llamó a Mike, tenía en sus manos la prueba que comprometía directamente a Débora y encima se burlaban en toda su cara. No se reunieron en la casa, no quería que nadie los oyera, así que lo hicieron en uno de los despachos situados cerca de los campos de petróleo. Los empleados quedaban lejos y el ruido de las perforaciones ocultaría la conversación por si alguien se había atrevido a seguirlos. Para Mike era precauciones innecesarias, pero no discutió con su jefe, eso era lo de menos, lo que urgía era sembrar la duda en la cabeza de Daniel y liberar a Débora de toda sospecha. Él lo tenía claro, alguien con muchas ganas de perjudicarla estaba detrás de ello, y había muchos candidatos, empezando por la gente del Menfis, Margaret o incluso Lisbeth. Daniel no hizo demasiado caso de esa teoría, según él era un plan demasiado rebuscado.Rebuscado o idiota Daniel, si tú dices que ella es tan inteligente, ¿Crees que sería tan estúpida de comprometerse directamente pidiendo q
Daniel la ayudó a acostarse y se quedó a su lado abrazándola hasta que se durmió, odiándose a sí mismo por lo que estaba haciendo, por lo que le estaba haciendo a ella, aborreciéndose por no poder odiarla como se merecía y por no poder apartarla de su vida. Prefería tenerla así, aunque lo detestara profundamente y se hicieran daño antes que dejarla ir, … no soportaba la idea de no verla más…, entonces sí que estaría acabado. Cuando la muchacha se durmió recogió el cuchillo y regresó a su habitación, se acercó al mueble bar y lo clavó con fuerza en la madera. Se sirvió un buen trago y se dejó caer abatido en el sillón con la cabeza entre las manos. Al rato se levantó, debería acostarse, pero sabía que no lograría conciliar el sueño, decidió darse una ducha para relajarse… a ver si eso lograba calmarlo. El agua calmó su cuerpo y su furia, pero no su mente…Días más tarde después de meditar bien su situación y con el firme propósito de retomar el control de su vida esperó que Danie
Mike quedó conforme con las respuestas de Débora, confiaba en ella, únicamente fijándose en sus ojos y en esa enorme tristeza entendía que no podía estar fingiendo. No comprendía porque Daniel no la creía. Así que inició su relato: Empezó por el día en que Daniel recibió el primer anónimo, más o menos después de las Navidades, para Dani eso sirvió para confirmar sus peores temores. -¿Y cuáles son esos temores Mike? ¿Qué teme mi marido de mí? ¿No acepté casarme para evitarle la cárcel?Mike les confesó el verdadero motivo de ese matrimonio: - Eso de evitar la cárcel y el escándalo fue más o menos una excusa Débora… -¡Eso ya te lo advertí yo Débora! – interrumpió su esposa…Mike pidió que lo dejaran seguir: - En un principio Daniel sospechó que tu tenías un cómplice, dígase amante o tu propio hermano, y que quisieras chantajearlo…,Ahora fue Débora la que lo interrumpió para defenderse con vehemencia pues ese no era el caso, le había explicado infinidad de veces a Daniel, e incluso
Débora regresó al rancho, se encerró en su habitación, no quiso comer nada seguía enfrascada en la búsqueda de una solución factible para sus problemas. Finalmente halló la respuesta, la única posible: Huir, desaparecer del rancho, terminar su matrimonio y la relación con Daniel, antes que alguno de los dos hiciera algo irreparable. Ahora sabía que el comportamiento de Daniel no era debido a la locura, sino a unos celos enfermizos, supuso que si se iba tarde o temprano la olvidaría y la razón de esos celos se desvanecería, volvería a refugiarse en su trabajo y en su hijo. Quizá algún día con el tiempo conociese a una chica de su clase, como Chloé, de la que no tuviera ni la más mínima duda y fuera aceptada por todo su entorno y podría formar la tan ansiada familia. ¿Y ella? Pues sus sufrimientos debían acabar, ese estado no la beneficiaba en nada, y mucho menos favorecía la estabilidad y el perfecto crecimiento del pequeño que vivía en su interior y que dependía de ella. Yéndose daba