Camina hacia mí con el mismo deseo con el que yo le espero tumbada sobre la cama.
Hemos tenido demasiado de todo; demasiado drama, demasiado dolor, demasiada desconfianza y celos. Solo quiero estar junto a él y descansar. Quererlo y que me quiera. Nada más.
La puerta se abre y todos mis amigos los rebeldes entran en barullo. Tendríamos que haberlos dejado encerrados un par de horas.
Rose y Lou se sientan en la cama conmigo. No puedo reprocharles nada, han venido hasta aquí por mí. Nunca he tenido amigos que no fueran del servicio y ahora tengo tantos que se han arriesgado para ayudarme que ni en mil vidas podré compensarlo.
- ¿Cómo estás? Estás más delgada. Voy a tener que hacerte mis famosos potajes para que engordes, pareces un alambrillo - mi madre postiza cuidando una vez más de mí.
La abrazo y hundo la cabeza en su hombro.
- Muchísimas gracias. Os he echado tanto de menos...
La fiesta se traslada de la habitación, donde iba a ser divers
Tenía un libro entre mis manos. Uno de tantos que me había obligado a leer papá, según él: una princesa debe conocer la historia de cabo a rabo, lo que no quita que sea un aburrimiento total.Tocan a la puerta.— Adelante — contesto al sonido dejando el libro sobre la cama. Agradecida por tener una excusa y dejar de leer.— Princesa Katherine, su padre requiere su presencia.No sé de que querrá hablarme ahora. Alguna ley, alguna propuesta nueva o simplemente ponerme a prueba para demostrarme lo verde que sigo estando y todo lo que debería esforzarme para ser una reina como mi madre.Salto de la cama. Me atuso el vestido por si hay alguna arruga invisible de la que él se daría cuenta con solo echarme un vistazo y camino hasta su despacho con paso firme.Tras tocar a la puerta, la abro sin esperar que me dé permiso.— Padre ¿Quería verme?—Siéntate, por favor — pide algo nervioso.Da vueltas a mi alrededor sin quitarme el ojo de en
Paseo por los jardines de palacio mientras colocan mis cosas. Es tan raro estar fuera de casa, dudo que me acostumbré a vivir aquí.Me alejo adentrándome en las profundidades de los jardines. Toda el área que rodea este gran edificio es un césped perfectamente alineado al milímetro, algunos arbustos extraños con flores que jamás había visto, deben ser alguna especie que sólo hay aquí.Giro la cabeza para ver que dejo tras de mí. Nada.Unos enormes árboles ponen fin a los rayos del sol y me adentro en la penumbra fresca, rodeada de troncos tan grandes como rascacielos.Respirar está tranquilidad es agradable. No hay sirvientes persiguiéndote, ni guardias observándote, sólo yo y la naturaleza.En casa solo teníamos un patio gigantesco rodeando el palacio. Nada de jardines ni de flores porque según mi padre ¿Qué puede aportar la belleza? No tiene sentido gastar recursos simplemente para alegrar la
Les pido a las chicas que preparen el vestido azul. Es mi favorito. Sé que es una tontería, pero con él me siento segura y poderosa. Soy capaz de afrontar cualquier situación con él puesto.— Al príncipe Andrew le encanta el azul — fantasea Lucy, la más mayor de mis tres nuevas doncellas —Es tan guapo...En realidad, me da igual si adora el azul o lo odia. Me iba a poner ese vestido de todos modos.Terminan de colocarme unas horquillas en el pelo. Me pongo de pie y me coloco delante del espejo de cuerpo entero.El vestido tiene un cuello de barco, junto con unos minúsculos tirantes que caen sobre los hombros. Así está perfecto. Las chicas querían recogerme el pelo en un moño, pero me he negado. Lo llevo suelto a excepción de unos mechones recogidos estratégicamente para que caiga sobre un hombro.Camino con decisión. Mirando al frente. Me repito una y otra vez que no debo juguetear con los dedos para calmar los nervios que en realidad siento.
Dejo que las burbujas con olor a flores me reconforten. No voy a pensar en ese engreído.Cierro los ojos e intento dejar la mente en blanco, pero la sonrisa de Andrew se apodera de mi cabeza, justo la de después de que los guardias empezarán a acercarse. La media sonrisa que me dedica da miedo, no me gusta.Suelto todo el aire de los pulmones y me hundo en la bañera. Bajo el agua abro los ojos pero las pompas que danzan en la superficie no me dejan ver nada.Salgo de la bañera y me pongo el albornoz. Suave y esponjoso. Podría estar todo el día con él puesto en lugar de los incómodos vestidos.—Nosotras podríamos haberla bañado, Alteza.La más joven de las nuevas doncellas corre hacia mí con el secador en la mano.— Llámame Katherine.—No podría...Antes de que pueda coger el cepillo para
El murmullo se escucha bastante lejano, así que me armo de valor y poco a poco despego mi cuerpo del tronco.Voy en la dirección de donde proviene. Despacio, acercándome a cada árbol que me voy encontrando para esconderme.Esta es la primera vez que me ocurre algo interesante y por extraño que parezca, detrás de todo el miedo, estoy excitada. Me siento como una espía que está a punto de pillar infraganti a alguien que tampoco debería estar ahí.Identifico dos voces. Una de ellas es de una chica. Me asomo un poco, lo justo para ver de quién se trata. No puedo creer lo que veo. Andrew está tumbado sobre una tela improvisada con una chica que lleva el traje característico de las cocineras.—No te dejará elegir. Voy a perderte — llora sobre el hombro de él.—Shhh — la consuela — no voy a casarme con ella, ni el año que viene ni nunca, te lo prometo.Escucharlos hablar tan íntimamente y referirse a mí con ese desprecio me duele. La envidia que siento e
Llegamos hasta una pradera lejos de los muros de palacio. Dejamos que los caballos beban agua en un pequeño riachuelo. Se parece mucho a la pradera que vi cuando iba en el coche. Las amapolas están abiertas. Mires donde mires, ves su color rojo intenso por todas partes. Es precioso.Los guardias que nos acompañan se mantienen a una distancia prudencial. Es mejor poder salir con guardias a no poder salir. Mi padre es de los segundos.Me tumbo sobre la hierba y cierro los ojos disfrutando del sol.— Dime ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? — pregunto por hablar de algo.Entrecierro los ojos haciendo cálculos.— Cuatro años.Es una relación seria. Me parecen muy valientes los dos. Les da igual lo que digan las normas, se quieren y es lo único que importa.Me encantaría poder sentir algún día ese tipo de amor. El que hace que te dé igual todo. Te da alas. Sientes el cosquilleo en el estómago en cuanto lo ves... Por lo menos eso es lo que he leído sie
Han pasado varios días desde el incidente en la ladera. Andrew no ha venido a las citas que teníamos programadas ni a las cenas ni comidas.Empiezo a pensar que se ha echado atrás. Nuestro trato de ser amigos era lo mejor que me había pasado desde que llegamos, y ahora vuelvo a estar sola.He intentado varias veces salir a los jardines, pero no me lo han permitido. Tal vez he hecho algo que no le ha gustado al rey o puede que corramos peligro. Debería irme a casa, allí estoy segura y no hay tantos secretos.Hoy mis doncellas no han venido a prepararme. Ayer estaba tan enfadada y triste a la vez, que las amenacé con que si aparecían hoy por aquí podían buscarse otro trabajo. No esperaba que se lo tomaran al pie de la letra...Busco unos pantalones de tiro alto con unos grande botones plateados, si no voy a tener ninguna cita con Andrew ni a cenar con él o sus padres,
Hay tantos guardias apuntándonos con las pistolas que temo moverme. No me gusta ver tantos cañones de pistolas en mi dirección.La única protección que puedo tener, es intentar hacerme más pequeña encogiéndome sobre mí misma, pero el hombre que me agarra no me lo permite.Tampoco puedo dejar que lo maten. Si es cierto lo que sospecho. Habla desde el miedo y el hambre. Esta comentiendo un acto atroz aún sabiendo que puede costarle la vida. Eso sólo puede ser desesperación.— ¡Suelta el cuchillo! — Grita uno de los guardias — no vamos a permitir que escapes.Lo aprieta un poco más sobre mi cuello.— Si antes de que me matéis acabo con ella, habrá merecido la pena.Nada de lo que le he dicho ha logrado convencerlo ni un poco de que estoy de su parte. Si yo hubiera pasado toda mi vida rodeada de miseria y lo hubiera provocado la gente como yo, tampoco me creería. No puedo culparlo por ello.— Antes de que hagas cualquier movimiento ya habremos d