Les pido a las chicas que preparen el vestido azul. Es mi favorito. Sé que es una tontería, pero con él me siento segura y poderosa. Soy capaz de afrontar cualquier situación con él puesto.
— Al príncipe Andrew le encanta el azul — fantasea Lucy, la más mayor de mis tres nuevas doncellas —Es tan guapo...
En realidad, me da igual si adora el azul o lo odia. Me iba a poner ese vestido de todos modos.
Terminan de colocarme unas horquillas en el pelo. Me pongo de pie y me coloco delante del espejo de cuerpo entero.
El vestido tiene un cuello de barco, junto con unos minúsculos tirantes que caen sobre los hombros. Así está perfecto. Las chicas querían recogerme el pelo en un moño, pero me he negado. Lo llevo suelto a excepción de unos mechones recogidos estratégicamente para que caiga sobre un hombro.
Camino con decisión. Mirando al frente. Me repito una y otra vez que no debo juguetear con los dedos para calmar los nervios que en realidad siento.
Nunca he estado a solas con un hombre. Esta es la primera vez que voy a tener una cita, una cita que no deseo, pero una cita al fin y al cabo.
Muchas veces me he imaginado locamente enamorada de algún desconocido. Soy incapaz de ponerle un rostro en mis sueños, pero le quiero y tenerlo cerca me hace feliz. No se parece en nada a la sensación que tengo ahora mismo.
— Katherine — saluda Andrew sorprendiéndome al girar una esquina del pasillo.
— Andrew...— saludo disimulando el bote que acabo de dar.
Paso mi brazo entre el suyo. En silencio llegamos a las puertas que dan al jardín. Hay dos guardias custodiándolas que se apartan en cuantos nos ven acercarnos.
Miro de reojo al príncipe, que mira hacia el frente con el ceño ligeramente fruncido. Debe estar disfrutando lo mismo que yo.
– Katherine, ¿Qué opinas sobre el acuerdo al que han llegado nuestros padres?
Directo al grano ¿Es algún tipo de prueba o algo? ¿Debería ser sincera o mentir y decirle que estoy encantada?
— ¿Qué opinas tú? – contraataco.
Chasquea la lengua. Divertido.
– No puedo enamorarme de ti. Espero no hacerte daño porque no es mi intención, pero eso no va a ocurrir.
Desde que me enteré de la noticia solo le he dado vueltas a mis sentimientos. Andrew opina igual que yo, pero escuchar su rechazo no me gusta.
— ¿Por qué no se lo has dicho a tu padre?
— ¿Por lo mismo que tú no lo has hecho?
Mantenemos una conversación a la defensiva que desentona con mi brazo enroscado al suyo. Retrocedo un par de pasos.
–Yo no le he dicho nada porque este es mi deber, al igual que es el tuyo.
Ahora es él quien se cruza de brazos. No tenía ningún interés en esta cita, pero una cosa es eso y otra es que comencemos cayéndonos mal.
– Dentro de un año, cuando quieran que nos casemos me negaré. Mientras tanto quedaremos lo imprescindible para que no sospechen ¿Entendido?
¿Qué pensara mi padre si dentro de un año me rechaza? Tendré que volver humillada. Por otra parte es la oportunidad perfecta para no envejecer al lado de un capullo que no siente nada por mí.
– Te negarás... Y tu padre te dará una palmadita en la espalda y dejará que te cases con quién decidas ¿verdad?
Es increíble que sea tan iluso. No hay marcha atrás, no puede elegir. El cuento de hadas en el que te casas con el amor de tu vida no existe, pero él se niega a aceptarlo.
Tampoco es que quiera conocerme, tiene tan claro que no le intereso ni le voy a interesar que sospecho que ya haya conocido a esa persona que hace que su corazón lata por ella y solo por ella.
— Haré lo que haga falta.
Después de lanzarme una última mirada fulminándome, da media vuelta y se va.
Jamás en toda mi vida he tenido permitido revelarme. Mi padre es el rey y su palabra es ley, así que me he dedicado a acatar todo lo que pedía como la princesa responsable que soy, pero Andrew está a mi mismo nivel. Es igual que yo y no pienso permitir que me humille de esta manera.
Agarro los bajos del vestido y lo levanto lo justo para poder correr tras él. Casi en las puertas de palacio lo alcanzo. Le agarro del brazo y le obligó a girarse. Debajo del traje siento sus músculos bajo mis dedos. Es más fuerte de lo que pensaba.
— ¿Quien te has creído que eres?
He levantado la voz demasiado y los guardias se han girado para ver que ocurre. Hacen el amago de acercarse a nosotros.
Tengo que controlar mi temperamento o tendré problemas.
Le suelto el brazo al momentos y agachó ligeramente la cabeza, espero que lo entienda como una disculpa.
Andrew levanta la mano para frenar a los guardias y detienen el paso quedándose donde estaban. Suelto el aire algo más tranquila.
— Ten cuidado con los que haces. No querrás terminar como Ana Bolena ¿eh?
Me dedica una sonrisa. Puede que sea una broma, pero no me ha hecho ninguna gracia. Bolena fue ejecutada...
Quedó tan pasmada por esa amenaza disfrazada de broma que dejo que se vaya sin discutir. Que haga lo que quiera. Si se quiere enfrentar a su padre, por mí vale.
De camino a mi habitación me cruzo con una mujer que no conozco de nada y que nadie me ha presentado, pero que hace una reverencia al verme. Levanto una mano para que se dé por satisfecha y me encierro en mi cuarto dando un portazo nada más cruzar la puerta.
Al volverme, mis cinco doncellas están mirándome con la duda en la cara. Esta noche seré la comidilla en la cocina. No hay nada que les guste más que un buen chismorreo.
–Dejadme sola – ordeno volviendo a abrir la puerta.
Recogen unos retales a toda prisa y se van.
¿Por qué debería sentir miedo por Andrew? todavía no es nadie y como siga así, puede que su padre le dé el otro a su otro hijo, al fin a al cabo, que lo herede el mayor de los hermanos es más una tradición que otra cosa, ya se puede elegir.
No puedo volver a casa como la hija rechazada.
Me tumbo sobre la cama. Debería haber echado a mis doncellas después de ayudarme a quitarme el vestido.
Tengo tantos sentimientos encontrados que no lo entiendo. No quiero que me rechace, pero no quiero estar con él. Debo estar volviéndome loca.
Mañana iré a la cita que ha programado Maximilian y si por algún motivo Andrew no viene... Me chivaré al rey.
Dejo que las burbujas con olor a flores me reconforten. No voy a pensar en ese engreído.Cierro los ojos e intento dejar la mente en blanco, pero la sonrisa de Andrew se apodera de mi cabeza, justo la de después de que los guardias empezarán a acercarse. La media sonrisa que me dedica da miedo, no me gusta.Suelto todo el aire de los pulmones y me hundo en la bañera. Bajo el agua abro los ojos pero las pompas que danzan en la superficie no me dejan ver nada.Salgo de la bañera y me pongo el albornoz. Suave y esponjoso. Podría estar todo el día con él puesto en lugar de los incómodos vestidos.—Nosotras podríamos haberla bañado, Alteza.La más joven de las nuevas doncellas corre hacia mí con el secador en la mano.— Llámame Katherine.—No podría...Antes de que pueda coger el cepillo para
El murmullo se escucha bastante lejano, así que me armo de valor y poco a poco despego mi cuerpo del tronco.Voy en la dirección de donde proviene. Despacio, acercándome a cada árbol que me voy encontrando para esconderme.Esta es la primera vez que me ocurre algo interesante y por extraño que parezca, detrás de todo el miedo, estoy excitada. Me siento como una espía que está a punto de pillar infraganti a alguien que tampoco debería estar ahí.Identifico dos voces. Una de ellas es de una chica. Me asomo un poco, lo justo para ver de quién se trata. No puedo creer lo que veo. Andrew está tumbado sobre una tela improvisada con una chica que lleva el traje característico de las cocineras.—No te dejará elegir. Voy a perderte — llora sobre el hombro de él.—Shhh — la consuela — no voy a casarme con ella, ni el año que viene ni nunca, te lo prometo.Escucharlos hablar tan íntimamente y referirse a mí con ese desprecio me duele. La envidia que siento e
Llegamos hasta una pradera lejos de los muros de palacio. Dejamos que los caballos beban agua en un pequeño riachuelo. Se parece mucho a la pradera que vi cuando iba en el coche. Las amapolas están abiertas. Mires donde mires, ves su color rojo intenso por todas partes. Es precioso.Los guardias que nos acompañan se mantienen a una distancia prudencial. Es mejor poder salir con guardias a no poder salir. Mi padre es de los segundos.Me tumbo sobre la hierba y cierro los ojos disfrutando del sol.— Dime ¿Cuánto tiempo lleváis juntos? — pregunto por hablar de algo.Entrecierro los ojos haciendo cálculos.— Cuatro años.Es una relación seria. Me parecen muy valientes los dos. Les da igual lo que digan las normas, se quieren y es lo único que importa.Me encantaría poder sentir algún día ese tipo de amor. El que hace que te dé igual todo. Te da alas. Sientes el cosquilleo en el estómago en cuanto lo ves... Por lo menos eso es lo que he leído sie
Han pasado varios días desde el incidente en la ladera. Andrew no ha venido a las citas que teníamos programadas ni a las cenas ni comidas.Empiezo a pensar que se ha echado atrás. Nuestro trato de ser amigos era lo mejor que me había pasado desde que llegamos, y ahora vuelvo a estar sola.He intentado varias veces salir a los jardines, pero no me lo han permitido. Tal vez he hecho algo que no le ha gustado al rey o puede que corramos peligro. Debería irme a casa, allí estoy segura y no hay tantos secretos.Hoy mis doncellas no han venido a prepararme. Ayer estaba tan enfadada y triste a la vez, que las amenacé con que si aparecían hoy por aquí podían buscarse otro trabajo. No esperaba que se lo tomaran al pie de la letra...Busco unos pantalones de tiro alto con unos grande botones plateados, si no voy a tener ninguna cita con Andrew ni a cenar con él o sus padres,
Hay tantos guardias apuntándonos con las pistolas que temo moverme. No me gusta ver tantos cañones de pistolas en mi dirección.La única protección que puedo tener, es intentar hacerme más pequeña encogiéndome sobre mí misma, pero el hombre que me agarra no me lo permite.Tampoco puedo dejar que lo maten. Si es cierto lo que sospecho. Habla desde el miedo y el hambre. Esta comentiendo un acto atroz aún sabiendo que puede costarle la vida. Eso sólo puede ser desesperación.— ¡Suelta el cuchillo! — Grita uno de los guardias — no vamos a permitir que escapes.Lo aprieta un poco más sobre mi cuello.— Si antes de que me matéis acabo con ella, habrá merecido la pena.Nada de lo que le he dicho ha logrado convencerlo ni un poco de que estoy de su parte. Si yo hubiera pasado toda mi vida rodeada de miseria y lo hubiera provocado la gente como yo, tampoco me creería. No puedo culparlo por ello.— Antes de que hagas cualquier movimiento ya habremos d
Esta sentado en el sucio suelo con la espalda pegada a la pared. Tiene la vista fija en el techo, hasta que poco a poco la posa sobre mí.— ¿A qué has venido? — pregunta transformando la cara en una mueca.Ni yo lo sé. Supongo que he bajado sin permiso para que me de alguna explicación, para intentar comprenderle o simplemente, para verle el rostro antes de que lo ejecuten.— ¿Tienes familia? — pregunto deseando que diga que no.— Tres hijos y una esposa que no puede trabajar.— Por qué entraste anoche?— Porque tu dinero no puede caer en manos del rey.Miro hacia el fondo del pasillo. Mi mentira tiene que durar lo suficiente como para comprender lo que está ocurriendo.— ¿Por qué?— Porque solo lo quiere para controlar más a la gente con sus guardias y sus armas. Nos morimos de hambre, por si no lo sabes — suelta una risa cansada — tu dinero traerá muerte.— ¿Por qué? — susurro.Sus palabras me han afectado. Mi diner
Conforme se acerca la hora me doy cuenta de que todo es una locura. Me la voy a jugar, me voy a poner en peligro solo para salvar a un desconocido que intento matarme... Muy lógico.Camino por la habitación. No puedo sentarme y simplemente esperar. Coloco una mano sobre mi pecho para sentir el corazón que me va a mil.Unos golpes en la puerta detienen mis pasos. Una de las doncellas nueva corre a abrir, estoy tan nerviosa que no recuerdo ni su nombre.Andrew asoma la cabeza. Lleva un traje azul marino y una corbata. Esta noche el rey ha decidido que para celebrar que el altercado no fue a mayores y que no ocurrió nada que tuviéramos que lamentar, vamos a cenar por todo lo alto, así que yo también llevo mis mejores galas. Un vestido palabra de honor blanco con unos toques difuminados lilas. Llevo el pelo suelto a escepción de unas pocas horquillas que entrelazan dos trenzas.— ¿Cóm
Toda la guardia viene a nuestro encuentro antes de que podamos poner un pie dentro.- La voy a llevar a la enfermería - informa a los que se han acercado - dice que han huido hacia el oeste.Sin preguntar ni cuestionar nada. Salen corriendo hacia el interior del bosque.Conforme avanzamos por los pasillos todos esta desierto, no hay nadie en sus puestos. Los guardias, mayordomos, doncellas o cocineras, ni un alma se ve.- ¡SOLTADME! - la voz de Andrew traspasa una puerta.El guardia que me lleva en brazos no aminora el paso. Continúa impasible hacia la enfermería.Tras nosotros una puerta se abre de golpe clavándose el pomo contra la pared.- ¡MALDITOS INUTILES! - Grita Andrew enfadado corriendo hacia nosotros - ¿Qué ha pasado?Me gira con cuidado la cabeza para ver la herida. Sin decir ni una palabra, obliga al hombre que me lleva a soltarme para cargarme él. Cierro los ojos cruzando los dedos para que no se note el rubor que se ha ap