La frustración se había instalado en mi cabeza como un inquilino molesto y muy bullicioso que no paga la renta. Mientras me sentaba en mi escritorio, no podía dejar de sentir que Leo estaba jugando con mi mente. Como si supiera exactamente cómo mantenerme en el borde de un precipicio emocional, siempre esperando un paso más que nunca llegaba.Lo esperé, por mucho tiempo pensando que volveria a llamarme para decirmelo pero nunca llegó.Mi día transcurrió en una especie de piloto automático, la misma aburrida rutina de siempre. Mis manos escribían correos, mis pies me llevaban a reuniones, pero mi mente estaba en otra parte: específicamente, en una terraza mental donde Leo murmuraba cosas enigmáticas mientras me miraba con esos ojos hipnotizantes.A las cuatro de la tarde, justo cuando ya había aceptado rendirme al misterio que era Leo, su puerta se abrió. Él salió con el teléfono en la mano, luciendo más tenso de lo habitual. Su mirada se cruzó con la mía, y una descarga eléctrica reco
Volvimos a la oficina en silencio. Pero no era un silencio cómodo, ni mucho menos. Era un silencio denso, tosco, como una tormenta que se acumula en el horizonte, esperando el momento justo para estallar sobre nosotros.Al llegar a mi oficina, cerré la puerta tras de mí y me dejé caer sobre la silla, exhalando como si hubiera estado conteniendo el aliento todo el camino “Y creo que si lo hice”. Mi mente era un caos absoluto. ¿Qué significaba todo esto? ¿Cómo se supone que debía actuar ahora?Llegué a casa y mi amiga se encontraba sentada en el mueble pequeño con los pies sobre mi mesa de adorno de la sala.—¡Uy! Pero que cara traes.—Victoria… no estoy de humor. —suspira y arrastro mis pies hasta poder recostarme en el sofá grande—Mmm… por la cara que traes, apuesto que te pasó algo.—Diras lo que no pasó.—Vamos, cuantale a mamá los detalles.Mi amiga es toda oidos cuando se trata de enredos como los mios.—No… me… jodas. —se tapa la boca con las manos. —suelta una risotada —Se te d
No hay nada más incómodo que fingir que no estás hecha un desastre emocional después de que tu jefe te haya besado. Bueno, quizá sí: fingirlo mientras tratas con Clara, la reina del drama y los comentarios pasivo-agresivos esta merodeante como una vil serpiente esperando justo el momento para atacar por la espalda. Y yo que ya me habia acomodado a su bendita ausencia. Esa mujer podría convertir un día soleado en un tornado solo con una mirada, una arpia de doble cara que no me deja en paz. Y aquí estoy, en mi escritorio, intentando aparentar normalidad mientras mi mente está atrapada en un bucle infinito de preguntas sin respuesta.La sensacion no me abandona, es tan vivida como si ahora mismo, estuviera sucediendo ese beso tan delicioso que no dejo de disfrutar en mis recuerdos y que me hacen sonreir como una tonta cada vez que lo recuerdo.¿Leo me besó porque realmente siente algo por mí? ¿Fue un impulso del que se arrepiente profundamente? ¿Por qué no ha mencionado nada? ¿Y, sobre
Su respuesta claro que me afecto porque pudo decir otra cosa y no responder un tajante y cruel “no”.El aire entre Leo y yo aún está tenso despues de eso, ahora me siento incomdoda y quiero irme. cuando él finalmente aparta a Clara, quien sigue fingiendo que su interrupción fue un “accidente”. ¿Un accidente? Claro, y yo soy astronauta.Leo se pasa una mano por el cabello, como si tratara de recuperar la paciencia que Clara constantemente le roba cuando esta ocupado, y luego me mira con esos ojos que, aunque intentan ser neutrales, siempre parecen guardar un torrente de emociones.“O eso es lo quiero creer”—Sasha, acompáñame un momento —dice con tono serio, ignorando completamente a Clara, quien pone una expresión ofendida como si acabaran de negarle un premio.Lo sigo hasta el otro lado del estacionamiento, mi corazón latiendo más rápido de lo que debería. Mientras camino detrás de él, no puedo evitar preguntarme si esta será la conversación que he estado esperando. ¿Va a aclarar lo
Dormir por la noche se ha convertido en todo un martirio para mi. Hoy, me desperté con una resaca emocional. Mi cerebro no dejaba de repasar cada detalle de lo que pasó anoche, las miradas calculadoras de Giselle, el veneno de Clara y, sobre todo, el beso de Leo. Ese beso... bueno, fue mas un roce que un beso, pero para mi si lo fue.Sacudí la cabeza, al comenzar a hacerme toda una historia de amor estupidas en mi cabeza. Trabajo es trabajo, Sasha. No más distracciones. Me repetí esta mentira mientras me preparaba, pero la verdad era que Leo ya no era solo "trabajo". Era un enigma, uno que no podía ignorar tan facilmente.Llegué y como todos los dias comencé con mucho trabajo. Justo cuando pensaba que la jornada sería rutinaria, un mensaje inesperado iluminó mi teléfono.Leo: «Pasa a mi oficina a las 9. Tenemos algo que discutir.»Mi corazón dio un vuelco. No era inusual que me llamara para una reunión, pero después de lo que pasó anoche, esas palabras tenían un peso diferente. Me tom
Mi mente no deja de dar vueltas, me siento perdida, solo estoy sentada viendo la pantalla del monitor en mi escritorio sin saber que hacer porque no puedo pensar en otra cosa, traté de enfocarme en cualquier cosa que no fuera Leo, pero… ¡demonios! ¡es imposible!, su beso robandome hasta el alma o la extraña dinámica con su padre que me llenó de adrenalina dejandome desconcertada incluso a mi misma. Pero mi cerebro, traicionero como siempre, decidió que era el momento perfecto para reproducir el evento en un bucle interminable en cada segundo que pasa.Su intensidad, la forma en que había acaparado todo mi mundo por esos segundos que para mi fueron eternos porque me llevaron al mismisimo paraiso. Luego, la mirada de Leo al despedirme, como si quisiera no hacerlo, como si deseara lo mismo que yo, estar juntos y continuar el beso para seguir al siguiente nivel. Ash, pero todo es arruinadopor la mortal, una expresión del padre de Leo, tan fría y calculadora como una hoja de excel.¿Por qu
Sabes que es esa sensación de que todo en tu vida podría mejorar con un pequeño golpe de suerte? Bueno, yo la tengo todo el tiempo. ¿Por qué lo digo? Es muy simple la respuesta, soy la prueba viviente de que los horóscopos mienten. En mi mente solo se repite esto: ¿"Hoy será un día lleno de oportunidades"?. Mi vida es una combinación de correos electrónicos mal redactados, cafés fríos y un jefe al que le sonrío demasiado, “sin que me de cuenta que lo hago” . Aunque probablemente no sepa ni cómo me llamo.Trabajo como asistente administrativa en una empresa de marketing W&B, Perteneciente a la gran familia Black. Suena glamuroso, ¿verdad? Pues no lo es. Mi día a día consiste en recoger papeles que nadie sabe usar, “O que otros tienen flojera de recoger” preparar reportes para reuniones que podrían haber sido un correo y, por supuesto, atender cada capricho de mi jefe, Leo.Ah,... Leo. Si fuera una canción, sería un éxito de los ochenta que no puedo sacar de mi cabeza. Él es la definici
Esa voz. La reconoceria a kilometros de distancia. Esa mezcla perfecta de autoridad, encanto y ligera impaciencia que podía hacer que un simple "buenos días" sonara como una orden directa de los dioses.—¿Sasha vive aquí?¿Leo? ¿En la puerta de mi casa? Mi cerebro se detuvo como si alguien hubiera apagado el interruptor. Todo lo que podía procesar era que la persona al otro lado de mi puerta era, efectivamente, Leo, mi jefe.Instintivamente, dejé caer el tenedor en el plato, y el resto de la pasta que estaba comiendo decidió lanzarse directamente a mi blusa cuando me puse de pie. Porque, claro, en momentos como estos, la gravedad tiene que hacer su trabajo con entusiasmo y justo cuando Leo, el bendito Leo esta aqui.“¿!Pero hace aquí!?”Mi primer impulso fue esconderme debajo de la mesa. ¿Qué hacía Leo aquí? ¿Había venido a despedirme en persona? ¿Era eso siquiera legal? Porque, si no, estaba dispuesta a llamar a recursos humanos en ese preciso instante.La voz de mi casera, doña Luis